“Ya no queda droga. La droga se está acabando. Habrá que buscarse otra cosa”. Diga Vd. esto en la puerta de una discoteca de un polígono industrial un sábado por la noche. No se lo creerá nadie. Volverán todos el sábado siguiente a por su ración, que para algo han estado toda la semana dejándose los huevos en un curro de mierda. Para ventilarse el sueldo en fiesta y droga. Y el lunes, a poner el cronómetro a cero: sólo faltarán cinco días para un nuevo finde, para el desbarre, la fiesta y la dosis.
Esto, más o menos, es lo que está pasando con la droga legalizada, con el fútbol. La dosis semanal hace que todo se sobrelleve mejor. Aumentan los desahucios, crece el paro, se cae el sistema por la burbuja inmobiliaria y todos sabemos que la culpa es de los bancos y de los especuladores de la construcción. Pero luego todos esos especuladores están al frente de los equipos de fútbol y, venga, todos a aplaudir, a gritar, a cantar gol y a reírles las gracias a los veinteañeros multimillonarios que, semana tras semana, demuestran su capacidad dialéctica con frases como “el fútbol es así”, “no me gusta hablar de los árbitros” o “estoy triste y el club sabe por qué”.
El caso es que con eso se manipulan los sentimientos de identidad, se evade uno un instante, y vive el resto de instantes pensando en ese momento de evasión. Por eso, si se acaba la droga por el aumento de las deudas de los clubes, las cosas se pondrán muy mal. Eso es algo que entendió, en Valencia, la derecha en los años 80 y que la izquierda sigue sin entender. Así, mientras la derecha se infiltraba en la sociedad civil valenciana (en las comisiones falleras y en el fútbol), la izquierda iba de elitista por la vida, pasando de esas cosillas de la cultura popular. Así nos va. Y así es como arrastramos un complejo cultural, dejando de lado el estudio serio de fenómenos como las Fallas o el Valencia C.F.
De las Fallas ya hay publicaciones interesantes que demuestran que la identificación Valencia-Rita Barberá no se produce por casualidad. Del Valencia C.F. se ha tardado más en dar los pasos, pero se va haciendo camino. La nueva muestra es Bronco y liguero. Las 6 ligas del Valencia CF, una historia por la trayectoria del club a través de los seis títulos ligueros que ha conseguido en sus casi cien años de historia. Su autor, José Ricardo March, es un excelente periodista que indaga en el ambiente histórico y social de cada etapa, desde la primera liga obtenida en 1942 hasta la reciente etapa con Rafa Benítez como entrenador.
March pertenece a la nueva generación de periodistas, es decir, a la generación más preparada para el oficio que ha existido nunca en este país. Y se puede comprobar leyendo el libro y comparándolo con cualquier panfleto-noticia publicado a diario en los tebeos que se autodenominan “prensa deportiva”. Aquí, en Bronco y liguero, se manejan con exhaustividad los datos, pero no para el lucimiento personal del autor, sino para ilustrar una época concreta, lo que constituye el meollo del libro. Eso sí, sin caer tampoco en disquisiciones sobre la ontología del balón como metáfora de la existencia. Es decir, sin rollos patateros como si fuera el autor un postmoderno argentino en busca del verbo florido y la metáfora perfecta.
El libro es un trabajo de un periodista. Y forofo. En el buen sentido de la palabra. Porque el forofismo, la afición, no debe implicar el sometimiento ciego a unos individuos que se han apropiado de un deporte popular (del pueblo) para manipular los sentimientos colectivos y recalificar más terrenos, construir más pisos, dar más pelotazos urbanísticos, destrozar las cajas de ahorro, arruinar la sociedad del bienestar y putear sin piedad al trabajador. Bronco y liguero no oculta la pasión por el fútbol pero toma distancia al no caer en el fanatismo tontorrón e ignorante. Que deje de ser una droga destructiva para volver a ser una pasión que no dé vergüenza en su uso partidista. Por eso la presentación del libro (el viernes 23 de noviembre, a las 21 h. en el pub Liverpool de la calle Sueca) constituye un acto de apoyo a una nueva forma de hacer periodismo que merece nuestro reconocimiento.
Una pregunta tonta, porque veo que el libro aparece con el logo de un periódico deportivo local, ¿el libro está a la venta también por otros canales o hay que estar pendientes de adquirirlo con el Súper?
Que jo sóc afeccionat del Blavència, però tirant a despistat. I si he d’estar pendent de quan ix…
El llibre es va distribuir amb el Super. I segons tinc entés, esgotaren edició i n’hagueren de fer una nova. Prova al teu quiosc, igual el tenen.
I publicat per una de les editorials blaveres per excel·lència…
Sí, però amb alguna que altra apertura (cas de «Lletraferit» amb el Baydal pel mig).
A mi és que a estes altures, Perepunyetes Joe, ja em comença a importar molt poc la procedència i un poc més la voluntat. I si encerten amb estes coses, millor que millor, per què tal i com està el pati, anem a necessitar molt de futbol.
Si vos mola el tema (Premsa esportiva, amb Periodisme en majúscules) llegiu «Panenka». O «So Foot», si sabeu anglès.
«Líbero» m’agrada menys, però els reportatges sobre futbol gallec del número d’este semestre estan prou xulos.
So Foot és en francès. Tinc dos números ací al costat. Si que estic jo bo de sal!
Últimamente el catálogo de frases de futbolistas ha tenido un par de joyas:
«Si pudiera me votaría.»;
«Saber el teorema de Pitágoras no sirve para nada en mi vida»;
«Creen que leer kilómetros de libros les confiere una cultura general sinónimo de inteligencia»
…
Que se suman a grandes clásicos ya conocidos.
Molt gran Anelka. Sempre m’ha resultat graciosa l’exhibició orgullosa de la ignorància.
Atencio paellers, Sainet del bó en les faldes de la Font Roja. En uns messos el Bloc prent l’ alcaldia amb els vots del PP.