Juraría que están cantando villancicos, pero me consta que ya no es Navidad. Ya nadie regala nada. Un coro entona frente a un palacete que inmediatamente cierra sus puertas. Todo muy Dickens. Escucho el canto. ‘Lluitarem per la utopia / tant si volen com si no, / no acceptem la jerarquia / dels que imposen l’opressió’. No es un villancico. Es el ‘Cant d’Utopia’, compuesto por Ramon Muns. Y estamos aquí para exigir un local digno para el Ateneu Enciclopèdic Popular, dando inicio a una campaña con un lema muy acertado que resume los últimos 76 años del Ateneu: ‘De los papeles quemados al papel mojado’. No venimos a pedir que nos den algo, payo; venimos a pedir que nos devuelvan lo que siempre fue nuestro. La memoria obrera y popular. Un bien colectivo.
El Ateneu se creó en el año 1902 y estrenó sede en el Raval cuatro años después. Tenía 25.000 socios cuando el FC Barcelona tenía unos 3.000. Hoy el Barça tiene unos 100.000 socios y el Ateneu unos 200. Así, sin más ceros. Sign of the times. El 26 de febrero de 1936, después de ocupar los edificios institucionales, las tropas fascistas se vinieron corriendo al Ateneu, en la calle del Carme. Amontonaron su fondo bibliográfico y archivístico en la calle y le prendieron fuego. El solar que la Generalitat había previsto para un nuevo Ateneu fue a parar a las manos de un falangista que hizo negocio montando una pensión. Allí donde se proyectó el Ateneu hay ahora un hotel cinco estrellas, otro tipo de pensión marca Barcelona.
Hoy el Ateneu se ubica en un piso en passeig de Sant Joan, homenaje en sí mismo a aquellos pisos de la clandestinidad con regusto a penumbra y humedad. En 2009 el Ayuntamiento se comprometió por escrito a buscar y ceder un local acorde a las necesidades de una entidad que atesora documentos de gran valor. Así hasta hoy. Papel mojado. Barcelona pasó de la Rosa de Fuego a la Rosa del PSC y de ahí a los capullos no hay más que un paso.
El acto de inicio de campaña tiene una mecánica sencilla. Toman la palabra gente comprometida de los barrios (una ciudad sin barrios vivos es un envase vacío) y hay poetas y canciones. No podía ser de otra manera. Siempre he dicho que una revolución sin canciones es como un cielo sin pájaros (o como mi cuerpo sin sus manos, pero eso es ya otra historia y aún es demasiado temprano para beber). Van pasando los poetas: Xavier Theros, maestro de ceremonias; Gerard Horta, vomitando su asco por todos aquellos políticos autollamados de izquierda que barrieron la memoria popular bajo la alfombrilla de los despachos; Enric Casasses, la nit vera està malalta som dolents perquè fa falta; y Federico García Lorca del brazo de Antonina Rodrigo. Lorca vino a Barcelona invitado por el Ateneu el año 1935, para un recital con Margarida Xirgu. El Teatro Barcelona quedó a petar y hubo que instalar altavoces para la gente que se agolpaba en la calle. La multitud les acabó haciendo la ola, un tsunami de júbilo Ramblas abajo.
Hoy no se hace la ola, que es suficiente con la ola de frío que te congela los pies, pero se escucha con atención. Hay autocrítica hacia algunos rifirrafes cainitas entre asociados (normal en un espacio tan pequeño, me supongo); se aboga por tirar de transversalidad y respeto mutuo, como en los primeros tiempos, para no decantarlo en exceso a una componente exclusivamente libertaria, si bien siempre he tenido lo libertario por algo más transversal y respetuoso con el otro de lo que se le supone. Se habla de un Ateneu en tiempo de redes sociales como una red de carnes y huesos en la que te puedes tocar y reconocer mirando a la cara de frente, y no mirando sólo el perfil; un Ateneu punto de encuentro de propuestas de autogestión y producción de debate, que no sólo de archivos vive el presente.
La campaña para exigir un espacio digno para un Ateneu que a punto estuvo de desaparecer por un socavón cuando las obras del CCCB (en Barcelona el área de urbanismo se parece muchas veces a la Luftwaffe), debería servir también para poner su actividad en el mapa, relanzarlo, hacerlo crecer y rejuvenecerlo. Mantenerlo vivo, vaya, porque sino cualquier edificio acaba siendo un mausoleo. La memoria rebelde no está hecha para quedarse en casa, le pueden las ganas de abrazarse a la gente y tomar la vida al asalto.
Onvre, sobre este tema los más informados, serían el matrimonio Pujol.Estoy seguro que si les pregunta le atenderan con la campechania, transparencia y amabilidad que les caracteriza…
¿Cuándo va a haber un post dedicado a la gestión pública de la cultura?, poniendo como ejemplo el vergonzoso caso de la exposición recién cancelada en el MACBA…Sólo lo dejo como posiblidad de iniciar el artículo. Porque el tema es grave, ¡¡gravísimo!!, y no digo que no tenga precedentes en nuestra «democracia», que los tiene y a mogollón… Y he ahí el serio problema: la gestión pública de la cultura en Catalunya sólo tiene un parecido formal con el que sería propio de una democracia.
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