Actualidad
de los mercados
LA
CONSPIRACIÓN DE LA BANCA MUNDIAL CONTRA EL BUEN PUEBLO ESPAÑOL
TERCER
AÑO DE CAOS Y DESPLOME DESPUÉS DE VILLALONGA: 2003
7/7/03:
Flexibilizar el déficit
Algunos
países de la UE, en concreto Italia, Alemania y Francia,
comienzan a levantar la voz cada vez con más irritación
exigiendo que se flexibilicen los famosos "criterios de Maastrich",
en concreto el 3% máximo de déficit, a fin de acabar
con el estrangulamiento de sus economías que supone destinar
los exiguos recursos del Estado para tapar el agujero del déficit,
que elimina todo margen discrecional para hacer política
económica, generar empleo,
La
discusión no es, como podría parecer en un principio,
la de siempre: derecha / izquierda, el no intervencionismo vs el
Estado como motor de la economía. Un Gobierno de derechas
también puede dinamizar la economía, sencillamente,
bajando los impuestos (de hecho, eso es exactamente lo que se proponen
hacer los socialdemócratas de Schröeder; curiosa izquierda
que sigue el manual de la derecha para parecer como más serios
y rigurosos). La discusión es, más bien, FMI
vs anti FMI, o ¿es posible que la economía funcione
sin encorsetarla en unas barreras infranqueables? O más bien:
¿es posible que la economía funcione encorsetándola
en unas barreras infranqueables?
La
cuestión es si "flexibilizando" (esto es, incumpliendo)
los famosos criterios de convergencia se debilitará la credibilidad
del euro. Eso arguyen los partidarios de mantener el máximo
del 3% de déficit a toda cosa, el Gobierno español
a la cabeza. Una moneda seria necesita seriedad en la gestión
de las economías. Sin embargo, no es ningún secreto
que los criterios de convergencia nacieron muertos, pues hubo países
que nunca los cumplieron, hicieron todo tipo de trampas, triquiñuelas
y juegos de ingeniería financiera para llegar in extremis,
y ahí los tienen, orgullosos en la moneda única, caso
de Italia.
Más
ilustrativo al respecto es que el antaño paladín de
la estabilidad a toda costa, Alemania, ahora a medias exiga y a
medias suplique que se eliminen, o al menos se relativicen, dichos
criterios (los alemanes, a diferencia de los italianos, son gente
seria incluso en el fracaso, y si no consiguen algún objetivo,
exigen que se sepa, cambiando el objetivo si es preciso para no
mirarse al espejo y verse como unos impresentables latinos).
Yo,
particularmente, no creo en el carácter esencial de los criterios
de convergencia. La economía, como la guerra, es imprevisible,
y uno ha de estar adaptándose continuamente a la situación:
ningún plan de batalla económico resiste más
allá de dos o tres años, y aun durante ese tiempo
es preciso reformularlo varias veces. Nadie va a negar el éxito,
rutilante incluso, de España, y su Gobierno, en el cumplimiento
de los criterios de convergencia. La cuestión es si éstos
han de situarse por delante de todo lo demás: del mercado
laboral, del bienestar de los ciudadanos, incluso del propio patrimonio
del Estado.
El
problema de los alemanes es que su economía se ahoga, y con
Alemania ahogada, la UE no puede llegar muy lejos (aunque bien es
cierto que esto garantiza unos cuantos años sin que les dé
por "volver intentarlo" y sacar los tanques por todas
partes, la última vez que lo intentaron el motivo fue también
económico, en última instancia: el Estado se puso
a gastar como un bestia para fabricar armamento, y al principio
les salió bien, en lo económico y en lo militar; evidentemente,
ahora la economía se dinamizaría por otras vías).
El
problema de España es distinto. "España va bien",
es cierto. Los españoles no tanto. Probablemente, sea cuestión
de prioridades: ¿prefiere Usted un país con las cuentas
impolutas pero sin capacidad para arreglar problemas estructurales
(algunos de los cuales, el mercado
laboral por ejemplo, causado justamente para alcanzar las cuentas
impolutas), o un país endeudado que gasta en sus ciudadanos?
Pues sin llegar al exceso de las socialdemocracias nórdicas,
posiblemente yo me decante por lo segundo.
Guillermo
López (Valencia)
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