El coste de los escaños en las últimas elecciones generales fue muy diferente para los partidos de ámbito nacional. Mientras el PP obtuvo un escaño por cada 59.000 votos, IU necesitó 462.000 votos para cada escaño.
La principal causa del alto coste del escaño de IU, es que IU se presentó en muchas circunscripciones en las que no obtuvo ningún escaño —de hecho solo obtuvo escaños, exceptuando confluencias, por Madrid—. Si se hiciera solo el cómputo en circunscripciones donde los partidos obtuvieron escaños, la diferencia del coste del escaño se reduce, aunque todavía sigue siendo amplia: de los 58.000 del PP a los 95.000 de IU.
El mayor coste del escaño para IU es debido a que el coste del escaño en las circunscripciones —provincias fundamentalmente— es diferente. La forma de la distribución de los escaños a las circunscripciones es:
— las plazas de Ceuta y Melilla tienen un escaño cada una;
— a cada provincia se le asignan dos escaños inicialmente;
— el resto de los escaños (hasta 350) se asignan de forma proporcional a la población de las provincias.
De esa forma, las provincias pequeñas parten de un mínimo de dos escaños, lo que hace que el coste en votos de un diputado en las provincias sea menor que en las más pobladas.
Luego, para el reparto de los escaños a los partidos en cada circunscripción, primero se exige que el partido sobrepase el umbral del 3% en votos válidos en la circunscripción —que solo podría jugar algún papel en Madrid y Barcelona— y luego se recurre al injustamente vilipendiado sistema D’Hondt: este sistema es un sistema exquisitamente proporcional que tiene una tendencia a favorecer a los partidos grandes; mientras que los demás sistemas de reparto, también exquisitamente proporcionales, se puede decir que tienen una tendencia a favorecer a los partidos pequeños. Una de las características del sistema D’Hondt es que para funcionar bien no necesita un umbral para que, aún en casos extremos, no conceda un escaño a un partido con escasos votos. Para asegurarse un escaño en una circunscripción, un partido debe conseguir [100 ÷ (N + 1)]% de los votos a candidaturas, donde N es el número de escaños que se reparten en la provincia. Así, en una provincia de 9 escaños, con el [100 ÷ (9 + 1)=] 10% de los votos un partido se aseguraría un escaño. Aunque probablemente con algún porcentaje un poco menor, el partido también lograría el escaño. Como buena parte de los escaños se reparten en circunscripciones de menos de diez escaños, un partido que no consiga más del 10%, no va a poder conseguir escaños en esas circunscripciones.
En la siguiente gráfica muestra cómo fue el reparto de escaños para IU en las pasadas elecciones generales:
La posición de los círculos de la gráfica indican los votos que obtuvo IU en cada circunscripción (% voto a candidaturas) en función del número total de escaños que se repartían en la circunscripción. En color rojo están los círculos correspondientes a provincias donde IU no obtuvo escaño y en verde donde sí. La superficie de cada círculo es proporcional al número de votos si es un círculo rojo o proporcional al coste en votos de cada escaño obtenido si es un círculo verde. La línea horizontal indica el porcentaje nacional de votos de IU. Las líneas verticales indican los cuartiles del número de escaños que se reparten: hay un 25% de escaños en provincias de 5 o menos escaños; un 50% de escaños en provincias de hasta 7 escaños; y un 75% de escaños en provincias de hasta 12 escaños. La curva anaranjada es el voto necesario para asegurarse un escaño, aunque, como se ha comentado antes, un partido con algunos menos votos también podría obtener escaños, pero la curva es una indicación clara de cómo de cerca está el escaño. En este caso se ve claramente que, salvo en el caso de Madrid (círculo verde), IU no ha llegado al porcentaje de votos para conseguir un escaño, por lo que su coste final del escaño ha sido muy alto.
En el caso contrario está el PP:
En casi todas las provincias —salvo Gipuzkoa, Girona y Lleida— el PP ha tenido suficientes votos para conseguir un escaño, además con bastante margen excepto en Álava, Bizkaia y Tarragona. Aquí se ve como el coste de cada escaño (el tamaño del círculo) tiende a ser mayor cuanto la provincia tiene más escaños, es decir, es más poblada. Además, también se observa que el PP suele tender a tener mejor resultado en las provincias más pequeñas.
El PSOE ha conseguido diputados en todas las provincias y solo las plazas africanas se le resistieron.
Eso sí, viendo el gráfico se puede considerar que el PSOE ha sido muy afortunado en el reparto: así con un solo 24% ha conseguido uno de los dos escaños de Soria, con un 20% uno de los tres escaños de Ávila, o con un 13% en Lleida y un 14% en Álava —un emocionado recuerdo a Eduardo Madina—, uno de sus cuatro escaños.
En el caso de Podemos, no ha conseguido un muy buen resultado en general, aunque ha fallado en las provincias más pequeñas, no logrando ningún escaño en las de tres escaños, salvo por los pelos en Huesca (18%). Ajustados también fueron los escaños en Lleida y La Rioja, que con un 16% consiguió uno de los cuatro escaños. En las provincias de seis o menos escaños, Podemos ha obtenido un peor resultado que en las demás provincias, lo que ha repercutido en un mayor coste en votos de sus diputados. Sin duda, para afianzar sus resultados, a Podemos le vendría fenomenal integrar los votos conseguidos por IU.
Finalmente, C’s ha obtenido un resultado bastante promediado en todos los tamaños de provincia, pero debido a que su voto medio ha sido menor que el 15%, su variabilidad —pinchazo en Euskadi, Galicia y Navarra— e ir en muchas provincias detrás de Podemos, se ha quedado sin representación ya a partir de las provincias de 8 escaños (Bizkaia). Destacar sus escaños in extremis en Guadalajara (uno de los tres escaños con el 18%) y Albacete (uno de los cuatro escaños con el 15%).
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