PROSPECTIVA:
Teruel es una más (ánimo, chaval, sólo
te queda Zamora) de las provincias
españolas en las que se reparten el número mínimo
de tres escaños, dos de ellos de regalo (para que luego
digan, como si anunciasen algo nuevo, que "Teruel Existe";
claro que existe, de hecho existe mucho más que casi
cualquier otra provincia española, salvo Soria).
Sin embargo, la constatación de esta realidad, que
nos obligaría a soltar un largo recital de tópicos
sobre el jamón, el despoblamiento y la Batalla de Teruel
de 1938 para salvar la papeleta (y acabar diciendo "PP
2, PSOE 1", como siempre), no impide que la provincia
de Teruel se presente, para variar, muy interesante en estas
elecciones:
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En primer lugar porque Teruel, aunque no lo parezca, es una
provincia "compañera de viaje", donde ganó
el PSOE incluso en 1993, y donde los votos al PP en las dos
últimas convocatorias se explican, por un lado, por
la coalición con el PAR con que concurrió el
PP a las elecciones de 1996, y por la buena labor que ha hecho
el PP en Aragón, como en otras regiones (por ejemplo
la Comunidad Valenciana),
para asestarle el abrazo del oso al regionalismo verbenero
con el que comparta espacio electoral. El PAR se dio cuenta
de las intenciones del PP a tiempo para no desaparecer, pero
demasiado tarde como para que el PP no se hiciera con parte
de su electorado en las elecciones de 2000, en las que cada
partido se presentó por separado (por eso el PP bajó
en 2000 respecto a 1996). El estado comatoso del PSOE en 2000
no debería hacernos olvidar este detalle (que podríamos
unir a la importancia que puede tener el Gobierno autonómico
en la decantación de voto).
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Por otro lado, está lo de siempre en Aragón,
el PHN. Ya hicimos una apuesta arriesgada en Huesca
otorgándole al PSOE la mayoría a causa, fundamentalmente,
del rechazo que el PHN ha suscitado en Aragón (donde
el PSOE lleva meses pidiendo el voto a la derecha porque votar
PP "es votar contra Aragón", curiosa forma
de invertir el argumento del PP de que no votar al PP es "votar
contra España"). La pregunta es: el previsible
descenso del PP en la provincia, ¿será suficiente
para dar el vuelco?
Si
en el análisis de Huesca ya demostramos nuestro alto
nivel de testosterona prepárense: aunque ganará,
si lo hace, por la mínima, nos la jugamos aquí
también con una victoria del PSOE que, de darse, situaría
nuestra masculinidad en niveles nunca alcanzados por ser humano
alguno (lo cual, todo sea dicho, tampoco significaría
un gran cambio respecto a la situación de partida):
PP 1, PSOE 2. |