Lo que os presento a continuación es un resumen de una investigación que hice para el máster de investigación en psicología social de la UAB. El nombre oficial fue «La modulación de las acciones del 15-m a través de los discursos sobre la violencia» y dio lugar a un artículo pensado para ser publicado en alguna revista del ramo.
El punto de partida que motivo la investigación fue plantearse qué significados tenía para el 15-m la violencia. Es decir ¿Qué acciones son consideradas violentas o no violentas para el 15-m? Y también en este sentido, ¿cómo se llevan a cabo ciertas formas de lucha y se imposibilitan otras mediante los discursos sobre la violencia?
El trabajo previo, es decir, búsqueda de referentes teóricos me dio algunas bases sobre las que emepezar. Por un lado, la violencia la o la no violencia podía entenderse como una táctica o una estrategia instrumental. Por ejemplo, el 15-m podría haber elegido la no violencia porque le permitiría ser un movimiento masivo. Este punto de vista me parecía simplista, así que me pareció oportuno completarlo con otras consdieraciones acerca de la identidad del moviento. Es decir, el
15-m no es sólo una agrupación de individuos que persiguen un fin X sino que hay factores de identidad (los comunes contra los poderosos, las instituciones vs. Los ciudadanos, etc.) que dan estabilidad y forman una «superestructura» que decide sobre los medios, los fines y los contextos de la protesta.
Lo que más enriqueció mi manera de ver las acciones del 15-m fue una idea de la violencia (o de la no violencia) performativa. Es decir, la pregunta más adecuada no es ¿para qué sirve tirar una piedra o hacer una sentada? Sino ¿qué expresa, qué transmite, qué significa esa acción? El planteamiento no me conducía tanto a una valoración tipo coste-beneficio. Mi punto de partida iba más bien en la dirección de un concepto del mundo libertario: «la propaganda por el hecho». La acción es un fin en sí misma, y en sí misma, si la analizamos bien, significa las propuestas, paradojas, contradicciones e identidades de un movimiento.
La última consideración teórica que hice fue que el 15-m era un movimiento muy mediatizado debido a la alta conectividad del movimiento con los mass media pero también con las redes sociales 2.0 (twitter, facebook, etc.). Esto significaba que frontera entre la acción en sí y el reflejo de la misma en los medios era bastante difusa, si es que existía. Esto era así porque el 15-m estaba totalmente expuesto al haberse situado en las plazas como espacio predilecto. Lo que quiero decir es que un partido político, pongamos por caso, siempre cuenta con poder hacer reuniones a puerta cerrada para conformar su cara «pública». El 15-m no podía hacerlo. Su dimensión pública era su única dimensión y era en esa dimensión donde existía todo lo relevante para el 15-m.
En cuanto al método para recoger datos fue el siguiente: una entrevista grupal de 6 personas de distintos perfiles (edad, militancia, etc.) a los que puse a discutir y 4 entrevistas individuales que hice después para completar algunos perfiles. El análisis consistió en un análisis de contenido cualitativo bastante ortodoxo: transcribir las entrevistas, seleccionar los fragmentos que tuvieran que ver con los objetivos del trabajo y agruparlos en categorías temáticas y luego agrupar y poner a dialogar dichas categorías. Para que os hagáis una idea habían categorías como «la violencia en la sociedad», «construcción de estrategias y medios de comunicación» o «dimensiones morales y éticas de la acción».
El análisis definitivo giró en torno a lo que os explico a continuación
¿Cómo influían los discursos sobre la violencia en las acciones? Desde mi punto de vista, mediante un concepto que era bastante recurrente: la imagen del movimiento. ¿Qué es «la imagen del movimiento» para el 15-m? Teniendo en cuenta que el 15-m, como he comentado antes, estaba continuamente expuesto, la imagen era una manera de vincular lo que las acciones expresaban «hacia afuera» con las maneras de organizar la acción «hacia adentro». Es decir, convivían al mismo tiempo una vertiente expresiva y organizativa de la acción. Una «consigna» recurrente era «Hay que estar preparadados. Hay que tener cuidado con la utilización que van a hacer los medios de comunicación». Esto tenía implicaciones inmediatas. Para empezar, había «performances» que eran adecuadas y otras que no. En lo que concierne a la violencia, el 15-m escogió como táctica (performance) predilecta la sentada ante las cargas policiales. De esta manera se visibilizaba la violencia del estado frente a los ciudadanos, la masividad del movimiento y se apuntaba hacia una lógica más global que la acción de resistencia concreta, es decir, la desobediencia como estrategia de cambio social. Por otra parte, existía una preocupación muy presente en todos los espacios por que se produjeran acciones que desvirtuaran el mensaje:
<<Debemos evitar que se produzcan situaciones poco claras que permitan hacer dudar de si la violencia policial pudo haber sido justificable>>
[Manual para organizar acciones en el marco del 15-m, pag. 5]
De alguna manera, también se preveían acciones que pudieran desvirtuar el mensaje y se advertía contra su uso:
<<Por eso es importante:
– no insultar a los policias : son personas que cumplen órdenes, y nuestro objetivo es que algún día dejen de cumplirlas. Alimentando la conexión humana podremos a la larga “sacarlos del uniforme”.
– mantener una actitud serena, la tensión es extremandamente contagiosa.
– Evitar las consignas con implicaciones violentas o negativas. ¡¡disfrutemos la revolución!!>>
[Mismo manual, pag. 6]
En un movimiento como el 15-m (agregativo, espontáneo, etc.) no siempre se cumplían las recomendaciones anteriores. En este sentido, observé que se realizaban acciones discursivas destinadas a «mantener» el sentido que se le quería dar al 15-m (neutralizar la amenaza a la imagen) Una estrategia discursiva era psicologizar o vaciar de significado. Es decir, si por ejemplo alguien se enzarzaba con un policía en una carga o hacía una barricada, se tendía a atribuir a disposiciones personales, estados de ánimo o a psicología propia del manifestante. Otra estrategia era enmarcar la posible violencia del manifestante dentro de las violencias más amplias presentes en la sociedad, como la violencia que representan los recortes sociales, con lo que otra vez se diluía el significado concreto de esa acción. En este punto puede parecer que el 15-m padecía una cierta neurosis injustificada con el tema de la imagen, pero no creo que sea así. Creo que el 15-m realizó una apuesta estratégica cuando se situó en las plazas y se abrió de manera total a la mirada pública y también cuando desarrolló como elementos identitarios el pretender ser un movimiento masivo y transformador. En ese contexto, las preocupaciones por la imagen respondían a una realidad material y tangible ¿Cómo se hace acción política estando totalmente expuesto? ¿Nos desactivará el estado tachándonos de violentos? ¿Cómo podemos transmitir un mensaje cuando no controlamos muchos de los medios de difusión? De igual manera las consecuencias también fueron igual de materiales y tangibles. Los debates sobre la violencia, en un movimiento que pretendía discutirlo todo, quedaron fuera de la discusión en las plazas (ya que se asumía la no violencia como una base identitaria), el movimiento tuvo que «expulsar» simbólicamente a parte de sus participantes en acciones muy significativas como el bloqueo del parlamento y decir que no representaban al 15-m (ver comunicado de la comisión de comunicación de ese día). Bueno voy a terminar la parrafada, pero aún así me dejo bastantes cosas en el tintero. Espero que de para algún tipo de reflexión o debate.
P.D.: Si alguien quiere ver el «Manual para organizar acciones» que cito un par de veces (Manual de Pacificación) la dirección es http://www.slideshare.net/TxemaFuente/15-15-m-no-violencia-manual-de-pacificacin Creo que resume bastante bien lo que he intentado explicar.
Saludos!!
Marc
A partir de cierto punto la violencia es necesaria. La cuestión es decidir cuando. De todas formas, las élites nunca han dudado un segundo a la hora de utilizarla. Desgraciadamente, no les ha ido nada mal.
Las élites también dominan el uso de la propaganda, pueden ser muchas cosas pero no son estúpidos. Magnificarán toda acción violenta para deslegitimar todo movimiento pacífico. De ahí que en ocasiones incluso recurran a infiltrados de la «secreta» para desencadenar violencia.
Lluis, hay una pregunta inmediata que se deriva de la tuya ¿Si ellos dominan los medios de comunicación, de qué sirve preocuparse por la violencia? Lo tergiversarán todo de todas maneras, ¿no? Entonces, ¿qué más da si hay sentadas o cócteles molotov?
Quizá sirva para tener la conciencia tranquila, si van a publicar que he quemado un edificio, prefiero que sea una mentira a que sea la verdad. A los ojos de la sociedad seguro que no servirá de nada, seré culpable haga lo que haga, pero por lo menos podré mirarme al espejo por las mañanas. Quizá ande equivocado, pero tengo algunos escrúpulos.
Bienvenidos sean tus escrúpulos y tu tono general de buen rollito. Consejo personal: deja la retórica en casa, si quizás estés equivocado y eso te causa angustias psicológicas no creo que sea un tema de conversación pertinente aquí y ahora. Lo que estaba señalando es una de las ambigüedades o contradicciones del 15-m con respecto a la imagen. Bien, pues una cosa que creo que hay que entender del 15-m es que su discurso sobre la imagen y los medios era una estrategia, no tanto de protección frente a la estigmatización (que también), sino también una manera de organizarse para expresar cosas, es decir, la violencia de la policía agresora (poderosos) frente a la mayoría desobediente agredida. Creo que mi aportación puede ser que las ambiguedades y contradicciones del 15-m con respecto a la violencia son consecuencia de dos cosas. Una específica del 15-m (exposición constante, «gran hermano de los movimientos sociales») otra común a todos los movimientos sociales: la acción como performance (propaganda por el hecho)
Si aceptamos que estamos siendo víctimas de una violencia estructural, que amenaza nuestra integridad y aún nuestra supervivencia, todo puede ser puesto del revés.
La legítima defensa o defensa propia es, en Derecho penal, una causa que justifica la realización de una conducta sancionada penalmente, eximiendo de responsabilidad a su autor, y que en caso de no cumplirse todos sus requisitos, permite reducir la pena aplicable a este último. En otras palabras, es una situación que permite eximir, o eventualmente reducir, la sanción ante la realización de una conducta generalmente prohibida.
Si, pero la admisión de la legítima defensa suele exigir que sea proporcionada y que no quede otra alternativa, al final dependerá mucho de lo bueno que sea tu abogado.
En el caso que nos ocupa, no sé si realmente queda otra alternativa. Si hablamos de la gente del 15-M, no se ha demostrado que representen a una mayoría de la sociedad. Cierto es que se ha intentado silenciarles y reducirles a la mínima expresión, pero me temo que cuando volvamos a tener elecciones, los partidos clásicos (PP, PSOE, CiU, PNV,…) volverán a llevarse el gato al agua, los que intenten capitalizar el 15-M seguirán siendo opciones minoritaris y del núcleo del 15-M tampoco va a salir una propuesta política que concurra a las urnas. Puedo aceptar que la calidad de la democracia española es muy baja, pero tampoco creo que sea demasiado democrático que una minoría muy reducica (estamos hablando de unas pocas decenas de miles de ciudadanos) intente arrogarse la representación de todos los ciudadanos. Supongo que podría expresarlo de una forma que sonase algo menos facha o carca, pero es como lo veo.