Lo increíble ha ocurrido. Una conjunción planetaria, un milagro, un fenómeno paranormal, una encuesta en la que José Ignacio Wert logre aprobar… Todo se queda pequeño ante lo que acaba de ocurrir esta tarde en Les Corts. O, mejor dicho, no ha ocurrido: finalmente, no ha habido votación, y Rafael Blasco abandona el Grupo Parlamentario Popular por su propio pie, antes de que le expulsen.
Y es un milagro no por Blasco, cuyos superpoderes maléficos pertenecen más al mito que a la realidad (por desgracia para el entretenimiento del respetable), sino porque… ¡Por fin Fabra logra una victoria! Por fin, el hombre que es sistemáticamente humillado, ninguneado, por Rajoy y por sus compañeros de partido, el hombre cuyas iniciativas en Madrid se cuentan por derrotas ignominiosas, el Gobernador Civil de Levante, gana en algo a alguien ¡Ese coach, cómo se nota, que ha empezado a hacerle músculo al President!
Naturalmente, el motivo de la expulsión de Blasco no es que el caso por el que ha sido imputado sea repugnante («genera alarma social», dice el Vicepresidente Ciscar). El motivo es que Blasco apareció en 13 TV criticando a Fabra, y eso sí que no. Que una cosa es que tengas a un diputado acusado de cometer actos repugnantes, y otra que ese diputado te critique en la tele y diga que no tienes ni media hostia, que eso sí que crea alarma social. El coach se plantó y dijo «President, es hora de enviar un mensaje. Respira hondo y deja que un aura de crecimiento personal entre en ti».
Nos hemos quedado sin el espectáculo, que prometía ser magnífico, de ver si todos los diputados en bloque seguían la mítica unidad rocosa del PP; si algunos votaban en contra de la expulsión de Blasco; cuántos se ausentaban; cuántos imputados votaban a favor de “su grupo”, es decir, a favor de Blasco…
Pero el propio Blasco nos ha escamoteado esos maravillosos momentos y se ha rendido. Quizás para ahorrarse la humillación de una derrota aplastante, o quizás porque así no rompe totalmente amarras con el PP, con lo que podría preservar el puesto de su mujer en el IVAM, tan necesario para aportarnos arte moderno y exposiciones itinerantes de Rablaci (aquí, una crítica muy elogiosa a Rablaci en El País; aquí, el autor de la crítica, Francisco Calvo Serraller, comisario de una muestra de Jorge Oteiza en el IVAM, institución en la que ha sido miembro del Consejo Rector), y de paso mantiene una –remotísima- posibilidad de volver algún día al PP.
Muy buena noticia para el PP, y muy mala para el espectáculo. Se reducen las posibilidades de que Blasco se monte un grupo de imputados ad hoc, de que el PP ponga en riesgo su mayoría absoluta, o de que aparezcan proyectos políticos ilusionantes en las próximas elecciones, destinados en exclusiva a joder al PP. Se aleja la vendetta, la imagen escalofriante de un Blasco maquiavélico, que pudo atisbarse en esa maravillosa entrevista de la nueva Intereconomía que es 13 TV (o “Intereconomía con curas”, o con más curas, mejor dicho). Queda claro, en todo caso, lo malo que es conceder entrevistas. Miren a Camps: concedió una y tuvo que dimitir dos meses después. Concedió otra y se convirtió definitivamente en un cadáver político, a pesar de su absolución.
Para la oposición… bueno, para la oposición, probablemente, todo lo que no implique un adelanto electoral es bueno. No parece que la firme gestión del PP, en los dos años de legislatura que quedan, les vaya a dar muchos réditos electorales, de manera que, desde el punto de vista de la oposición, cuanto más tarde mejor: más crisis que se comerá el PP.
Por supuesto, habrá que ver qué pasa con los otros imputados. En particular, con Sonia Castedo, una mujer con la que todo el mundo se comporta en el PP como si fuesen Ana Mato: sin enterarse de que ella pasa por allí. Otra bomba de relojería para Fabra, más complicada de desactivar, porque mientras tenga mando (y presupuesto) en plaza, tendrá acólitos y base de poder. Miren, en cambio, Blasco, cómo su base de poder se diluyó conforme perdía la Conselleria.
También habrá que ver si se unen a la fiesta más imputados. Es decir: qué pasa con Rita, con Camps (de nuevo), y cuántas sorpresitas nos depara el futuro. así como la evolución del asunto con los desafectos no imputados (Rus y Cotino, fundamentalmente). Pero la verdad es que en los partidos, precisamente porque son maquinarias electorales para colocar gente, la sangre no suele llegar al río… A no ser que no haya para colocar a todos.
Eso es difícil que ocurra en esta legislatura, mientras el PP valenciano mantenga el gobierno autonómico, las tres diputaciones, y la mayoría de los ayuntamientos, puede crear problemas (por los EREs en las empresas públicas, que claro que primero echamos a todos los que no sean del PP, pero en ocasiones no hay más remedio que echar también a algunos del PP). Puede haber navajazos y deserciones, pero difícilmente un estallido. Miren el PSPV, que está aún peor: se han ido muchos militantes, pero no se ha producido una escisión, ni parece que vaya a producirse. Pues en el PP, por ahora, tampoco, a menos que Fabra se ponga a echar imputados cual ángel de la muerte. Muy improbable.
Otra cosa será una vez se produzcan las elecciones municipales y autonómicas, sobre todo si, como parece probable, el PP pierde considerables cuotas de poder y, con ellas, capacidad de colocación. Entonces, vete tú a saber qué pasa.
Etiquetas Alberto Fabra, Caso Cooperación, coach, imputados, Rafael Blasco
Que un personaje tan siniestro como Blasco se haya retirado de la pelea debe ser por algo, dudo que haya querido hacerle un favor al partido. Más bien habrá querido evitar que sus afines se sacrifiquen por el momento,
Y a la oposición le conviene que de momento no haya lío, que no tienen ni candidatos ni proyectos y unas elecciones anticipadas les podría joder bien. Para ellos es preferible que sigan hasta 2015 proponiendo cosas por el LOL, como lo del valenciano de los íberos.
Jo sóc de la opinió (crec que ho va dir Enric Nomdedéu) que Blasco es retirava per a evitar la votació, i que així Fabra sapiguera quants diputats fidels tenia.
El cabró està mantenint el suspense… ¿quants diputats donen suport a Fabra? encara no ho sabrem…
Gracias por tu comentario. Desde luego, el mejor de los mundos posibles para la oposición, ahora mismo, es que las cosas sigan como están hasta el final de la legislatura. Impagos, parálisis, recortes, impotencia frente a Madrid, incluso episodios chungos como el del coach… Dos años más así y no creo que el PP pueda revalidar su mandato, ni con UPyD.
Sobre Blasco, me parece también que él lo vio negro y para ser revolcado en una votación y obligar a los suyos a retratarse, prefirió pasar. Esto es bueno para Fabra, indudablemente, porque los «retratados» se habrían convertido en un grupo de quintacolumnistas dentro de Les Corts. Aunque siempre es mejor tener identificados a los quintacolumnistas…
Pues a primera vista, diría que la jugada de Blasco ha sido inteligente. Sabiendo que tienes la batalla perdida, lo mejor es retirarte salvando lo que puedas y esperar tu oportunidad.
Lo de montar una escisión en el PP no lo veo. Si los que se van son imputados, encima le hacen un favor al partido, que puede venderlo como una operación de limpieza. Y políticamente, para los escindidos es algo muy arriesgado, pues en la historia política española ese tipo de movimientos no han tenido demasiado éxito. Y si te ganas los garbanzos en la política, es mejor no arriesgarse demasiado. En el peor de los casos, si no armas demasiado jaleo, puedes contar con una plaza de senador o de eurodiputado, que será un cementerio de elefantes pero pagan muy bien.
Estaré equivocado, pero para mí que esto lo pacta el Blasco con el Fabra: «Oye, que hago un poco de ruido en la tele, doy motivos para que me eches antes de la encrucijada del juicio oral y a Consuelo no me la tocas, que aún tiene que hacerse con unos cuantos cuadritos más para nuestra pinacoteca particular y seguir con la promoción del xiquet. En el futuro ya me conseguís algún carguito orgánico o me facilitáis el negociete ese de expropiación/recalificación y yo sigo quietecito sin tirar de la manta».
Lo de la escisión del pp sería para montar un «nuevo populismo» al estilo Tamayo-cañí, que yo, tampoco lo veo. Blasco es más listo que todo eso.
Ya tuvimos la batalla entre zaplanistas y campistas dentro del grupo parlamentario del PP en la legislatura de 2003-2007. ¿Ahora nos espera una reedición, con fabristas contra campistas? O mejor dicho, ¿fabristas contra imputados?