Está claro que La Paella Rusa es un engendro moralino de la ultraizquierda radical que promulga fatwas contra chavales animosos engañados por pérfidas mujerzuelas. Pero, dentro de la célula chekista en la que vivimos, hay pequeñas diferencias entre la ortodoxia y la corriente posibilista a la que me adscribo (y que, hasta donde sé, represento en exclusiva).
Por ejemplo: hace un par de meses, Fesol de Garrofa publicó un artículo en el que criticaba el nombramiento de nuestro nuevo Gobernador Civil, impuesto por Génova y su divino dedo desde Madrid. A lo largo de este tiempo, el Senyor Garrofó ha ahondado en el mismo planteamiento a través de la cuenta de La Paella Rusa en Twitter, con la que hacemos nuestra agitprop trotskista-maoista.
El planteamiento general es: la figura de Fabra está siendo artificialmente henchida por una plétora de arribistas, que en el PP y fuera de él quieren arrimarse al nuevo poder. Y, lo que es peor, la propia oposición, conmocionada aún por la dimisión de Camps y la pérdida de tan útil –por débil- muñeco al que dispararle, ha entrado en el juego absurdo de percibir la bondad detrás de todas las medidas de Fabra, y suspirar aliviada ante el nuevo talante centrista, tan diferente del habitual con el ex president Camps. La oposición, en resumen, estaría “haciendo un Zaplana”: atacar al que ya no está, mientras ignoran al que ahora manda, e incluso lo ven con buenos ojos.
Y la verdad es que, conviene decirlo, ambos tienen toda la razón en sus planteamientos: es vergonzoso que Fabra nos llegase por dedazo de Génova, y es ridículo seguir anclados en los hechos del pasado, mientras disculpamos los que se están produciendo ahora mismo.
Pero, y aquí vienen las pequeñas diferencias, creo que mis estimados compañeros de dogma ultrarradical se pasan de frenada, negando sistemáticamente lo poco bueno que ha aportado Fabra a la política valenciana en los tres meses que lleva hasta la fecha, sobre todo teniendo en cuenta el estándar del que se parte.
Fabra ha recibido a las víctimas del accidente del Metro, a diferencia de Camps, que se encastilló durante años en su negativa, en una de sus decisiones más repugnantes desde el punto de vista moral. Ha reconocido el lamentable legado informativo de sus predecesores en RTVV y ha tomado algunos pasos (claramente insuficientes, pero al menos algunos pasos) para abrir mínimamente algún espacio de pluralismo que otro, frente al NoDo ultrabeato que eran los informativos de los medios públicos en la era Camps (aunque hay que reconocerle a Camps su fino olfato para contratar a estrellas del calibre de Rocío Casanova). Por último, Fabra también se ha prodigado en entrevistas con los medios de comunicación. Recordemos que Camps fue entrevistado una vez en dos años. Por Ramón Palomar.
Y ya está. Eso es todo. Un pobre, paupérrimo balance, la verdad. ¡Y además nos lo han colocado desde Madrid! ¡A ver si va a tener razón el Senyor Garrofó! Sin embargo, hay dos cuestiones que cabría comentar al respecto:
– Fabra no ha hecho nada hasta ahora. Es cierto, aunque tampoco supone una radical novedad respecto de Camps. Tampoco Camps hizo nada durante años, en concreto desde que estalló el caso Gürtel. Además, y puesto que en Camps está particularmente activo ese gen tan típico de los dirigentes del PP de jamás, jamás, jamás, jamás rectificar (que tantos éxitos le ha dado en la gestión política del caso Gürtel, sin ir más lejos), no es sólo que Camps no hiciese nada. Es que tampoco deshacía. Ni la deuda de RTVV, ni el despilfarro en saraos varios, ni las ayudas a los amigotes, … Es un magro consuelo defender la no-gestión de alguien por comparación con la nefanda gestión del anterior, pero con Camps se había llegado a un punto en el que casi cualquier alternativa supondría una mejora.
– Fabra viene impuesto desde Madrid. La idea de imposición, que es totalmente cierta, se supone que debería oponerse a lo que había antes. Y, si puede oponerse, en principio debería ser porque antes teníamos a un president de la Generalitat con criterio propio, capaz de resistir a las malévolas presiones de Madrid en defensa de los valencianos. Y, si bien es cierto que Camps resistió durante años las presiones para dimitir de su cargo, resultaría complicado presentar esto como parte de su hoja de servicios en pro de la terreta. Por otra parte, gracias a los problemas jurídicos de Camps nos birlaron Bancaja, que Camps regaló a Rodrigo Rato. Sí, al ex vicepresidente del Gobierno con el PP. A Génova. A Cajamadrid. Madrid en estado puro.
Sirva todo lo anterior no para unirme a las alabanzas que está recibiendo Fabra por parte de cuadros del PP y la mayoría de los medios de comunicación, verdaderamente obnubilados ante su liderazgo, sus convicciones y su munificencia inversora en publicidad institucional garante del pluralismo, pero sí para matizar las críticas que recibe desde el sector ortodoxo de LPR, que a mi juicio no le dan demasiada importancia a la herencia que le toca gestionar, y además tienden a obviar las realizaciones de Fabra en el campo mediático, desechadas como meros gestos cara a la galería sin ninguna importancia. Y, aunque esto sea cierto, y aunque es evidente que todos ellos (recibir a las víctimas, hablar a los medios, ofrecer una sombra de pluralismo) son lo mínimo que cabría esperar de un dirigente democrático, invalidarlos por los supuestos motivos ocultos que acarrean (un lavado de imagen menor para luego hacer lo mismo de siempre) supone confundir el análisis con la futurología.
Etiquetas Alberto Fabra, Camps, La Paella Rusa
Para mi es demasiado pronto para valorar a Fabra, porque su Consell es el que le dejó Camps y las políticas en teoría parece que serán las mismas.
Tampoco me parece que aquello por lo que se le elogia sea para tanto. Es normal que un President de la Generalitat se reúna con un colectivo de víctimas o que ofrezca entrevistas, precisamente lo que era anormal era lo de antes, por lo que no termino de comprender ese entusiasmo mediático (e incluso en algún sector de la oposición).
Yo quiero hechos, y ahí es donde parece que es más de lo mismo. Por lo menos en los 2-3 meses que lleva en el cargo.
Crec que vos heu oblidat que l’inefable Alberto Fabra es va reunir fa unes setmanes amb Artur Mas (és un CATALANISTE encobert) per tractar de desbloquejar el Corredor Mediterrani, entre altres. Fins on jo se, feia anys que una reunió d’aquestes característiques no es produia. I vos ho diu algú anti-PP, però en fi, que el tio va fent cosetes pese a qui pese.
I de veres espereu que algú es menege abans del 21 de Novembre? A partir d’eixe dia parlem…
El sector mili de LPR,. obviamente, se reafirma en sus posiciones ante este ataque impresentable por parte de los polis-milis. Allá van nuestras razones:
1. No tenemos nada contra Fabra, de quien desconocemos casi todo. Parece un mandado, de los de toda la vida, de los que no molestan. De los que los jefes van colocando cuando ellos se van para que les cuiden el colmado. Sí, como Camps.
2. Fabra no da la sensación de ser muy avispado, la verdad. Pero tampoco es que llevemos demasiado tiempo como para poder juzgar esto. Y viniendo de donde venimos…
3. En materia de honradez y dignidad, y aunque es un tema que nos parece absurdo tratar como político (pues creemos que se declina en otros vectores) la trayectoria política de Fabra no nos hace albergar, la verdad, muchas esperanzas respecto a la existencia de diferencias en torno a la construcción de entramados personales y empresariales varios alrededor de la Administración, como si esto fuera un cortijo. Las informaciones que nos llegan, además, sobre la confusión «a la Castedo» que ha existido en Castellón con la actividad profesional de su esposa, por lo demás, son inquietantes. Que la prensa no las trate porque Castedo es la mala oficial y Fabra el reparte publicidad institucional el bueno oficial con su nuevo talante nos da un poco igual. Al sector mili de la banda le parece que a idénticos comportamientos, idéntica reprobación. Si efectivamente el despacho de la mujer de Fabra hacía durante la tramitación del PGOU de Castellón lo mismo que el del hermano de Castedo durante la tramitación del PGOU de Alicante nos parecería igual de mal, por ejemplo.
4. En todo caso, Fabra nos parece, a día de hoy, alguien que no ha hecho nada. Como dicen por arriba, veremos a partir del 20-N. Precisamente por eso, presuponer que haber dado 4 entrevistas y recibir a la asociación de las víctimas del metro, así como meter a un par de tertulianos del pesebre progre (o moderado) en Canal 9 es un cambio de giro nos parece de un optimisno muy voluntarista. Ojalá hubiera un cambio de actitud. Lo que hay de momento es la ilusión que genera cualquier cambio, las ganas de verlo… y la muy humana tendencia a seguir dando leches al cadáver del enemigo histórico… perdiendo de vista que ahora hay otro tipo al mando.
5. Ante la ausencia de cambios de fondo del mínimo relieve, ponerse a cantar las alabanzas del nuevo President parece un poco prematuro. Mientras esperamos, eso sí, podemos centrarnos en resaltar algunas evidencias que, estas sí, ya tenemos:
– es un «mandao» de Madrid (sí, como los otros, vale, pero de manera mucho más exagerada: el hecho de que se liquide a un president votado por los ciudadanos hace apenas dos meses para que a mariano Rajoy no se le tuerza el camino a la Moncloa es algo que va mucho más allá de lo que nunca se había hecho en Valencia; ¡ni en tiempos de la preautonomía se había hecho una exhibición tan patente de que a la autonomía valenciana ni se la toma en serio ni se la respeta!);
– todo su poder en el partido es hijo de que es un mandao de Madrid;
– ha afirmado explícitamente que su deseo es gobernar Valencia para complacer al próximo Gobierno de España y para articular los intereses de los españoles por encima de todo (¡si ni siquiera osó alzar la voz contra Cospedal a cuenta del tren mediterráneo de marras!)
Todo lo cual justifica sobradamente el título de Gobernador Civil de la Región Levantina que tan acertadamente le dio el compañero Fesol de Garrofa en su artículo y que desde entonces el sektor militarra de LPR usa en Twitter cada vez que puede.
Respecto a si este gobernador será honrado, bueno, tolerante y nos dará una televisión más presentable informativamente (ojo, porque RTVV ha mejorado muchísimo en la era Camps respecto de la era Zaplana en la producción propia), y respecto a si protegerá los servicios públicos y demás, no tenemos ni idea. Quizás sí, quizás no. Que el sektor poli-mili quiera ver mejoras es su problema. Nosotros, de momento, no las vemos. Así que mantenemos un prudente escepticismo al respecto a la vista de los últimos precedentes. Camps, sin ir más lejos.
¡Entre otras cosas porque a nosotros Fabra no nos pone publicidad institucional, no como ocurre con los medios anti-camps de la ciudad que han pasado por arte de magia a glosar las maravillas de la nueva época y el mucho poder, tronío, gracia, salero y arte de nuestro nuevo president!
Me apunto al sector mili de LPD.
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