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Abril de 2.003

29/04/2003: El asesino de la Baraja

Aunque los medios de comunicación española se suelen referir con este simpático sobrenombre a un psicopatilla de la meseta más exótico que inquietante, creemos más acertado emplear el logrado apelativo para identificar a George W. Bush. ¿Acaso el Presidente del Militarismo Con Compasión no ha distruibuido una baraja con 52 cartas correspondiendo cada una de ellas a un iraquí en condición de buscado y al que se desea atrapar "vivo o muerto"?

La Administración estadounidense, de entre sus múltiples vigorosamente originales interpretaciones de la legalidad internacional y del sistema de derechos humanos implantados, al parecer, por la Vieja Europa, se ha sacado de la manga también este peculiar sistema de "contención de la venganza privada" consistente, sencillamente, en hacerla pública. A los espectáculos de Guantánamo y similares se añaden operaciones como la de la baraja, hábilmente disfrazadas de bufonadas, que esconden una cruda realidad. Porque:

- ¿Alguien sabe cuál es el motivo de que el Ministro de la Vivienda iraquí, el responsable de empleo del Gobierno de Sadam o su Ministro de Exteriores, por ejemplo, hayan de ser capturados o ajusticiados? ¿Mataron a mucha gente? ¿Participaron en la represión? ¿La ordenaron? Básicamente, no estaría de más saber qué cargos hay contra muchos de los integrantes de la baraja que justifiquen su detención y ausencia de derechos elementales tales como la asistencia de un abogado. Aunque, claro, podrían respondernos, "un abogado para defender a esta gente ¿contra qué cargos?".

- Más allá de que estos cargos existan, de que se enuncien y de que se comience a actuar de una forma mínimamente acorde con las reglas más básicas de un Estado no totalitario, urge que se revoque la orden que posibilita asesinar a cualquiera de estas personas. ¿O acaso ése es el modelo de orden que pretenden los países occidentales establecer en Irak, dar carta blanca a cualquiera para liquidar a los "malvados" designados por Estados Unidos?

La baraja de marras (una auténtica) está llamada a convertirse en un tesoro histórico, una de tantas muestras de las aberraciones que eran capaces de hacer los humanos en el tránsito al siglo XXI. Igual que, por ejemplo, se conservan hoy como documentos que atestiguan la infamia muchas de las circulares enviadas desde Berlín a Auswitch o Buchenwald. Háganse, si pueden, con una.

ABP (València)

24/04/2003: Historia de operaciones humanitarias pasadas

La Guerra que nunca fue (porque para unos era una mera operación humanitaria quirúrgica en la que había aislados incidentes desagradables por culpa exclusiva del tirano y de los desagradecidos liberados, mientras que, por su parte, una mayoría de violentos prefería reservar el término guerra para situaciones en las que hubiera, al menos, un ejército al que los americanos tuvieran que eliminar -y no se entiende como tal al británico-) ha acabado en lo que a sus operaciones más públicas se refiere. Ahora sólo queda la parte menos lucida y, por ello, la que no vamos a ver y acabará pasando todo lo inadvertida que sea posible: la lenta reconstrucción de un tejido social libre en Irak, la lucha de su población por la aspiración a librarse de la benevolente y altruista tutela occidental, la vergonzosa exhibición de las más carroñeras firmas del capitalismo global por hacerse con parte de los despojos... A los halcones del Pentágono, que se han quedado a gobernar el país con los colaboracionistas de turno, se unen con entusiasmo los buitres de turno.

Vamos a ver poco y a pensar menos todavía sobre todo lo que a partir de ahora ocurra en Irak. Y es una pena, porque aprenderíamos mucho. En primer lugar, Historia. Pasar algunas horas viendo cómo los medios de comunicación de los vencedores, de los más entusiastas y serviles (TVE, Fox News...) a los más independientes (CNN, BBC...), glosan las actuaciones de la nueva Administración (o lo que sea) iraquí, supone trasladarse directamente a pleno siglo XIX.

Al parecer, los estadounidenses se han traído a los ingleses y a los españoles a su excursión liberatoria-humanitaria con la única intención de aprovechar la vasta experencia de éstos en la Administración colonial. En una estructura controlada por ex-generales dedicados a hacer dinero en la industria armamentística y supervisada benévolamente por el Pentágono (para dejar claro que, en contra de las apariencias, sí que hay algunos toques de moda siglo XX en la pasarela Bagdad), los cimientos del nuevo Irak se construyen de una forma que recuerda enormemente a la India o a la Cuba del siglo XIX. Desplazamos allí funcionarios, "expertos en planificación y desarrollo de estructuras organizativas", nombramos para los puestos clave a hombres blancos directamente extraídos de los burócratas de apoyo gubernamental de los países dominantes y, para el segundo nivel, buscamos a nativos o asimilados formados por nosotros y deudores de nuestras estructuras de poder. La chusma del lugar es empleada de mano de obra barata y, cuando demuestran tener capacidad para controlar a tribus, organizaciones o comunidades religiosas, tentada a convertirse en lacayo de primer nivel con bisutería y prebendas mezcladas con unas evidentes coacciones y un empleo larvado de la violencia.

El espectáculo es, asimismo, éticamente muy de agradecer. Gracias al comportamiento de los Estados Unidos y de su más entusiasta seguidor, España, todos los ciudadanos del mundo pueden asistir en directo a los estragos civilizatorios que provoca el empleo de la violencia y el terror como único instrumento político. Esta lección, tantas veces olvidada, sólo ha sido aprendida por muchas generaciones por el crudo procedimiento de asistir en directo a las bárbaras actuaciones de quienes, en cada momento, se han entendido desasidos de cualquier imperativo ético para con sus congéneres y se han sentido liberados absolutamente respecto de los medios a emplear para la consecución de sus fines. El nazismo, penúltima de estas aberraciones, queda ya muy lejos para casi todos. La aplicación por la "Coalición" de cada vez más procedimientos desarrollados o perfeccionados por el nacionalsocialismo alemán (prácticas de los eufemísticamente denominados "interrogatorios basados en la presión sensorial", institucionalización de sistemas de selección de las elites basados en la raza, voluntad de eliminación de personas con el único fin de "acabar con ellas", reedición de los campos de concentración, expolio de las riquezas naturales de las zonas controladas y especial querencia por hacerse con el patrimonio histórico-artístico del país invadido...), por mucho que a pequeña escala (probablemente debido a la falta de una capacidad de control y organización equiparable a la de los eficaces alemanes), hace recordar, por ejemplo, a la Francia ocupada.

Este híbrido de Francia ocupada (o, si lo prefieren, de Francia de Vichy) y de cualquier colonia decimonónica es lo que tenemos en Irak. O, al menos, muchos de los rasgos del modelo de reconstrucción elegido recuerdan mucho a esos precedentes históricos. Es absolutamente coherente que la Organización de las Naciones Unidas no pueda aportar nada en tal situación: es una estructura anacrónica a lo que estamos viviendo, por demasiado moderna.

ABP (València)

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