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Valencia, las bicis y la vieja política

En la cuenta que La Paella Rusa tiene en Twitter prestamos siempre mucha atención a un tema aparentemente menor y poco político como es el de los atropellos de viandantes y ciclistas. Lo hacemos porque, en realidad, el tema no es ni menor ni poco político. No si tenemos en cuenta, como venimos denunciando desde hace tiempo, que Valencia es la ciudad que lidera la tasa de atropellos por habitante en España (lo que equivale a decir, claro, en Europa occidental) desde hace años. Algo que, por fin, empieza a aflorar en el debate público, aunque desgraciadamente tenga que ser al son de más y más muertes, inmediatamente imputables a imprudencias, descuidos, actitudes homicidas e irresponsables según los casos, pero mediatamente relacionadas con una forma de hacer política, la del PP en la ciudad de Valencia, que se ha quedado vieja, viejísima, y que supone un grave problema a todos los niveles para los ciudadanos.

Lo más notable de este fenómeno es que en el caso del Ayuntamiento de Valencia, en cuestiones tan visibles como las políticas de movilidad urbana, pero también en todas las demás, sus políticas no sólo se han quedado viejas, sino que todo el mundo lo ve. Incluso sus apoyos tradicionales y las clases urbanas más tradicionales, supuestos bastiones de la derecha amante del modo de hacer política de Rita Barberá. El diario Las Provincias, que cuando Pérez Casado hizo el primer carril bici entre la Plaça del País Valencià y la Avinguda de Blasco Ibáñez montó una campaña para cachondearse del tema, es ahora un medio que informa de manera impecable y sensible de todas las cuestiones relacionadas con la bici. Los vecinos del Ensanche, cuando al Ayuntamiento de Valencia le dio por enterrar 5 millones de euros en remodelar las Grandes Vías sin ampliar aceras ni aprovechar para hacer un carril bici, fueron los primeros en poner el grito en el cielo. Y mientras no hace mucho los miraban con desdén, ahora desde el Ayuntamiento no tienen más remedio que hacer caso a asociaciones cívicas de recorrido intachable como València en Bici, porque clama al cielo tener carriles-bus sin autobuses que podrían ser carriles-bici, o reformar la avenida del Puerto sin carril-bici… y tantas y tantas cosas.

El resumen no puede ser más claro: el Ayuntamiento de Valencia va hoy claramente a rebufo de la sociedad civil, que tiene mucho más claro que nuestros políticos cómo hacer las cosas en beneficio de todos. Y los ejemplos van a continuar. Porque el anillo ciclista en la ronda interior llegará, sí o sí, por mucho que el Ayuntamiento se haga el remolón. O la iniciativa Zona 30, lanzada también por asociaciones cívicas, en materia de pacificación del tráfico. Pero el tema no se limita al tráfico: son asociaciones de vecinos de trayectoria ejemplar como Amics del Carme los que proponen una y otra vez medidas de regeneración y de acción urbana que el Ayuntamiento ignora… hasta que son incluso los propios comerciantes de la ciudad, como está pasando cada vez más, los que presionan a Rita Barberá y al PP para que haga caso a las propuestas de los antaño vistos como marginales, perroflautas y antimodernos.

La política de fallerización salvaje, con desprecio a los vecinos y a la calidad de vida, unida a la absurda pretensión de convertir a Valencia en un escaparate turístico de baratillo, que ha sido el leit-motiv de la renovación urbana a que ha sometido a la ciudad el actual Ayuntamiento, está totalmente agotada. Lo mejor de la ciudad, las mejores ideas de renovación urbana y de intervención sobre su tejido económico y social son ya, desde hace años, de colectivos vecinales y ciudadanos. No sorprende, sin embargo, que este Ayuntamiento sea incapaz de procesarlo: su proyecto político y su cosmovisión de la ciudad son hostiles a aceptar algo así. Por eso, sencillamente, su tiempo ha pasado. Y no tanto porque sean viejos (que ya lo eran, en sus planteamientos y visiones, cuando llegaron) sino porque a estas alturas incluso sus electores más recalcitrantes también son conscientes de cuán viejos son: en las encuestas de Las Provincias sobre movilidad urbana de estos días una mayoría de lectores de ese medio votaba contra las extravagantes políticas municipales en materia semafórica que permiten circular por la cuidad a 70 u 80 km/h, por poner un ejemplo significativo.

Porque ahí tenemos un elemento adicional muy interesante que alerta sobre cuán diferente es la situación: ¡son los propios ciudadanos los que, a día de hoy, mayoritariamente, piden una ciudad con calles 30 y semáforos que impidan que se circule a más velocidad de la autorizada! Algo sobre lo que no sólo el PP tendría que tomar nota sino también una oposición acomodada que lleva años quejándose de que los ciudadanos no les voten pero que, acojonada ante cualquier movimiento que piensan que pueda costarles votos, ni arriesgan ni innovan. ¿Alguien recuerda al PSPV pidiendo un programa verdaderamente agresivo y transformador de peatonalizaciones? Será porque en los manuales del Sr. Calabuig no viene fiarse de los movimientos cívicos, pero a la hora de la verdad, y salvando alguna pequeña declaración voluntarista pero vacía de contenido, el PSPV ha adoptado, por miedo a perder votos, el mismo credo que el PP: sólo reaccionar cuando esté claro que los ciudadanos claman por una nueva forma de ordenar la convivencia ciudadana. Y es, justamente, lo que está pasando. Pero, lógicamente, dejando desarbolados no sólo al PP sino también al PSPV (mientras Compromís, con indudable inteligencia y sensibilidad, tiene al menos el sentido común de tener la oreja puesta y prestar atención a lo que pasa en la ciudad… y en respuesta el Ayuntamiento de Valencia les monta pollos por aparcar sus bicis en el Ayuntamiento).

La politica urbana viejuna que el PP ha aplicado desde 1991 a la ciudad de Valencia queda simbolizada como en ningún otro ámbito en las bicis blancas que fantasmagóricamente aparecen por la ciudad, señalando los lugares de los atropellos mortales. Unas bicis que el Ayuntamiento, a la postre, acaba retirando al cabo de unas semanas, no sea que su presencia sea demasiado constante, demasiado opresiva, demasiado fea para la marca turística de botellón, borracheras y puteo a los vecinos que nos quieren imponer. Pero quedan en nuestra memoria, como símbolo de lo mal que estamos haciendo las cosas… y como recordatorio de que hay otra manera de hacer ciudad y de convivir que sería mucho mejor para (casi) todos.

Bici Blanca Rebeca

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13 thoughts on “Valencia, las bicis y la vieja política

  1. Senyor Garrofó Post author

    Suma y sigue: Las Provincias informa, e informa muy bien, sobre un nuevo ejemplo de lo comentado: son colectivos vecinales y estudiantiles los que mejor han estudiado cómo transformar a bajo coste y de modo que quede un vial seguro y útil el carril bus inutilizado de la Ronda Nord en carril-bici y ceden su informe técnico al Ayuntamiento.

    La noticia, con enlace al documento en cuestión:

    http://bicivalencia.lasprovincias.es/los-ciclistas-alertan-del-peligro-del-nuevo-carril-bici-de-la-ronda-norte/

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  2. Fallero y orgulloso

    Veo que los falleros hemos vuelto a pagar el pato y que la culpa de que la genocida manera de ordenar el tráfico del ayuntamiento, cuando produce muertes, va y resulta que es de las Fallas.

    Supongo que nos lo tenemos merecido por haberle reído durante tantos años todas las gracias a Rita Barberá y su gente. Pero toca los cojones que todo lo chungo de esta ciudad acabe relacionado con las Fallas.

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  3. isblagi

    Anàcdota real al voltant de la conciència cívica dels governants de la ciutat respecte al tema de la bicicleta:

    No fa molt, encara treballava jo a València, i tots els dies desdejunava a una cafeteria al carrer Moratín al centre de la ciutat, peatonal però sense el trafec dels carrers Russafa o Ribera. Un bon dia un dels cambrers de la cafeteria aplegà a treballar malhumorat. El motiu va ser que lligant la bicicleta a una de les faroles que estan davant la cafeteria per tal de tindre-la a la vista, passava per allí el concejal d’enllumenat públic (sí, tal càrrec existeix) el qual li va amollar el puro perquè no es podia lligar la bicileta a la farola. «¿Com que no?» li diu el cambrer. I el concejal li soltà que ell era l’amo de les faroles de la ciutat i que si no volia denuncia i «quartelillo» que deslligara la bicicleta…

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  4. Barbara

    Jooo, bombonazo… Qué falta hace una concienciación colectiva sobre tema bicis… Yo hace 3 meses que no voy en bici xq está todo muy oscuro… En el río solo hay luces por el carril central… Y en la ronda norte, ni te cuento… En fin, a ver si llega pronto el buen tiempo y la luz natural y puedo volver a m bici con tacones… Y mientras, aguantaré a las imbéciles ( en este caso, sorprendentemente era tía) que me pita cuál asesina en serie por ir en bici por la calle Jorge Juan y no dejarle pasar con su coche de mierda…

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  5. Comandante Chávez Frías

    Fallero Orgulloso, deja el victimismo de lado. Es evidente que la culpa de que Valencia parezca el Grand Theft Auto no es de los falleros. El Sr. Garrofó hace referencia a la fallerización de la ciudad, y como tal se entiende, mal que os pueda pesar, a la ausencia total de respeto a la convicencia cívica propia de las fallas. A la Ley del Fallero, Artículo 1: Hago lo que quiero. Artículo 2: Ten cojones de protestar que te voy a joder más. En definitiva, a la ciudad gobernada por la Ley de la Selva que es Valencia durante la semana fallera (aunque es más acertado llamarla «las cuatro semanas falleras») y que cada vez más se extiende a otros ámbitos alejados de los casales.

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  6. Arrop i Tallaetes

    Supongo que el ataque al mundo fallero del Senyor Garrofó va dirigido a un consistorio que no pone pegas ni reparo alguno a que cada comisión fallera por el espacio de más de 15 días corte a placer dos cruces de calles para poner inmensas carpas desmontables/escenarios de verbenas/castillos hinchables/estridentes discomóviles…mientras que muchas de las principales arterias de la ciudad no tienen ni un mísero carril bici. Así a bote pronto, la Calle La Paz, Colón, Grandes Vías, Avenida del Cid, etc…

    ¿De que sirve tener todo un ValenBisi si para ir de la Estación del Norte a Blasco Ibáñez (Universidades) hay que jugarse el tipo hasta que llegas al río? Y ya no les cuento mis peripecias de estudiante allá por los 90 para ir desde Mislata al Campus de Burjassot por la Avinguda de Burjassot…una experiencia peor que Mogadiscio para los Marines!!!

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  7. Senyor Garrofó Post author

    El tema no son las Fallas pero, como le han comentado, las Falls son un ejemplo.

    Un ejemplo de esa política viejuna, que deja todo como está, aparentemente, cuando ese inmovilismo lo que hace es consolidar privilegios de unos vecinos (conductores, falleros…) sobre otros (peatones, niños que necesitan dormir…) que históricamente se tenían por evidentes, por naturales, pero que afortunadamente ya no hay quien vea normales. Un ejemplo de política incapaz de ordenar la convivencia desde el sentido común para proteger a los más débiles y a los que menos molestan. Un ejemplo de política que ha fracasado a la hora de articular formas en que todos puedan hacer, dentro de un orden, lo que prefieran, porque permitir que los casales vivan de facto al margen de la ley y que tener uno debajo de casa te condene a no dormir 100 noches al año o que de facto se pueda circular sin problemas por la ciudad a 80 y 90 km/h acaba suponiendo, a la hora de la verdad, que la gran mayoría de vecinos perdamos nuestro derecho más básico: el derecho a que nos dejen hacer nuestras cosas sin molestar a nadie con un mínimo de paz y de tranquilidad.

    Pero, como digo, el tema no son las Fallas. De hecho, a ver si las Fallas un día de estos se ponen las pilas y empiezan a ayudar como colectivo a hacer propuestas de mejora de la convivencia y de uso del espacio público que sean interesantes y con espíritu constructivo, en beneficio de todos y de la ciudad. Y mientras las Fallas no lo hagan, pues seguiremos siendo los demás los que pidamos peatonalizaciones, calles 30, carriles bici segregados de acera y calzada por las vías de gran capacidad y respeto de todos por todos.

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  8. Gekokujo

    Doy fe.

    Tuve la suerte de emebestir yo al vehículo y no al revés. Si no, posiblemente no lo estaría contando. Eso sucedió en Valencia no hace tantos años.

    Una pena, porque la ciudad tiene muchos factores para ser un lugar estupendo para vivir. Pero habrá que currárselo.

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  9. Julio Grau

    Yo creo que este tema debería ser el verdadero caballo de batalla frente a Rita Barberá porque es algo que cuesta vidas. El cambio de política de tráfico en la ciudad es perentorio y (lo mejor de todo) prácticamente gratis de hacer.

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    • Senyor Garrofó Post author

      Efectivamente, el tema es muy importante porque cuesta vidas. Y sería muy fácil, y muy barato, evitar muertes. En tiempos de crisis, con la de pocas políticas en las que no te pueden poner la excusa de la pasta para negarse a avanzar, es increíble que la oposición no lleve años con este tema como caballo de batalla.

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  10. pitxiri

    En este assumpte, que com tants altres està necessitat d’una decisió clara, intel·ligent i valenta per part de les nostres autoritats, em venen sempre al cap les sàvies paraules del professor Sorribes: que no volen! que no volen!

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  11. toni linares

    y estais comentando la politica vieja en torno a la bici.. pero yo la extendería también al peatón. es vergonzoso ver en casi todas las calles el espacio minusculo (1m, 2 como max) de aceras, y el estado en el que se encuentran, con diversas losas/pavimentos y siempre ocupadas por todo lo que os podais imagnar salvo de peatones, mas que nada porque ya no pueden ir por ellas. mupis, marquesinas de EMT, buzones, carriles bici, estaciones de valenbici (deberían estar en la calzada como en BCN), coches subidos en los cruces y lo peor ahora mismo, las terrazas cubiertas que han ido apareciendo y extendiendose hasta dejar aceras de 4m de ancho en menos de 1. toldos que parecen de la feria de abril, cada cual más llamativo y con las estufas en invierno. y no he querido mentar los contenedores tochos porque ya me pongo malo..
    la verdad es que no he conocido cioudad en que se cuiden tan tan poco estos detalles de urbanismo, y hacen que pasear sea un suplicio.

    y con vosotros, la ciudad está íntegramente diseñada para y por el coche. ingeniero civil dixit

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  12. Pingback: València, les bicis i la vella política – Per L'Horta · Defensem el territori

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