En el PP, si tienes “El Dedo”, ya se sabe, “todo es muy bonito”

En el Partido Popular, no les cuento nada que Ustedes no sepan ya, no se andan con tonterías. Esas chorradas de hacer el paripé con primarias y gilipolleces diversas para que luego, a la hora de la verdad, haya que llamar a los bomberos del aparato a anular avales y evitar un estropicio mayor no van con la mentalidad del partido donde «todos se quieren mucho». ¡Cómo para dejar que voten los militantes y se empiecen a cargar a los múltiples candidatos que se saben de la primera a la última letra el manual del Sr. Calabuig, consistente en cómo caer bien a quien ejerce el mando en plaza!

Total que acaban de designar los candidatos de las ciudades de más de 20.000 habitantes de todo el país y lo han hecho por el procedimiento habitual: el Dedo. Por darle un poco de color a la cosa, las diversas ejecutivas locales habían propuesto previamente a alguien, pero más que nada por no parecer demócratas búlgaros y quedarse simplemente en aparatchiks del kommitern. Como es evidente, y como debe ser, el Santo Dedo no ha tenido el menor problema en apartarse de la propuesta cuando lo ha estimado conveniente. Faltaría más.

Con lo cual, todo el movimiento en el PP para asegurarse ser cabeza de lista ha tenido lugar entre bambalinas, y ha sido fruto de la componenda y la composición interna, ungida finalmente por el Santo Dedo. Lo cual significa que, como si esto fuera un país del Magreb de los serios, como el de Mohammed o el de Bouteflika o el de Gadffi, todo depende, en última instancia, de cómo se levante el Portador del Gran y Único Dedo. He ahí la clave analítica de todo el tinglado.

Así pues, desde la Paella Rusa vamos a tratar de resolver sus dudas sobre cómo se designan candidatos en el PP valenciano para unas municipales, aprovechando algunas preguntas que nos han enviado los lectores:

1. ¿De quién es el Súper-Dedo para estas elecciones o, traducido en términos internos para militantes del PP con aspiraciones, ¿a quién hay que hacer la pelota a saco si quiero ser candidato?: Pues sí, lo lamentamos, pero, más o menos, y aunque sea con matices (que ni Mohammed VI puede nombrar a cualquier cabo de la policía local de Rabat), estamos hablando, a día de hoy, del Dedo de Camps. Vamos, pues eso, que todo es muy bonito, que nos queremos mucho y tal. El tema no deja de haber sido una putada, porque por mucho que la mayor parte de los cargos públicos del PP se hayan pasado toda la legislatura pasando de cosas accesorias como la crisis, el paro, la política, la oposición y demás para estar ocupados de lo importante, es decir, de tratar de posicionarse para llegar a estos meses habiendo hecho la pelota a quien previsiblemente iba a estar en posesión del Dedo Mágico, hay que reconocer que la cosa no era fácil de predecir y esa incertidumbre, cuando estás en un partido, te mata. ¿Iba a ser capaz Camps de aguantar la presión de jueces, fiscales, oposición interna de fieles con ganas de medrar, zaplanistas, aguirristas, El Mundo y demás? ¿Le iba a dar de lado Rajoy? ¿Se iba a quedar la cosa en tres trajes, si eso, o empezaríamos a descubrir que Camps se había hecho un palacete en Omán y se estaba llevando ladrillo a ladrillo la Ciudad de las Ciencias para robárnosla a los valencianos? Vamos, que no era fácil posicionarse. Y así han estado cuatro años muchos, que no sabían si encomendarse a González Pons y los que mandan en Madrid, al sector fiel a Camps, a los devotos de la democracia cristiana que decidieron sostenerlo, al reducto zapalnista, a la siempre amantísima Rita Barberá, al incombustible Fabra, al ambicioso Rus…. Un lío. Al final la cosa ha sido que, como sabemos, Camps más o menos ha aguantado y su dedo ha imperado, pero, joder, no era nada fácil preverlo ni ha sido fácil llegar hasta aquí para nadie, ni siquiera para quienes han apostado bien.

2. Pero, antes de que confirme el «obispo» Camps, ¿con quién hay que estar a buenas y demostrarle fidelidad hasta la muerte? Como en PP son unos clásicos, y sobre todo gracias a los problemillas de Camps y su liderazgo no excesivamente potente estos últimos meses (por ser generosos), aquí siguen funcionando las provincias como el mismo Javier de Burgos habría soñado. De modo que la influencia de Camps y compañía ha sido clave en Valencia, pero al norte de Almenara y al sur de Xàbia la cosa ya era más complicada. Fabra tiene el cortijo de Castellón desde hace años y a cambio de no haber tocado los cataplines al President ha logrado meter a todos los que ha querido de candidatos. Ripoll habría conseguido lo mismo, pero por un procedimiento inverso (es decir, tocar los cojones a dos manos) de no haber sido por sus propios problemillas judiciales, que le han aguado la estrategia. Así que en Castellón el Dedazo de Camps se ha notado menos. Y en Alicante sólo se ha empleado para los casos importantes.

3. Entonces, en Valencia, ¿ha acabado mandando Camps? Pues sí, más o menos. Las familias internas del PP valenciano ya no responden a la división clásica (pata negra de AP, demócratacristianos, jóvenes ambiciosillos con gomina) sino que, coyunturalmente, se han producido dos grandes congregaciones como consecuencia de Gürtel: los que pensaban que Camps caería y han jugado en clave sucesoria y los que pensaban que no lo haría y, con más o menos entusiasmo, se han puesto a defenderlo. Aceptando esta simplificación, al frente de los primeros ha estado Rus, que se ha creído que por ser cacique provincial en Valencia era alguien (esto es tan patético como si el subdelegado del Gobierno en la provincia de Valencia pensara que a alguien le importa lo que piense en algo, pues este cargo será muy importante en Castellón y Alicante, pero no pinta nada en Valencia, porque ahí está el Delegado para toda la CV y ése es quien manda también, y de verdad, en la provincia). Y ha sido Cotino, por su parte, quien más se ha significado dando apoyo a Camps. Como consecuencia de eso, porque aquí serán todos muy amiguitos y todo es muy bonito y tal, pero el Gran Dedo tiene memoria y todo eso, en general las candidaturas en Valencia han reflejado una sucesión de victorias de Cotino sobre Rus allí donde se elegía candidato.

4. Pero, en realidad, ¿tantos candidatos había que elegir? Pues tampoco tantos. Hay que tener en cuenta que, por una cuestión de respeto a los postulados de la realpolitik orgánica, se suele respetar a quienes ya son alcaldes y quieren repetir. Por lo demás, si esta política suele ser prudente en general, lo es más todavía cuando el líder y su Dedo andan algo debilitados. De modo que Camps y los suyos han sido prudentes. Dado, por lo demás, que el PP gobierna en el 80% de los municipios de más de 20.000 habitantes de la Comunidad Valenciana los movimientos, que se han referido a aquellos lugares donde el alcalde no era del PP, no han sido tantos. Eso sí, en esos casos, por lo general, cuando ha habido bulla interna el perfil del elegido ha acabado siendo un tipo de Cotino (casos de Alaquàs, Xàbia…) o alguien que se ha currado la cercanía con el campsismo estando casi más en Valencia que en su pueblo (es el caso, por ejemplo, de Calp). Porque el Dedo trabaja poco, el Dedo estará débil, el Dedo ya no será lo que era, el Dedo tendrá que tener en cuenta muchas cosas y equilibrios de todo tipo pero, a fin de cuentas, el Dedo es el Dedo. Y es de alguien.

5. Excepciones y casos conflictivos. El tema más conflictivo, como es sabido, ha sido Benidorm. Dado que Pérez Fenoll traicionó al zaplanismo y que éste controla la agrupación local (más o menos) con mano de hierro en guante de comparsa de fiestas, desde allí se entendía que haber sacado mayoría absoluta no equivalía a ser alcalde y que, como el tránsfuga Bañuls le había llevado a la oposición, era conveniente cambiar de cartel para poner a Gema Amor. Por el contrario, como es sabido, Camps y los suyos han argumentado que alguien que ganó con mayoría absoluta tiene derecho, como en el resto de casos, a repetir, porque ese resultado equivale a ser alcalde y sólo si tienes en la oposición a alguien de la catadura moral de Collado y Kringe, dispuestos a todo con tal de mandar, pues te pasa lo que le pasó a Pérez Fenoll con Bañuls y Navarro. Al menos, desde un punto de vista electoral, parece claro que el argumento de Camps y su gente es sólido. Lo que no quita para que hubiera mantenido exactamente el contrario si el alcalde defenestrado por la maniobra del pajinato benidormí no hubiera sido de su cuerda. Al final, con eso de que el ripoll-zaplanismo anda en horas bajas, la sangre no ha llegado al río y a estas horas parecen haberse confirmado (todos, claro, menos Gema Amor, que ya anda diciendo que a lo mejor se presenta de independiente). Además los poderes fácticos del sur, con eso de no plantear batalla en Benidorm, han logrado salvar la cabeza de la alcaldesa de Orihuela, aduciendo que por muy chunga que pueda estar la cosa con el tema de las imputaciones y el lío Brugal, a fin de cuentas ella es alcaldesa y tiene mayoría absoluta. Por mucho que los movimientos en su contra estaban bastante avanzados, este argumento y el legendario peso que las tías buenas tienen en el PP actual han acabado de convencer a los escépticos. Así que Pérez Fenoll por Lorente y todo arreglado.

En resumen, y en general, los movimientos tampoco han sido, en consecuencia,tantos y no ha sido necesario sacar en demasía el Dedo a pasear. Es lo que tienen los sistemas no democráticos de selección de cuadros y composición de voluntades. Que pueden ser más autoritarios o menos transparentes, pero no por ello dejan de reflejar un continuo de influencias y de pactos y equilibrios mucho más complicados de lo que pudiera parecer desde fuera. ¡Que se lo cuenten si no a Mubarak!

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