La Paella Rusa publica hoy, con permiso del autor, un artículo de Guillermo López García, profesor de Periodismo en la Universitat de València, aparecido originalmente en Valencia Plaza. En el artículo se argumenta que las insuficiencias de la estrategia de oposición que está llevando a cabo el PSPV explican en parte la sorprendente fortaleza electoral del PP, a pesar de los muchos errores cometidos en su acción de Gobierno.
Con denunciar la corrupción no basta
Guillermo López García
Desde que llegó al poder en la Generalitat Valenciana en 1995, el Partido Popular ha conseguido cimentar una sólida hegemonía electoral en la Comunidad Valenciana. Esta mayoría social se basa en varias líneas de fuerza: el PP se presenta como un partido eficaz en la gestión. Como un partido en la práctica regionalista, que defiende los intereses de los valencianos frente a un enemigo exterior más o menos identificado: el PSOE desde que gobierna en España y, desde el principio, aunque se moldee con mayor o menor claridad según las circunstancias, Cataluña y los catalanes. Por último, el PP sería el partido que ha puesto Valencia en el mapa gracias a su fomento del turismo y la construcción inmobiliaria que viene asociada con él y de los grandes eventos culturales y deportivos.
Con este modelo el PP ha conseguido mayorías absolutas sucesivamente mayores desde 1999. También ha incrementado, como explicaba Anselm Bodoque, su poder en los municipios. Es decir, electoralmente funciona muy bien. La cuestión es si tras el estallido de la crisis económica sigue siendo un modelo viable.
Una observación desapasionada de lo ocurrido en la última legislatura probablemente nos conducirá a una respuesta negativa: la crisis del sector inmobiliario ha golpeado con particular virulencia a la Comunitat. También ha quedado bastante claro, a estas alturas, que no se trata de una crisis coyuntural que pueda resolverse en un par de años. Los grandes eventos aparecen, en su mayoría, como empresas poco rentables en términos mediático-turísticos y directamente ruinosas en lo económico.
Por otra parte, el Consell nos ha acostumbrado a una parálisis tan prolongada como preocupante en esta legislatura, en parte debida a los problemas económicos y en parte a los jurídico-políticos que se derivan del caso Gürtel, sobre todo en lo que se refiere al president Camps. Estos problemas (dificultades económicas y debilidad política) también explican la indefendible cesión de las dos principales entidades financieras valencianas, Bancaja y la CAM, cuyo control ya no radica en la Comunitat Valenciana.
Queda el enemigo exterior, el PSOE que gobierna en Madrid, y que en parte protege al PP valenciano de los costes electorales de sus decisiones estratégicas (por ejemplo, nítidamente, en lo que concierne a la crisis económica y el hundimiento del sector inmobiliario). Pero, aun así, es sorprendente que nada de lo ocurrido (y también de lo que no ha ocurrido) en esta legislatura vaya a tener, en apariencia y según indican los sondeos de opinión, coste electoral para el PP en la Comunidad Valenciana. Más bien, avisan las encuestas, ocurrirá lo contrario.
¿Qué está haciendo el PSPV?
Pocas cosas hay más importantes, en política, que seleccionar aquellos temas por los que queremos ser identificados por la ciudadanía. Evidentemente, se trata de escoger cuestiones que resulten beneficiosas: por su afinidad con la ideología del partido; porque respondan a lo que el partido ha venido defendiendo siempre; porque correspondan a los intereses de una mayoría de los ciudadanos (o, al menos, de la mayoría de los votantes potenciales); o porque son cuestiones que objetivamente perjudican al rival. Lo primero que tiene que hacer un partido político, su principal decisión estratégica, es definir cuáles serán sus marcos de referencia ante el público: de qué temas va a hablar, desde qué enfoque, y por qué motivos.
Es verdad que el PSPV llega en un contexto también difícil a la cita electoral, merced sobre todo a las consecuencias electorales de la crisis económica. Pero esto no justifica los planteamientos que están haciendo los socialistas. Más allá de la denuncia de la corrupción del PP, el PSPV no da la sensación de ofrecer planteamientos alternativos a lo que ya ofrece el PP. Parece partir a menudo de una acepción surrealista: como la mayoría de los ciudadanos vota al PP, nosotros no podemos separarnos demasiado de los planteamientos con los que el PP logró la mayoría.
Así que el PSPV se pasa la vida diciendo «sí, pero». Sí que nos gusta la Formula 1, pero queremos que salga gratis. Sí que nos gusta la visita del Papa, pero no nos gusta la corrupción que puede conllevar. No nos parece demasiado mal el crecimiento urbanístico desaforado de la última década, a pesar de que estemos viviendo ahora sus consecuencias negativas. En todas estas cuestiones el PSPV no tiene una posición firme, porque habla preocupándose, ante todo, de no molestar a los votantes del PP. Y con ello se parte de una percepción absurda: que los votantes del PP son ciudadanos que apoyan al PP sin reservas y en todos los extremos de su acción de gobierno. Por otra parte, si la crítica que se hace no es de fondo, sino de matiz, y basada en obviedades (¡claro que los ciudadanos no quieren que los políticos sean corruptos, y que preferirían que las cosas le costasen menos dinero, o nada, al erario público!), difícilmente seducirán a nadie.
Pero mucho peor que cómo defiende las cosas el PSPV es observar la enorme cantidad de asuntos en los que el PSPV no dice nada, o lo dice con la boca pequeña, sin considerarlo, en realidad, una cuestión central de la campaña. Por ejemplo, la mencionada pérdida de control de las cajas de ahorro. O la gestión privada de los hospitales públicos. O el escandaloso trato de favor a la Universidad Católica de Valencia y, más en general, a la educación privada. Algunos son errores debidos a la debilidad o falta de juicio del actual Consell, otros son temas tradicionales de la izquierda que el actual PSPV prefiere dejar de lado.
Se une a ello una actitud general ante las cosas que, en realidad, habla más bien a favor de los socialistas en lo moral, pero es muy negativa en lo político: ante un escándalo que aqueje por igual a los dos grandes partidos, la respuesta del PP es siempre denunciar, sin freno y constantemente, la mala actuación del PSPV. Los socialistas, en cambio, tienden a callarse: como a ellos también se les pueden reprochar comportamientos similares, prefieren mantener silencio. El resultado de esta divergencia de planteamientos es que el público, que ve cómo sólo los escándalos que aquejan al PSPV son sistemáticamente denunciados (por el PP y los medios afines), acaba por darles más importancia.
El transfuguismo es un ejemplo perfecto de lo que estoy comentando. En la Comunidad Valenciana han surgido, a lo largo de la última legislatura, dos mociones de censura apoyadas en tránsfugas, en municipios de tamaño parecido (Benidorm, y Dénia) y con el mismo resultado: el cambio de signo de la alcaldía. En un caso, un tránsfuga del PP provocó la pérdida de la alcaldía de Benidorm a manos del PSPV. En el otro, Dénia, ocurrió exactamente lo mismo, pero al revés.
Son dos asuntos muy similares, pero los medios de comunicación han hablado mucho más de Benidorm que de Dénia. Y ello no sólo se debe a que en Benidorm esté por medio la familia de Leire Pajín, puesto que también podrían comentarse cuestiones mediáticamente muy relevantes de Dénia (cuya moción de censura se enmarca en un enfrentamiento de la alcaldesa socialista, Paqui Viciano, con varios empresarios del sector inmobiliario que buscaban la aprobación de un gigantesco PAI). Se debe, fundamentalmente, a que el PP no tiene ningún problema en atacar al PSPV (y también al PSOE, a nivel nacional) por el caso de transfuguismo de Benidorm, sobre todo mientras la estrategia del PSPV sea dar la callada por respuesta «no sea que, si sacamos lo de Dénia, nos saquen lo de Benidorm». Pero, por supuesto, «lo de Benidorm» sale igualmente.
Etiquetas Blanquerías, crisis económica, encuestas, estrategia electoral PP, estrategia electoral PSPV, Estrategias, firmas invitadas, Fórmula 1, Gürtel, modelo económico valenciano, Todo para los curas, Valencia Plaza
Els socialistes i l’esquerra en general són víctimes d’una tormenta perfecta. Si la baixada dels socialistes anara acompanyada d’una pujada en la intenció de vot de la resta de l’esquerra, la cosa tindria la seua lògica. El problema però, és que ací ningú no alça un gat de la cua.
Jo també compartisc el raonament de que el PP mata puces a canonades. Però és evident que qui controla Canó-9 són ells. El colmo dels colmos és que els populars fins i tot lleven un text del ninot de Rajoy d’una falla per no ferir la sensibilitat del líder.
Per si faltara algna cosa, el PP porta a passetjar a Antoni Asunción que ix més a Canal 9 i Ràdio 9 que Alarte.
I què dir de la renovació interna? Asunción diu que si Alarte no iguala a Pla ell es presentarà d’ací 4 anys per salvar el partit. Si ell fracassa, d’ací 8 anys segur que l’esperança blanca serà Joan Lerma.
La solució no està clara, però és evident que qualsevol solució passa per un diagnòstic i en això crec que alguna cosa està avançant-se.
Denunciar la corrupció no és suficient, però és imprescindible. La meua reflexió és que possiblement estem fallant en la didàctica. Separar la política del partidisme.
El PP ha aconseguit una cosa tremenda: convertir els simpatitzants en adeptes. I en això, ajuda molt la sagristia.
Bé. És evident que hui tinc la vena optimista.
Sinceramente, estoy más de acuerdo con el análisis de Guillermo López, que me parece muy acertado, en la línea de lo que por ejemplo ya publicó Manuel Alcaraz en su tribuna por aquí que con esa visión de que todos los elementos juegan en su contra, con mención especial a Canal 9, que esgrime habitualmente el PSPV y que creo que se introduce en las razones que expone Joan.
Aquí hay un proyecto, que se ha convertido en hegemónico, y que es el que es, con unos trazos bien definidos, por parte del PP. Es un proyecto que tiene cosas buenas (es sencilla, es fácil de entender, apela al individualismo creciente en nuestras sociedades y eso lo hace muy eficaz, además tiene un caldo de cultivo abonado entre los valencianos con derecho a voto, mucho más pudientes y con miedo a perder antes que con ansias de ganar que los valencianos que, por ser inmigrantes o lumpen, o no tienen derecho a voto o no lo ejercen). Pero que también tiene numerosos puntos débiles y flaquezas. Básicamente que no funciona a medio y largo plazo. Que nos hace a todos un poco peores.Y que, en realidad, no «nos conviene» tanto como a primera vista pudiera parecer a las clases medias con aspiraciones burguesas (por no hablar de lo mal que les viene a las clases trabajadoras). Todas estas carencias, además, son cada día más evidentes.
Ocurre que para que estas flaquezas se conviertan en rémoras electorales, tiene que haber:
– gente válida;
– que entienda lo que está pasando;
– que tenga un proyecto alternativo sólido y viable;
– que ponga de manifiesto, como reverso virtuoso, los defectos del proyecto hegemónico popular;
– que se haga un esfuerzo explicativo constante y coherente del mismo;
– que donde se gobierna se actúa ejemplarmente, de manera que cada acción de gobierno suponga un ejemplo micro de ese proyecto macro;
– que además se sepa centrar el debate público y político en dos o tres cuestiones donde estas discrepancias de vean, sean evidentes y pongan de manifiesto el desastre del modelo del PP;
– para todo ello, de nuevo, hace falta gente formada, con talento político y con ideas progresistas que sirvan:
– a lo mejor así a corto plazo no se gana, pero se ponen las condiciones para ser una alternativa cuando el modelo hegemónico empieza a ser débil, por cuestiones intrínsecas (crisis económica que pone de manifiesto sus flaquezas y su debilidad estructural), extrínsecas (corrupción) o ambas a la vez.
Ahí está. Un programita en 8 ó 9 pasos. El actual PSPV, al que generosamente muchos consideran «izquierda» no ha sido capaz de llegar ni siquiera al segundo escalón (y eso, siendo generosos, y asumiendo que el 1 medio lo tienen, más por masa crítica que por otra cosa).
Andrés, estoy totalmente de acuerdo con lo que dices. Pero precisamente si algo he aprendido leyendo a la Paella Rusa es que los socialistas valencianos, generalizando, no están mucho por la labor. Más bien parece que andan preocupados con salvar los pocos muebles que les quedan.
No conozco la gestión de los ayuntamientos dónde gobierna, apenas un poco del caso de Orengo en Gandia, pero parece que en los consistorios tampoco se han lucido especialmente. Y quizás por esta razón, entre otras, tengo la sensación de que en el PSPV se sienten sin fuelle.
No sé si reconstruir un discurso es posible con los de siempre, y esta es una pregunta que lanzo al aire. Lo que sí sé es que tanto socialistas como populares han hecho tantas cosas mal que necesitarán hacer muchos méritos antes de considerarlos dignos de mandar.
Pense que infravaloreu el poder de Canal 9. Un partit que ha fet de l’espectacle i la consigna el seu programa electoral és ben poca cosa sense un aparell de propaganda. I estos dies en la Paella Rusa ha eixit un bon i didàctic exemple dels «eventos» del PP que no haurien servit de res sense un canal-9. Burjassot és el cor del sistema. El que també servisca d’excusa per a la insoportable levitat del PSPV no obvia esta realitat.
Trobe realment interessant que aquells que no veuen Canal 9 parlen tan d’ell. Tan interessant com que tots els que no voten al PSPV li donen lliçons sobre el que ha de fer. De vegades amb receptes molt acadèmiques. Voleu enfonsar-los encara més?
Hui, com vaig de prosaic i pragmàtic només li donaré un consell al PSPV: que es faça valdre dins de casa abans d’eixir fora. Que faça valdre que és la segona federació més important dins el PSOE. Que impose la seua força de vots a Madrid si vol treure vots ací. Que es faça una diàlisi i es traga l’orxata de la sang. D’esta manera es lliurarà del foc amic que és el que més baixes està produint en les files del socialisme valencià. Per cert, ja tampoc vote al PSPV. Mecachis!
Jo vaig votar al PSPV en les eleccions municipals passades a València. Enguany ni de conya.
I Canal 9 ja existia fa 4 anys. No sé si el meu cas és o no molt comú, però si ho és crec que no té sentit culpar Canal 9 de la pèrdua d’aquests vots, la veritat.
Voldria un aclariment: Haig d’entendre que enguany votaràs al PP? És que si no, no entenc el que vols dir.
No. Votaré Joan Ribó. La qüestió és que el PSPV perdrà un vot. I no serà per Canal 9, serà perquè el que ha fet el PSPV a València és una manifestació d’incompetència i entreguisme a la dreta de manual (sí, de manualet d’eixos del Sr. Calabuig).
No sé que té a veure que no votes al PSPV amb el que jo dic de Canal 9. Passar de votar PSPV a votar Compromís està molt bé. Fins i tot és probable que t’imite. M’havies preocupat.
Lo de Canal 9 es un tema de matematica simple, Canal 9 no tiene, ni ha tenido tanta audiencia como votantes tiene y parece que va a tener (según las encuestas) el PP.Y menos aún los informativos. Luego no le podemos atribuir el exito electoral del PP. Ni el exito electoral del PP ha contribuido al exito en terminos de audiencia de Canal 9.
«Dénia (cuya moción de censura se enmarca en un enfrentamiento de la alcaldesa socialista, Paqui Viciano, con varios empresarios del sector inmobiliario que buscaban la aprobación de un gigantesco PAI)»
No, mas bien se enmarca en la división interna que propició Viciano en su partido a base de sectarismos, autoritarismos, arrogancias, prepotencias, persecuciones y desprecios.
Y si no a santo de que, el transfuga (con papeles) se dio 9 meses de tiempo para ver si Viciano bajaba del burro, cuando con dos meses como en Benidorm es mas que suficiente para presentar una moción de censura, si es que habia tanto interes como afirmais vosotros.