MH Cerdanyola se trae a Andrés Armengol de Tanquem Els Cie para hablar de los Centros de Internamiento de Extranjeros. A ti, sin saber de qué va la cosa, te dicen que te meten en un Centro de Internamiento, y ya te cagas de miedo, porque suena a campo de concentración. Si a ti, recién arrojado sobre la playa de Tarifa, te empaquetan como a mercancía y te depositan en un almacén de Zona Franca, te cagas encima. Luego, si te acostumbras, ya te dejan cagar en un cubo que tienes en la celda compartida con otros. De hecho ni siquiera te tratan como mercancía, a ciertas mercancías les reconocen su fragilidad y van en envoltorios acolchados. A un cuerpo humano convertido en mercancía nadie le reconoce su extrema fragilidad. Las mercancías circulan libres por Europa, algunos seres humanos no. Te enteras de estas cosas y te cagas en todo. Y claro, el mundo es ya una mierda. Pero luego te dicen Centro de Internamiento de Extranjeros y suspiras aliviado, es para otros, y la indiferencia disimula el hedor. Para eso, para combatir la indiferencia y denunciar lo que pasa en esos Guantánamo patrios, está la gente de Tanquem els CIE.
Un CIE es como una playa de Argelès sin arena y sin mar y con los senegaleses al otro lado de la alambrada. Antes dije campo de concentración. Vale, me he pasado. Hay diferencias. Allí te recibía aquello de ‘El trabajo os hará libres’, aquí te recuerdan que ‘Un contrato de trabajo os hará libres’. Allí había duchas de gas, aquí ni siquiera hay gas para tener agua caliente en las duchas. La ducha fría al sueño europeo deja de ser una metáfora. Allí te podías encontrar con el Doctor Muerte de turno, aquí te puedes encontrar con la muerte sin ningún doctor de turno para atenderte. Hemos evolucionado a un estado de barbarie civilizada.
Vas por la calle o hablas desde un locutorio con tus hijos y te piden los papeles. Puedes llevar un montón de años trabajando sin contrato. Y te encierran en un CIE. El de Barcelona está en Zona Franca, a tomar por culo, para ponerlo fácil a los familiares y amigos. Sólo pueden encarcelarte si has cometido un delito tipificado como tal por el Código Penal. No tener papeles no lo está, es una falta administrativa. Pero claro, un CIE no es una cárcel, sólo un centro de retención cautelar y preventiva a la espera de la expulsión. Tiene un reglamento que suele empezar y acabar en las órdenes del director.
Tanquem els CIE denuncia inhumanas condiciones de higiene, sanidad y alimentación, situaciones de hacinamiento y humillación que, una vez más, se pasan la Constitución por el forro. Si paseas por Barcelona vestido con los rasgos étnicos equivocados y te trincan, te puedes pasar hasta 60 días en el CIE, de tirón o a plazos. Si eres mujer te mandan a Madrid o Valencia y ya de paso se cargan de un manotazo toda una red familiar. Si hay menores por medio acaban en un centro de menores y allí el Estado cuida ellos hasta que cumplen los 18 años. Y, todo un detalle, no los expulsan del país. Los retornan al país de origen. No es broma. Es cinismo.
Organizaciones sociales y periodistas tiene el paso vedado. Los familiares tienen pocos minutos para un cara a cara y está prohibido todo contacto físico. No puedes abrazarte. Si no te abrazas te caes más fácilmente. Eso sí, hay presencia constante de Cruz Roja, remunerada vía convenio con Ministerio de Interior, paseando como un casco azul holandés en Srebrenica. El Ministerio de Interior también adjudicó en marzo de 2013 a Air Europa y Swiftair (UTE) el contrato de servicios de transporte aéreo de pasajeros para el traslado de ciudadanos extranjeros y de los funcionarios policiales encargados de su custodia entre diversos puntos del territorio nacional y desde éstos a otros países por 11.880.000 euros durante un año.
Las administraciones prefieren mirar hacia otro lado. El Estado central deja los CIE en manos de la Policía Nacional, que no han venido al mundo a repartir magdalenas. El Ayuntamiento de Barcelona tiene temas más importantes que atender, como inaugurar la nueva noria del Tibidabo, que desde allí la ciudad se ve muy reluciente. Y la Generalitat, bueno, me temo que hasta que los internos del CIE no creen una plataforma de Sense papers per la Independència, no se les tendrá en cuenta como motivo de enfrentamiento con el gobierno central.
Las leyes de inmigración y extranjería aprobadas y modificadas sucesivamente por gobiernos de PSOE y PP (yo es que pienso en PP y PSOE y se me vienen a la cabeza Arnold Schwarzenegger y Danny De Vito en Los gemelos golpean dos veces) se endurecen progresivamente, acercándose a las leyes de ciudadanía de Alemania 33, fijando una clara división entre nacionales y excedente laboral llegado con el hambre a cuestas. Los estados nacionales trasladan las fronteras al flujo sanguíneo. Y dos notas de pasado reciente para aventurarse a temer un futuro de aquí mismo. Mariano Rajoy, Ministro de Interior de taxativa política migratoria, es ahora presidente del Gobierno. Ignacio González, secretario de Estado de Inmigración línea dura, es ahora presidente de la Comunidad de Madrid. No es de extrañar que suenen rumores para privatizar los CIE, empezando por la atención sanitaria. Y nos dará igual. Y la habremos cagado una vez más.
Nación, ley, buena conciencia; realismo-no cabemos todos, crecimiento económico, mano de obra necesaria, creadores de riqueza/emprendedores; demagogia, adanismo-buenismo (militarra), etc.