ACTUALIDAD
INTERNACIONAL
Marzo
de 2.003
20/03/2003:
La Guerra de los Filibusteros: Chapapote 4 everybody
La
Guerra ha comenzado. Una guerra extraña, la verdad. Según
nuestro Presidente es una "acción humanitaria conjunta".
Pues bien, la "acción internacional conjunta" ha
comenzado.
Debido
a que se trata de una "acción humanitaria conjunta"
y no de una ofensiva militar, es claro que no se precisa para participar
en ella, al parecer, aceptación parlamentaria. España,
claro, no está en guerra contra nadie. Simplemente ayuda
a garantizar que la catástrofe humanitaria no se agrave.
Básicamente, entramos en eso de "conjunta". Junto
a otros 45 países, algunos de ellos muy misteriorsos que
no quieren aparecer públicamente nombrados, no sea que su
altruismo sea mal entendido y alguien crea que sólo buscan
con él gloria y reconocimiento vanos. Porque de la "acción
humanitaria" en sí misma considerada se encargan, con
la quirúrgica precisión habitual, las tropas de los
EE.UU. Dirigidas por su Presidente, que eligió la noche de
San José para presentar una peculiar ofrenda a su padre:
la cabeza del "hombre que trató de matar a su papa".
En
vista de la situación, Ánsar I de las Azores y V de
la legalidad internacional, ha tomado las riendas de la situación
y ha sacado a España del rincón de la historia. Para
situarla, con todo merecimiento, en el rincón del cuadrilátero.
Justo al lado de la escupidera donde el púgil de turno lanza
la saliva sobrante. Ánsar, sagaz donde los haya, ha tenido
claro que la misión humanitaria "conjunta" requería
de España:
- Un
barco petrolero de la Armada, aprovechando la experiencia de su
Gobierno para gestionar y dirigir este tipo de buques, con la intención
de conjurar el riesgo de que la superpotencia irakí, ávida
de más petróleo del que acapara ilegítimamente
dominando un subsuelo que corresponde a quienes se lo trabajan,
pueda dejar a las tropas yanquis ayunas de tan preciado elemento.
Contribuyendo al reequilibrio de las fuerzas en liza, Ánsar
apoya la paz, los derechos humanos y contribuye a evitar el terrible
drama humanitario que supondría que algún F-18 tuviera
que quedarse en tierra.
- Un
barco-hospital, que tendrá como misión sanar a las
decenas de cientos de heridos que el malvado Sadam Hussein va a
provocar, a buen seguro, entre las pacíficas y desarmadas
tropas estadounidenses y británicas apostadas con la única
intención de tomar las aguas, un poco de sol y disfrutar
de las espectaculares y gratas tormentitas de arena de la zona del
Golfo Pérsico. En vista del previsible drama humanitario
que se avecina, dado el potencial bélico de Irak, ¿qué
mejor medida para contribuir a la mejora de la humanidad que enviar
un hospital para curar a esos pobres estadounidenses?
- Por
último, y completando la faena "humanitaria", Ánsar
ha dispuesto que media docena de cazas españoles sean desplegados
en el dispositivo conjunto de ayuda a Turquía. Como bien
es sabido, los turcos se sienten amenazados, y no es para menos,
por la mala catadura y poderosa musculatura bélica de Hussein,
por lo que primero solicitaron ayuda. A continuación pasaron
a pedir 30.000 millones de dólares por aceptar ser ayudados,
en una demostración clara de la naturaleza de sus temores.
Luego, para rematar la faena, han sido amenazados expresamente por
Colin Powell y George Bush junior, quienes han declarado
que actuarán militarmente contra los turcos si osan cruzar
la frontera del Kurdistán irakí "violando la
legalidad internacional". A fin de cuentas, la decisión
de quién y cómo está autorizado por la "legalidad
internacional" de los Tres Filibsuteros de las Azores sólo
está reservada a ignotos arcanos ansaristas. ¿Hemos
acaso enviado a nuestros F-18 a luchar contra una posible agresión
yanqui (pues sólo este país ha amenazado hasta la
fecha al pacífico pueblo turco)?
Esta
peculiar misión humanitaria conjunta, que no es sino un episodio
más de la escalada de lamentable servilismo
y entreguismo del Presidente del
Gobierno español (y, con él, de todo el país)
a los intereses geoestratégicos de los Estados Unidos, suscita
la legítima indignación de todas las gentes de bien.
Porque
no es sólo que Ánsar adopte una concreta postura que
la mayoría de la población no comparte (los españoles,
en un ejercicio admirable de madurez y responsabilidad, y a pesar
de los burdos intentos de intoxicación y desinformación,
no consideran justificada una acción militar en las circunstancias
actuales). Es que, además, la ha ocultado sistemáticamente,
se ha negado a explicarla, y cuando no ha tenido más remedio,
ha mentido sistemática y reiteradamente sobre el particular.
Es bochornoso y lamentable constatar cómo ciertos políticos
consideran que estamos todavía en sociedades parafeudales
donde ellos deciden si van o no a la guerra por consideraciones
familiares o de tipo similar, conduciendo a sus naciones como si
formaran parte de un patrimonio heredado.
Ahora
bien, para agravar el asunto, y rematar la faena, ya no estamos
únicamente ante una posición del Gobierno español
que, acertada o no, pueda ser compartida o discutida. No. A partir
de un determinado punto, y tras la negativa del Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas (por medio de tres amenazas de veto, de una parte,
y a través del rechazo de la mayoría de sus miembros,
por otra), a avalar esa vía, la postura del Gobierno español
no es sino una mera visión de cómo han de resolverse
ciertos problemas que sólo como opinión puede tener
algún valor. Bien escaso, la verdad, porque no la comparte
ni su ciudadanía ni la ONU ni nadie. Pero al menos puede
aspirar a ir cambiando poco a poco las cosas. Pero nada más.
Y nada
más significa que no habilita para adoptar unilateralmente
medida alguna. Al hacerlo, no sólo se añade a la indigna
y miserable actitud del Gobierno y su Presidente un elemento adicional
de vileza. Es que, además, se sitúa fuera de la legalidad
internacional. El Presidente de España es un criminal de
guerra, como bien sabe él mismo. Y toda la ciudadanía.
Y sus asesores. Y los informes de los especialistas en Derecho internacional
de todas las Universidades, de Naciones Unidas o de la ONU. Unánime
clamor, consecuencia lógica de la evidencia y escándalo
de la maniobra.
Por
ello, y dado que ha embarcado a España en su aventura, dado
que ha convertido a nuestro país en un "Estado canalla",
la acción del Gobierno aúna a todos sus deméritos
el gravísimo factor de que desprestigia de forma muy importante
a España como país. Desde que en 1990 Irak invadió
otra nación, alejándose de lo que la Carta de Naciones
Unidas estableció como un criterio básico rector del
orden pacífico mundial (que no se pueden invadir y anexionar
países) nadie había osado hacer lo que EE.UU., el
Reino Unido y España están haciendo ahora. Exactamente
las mismas consecuencias que para Irak deparó su agresión
del 90 debieran deducirse para los agresores de 2003 en un sistema
jurídicamente maduro.
No
hay ninguna duda de que la legalidad internacional, mal que les
pese a quienes sólo la entienden cuando les ampara, existe.
Los propios y desesperados esfuerzos de la diplomacia norteamericana
a lo largo de estos meses, persiguiendo denodadamente la cobertura
del Derecho internacional, así lo prueban. Una aprobación
por parte del Consejo de Naciones Unidas no habría convertido
la "acción humanitaria conjunta" en razonable,
justificada ni acertada. Porque no lo es. Pero, cuando menos,la
habría dejado jurídicamente legitimada. Actuando sin
esta cobertura, inexistente a pesar de las patéticas justificaciones
al respecto del Trío de Corsarios de las Azores, Ánsar
y sus compañeros de aventuras se convierten en forajidos
fuera de la ley.
El
Derecho internacional existe. Lo cual no significa que siempre sea
respetado. Como cualquier Derecho, hay sinvergüenzas que buscan
saltárselo en beneficio propio. El problema del Derecho internacional
es que, hasta la fecha, no se ha podido establecer un sistema de
represión de las conductas de quienes lo burlan cuando éstos
son los que ganan, los victoriosos, los fuertes, los poderosos.
Da igual. Lo mismo ocurría con nuestros ordenamientos jurídicos
nacionales hace décadas. Pero, poco a poco, las esferas de
impunidad de los canallas, por importantes que sean, se reducen.
Que
vaya con cuidadito Ánsar. Es posible que gane su "acción
humanitaria conjunta". Aun a costa de la honra de España,
del prestigio internacional del país, de la humillación
de sus ciudadanos. Factores todos ellos que le son indiferentes.
Pero puede encontrarse dentro de 20 ó 30 años recluído
en una mansión de Londres, o en una cárcel de La Haya.
Porque, a veces, las cosas cambian.
ABP
(València)
|