Hace un par de años, saltó el escándalo: los reclusos de la cárcel de Picassent armaban la de Dios después de que les proyectaran en la cárcel la película El asesino. Se montó un altercadillo y entonces nuestros aguerridos e ilustrados periodistas denunciaron un hecho que era inconcebible. Si les hubieran puesto Bambi, se habrían rehabilitado todos de inmediato pero, claro, les pusieron una película de acción y ya se sabe lo que ocurrió.
El cine, como todo el mundo sabe, es un instrumento que mueve las masas, que tiene que servir para la revolución. Eso lo sabe una persona curtida en la militancia de extrema izquierda como Rafael Blasco, que sabe que si se inocula una película a los diputados, crea un efecto de auténtico revulsivo, como en La naranja mecánica. Es por esto que se ha montado un pequeño cine-fórum y hace unos meses proyectó a sus señorías la película Invictus. Si Guardiola les pone a sus jugadores cancioncitas de Coldplay para motivarles, esto tiene que funcionar, pensó. Y vaya si funcionó, porque la película elegida para este puente, en el segundo pase del cine-fórum y como colofón a una comida de trabajo fue Sopa de ganso, de los hermanos Marx.
La reacción fue dispar. Quien no se durmió, se largó de la sala. A nadie del PP le complació una película que ni siquiera entendían. Porque el error fue que lo calibró mal Blasco: uno se lo puede pasar pipa con sus colegas de la carrera viendo Sopa de ganso, El acorazado Potemkin o El gran dictador. Lucha de clases en estado puro. Pero si se junta con sus amigachos del PP, hay que cambiar el chip y poner las películas de Marisol. Es un error juntar mezclar bagajes emocionales, políticos y afectivos tan distintos.
De este modo, le pasamos desinteresadamente a Rafael Blasco un listado de películas para que esto no vuelva a pasar, para que no vuelva a escandalizarse nadie y sus colegas disfruten de los lindo. Son seis películas, pensadas, a razón de dos películas al año, como hoja de ruta para toda la legislatura. Una vez vistas, que se ponga en contacto con nosotros y, por una suma módica, le explicamos qué más películas poner para conseguir una mayoría cómoda-necesaria-más-que-suficiente en las elecciones a largo plazo.
1. El Congreso se divierte (Der Kongreß tanzt, Erik Charell, 1931). Para hablar de pasteleos políticos, ni Sopa de ganso ni historias, nada mejor que esta película. El título ya atraerá a los parlamentarios, que se sentirán plenamente identificados. Mientras Europa se reorganiza tras las guerras napoleónicas, príncipes, zares y ministros coquetean con bellas muchachas pasándoselo de miedo y montando un nuevo orden mundial a su conveniencia. Muy instructiva para estos tiempos de reordenamiento de Europa y del mapa provincial y autonómico en España y para saber cómo se las gastan en la Gran Corte. Hay que conocer estos intríngulis para que en Madrid no nos vuelvan a meter más goles como los sufridos con Zapatero.
2. Una noche en la ópera (A Night at the Opera, Sam Wood, 1935). El problema de Sopa de ganso es que lleva a malentendidos porque los políticos no aparecen gobernando. Y gobernar es gestionar. Y gestionar es abrir grandes eventos. Si Blasco cambia de película de los hermanos Marx, asunto resuelto. ¿Qué se puede hacer con un Palau de les Arts, un Palacio de Congresos o incluso con una biblioteca? Pues lo que hacen los hermanos Marx aquí: crear programas de actividades atractivos. Que pongan a Groucho repartiendo bocadillos y cacahuetes, que los músicos toquen temas populares (como el himno de Valencia, por poner un caso) y que los empleados les vayan quitando el peluquín a los asistentes. Eso mitigará toda la malvada prensa negativa por pequeñeces como inundaciones o programaciones inexistentes. Película imprescindible como manual de supervivencia de la gestión política.
3. Vidas secas (Nelson Pereira dos Santos, 1963). Primer gran retrato de la España de Zapatero. En esta película brasileña de los años 60 sólo se ve paro, miseria y sequía. Mucha sequía. En la película no hablan de planes hidrológicos ni de desaladoras porque la población ni siquiera ha tenido esa esperanza, son términos que ni siquiera conoce. Los personajes van de aquí para allá, vagando por todo el país buscando trabajo y agua para todos, pero no encuentran nada. En cuanto la vean los diputados, la meten como película obligada en los planes de estudio de las escuelas públicas no concertadas.
4. Más bonita que ninguna (Luis César Amadori, 1965). La película que nunca nos hace olvidar quiénes somos y la suerte que tenemos de haber nacido en esta terreta. El secreto está en la parte en la que Rocío Dúrcal canta la canción del título de la película. Cada vez que entone el verso “Más bonita que ninguna…”, los asistentes tienen que gritar al unísono: “Valéncia!” o “Rita!”. Un par de momentos así y las lágrimas irán parejas a las adhesiones dentro del partido. Los del PSOE estarán viendo películas de Michael Moore y comprándose el librito de “No pienses en un elefante”, pero eso no son más que elementos de una estrategia de baja intensidad comparado con el subidón que produce esta cinta vista en comunidad placentera y bien avenida.
5. Saló o los 120 días de Sodoma (Salò o le 120 giornate di Sodoma, Pier Paolo Pasolini 1975). Segundo reflejo imprescindible sobre la España que nos ha dejado Zapatero. Los individuos que encierran a un grupo en un castillo son las huestes socialistas. Los reclusos que son violados, torturados y obligados a ingerir excrementos son los españoles de bien, que duramente han podido sobrellevar estos años. La lástima es que Pasolini no tuviera los recursos suficientes para meter a cinco millones de actores haciendo de prisioneros: de este modo, su metáfora habría quedado aún más clara. Puede resultarles a los diputados un pelín asquerosilla la película, pero así se enteran de cómo han vivido los españoles fuera de las puertas de Les Corts.
6. Rocco invade Polonia (Rocco Invades Poland, Rocco Siffredi, 2000). La guinda del pastel, la película que otorgará a los diputados el brío suficiente para encarar las próximas elecciones con más ganas. Imagínese, señor diputado del PP, que es Vd. Rocco Siffredi y que tiene que acabar con los polacos (y polacas). Aquí le garantizamos a Blasco que nadie se dormirá y que mucho menos se irán de la sala con excusas banales: si aguantan más allá de los 15 minutos de rigor de estas películas, el éxito está asegurado.
Etiquetas La Paella Rusa
Exigimos un Cine-Fórum de La Paella Rusa ya. Invitad a Blasco, si queréis, pero que sea en abierto.
El que seria interessant és analitzar Sopa de Ganso i veure qui és qui del PP valencià en eixa pel·lícula que tant ha fet enfadar a alguns…
Por un momento imaginen al conseller Blasco haciendo de Groucho y al gerente de una ONG de mentirijillas haciendo de Chico, negociando ambos el contrato de subvención de la Conselleria de Bienestar: «La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte… Eso no me gusta, rompámoslo. ¡Raaaaaaaas!» Sería tan realista que lo veo.
Tenint en compte que l’IVAC va fer un cicle «integral» de Passolini i «s’oblidaren» d’emetre Salò… no se perquè em sembla que eixa pel·lícula no és massa del gust de la gent del PP.
Per cert, ja apareixen els primers Enxufats a la pàgina de Compromís. La veritat és que la cosa promet i -dins de la moralitat o no de la proposta- sembla que ho estan fent bastant bé. A cada enxufat li relacionen una notícia en premsa, i fins i tot un DOCV si fa falta!
mis candidatas:
– raza. vivaspaña!
– las autonosuyas. federalismosegunpp
– el vientre del arquitecto. sentidohomenajealhijopredilectodebenimamet
– el virgo de visanteta. educaciónparalaciudadaníablavensiana
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