Nuestro compi Toni (quién más se produce por aquí últimamente) estuvo en la manifestación contra la subida del precio del transporte público en Barcelona y esto es lo que vió.
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Barcelona. Tiempos de carestía y corrupción. La mayoría de la gente tiene serios problemas para llegar a fin de mes y unos cuantos se afincan en la obscenidad. La ciudadanía no se siente amparada por unas autoridades e instituciones que tienen más de entramado familiar de gracias y favores que de servicio público. Y van desde los despachos y suben los billetes del transporte público, fundamental en el día a día de miles de trabajadores y trabajadoras. La gente, claro, va y se mosquea: se invita a los usuarios habituales a no pagar billete, a mostrar su descontento, a no utilizar el transporte público. Incluso hay algunos incidentes en los barrios con desperfectos y cargas. Finalmente, las autoridades deciden dejar las tarifas tal como estaban antes de la subida.
Efectivamente, ya lo habrán adivinado, estamos hablando de la Barcelona de 1951. Momentos antes de que el aumento del precio del billete del tranvía desembocara en los dos días de huelga general del 12 y 13 de marzo. Aún se recuerda en el Poblenou a un grupo de mujeres llegando a Can Girona (Macosa). Un encargado se puso farruco y una de las señoras sacó toda su furia de madre y le soltó el sopapo que todo mal hijo merece. Y se paró la producción.
En la Barcelona metropolitana de 2014 no se atisba ninguna huelga general por el aumento del precio del transporte público, pero pese al acuerdo parlamentario para instar a ATM a rebajar los precios, se lleva a cabo la protesta prevista en Sant Jaume, organizada por Stop Pujades Transport. Nota: esos mismos parlamentarios tan atentos a las demandas ciudadanas cobran una indemnización por desplazamiento (es decir, dieta libre de impuestos) de 20.000 euros si viven en Barcelona o su Área Metropolitana, aumentando a medida que su residencia se aleja del Parc de la Ciutadella.
A Sant Jaume se llega en columnas. La columna Cerdanyola no es muy numerosa, más que Stop Pujades Transports parece Stop Mobilitzacions. Cuatro personas. El que se ha currado la convocatoria anda entre sollozos golpeándose la cabeza contra la máquina expendedora de T10. En todo caso, no valoremos la cantidad y valoremos la calidad humana de los presentes. David Crockett aportó poca gente a El Álamo, pero eran de Tennesse.
En mi barrio, al lado de la estación, si querías dejar las calles tenías que pagar para ir a trabajar. Sacabas el billete para intentar acceder a otro nivel. El billete de tren. Algunos se negaban a pagar ese peaje y se colaban. Luego, si aparecía el revisor antes de llegar a la estación, saltaban en marcha. A alguno el tren le partió las piernas. Ahora ya no pasa, gracias a las medidas de seguridad. A lo sumo te pueden agarrar las medidas de seguridad y partirte las piernas sin tener que saltar en marcha. Total, que el peaje para ir a trabajar, o para ir a renegociar tu vida, sigue aumentando. Sigues sacando el billete para intentar acceder a otro nivel y ni siquiera eso garantiza ya nada.
Sant Jaume presenta un buen aspecto y una escenografía sin novedades, tipo resort social, con un animador lanzando arengas que convierten la plaza en una sesión de spinning reivindicativo. Entre parlamento y parlamento, actuación de un joven cantautor que suena a viejo. No me entretengo a contar los asistentes, desde luego más de los 1.000 que afirma TV3 por la noche, sólo destacar la coincidencia de la prensa del día después en dar por buenos los 2.000 que cuenta la Guardia Urbana. Volviendo a los parlamentos. Ada Colau, breve y contundente, gana por goleada. Pienso en la señora que le zurró la badana al ingeniero chulo piscinas de Can Girona, en el 51.
La T10 se ha incrementado un 5%, un 63% desde 2004 (la T10 es el billete más usado con diferencia). Los sueldos de los directivos de la Autoritat Metropolitana del Transport también han subido. La cúpula ATM y TMB son un coto privado de sueldos fuera de convenio y pluses, uno de esos comederos exentos de control que montaron CiU y PSC, y por tanto es imposible saber las cifras exactas. Se habla de un equipo directivo de unos 600 miembros, un 8% de la plantilla que atesora el 15% de la masa salarial, con sueldos sobre los 100 mil euros anuales más complementos en un pack que incluye coche oficial, traslado al trabajo en autobús privado y plaza de parking gratuita. Por eso, mientras el Parlamento aprobaba lo de instar a la rebaja, desde la ATM tuiteaban pedorretas. Por eso, a la gente de más edad que se reúne hoy aquí, venida de los barrios, les encantaría quitarse unos años soltándoles un soplamocos por maleducados y mala gente, que es lo último que se espera de un hijo.
Si entre lunes y martes no se bajan los precios, Stop Pujades Transport volverá a las convocatorias de cada miércoles, será la número 13, para recordarle al señor Trias que durante su campaña electoral prometió no aumentar las tarifas de transporte, para recordarnos que cada vez que nos estafan en los precios nos están lanzando del tren y nos crujen las piernas. Nos quieren quietos.
Lectores: una de las cosas que destaca el artículo, al principio, es que en cada parada somos pocos. Ganaremos antes si somos más numerosos. Además, que cuantos más somos, más reímos. Cada miércoles en vuestra parada habitual hay algo. Puertas abiertas, p.ej.