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Actualidad Mediática

Noticias sobre las Noticias: Otoño de 2005

 

 

08/11/2005: Cuatro: Polanquete para todos los días de la semana

Al grupo PRISA siempre le ha faltado una tele para cerrar el círculo. Tiene la radio más importante, tiene el periódico más influyente, tiene un jugoso monopolio en la TV digital y tiene el chiringuito editorial más grande de España. Pero todo eso, sin una tele, es como tener el ejército más grande del mundo pero carecer de armas atómicas: aunque en España la opinión no se forma en la tele, sino en la radio y la prensa (al menos hasta que apareció LPD y la cosa viró a Internet), es la tele la que permite llegar a más gente, la que permite potenciar “el mensaje” (sea “la guerra civil comenzó en 1934” o “la derecha es mala, muy mala, hay que ver qué mala es”) y la que, dicho sea de paso, genera más beneficios.

Durante años Polanco lo ha intentado extendiendo sus redes mediante Localia (y vulnerando de paso un montón de reglamentos, ordenanzas y leyes que en el audiovisual español están para integrarlas en el decorado de los platós), pero no es lo mismo. Tener que combinar “el mensaje” con videntes, debates hilados por estrellitas de provincias e información sobre equipos que no son el Real Madrid como que te amarga el dulce. Además, por el momento, el bocado que le han pegado las televisiones locales a las generalistas tampoco es que haya sido ostentóreo.

Por eso PRISA no sólo se ha apresurado a tener a Bambi en el Gobierno para cobrarse anticipadamente los servicios prestados, sino que ha puesto toda la carne en el asador, vaciando de estrellitas la Cadena SER y Canal Plus, contratando figuras totalmente integradas en el Universo PRISA como Boris Izaguirre o la travesti “Deborah Hombres” (personaje intrínsecamente almodovariano y por ende prisaico, un ejemplo del vigor de la Modernidad en España), apostando si es preciso por programas de divulgación de prestigio como “Milenio Cuatro”. Configurando, en resumen, una televisión a la española pero con el característico toque PRISA (es decir, que cuando lleguen las inevitables series españolas a la chacha andaluza y el abuelo entrañable se le unirán una pareja homosexual y unos cuantos chavales producto del mestizaje –y de hecho creo que piensan emitir ya un par de productos en esa línea).

Pues bien, ayer se estrenó “Cuatro” y la sensación que le queda al espectador es, por momentos, indescriptible. El inicio de sus emisiones ha consistido en una especie de reunión de catequesis orquestada por Gabilondo, seguida de un larguísimo publirreportaje de la cadena. Y al final, poco antes de las nueve de la noche, el momento largamente esperado, el plato fuerte, el meollo de la cuestión: Iñaki. Iñaki hablando, Iñaki mirando a cámara (de vez en cuando, por momentos el hombre miraba al tendido en plan Manuel Fraga en las elecciones de 1977), Iñaki opinando, con valentía, sí, pero también con rigor. Iñaki participando a los espectadores de una versión televisada de “Hoy por hoy”, pero con un decorado al fondo que haría las delicias de José María Íñigo (en los años 70 de nuevo), un decorado rojo, muy rojo, un decorado que nos recuerda por momentos al “terror rojo” en que, según Losantos, está inmersa Cataluña.

¿Y qué decir de los contenidos? La cosa ha tenido mucha miga. La primera noticia ha sido un accidente en la provincia de Granada, al hundirse un tramo de la Autovía del Mediterráneo. La verdad es que no me he enterado muy bien (más allá de clarificar, como en unas 60 ocasiones ha repetido Iñaki, que la cosa ha sido “terrible”), pero el momento álgido de la noticia (y casi diría que de todo el informativo) ha sido la conexión en directo con la enviada especial, una chica con gracejo andaluz (para algo estaba en Granada) pero hecha un manojo de nervios… la Ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. Y no se crean que con ella había alguien en plan periodista de “Cuatro”, no, la ministra en primer plano, mirando a cámara y sujetando el micrófono, sacando unas perrillas extra en el tiempo libre que le deja la función pública. Desde los tiempos de Álvarez Cascos defendiendo el interés general en el programa de José María García que no asistíamos a algo semejante.

Pero la segunda noticia no ha perdido fuelle, no crean. La segunda noticia proviene de Francia, y aunque no nos hemos encontrado a Dominique de Villepin con un micrófono informando de la situación, tampoco ha decepcionado. Disturbios generalizados, sobre los cuales se nos ofrece abundante información proporcionada por el enviado especial a París, es decir, Iñaki. Iñaki moviéndose en coche por París, Iñaki entrevistando en un francés (tercera referencia a los años setenta) “políticos de la Transición” a los chavales en uno de los momentos en los que éstos no se están dedicando a expresar su descontento con el Sistema quemando coches o disparando a la policía, Iñaki entrevistando a José María Ridao, … todo ello para enviarnos un mensaje taxativo: la culpa de todo no la tienen los chavales, sino la derecha, que durante décadas ha ahondado en la marginación y exclusión social por motivos étnicos o religiosos de estos jóvenes sin esperanza que al final no tienen más remedio que lidiar, con los medios de los que disponen, con el cáncer de la injusticia social. La cosa ha sido tan espectacular que, dado el aroma a “Eau de kale borroka” que emitía la información, el propio Iñaki ha tenido que aclarar que “no apoyamos ninguna forma de violencia” (y tampoco es cuestión de negar que la “excepción cultural” consiste básicamente en tener a los inmigrantes en perpetuo estado de excepción hacinados en la banlieue, pero de ahí a la alucinante argumentación desplegada, digna de cualquier cafetería universitaria de, por cuarta vez, los años 70, va un trecho).

A partir de ahí la cosa ha seguido más o menos en la misma línea, brillando con luz propia la alusión a la Monarquía (“Leonor dormía plácidamente en brazos de su madre”, dígase “plácidamente” intensificando la expresión meliflua), la espectacular aparición de “Joserra” (José Ramón de la Morena) con Fernando Alonso (ha dicho algo así como “tendremos a Fernando Alonso en ‘El Larguero’, lo cual debe validar el carnet de conducir, ¿no? En fin, tendremos a Fernando Alonso, que valida el carnet de conducir”) y, particularmente, la entrevista, en la parte final del programa, a Pasqual Maragall y Esperanza Aguirre. La verdad es que la entrevista se retrasaba y se retrasaba y empezaba a emerger el morbo de si Esperanza aparecería o dejaría tirado a “Iñaki”. Y al final ha aparecido, aunque la verdad, para lo que ha dado de sí la entrevista (Maragall pidiendo que “Iñaki” le repitiera tres veces, y luego le explicara, una pregunta tan compleja como “¿Hay dos Españas?”, y el propio Iñaki cerrando el chiringuito tras una intervención de Espe en la que ponía a caldo a ZP a base de compararlo con Maragall, lo cual tiene mérito).

Lo increíble del asunto es que esto no lo hemos perpetrado cuatro amigos y yo con la cámara de grabar despedidas de soltero, sino PRISA, el supuesto paradigma de la profesionalidad. Y el problema no está tanto en el mensaje, previsible, sino en el empaquetado, digno de los inicios de Antena 3 TV.

Guillermo López (Valencia)

 

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