ACTUALIDAD INTERNACIONAL SEPTIEMBRE DE 2001 |
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28/09/2001: ¿Más atentados terroristas? A pesar de la encomiable prudencia francesa en torno a la explosión de Toulouse, la prensa del lugar (y no precisamente la sensacionalista, sino el vespertino Le Monde) ya apunta claramente hacia un acte de malveillance (en cristiano, acto terrorista) como única hipótesis que podría explicar la tragedia (recordemos la veintena de muertos, el millar largo de heridos y los graves daños materiales). Hablando claro, los químicos son incapaces de encontrar una explicación que permita al nitrato de amonio explosionar, pues para eso se requiere un importante aporte de energía exógena. Y es que desde un punto de vista químico el nitrato de amonio no es precisamente un producto inestable, por mucho que pueda explotar en ciertas condiciones (alcanzar los 200-250 ºC de temperatura). La clave del asunto es, ¿cómo es posible que en este caso se llegara a estas condiciones, sabido como es que en este mundo no se producen normalmente tales olas de calor? En fin, esperemos a que la investigación avance, pero sin descartar el acte de malveillance. 14/09/2001: Tras la barbarie terrorista La vida va recuperando poco a poco la normalidad en todos los rincones del mundo, tras unas horas (las inmediatamente posteriores al atentado contra el World Trade Center de Nueva York y el Pentágono) en las que el aliento de casi todos los ciudadanos del planeta quedó entrecortado. Incluso la ciudad de Nueva York, dedicada a las tareas de desescombro, búsqueda e identificación de cadáveres, comienza a recuperar el pulso. Esta es una confirmación adicional de un par de datos esenciales pero que, en el fragor del espectáculo mediático, no suelen resaltarse:
Y, sin embargo, los crímenes del pasado día 11 plantean una situación nueva en más de un aspecto. Ciertamente hay cosas que no serán ya nunca como antes y otras muchas deben cambiar. Mientras se van clarificando poco a poco algunos datos, es momento de comenzar, pausadamente, la reflexión. Básicamente hay tres aspectos en torno a los que iniciar el debate: 1) El conocimiento
de los hechos y su tratamiento informativo. Es realmente sorprendente que
horas y horas de información en directo, con imágenes de todo
tipo y un seguimiento al minuto de lo que está pasando (tal y como
se viene produciendo en los últimos días) no nos haya permitido
a la hora de la verdad hasta la fecha conocer el exacto desarrollo de los
hechos. Más allá de la razonable ausencia de morbo y sensacionalismo
(en LPD no sentimos la necesidad de ver cadáveres y nos parece que
no aportan nada en términos noticiables), es preocupante la falta de
interés de los medios de comunicación por conocer algunos datos
realmente trascendentes de la historia acaecida el pasado martes: - ¿En
qué exacto momento se tiene conciencia de que más de un avión
puede haber sido secuestrado y se trata, en consecuencia, de "sellar"
el espacio aéreo estadounidense, con la posibilidad de abatir cualquier
aparato que muestre una actitud extraña? - Conectada con
esta cuestión está la respuesta que debe darse a la generalizada
impresión de que se tardó en reaccionar. ¿Por qué?
Que a los 18 minutos del primer impacto otro avión se estrelle contra
el World Trade Center entra dentro de lo razonable (es imposible reaccionar
instantáneamente). Sin embargo el ataque al Pentágono, que ocurre
casi 50 minutos tras la primera agresión, se produjo tras haber pasado
el tiempo suficiente como para que la Fuerza Aérea Estadounidense reaccionara.
¿Cuál es la razón de que no fuera así? - Por último, a este respecto, es inquietante la falta de una explicación razonable sobre la suerte que corrió el cuarto avión ¿Cayó o fue derribado? Ante la evidencia de que a esas alturas los cazas de EE.UU. iban a la búsqueda de aviones sospechosos empieza a urgir un explícito desmentido de las autoridades caso de que el avión no fuera derribado. Y, además, esta explicación debe completarse con una exposición razonada de los hechos alternativos. ¿Motín de los pasajeros a bordo conocedores de las intenciones de los secuestradores? Si es así, ¿cómo llegaron a enterarse? Debe tenerse en cuenta que nadie puede reprochar a EE.UU. su actuación caso de que la caída de este aparato hubiera sido provocada por sus FF.AA. 2) En segundo
término conviene debatir con cierta seriedad sobre la búsqueda
de responsables y las posibles represalias. Hasta el momento la impresión
que transmite casi todo el mundo es que EE.UU., de un momento a otro, se va
a liar la manta a la cabeza y va a comenzar a bombardear a lo loco como represalia,
sin importar mucho a quién le caen las bombas siempre y cuando pertenezcan
al mundo del integrismo islámico (con mayor o menor proximidad). Experiencias
recientes en las que la Administración Clinton bombardeó una
fábrica de aspirinas tras atentados contra sus embajadas apuntan en
esta dirección, jaleada por otra parte por casi todos los medios de
comunicación (que parecen ansiosos de ver sangre, unos porque "son
así" y otros porque el cuerpo no les aguanta muy bien la mesura
de Bush). Afortunadamente parece que por el momento las cosas no van por ese
camino. Y obviamente todos tenemos claro que las cosas no deberían
hacerse así. Pero, de nuevo, conviene aclarar algunas cosas. - En primer lugar
una respuesta es no ya legítima sino necesaria. Las sociedades deben
defenderse y, lamentablemente, en muchas ocasiones no queda más remedio
que la punición. Está más o menos claro que el sistema
es, en este sentido, un poco brutal y poco desarrollado. Pero, lamentablemente,
no conocemos otro. Del mismo modo que las sociedades internamente sólo
saben reaccionar con violencia a ciertas agresiones internas (recluyendo a
la gente en prisión durante años, por ejemplo) las consecuencias
de no reaccionar empleando la fuerza a ciertas agresiones externas serían
nefastas. - El carácter
terrorista de la acción hace que, en principio, la reacción
deba ser "interna" y ser gestionada por los Estados Unidos. Su Administración
de Justicia debe identificar, encontrar, detener, juzgar y condenar a los
culpables. La primera de estas actividades es relativamente sencilla, en apariencia,
pues la propia magnitud del atentado hace que sea virtualmente imposible que
sus autores, instigadores e ideadores permanezcan en el anonimato por mucho
tiempo. Las otras fases pueden ser más complicadas y es muy posible
que requieran de la colaboración de otras naciones para poder ser llevadas
a buen puerto. - Caso de que
alguna nación no colaborara con estas actividades o las obstaculizara
de forma grave estaríamos, sin embargo, ante una situación totalmente
distinta. Ampara, cobijar o ayudar a escapar de la justicia a quienes sean
responsables de la matanza del 11 de septiembre equivale, en cierto sentido
a compartir la responsabilidad por una actuación que, a partir de ese
momento, tendría muchas de las características de una acción
de guerra de ese país contra Estados Unidos (y no digamos ya si se
confirmara la implicación de algún estado en el atentado). A
partir de este momento el campo de juego cambiaría notablemente, y
ya no estaríamos ante la búsqueda, detención y condena
de unos criminales sino ante la necesidad de una respuesta militar contra
el Estado responsable. - Ante una agresión
de naturaleza bélica la legítima defensa está amparada
por la Carta de Naciones Unidas. Debe aclararse que sólo la legítima
defensa. Lo cual significa que la reacción debe ser adecuada, proporcionada
y orientada, sobre todo, a evitar que en el futuro puedan producirse actos
de esta naturaleza. Evidentemente cuándo una determinada reacción
sobrepasara estos límites es una cuestión valorativa. - De momento
Estados Unidos está comportándose con exquisita mesura. No se
ha precipitado y ha dispuesto un sistema de colaboración con sus socios
en el seno de la OTAN, a los que tiene informados y con los que parece dispuesto
a coordinar una hipotética respuesta militar. - Los países
europeos se han puesto, acertadamente, a disposición de los Estados
Unidos "para lo que mande". Se trata de una actitud obligada, ante
la magnitud de la tragedia y la evidencia histórica de que los Estados
Unidos, cuando se los ha necesitado, siempre han estado allí. Aunque
no supone, ni mucho menos, un cheque en blanco, sino que se asume (como sobreentendido
que no es preciso explicitar) que una nación democrática, civilizada
y libre como EE.UU. reaccionará de acuerdo con las ideas expuestas
más arriba y no cegado por la rabia. En este sentido hay que señalar
que el ya famoso Artículo V de la Carta de la Alianza Atlántica
no permite la colaboración militar de los aliados europeos sino que
OBLIGA a ella caso de darse la situación prevista. Evidentemente no
estamos concretamente en esa situación (ataque militar) pero la buena
voluntad de los socios queda demostrada cuando voluntariamente aceptan considerar
esta situación homologable a la prevista caso de que se demuestre la
implicación de algún Estado. La decisión parece, de nuevo,
acertada. - Si finalmente
se acaba produciendo una respuesta militar esta será, previsiblemente,
acordada conjuntamente con los aliados. Y es probable que las Fuerzas Armadas
francesas e inglesas participen (las alemanas lo tienen constitucionalmente
prohibido y las del resto de países, a la hora de la verdad, no cuentan).
España puede jurídicamente participar de forma legítima
y es conveniente que lo haga caso de que se demuestre la implicación
de otro Estado, por mucho que las represalias de esta naturaleza sean dolorosas
y provoquen efectos no deseados. Sin embargo, cuando son el último
recurso, deben emplearse en situaciones de esta naturaleza. - Este hipotético ataque no se reducirá, si llega a producirse, a un mero "aviso para navegantes". La magnitud del atentado fuerza a que sea una operación de cierta envergadura que tratará de eliminar a los responsables últimos de la masacre. No debiera ser de otra forma. Sin embargo no hay riesgos de que degenere en una confrontación a mayor escala. La brutalidad del atentado ha provocado la condena unánime de la comunidad internacional y la generalizada asunción de la legitimidad de las represalias.
- Es imposible
lograr una absoluta seguridad. Ni siquiera una sociedad totalitaria, que controlara
con detalle cualquier aspecto de la vida privada de sus ciudadanos, podría
conseguirlo. Menos aún puede aspirar a ello una sociedad democrática
y abierta, pues las renuncias a ciertos derechos, aunque puedan ayudar a lograr
un poco más de seguridad física, imponen acabar con la seguridad
jurídica y la libertad individual. Esta alternativa no es aceptable,
y de ahí la mayor vulnerabilidad de una sociedad abierta contra actos
de esta naturaleza. - Por otra parte
la actuación de un loco, de un psicópata o, en general, de quien
aprovecha la confianza de los demás y la libertad para dañar
a personas, es muy difícil de prevenir a priori. E imposible de evitar
ex ante en todas y cada una de las ocasiones. Por este motivo que se haya
producido un atentado de estas características no supone necesariamente
que los servicios de inteligencia hayan fracasado. - Gran parte de las acusaciones contra los mismos provienen de una importante confusión sobre cuáles son las actividades a las que se dedican estos servicios. Por mucho presupuesto que se les dedique en realidad no son capaces de "anticipar" todo, y mucho menos de "prevenirlo". De hecho en torno a un 90% de la información de la que disponen estos servicios es información pública. Y su funcionamiento se basa en la recopilación de ésta y su análisis más que en la captura de "información secreta". De hecho ésta sólo es posible bien mediante el empleo de tecnología para interferir comunicaciones bien mediante confesiones de personas del grupo en cuestión bien mediante la infiltración en el mismo. Es evidente que no siempre se puede lograr acceder a estas fuentes. En el caso que nos ocupa probablemente los autores son un grupo no especialmente numeroso y muy cohesionado, con lo que la infiltración es complicadísima. Y las comunicaciones entre ellos, realizadas con cuidado, son opacas para unos servicios de inteligencia que no tienen por qué vigilar a todos los ciudadanos de origen musulmán que vivan en territorio americano (y a los que el Estado de Derecho impone restricciones evidentes en este sentido).
13/09/2001: Seamos optimistas No cabe duda de que en estos momentos la única sensación posible es de horror ante la terrible tragedia provocada por los terroristas en EE.UU.. Es seguro además que, por la magnitud de la catástrofe, no podremos sacudirnos esa sensación de angustia durante muchos días. Sin embargo, es nuestra obligación abstraernos de nuestros sentimientos en la medida de lo posible, a fin de que nuestro análisis, nuestra reflexión, no adolezca también de un excesivo derrotismo. Este redactor en particular es optimista respecto al futuro. La espantosa masacre que hemos padecido todo el mundo civilizado (no sólo los norteamericanos) estoy seguro de que tendrá efectos positivos en el devenir de todos los países civilizados. En primer lugar es seguro que la forma de ver el hecho terrorista cambiará radicalmente en todo el mundo a raíz de estos atentados. Los terroristas pueden despedirse de ese halo romántico de luchadores por la libertad con que la progresía de muchos países ha disculpado sus fechorías a lo largo de este siglo. A partir de ahora, un puto terrorista no será más que eso: Un jodido asesino merecedor del más duro de los castigos. Nos sorprendería mucho también que este hecho no modificara sustancialmente la actitud de los contendientes en Oriente Próximo. Nos inclinamos a pensar que lo que ha ocurrido, junto a las consecuencias de tipo militar que ello va a ocasionar, van a hacer reflexionar a palestinos e israelíes sobre la demencial escalada de violencia de los últimos meses. Y finalmente, y esto será quizá lo que definitivamente hará que vean a LPD como un perro verde, somos especialmente optimistas respecto al futuro de la economía. Es más, yo en particular creo firmemente que lo que ha ocurrido va a servir de palanca a partir de la cual vamos a asistir al más asombroso despegue mundial de toda la historia reciente. Y ello porque es evidente que hemos tocado fondo. La economía mundial no puede ir peor de lo que lo hará en los próximos días, sumando a la prolongada crisis japonesa y sudamericana el lógico batacazo de todas las bolsas internacionales. Sin embargo no podemos olvidar que la causa de esto último ha sido el ataque frontal del fanatismo contra la forma de vida de países respetuosos con la libertad del individuo y firmes defensores de los valores democráticos. Ninguno de estos países ni sus ciudadanos van a permitir que la intransigencia y el fanatismo destruyan nuestra forma de vida, y en esa tarea la colaboración internacional estoy seguro que va a ser más estrecha y decidida que nunca. En el plano económico asistiremos sin duda a un esfuerzo común entre todos los países democráticos para superar esta crisis, y en cuanto los mercados verifiquen la existencia de ese mutuo interés, salir de la recesión no será más que cuestión de tiempo.
12/09/2001: Consecuencias del desastre El ataque contra EE.UU. supera todo lo imaginable. Muchos de nosotros hemos tenido la sensación o bien de vivir un experimento periodístico de calibre, o bien de haber conectado con una película de catástrofes de Hollywood. Pero, increíblemente, el desastre ha sido real. Espantosamente real. Un ataque inesperado con ¡aviones comerciales! ha puesto de manifiesto lo fácil que es golpear a los poderosos mediante el terrorismo totalmente indiscriminado, con desprecio de la propia vida y, naturalmente, de la de los demás. A la espera de hacerse una idea de la magnitud del desastre (miles de vidas, miles de millones, un estado de paranoia colectiva, etc.), conviene elucubrar cuáles pueden ser las consecuencias a corto plazo; lo que nos espera. - El problema ahora mismo es dilucidar quién es el culpable del acto terrorista, quién debe pagar con la segura, y contundente, venganza de EE.UU. Un grupo desconocido japonés se ha responsabilizado del ataque, pero parece más fuegos de artificio que otra cosa. Pero entonces la pregunta sigue vigente. ¿Quién? Pasando la lista de los sospechosos (palestinos, talibanes, extrema derecha, Irak, etc.), ninguno parece capaz de ser el autor del atentado, pues éste es de tal magnitud que resulta difícil pensar en un grupo terrorista capaz de llevar a cabo, con esta eficacia, un golpe contra el corazón financiero, político y militar del país más poderoso del mundo (en estos momentos -doce de la noche- llegan noticias de que se están registrando explosiones en Kabul, capital de Afganistán, en lo que podría ser una primera respuesta de EE.UU. al acto terrorista. Peroo, habida cuenta de que posiblemente cuando Ustedes lean esto contemos todos con información mucho más fiable, tómenselo a beneficio de inventario).
11/09/2001: Guerra terrorista contra el líder del mundo libre Por una vez, y mientras el mundo entero está en estado de catarsis espeluznada, el calificativo que se otrogan a sí mismos los Estados de Unidos de América, está plenamente justificado. Porque a la cabeza política, económica, finaciera y militar de nuestro planeta se ha dirigido este ataque terrorista. Ataque que, en consecuencia, no sólo va dirigido a sus ciudadanos sino a todos los hombres amantes de la libertad y la democracia del planeta Tierra. Aviones suicidas, secuestrados y lanzados contra edificios civiles y militares de los Estados Unidos, han provocado un número indeterminado de víctimas en la ciudad de Nueva York, al impactar contra las Torres Gemelas y provocar su posterior derrumbe, han destrozado el Pentágono y han provocado más daños en aeropuertos, edificios militares .... En cualquier caso está claro que Estados Unidos está pagando las consecuencias de haberse convertido en la primera potencia mundial a raíz de habernos salvado a los europeos del totalitarismo nazi. Al margen de las filias y fobias de cada cual, que gustan tanto a la "intelectualidad" europea y a los "anti-todo" habituales, conviene tener muy claro al lado de quien estamos. Por decirlo de forma gráfica: "a sus órdenes". Conviene ser agradecidos y recordar siempre que gracias a estos señores salvajes, asilvestrados, animales, incultos de los que tanto nos reimos podemos en la actualidad en Europa vivir en libertad y jno bajo el terror y la barbarie nazi. Ahora ellos, en parte, pagan por haber actuado de esa foma. Ninguna prepotencia, por otra parte, justifica nunca un ataque cobarde y vil como el mencionado. Y luego está el asunto de la defensa. La europea, por ejemplo. Señores, lamentamos constatar que unas Fuerzas Armadas son necesarias, porque locos siempre habrá. Y eso no es totalitarismo sino necesidad de autodefensa, algo básico para cualquier organismo vivo y también para una sociedad. Precisamente el coste de no tener Estados totalitarios es estar expuestos a este tipo de cosas. Evidentemente, contra loa tarados psicópatas no puede lucharse por medios ordianrios. Y no puede hacerse a toda la sociedad cautiva de las precauciones que serían necesarias para lograr algo más de seguridad. Los demoledores efectos para la libertad y la convivencia social impiden adoptar esas medidas. De forma que estamos expuestos. Al menos deberíamos analizar con más rigor las necesidades que la precaución racional impone en materia de orden público y defensa. No sé qué es más terrible: si aviones con pasajeros empleados como proyectiles, si la propia Fuerza Aérea Norteamericana teniendo que disparar contra aviones con ciudadanos inocentes, si el desplome de las torres sobre las 10.000 personas que se habían congregado para tratar de salvar a las víctimas ... No lo sé. En cualquier caso un atentado de semejante magnitud está claro que requiere una logística espectacular, de forma que a buen seguro no tardaremos en saber, más o menos, de donde viene la cosa. Por cierto, ¿es casualidad que sea septiembre? (por lo de septiembre negro) 04/09/2001: Análisis de la detención e inicio del proceso a Slobodan Milosevic Conviene en ocasiones pararse a reflexionar con un mínimo de sentido crítico sobre algunas de las cosas que pasan por ahí, para de este modo poder escandalizarnos (pero sólo moderadamente, por una cuestión de higiene mental) ante la patéticamente reduccionista (y a pesar de ello generalizada) visión del mundo como un compendio de "buenos" y "malos", de cosas bien "inadmisibles" bien "admirables", pero nunca a medio camino entre ambos polos. La actuación del Tribunal de La Haya, que enjuicia las actividades de Slobodan Milosevic durante la época en que éste, como Presidente de Yugoslavia, ideó y puso en práctica, aparentemente, actividades militares contra población civil que llevaron a la muerte y tortura de gran número de personas de toda raza, nacionalidad y condición, no puede (de acuerdo con la visión arriba expuesta) sino ser saludada y aplaudida: los "buenos" han arrestado al bandido y le juzgan con las garantías que él no concedió a sus víctimas para que la Justicia sea hecha y Slobo pague por sus atrocidades. Lamentablemente la última afirmación es una evidente y zafia falsedad, y son más las sombras que las luces en el proceso a Milosevic, que se asemeja más a un ajuste de cuentas barriobajero que a un verdadero proceso penal. Conviene resaltar esta situación porque no sólo deja en evidencia (por su mala cabeza) a quienes teniendo razón en el fondo la pierden por su afán de popularidad y venganza (y carga de razones, paralelamente, a los defensores de las atrocidades de Slobo) sino sobre todo porque lo que pretenden hacernos tragar es un atentado a la inteligencia: 1. LA "DETENCIÓN" DE MILOSEVIC. El "Dictador" (elegido por apabullante mayoría en elecciones democráticas hasta hace pocas fechas) Milosevic ha sido entregado a las "autoridades internacionales" a cambio, literalmente, de un puñado de dólares. ¿Qué pensarían Ustedes de un órgano de Justicia que paga por sus reos a quienes los delate y entregue? Y, más aún, ¿qué opinarían si, para empeorar las cosas, quien entrega por dinero al acusado es el principal enemigo político del encausado? Evidentemente no da la impresión de que esto de poner precio a la cabeza de alguien (al más puro estilo del Salvaje Oeste) sea muy apropiado. Pero cuando en este juego entran Estados soberanos y son ellos mismos los que se ven obligados, bajo presión financiera, a actuar de esta forma, el asunto se torna, sencillamente, en escandaloso. 2. LOS DELITOS DE MILOSEVIC. Lamentablemente el inicio de las vistas ha servido únicamente para poner de manifiesto que la flamante fiscal del Tribunal de La Haya, la Sra. Del Ponte, carece de pruebas consistentes que permitan relacionar directamente a Milosevic con los crímenes que se le imputan. Como estamos hablando (en teoría) de Derecho penal y no de la imposición aleatoria de castigos a personas "porque pasaban por allí" o "porque son los responsables políticos" o porque sí, es una exigencia mínima que se tengan datos de la participación directa de Milosevic en esas tropelías. Y, si no, a la calle. Al menos eso es lo que pasa en un mundo civilizado y garantista. Pero tampoco se puede esperar mucho de un Tribunal que incluso aplica normas que desconocen principios elementales del Derecho penal. 3. NULLUM CRIMEN SINE LEGE PRAEVIA, SCRIPTA ET ESTRICTA. Desde hace más de dos siglos es comúnmente aceptado entre las naciones civilizadas que nadie puede recibir el mayor castigo que el Derecho prevé (condena penal) sino por haber comentido una infracción que cumpla al menos una característica básica: que esté previamente descrita y tipificada expresamente como prohibida de modo expreso y por escrito, así como la pena asociada al incumplimiento. Esta "tipicidad" del delito es una garantía mínima de seguridad jurídica que se complementa con la prohibición de que una norma de esa naturaleza pueda tener efectos retroactivos, de forma que, en cada momento, un ciudadano pueda ser perfectamente consciente de cuáles son "las reglas del juego", de si las está cumpliendo y de lo que podría pasar si no lo hiciera. Nada de esto ha ocurrido con Milosevic, pues se ha creado un Tribunal ad hoc y ex post facto para juzgar crímenes que, en algunos casos, ni siquiera eran contemplados por Convenio internacional alguno y que han aparecido, como por arte de magia, sin otro origen que la conciencia moral de algunas mentes preclaras que, a lo que se ve, la creen universalizable y oponible en todos sus aspectos, aunque sea a costa de las garantías penales, a los demás. 4. LAS CONDICIONES DEL PROCESO Y ENCARCELAMIENTO. A todo esta esperpéntica falta de garantías y rigor jurídico se unen aspectos adicionales que acaban de otorgar al proceso más pinta de una vendetta mafiosa que de un juicio. Y es que a Milosevic se le ha detenido y se le tiene desde entonces incomunicado absolutamente, sin que se le permita conceder entrevistas, por ejemplo. Está claro que en algunos casos ciertas exigencias de seguridad o de régimen interno pueden justificar que la dirección de un establecimiento penitenciario limite las posibilidades de los internos de comunicarse con el exterior. Pero en este caso el único motivo es ideológico, la consideración de que las explicaciones de Milosevic pueden ser "nocivas" para la ética y la moral, lo que aconseja impedir su difusión. Esta actitud es sencillamente impresentable y pone más bien de manifiesto que hay mucho miedo a que Milosevic pueda ser escuchado por los ciudadanos tanto de su país como del resto del mundo. Por otra parte la propia dinámica del proceso está demostrando que a Milosevic le asiste la razón en numerosas ocasiones, y que sus denuncias sobre la ilegalidad del órgano que le va a juzgar son bastante atinadas. El empeño de la Fiscal en prohibirle defenderse a sí mismo (pues Milosevic no quiere legitimar la actuación del Tribunal aceptando un abogado) es esperpéntico, pues todos los textos internacionales le reconocen, por su condición de jurista, esta posibilidad. Lo que ocurre es que Carla del Ponte trata por todos los medios de dar una mínima pátina de legalidad a un proceso que, por mucho que ella lo intente, no aparenta ser otra cosa que lo que en realidad es: una farse sin garantías ni respeto al Derecho. ¿Cómo es posible que apenas nadie levante la voz cuando se está poniendo como ejemplo de la futura justicia universal un proceso en que se ha "comprado" el cuerpo del encausado, se le acusa de forma meramente retórica sin aportar pruebas, no se le conceden garantías de defensa ni se le permite seguir la estrategia de defensa libre y legítimamente elegida por él, se tiene incomunicado al reo sin motivo que lo justifique más que acallarlo y, además, se hace caso omiso de las garantías en materia de ley penal por las que tanto se luchó para desterrar odiosas prácticas del Antiguo Régimen? Pues porque, lamentablemente, nos encontramos ante una patética operación de linchamiento para acallar conciencias. Y debe ser denunciada sin contemplaciones. Porque nadie en su sano juicio debe tener tal actitud por defensa o justificación de lo ocurrido en la Guerra de Yugoslavia. No tiene nada que ver. Callar ahora equivale a asentir con satisfacción mientras a un violador de niñas pequeñas, por muy inequívocamente culpable que sea, se le lincha en la plaza del pueblo colgándole del escroto. Ese, decididamente, no es el camino. |
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Debate sobre los Nacionalismos |
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