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Corrupción

Rita y Camps, pre-imputados

El juez Castro continúa con su molesta tendencia a perseguir a gente de la jet, individuos de la clase dirigente que, dada su alta condición, deberían ser por naturaleza impunes. ¿Qué hace Castro preocupándose tanto por los 3,5 millones de € tirados a la basura por Rita Barberá y Camps a mayor gloria de la Familia Real, cuando podría estar persiguiendo, qué se yo, a un manifestante del 15M que le tiró una margarita con toda sus fuerzas a un agente antidisturbios, impactándole en mitad del casco, y que, no contento con ello, luego intentó mancharle y deformarle la porra al agente por todas las vías posibles, oponiéndole cabeza, brazos, piernas y partes blandas si era necesario? ¿Y qué ha sido de Sánchez Gordillo robando arroz SOS en un supermercado? ¿Es que eso no es punible?

En fin, así son las cosas, y así es el nefasto ambiente justiciero que nos ha tocado vivir, en el que la gente guapa no tiene más remedio, muy de cuando en cuando, y generalmente representada por pringaos “quiero y no puedo” dentro de esta gente guapa (políticos, maridos o esposas de gente guapa, etc.), que hacer acto de presencia en el juzgado.

¡Dejadme en paz, feos!

¡Dejadme en paz, feos!

El juez Castro ha hecho lo que se esperaba: solicitar al TSJCV que investigue si Camps y Barberá cometieron un delito al asignar, a dedo y con unos costes a todas luces desmesurados (de los que ya hablamos en su momento en La Paella Rusa, con algunos ejemplos particularmente escandalosos), unos congresos absurdos cuyo objetivo real era que los organizadores se lucraran a costa del erario público.

Que la asignación es impresentable está muy claro. Lo es por el procedimiento (a dedo), por las cantidades manejadas y por la obvia correlación que hay entre la asignación de los contratos a Nóos y el deseo de Camps y Barberá por complacer a la Familia Real. Tan obvia, que todo indica que los contratos se forjaron en una reunión en el mismo palacio de la Zarzuela, a pesar de que ambos (por acción o por omisión) hayan negado que dicha reunión existiera. ¡Por credibilidad no será, que igual Camps no asistió a esa reunión porque en esos momentos estaba charlando con El Bigotes, otra relación que –en primera instancia- nunca existió!

La cuestión es si el asunto es jurídicamente punible, o si Camps y Barberá pueden escudarse en el argumento de que ellos contrataron con Nóos porque estaban sinceramente convencidos de que esos eventos de alto nivel ponían a Valencia en el mapa y contribuían a desarrollar su modelo de prosperidad. Que, dado que el modelo de prosperidad basado en los grandes eventos horteras y sin fuste se ha revelado ruinoso, incluso es un argumento defendible, porque: ¿acaso es más ruinoso montar tres congresos absurdos por una millonada que montar un Ágora que no sirve para nada, o una visita del Papa que es un río incontrolado de dinero?

El problema para defender su inocencia en este aspecto tal vez sea la peculiar estructura de costes que utilizó Nóos para justificar el gasto, desglosándolo en facturas totalmente inverosímiles, según las cuales se pagaban decenas de miles de euros por trabajos que apenas ocupaban la duración del congreso o, a lo sumo, un par de días más, o que eran directamente subcontratados (a veces, por vías tan chungas como montar un concurso de estudiantes del Ceu a los que se les pagó cuatro duros por el cartel del Valencia Summit). Y cuando algo así, además, se repite año tras año, y hasta tres veces, resulta un tanto complicado defender, por parte de las autoridades políticas que acordaron su financiación, que ellos no veían nada raro en ello.

Todo esto, por supuesto, si es que al final Camps y Barberá son imputados por el TSJCV. Hay factores de peso para que así sea: el ambiente social y político, por una parte, muy poco proclive a aceptar componendas, y menos con los parásitos de la Casa Real. Los antecedentes que afectan a otros dirigentes políticos en similar situación (Jaume Matas). El peso político de los pre-imputados, en claro declive en el caso de Barberá, y nulo en lo que concierne a Camps. Y las cantidades económicas que se manejan, en absoluto menores.

Asín es el pufo que vamos a dejar; ¡asín de grande!

Asín es el pufo que vamos a dejar; ¡asín de grande!

Pero también hay un factor muy importante que juega a favor de Camps y Barbera: las presiones que sin lugar a dudas estará haciendo la Casa Real para evitar, a toda costa, la apertura de un segundo caso Urdangarin en Valencia. Otra vez todo el proceso en marcha, con instrucción del caso, imputación de Urdangarin, y quién sabe si de la Infanta, juicio oral,… Todo el follón de Nóos en el candelero al menos durante un año más. Otra oportunidad para detallar en los medios de comunicación las vergüenzas de la Monarquía y de la lacayuna clase política española en su relación con los Borbones.

Y, además, con el inconveniente añadido de que a Camps y/o a Barberá les dé por explicar las razones que pudiera haber detrás de los contratos con Nóos, más allá de que seguro que veían muy interesante para la Comunidad Valenciana hacer unos congresillos absurdos con nula repercusión mediática, social y no digamos económica: las presiones, con la sonrisa en la boca, de la Casa Real, quizás del propio Campechano, para obtener los contratos.

Lo más frustrante del asunto es que los tiempos no se acomodan para que Rita Barberá cumpla su sueño más perverso, y que es la única explicación que se me ocurre para que anunciase que volverá a presentarse en 2015 a pocos días de dilucidarse su imputación en el caso Nóos: “Hacer un Camps”. Es decir, que te imputen por un delito, presentarte de nuevo a las elecciones a pesar de estar imputado, ganar las elecciones arrasando por mayoría absoluta y a los pocos días, pues oye, que me lo he pensado mejor, que he decidido dimitir para prepararme el caso en el que sabía perfectamente, antes de las elecciones, que estaba imputado. Y unos meses después, entrevista en Telva y… ¡a triunfar! Pero es dudoso que Barberá pueda “hacer un Camps» en condiciones: probablemente el juicio se resuelva antes y, aunque no sea así, de lo que sí subyacen muchísimas dudas es de aquello de arrasar en las elecciones municipales de 2015.

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9 thoughts on “Rita y Camps, pre-imputados

  1. Quercus

    Ja era ora d’un article sobre l’últim gran tema a la paella rusa.
    Tinc molta curiositat per coneixer l’actitud dels amiguets del TSJCV, tornaran a dir que ací no ha passat res per a que poc després el suprem els des-diga???

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  2. desempleado

    Rita arrinconada contra la pared puede ser muy peligrosa para cierta institución de cuyo nombre no quiero acordarme. Una cosa es el tarugo de paquito camps, pero… ¿rita? eso es caza mayor. Nos vamos a divertir.

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  3. DeTomaso

    A este paso, vamos a tener que hacer un nuevo diccionario con expresiones como:

    «Hacer un camps» o
    «Hacer un Sergio Ramos»

    Ejemplo:

    Manuel, traete las cervezas. Vale….ey…uy…catacrash!!!
    ¿Qué ha pasado?
    Nada, que Manuel ha hecho un Sergio Ramos con las cervezas…
    Qué putada…

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  4. Senyor Garrofó

    Lo tremendo del tema es asistir a cómo va la gente, a estas alturas, alegre al matadero (o no,mero al menos, da la sensación,,calladito) para inmolarse a mayor gloria de los Borbones. Vaya tela

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  5. Fogater

    No sé si alguien me podría explicar por qué Rita no dejó la vara de mando después de 2007. Con los 21 concejales que logró y una aplastante mayoría, se podría haber retirado en el cénit de su carrera política y haber pasado a la historia como otro mito para la ciudad. Además, si ella se hubiera retirado entonces, cualquier candidato -insisto, cualquier candidato- hubiera vuelto a ganar la alcaldía en 2011. Por tanto, se hubiera podido refugiar como diputada en las Corts y con los deberes hechos. Sin embargo, ha esperado a que llegara su fecha de caducidad y eso es algo que nunca entenderé en un animal político como es Rita. Esta vez se ha equivocado y ha medido mal sus fuerzas: el enemigo ya no es el PSPV, hecho unos zorros, sino un tal Ribó que es capaz de concitar amistades y destilar ese buen rollito que ella ya no es capaz de vender. Y sólo faltaría que UPyD le infringiese otra humillación: que ella gane las elecciones pero que al necesitar el PP los votos magentas para poder gobernar, estos últimos pidan la cabeza de Barberà como condición para pactar. De verdad, no entiendo cómo ha sido tan mal estratega.

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  6. Guerau

    Tampoco lo tiene Rita tan negro en 2015. El PP sólo necesita dos cosas para volver a gobernar: por un lado ser el partido más votado, algo que nadie pone en duda que lo volverá a conseguir, y por el otro que la entrada de UPyD en el consistorio impida que PSOE, Compromís y EU sumen mayoría absoluta, algo también muy probable según las encuestas.

    Según la ley, si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta de los votos de los concejales en el pleno, entonces gobierna automáticamente la lista que haya ganado las elecciones. Por consiguiente el PP no necesitaría los votos de UPyD para conseguir la alcaldía. Solamente con que los magentas se votasen a sí mismos en el pleno de investidura ya volvería Rita a tener por enésima vez la vara de mando, aunque, eso sí, tendría que gobernar en minoría. La única forma de desbancar al PP sería que UPyD montase un cuatripartito con la izquierda, algo que estaría por ver…

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