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Periodismo Independiente

La Conspiranson contra el Imperio del Monopolio

02/09/2002: UNIÓN RADIO

El malvado Polanco, como muchos recordarán, decidió en 1.992, allá en los albores de la España predemocrática de la Segunda Transición (apenas unos meses antes del fraude electoral denunciado por Arenas en 1.993), se cepilló de un plumazo a una cadena de radio, Antena 3 Radio, que había cometido la osadía de convertirse en líder de audiencia a base de criticar los excesos del felipismo, del polanquismo y, en general, de la democracia occidental (peligrosamente complaciente con Felipe y con Polanco y por ello muy sospechosa). El paulatino éxito de la fórmula radiofónica de los inolvidables Antonio y Luis Herrero, De la Viuda, Martín Ferrand, José Luis Balbín, José María García y toda una larga lista de demócratas de toda la vida era un claro indicativo del despertar de una sociedad española que, formada con sabiduría por el Generalísmo, tarde o temprano tendría que reaccionar, por mucho que inicialmente dueran "críticos" y "volvieran felipistas".

Sin embargo, la clásica prepotencia de Polanco no le permitió reconocer esta situación. Y, en vez de acomodarse a la nueva realidad, optó por comprar Antena 3 de Radio. Lo que provocó un efecto dominó tremebundo: Conde se hizo con Antena 3 de Televisión y, anticipando lo que sería la Nueva Economía, contribuyó con esta inversión en medios de comunicación a llevar a Banesto al borde de la quiebra (en lo que al parecer también influyeron ciertas operaciones muy de nuestros tiempos de gestión empresarial en las que Conde también demostró ser un avanzado).; la Ser volvió a ser líder de audiencia, y para desbancar al social-comunismo del poder hubo de intervenir una mente tan lúcida como la de García-Trevijano para urdir una conspiración como Dios manda. Si no, no había manera.

El caso es que, sumando las emisoras de Antena 3 y la SER, Polanco se hizo con, más o menos, el 20% de las concesiones de radiofrecuencias dedicadas a empresas privadas. Un escándalo de monopolio que un partido como el PP o su Brunete mediática (siempre al quite en la defensa de las libertades) no podían consentir. Y actuaron en consecuencia. Así, un grupo de preocupados periodistas interpuso recurso contra la autorización gubernamental a la concentración, demostrando idénticos criterio y preocupaciones por la libertad y la libre competencia que la que el luego por fin logrado gobierno popular ha venido exhibiendo en la destrucción de monopolios como el del sector eléctrico o el de la telefonía, sin ir más lejos, que acometió nada más llegó al poder para mayor satisfacción de la ciudadanía.

Además, y para continuar en la lucha en pro de la pluralidad, el PP se ha hinchado desde que llegó al Gobierno a conceder licencias a medios independientes y de acrisolada profesionalidad (grupos religiosos, sociedades afines a "El Mundo" o "ABC" o "La Razón"). De forma que, en la actualidad, Unión Radio (pues así se llama el engendro surgido de la suma de SER y A3) posee menos concesiones que Onda Cero o que la mismísima Cope, al parecer. Y no llega ni al 10% de la totalidad de concesiones privadas.

Tal situación de monopolio ha obligado, como es lógico, a nuestro Tribunal Supremo (órgano siempre dispuesto a trabajar a mayor gloria de la ciencia, del Derecho, de la justicia, y de la profesionalidad, pero no por ello carente de sentido común) a anular la concentración. Lo que ha provocado una situación curiosísima, y es que nadie sabe muy bién cómo desconcentrar. Conviene recordar que Antena 3 Radio fue vendida, entre otras cosas, porque los profesionales iindependientes que tanto éxito le dieron en términos de audiencia la estaban sangrando en lo económico. Y que da un poco de miedo pensar en cómo pretender retrotraer todo esto. Si quieren un dato adicional, constaten la mesura con la que "El Mundo" está tratando este asunto, y comprenderán en qué situación estamos.

ABP (València)

02/09/2002: EL ORDEN PUBLICO

Cualquiera de ustedes que haya requerido a la policía para poner fin a un escándalo callejero que perturbe su existencia habrá comprobado la intachable exquisitez democrática de nuestra fuerza pública. Felizmente extirpados de nuestro acervo cultural conceptos tan anacrónicos como "orden público", nuestras fuerzas de seguridad exhiben una tolerancia contra el alboroto callejero que les sitúa en la vanguardia europea en la protección del derecho de todo ciudadano a joder al prójimo.

La presencia de la policía en nuestras calles, ejemplo intolerablede lo que en su día se denominó "militarización -fascistización- de la sociedad", ha dado paso a una saludable laxitud ante cualquier forma de delincuencia de baja intensidad que culmina en la permisividad más absoluta respecto a las agresiones acústicas en nuestras calles, sobre todo si se producen más allá de la media noche.

Es cierto que aún persisten situaciones carpetovetónicas como las provocadas por las comunidades de vecinos de algunas calles y plazas donde la juventud española practica el noble arte del botellón, que insisten en sus prejuicios fascistoides exigiendo la erradicación de este fenómeno. Afortunadamente para eso están nuestras autoridades, que conscientes de su responsabilidad en la protección de los derechos constitucionales de todo ciudadano, se pasan por el escroto todas estas denuncias dado que, como resulta evidente, no procede sancionar expresiones de libertad democrática como la juerga nocturno-alcohólico-pastillera (con sus ulteriores e inevitables consecuencias gástrico-urinarias) simplemente porque un grupo de intolerantes atrasados se empeñe en dormir a horas tan intempestivas como las cuatro de la mañana.

Pero es que en el colmo de la arrogancia, los vecinos aducen su condición de contribuyentes para exigir la solución de estos problemas, como si el hecho de trabajar tres meses al año gratis para el estado (a eso se le llamaba en tiempos "esclavitud") fuera un argumento de peso para torcer la voluntad de la autoridad firmemente expresada a través de su absoluta inacción.

Afortunadamente estamos seguros de que los responsables políticos no se van a dejar intimidar por reacciones de ese jaez, lo que permite atisbar un horizonte de dicha en el que expresiones de libertad ciudadana tales como abrir las puertas del coche y poner el último disco de Camela a toda leche a las cinco de la mañana en mitad de la plaza rodeado de un océano de alcohol y pipí, queden debidamente garantizadas por quienes están obligados a ello.

 

03/07/2002: Fin de fiesta del Gran Líder

José María Aznar, como es sabido, lleva codeándose con los (demás) líderes mundiales y explicándoles qué hacer en las cuestiones comprometidas desde su más tierna infancia. Al menos, esa impresión teníamos nosotros desde que leímos un artículo del diario El Mundo, firmado por su director, Pedro J. Ramírez, hará un par de años, en el que Pedro J., biógrafo aúlico de Aznar y, por lo que se ve, testigo privilegiado de lo que se negociaba entre el presidente español y el antiguo presidente USA, Hill Clinton, explicaba que era Aznar la correa de transmisión de los deseos de Clinton respecto a la política de la UE, y aún más: Aznar le explicaba a Clinton lo que tenía que hacer respecto a la guerra en Yugoslavia. Pedro J. decía, más o menos: "las resoluciones que se adoptaron en la reunión de los aliados de la OTAN fueron una traslación de la conversación Clinton - Aznar".

Y el paso de los años no ha hecho sino confirmar el peso específico de Aznar en la escena política internacional. No en vano ha conseguido, como broche final a la presidencia española de la UE, estar presente en la reunión del G - 8 en Canadá, a propósito de la cual el propio diario El Mundo publica hoy unas fotografías de los líderes mundiales divirtiéndose mientras echan unas cervecillas, demostrando con ello la capacidad de Bush Jr. para imponer su forma de vida a los "aliados" incluso en cuestiones tan nimias como la bebida que se sirve en las reuniones. Estas fotos, que por supuesto El Mundo publica como demostración palpable de la importancia de Aznar en el mundo, son, en cambio, la demostración de que esta importancia sólo es visible para El Mundo, pues Aznar aparece siempre solo mientras los demás se ríen y hacen bromas (las fotografías no aclaran si se ríen de Aznar o de otra cuestión menos importante, como por ejemplo el peligro de atentados del fundaculturalismo islámico el día 4 de julio).

Pero además tenemos la oportunidad de comprobar hasta qué punto nuestro líder se mueve por el mundo en plan "la ciudad no es para mí". Veamos, por ejemplo, el pie de esta foto: De izda. a dcha., el presidente de la República francesa, Jacques Chirac; el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi; el intérprete de José María Aznar; el presidente del Gobierno español; el canciller alemán, Gerhard Schröder; el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi y el presidente de EEUU, George W. Bush, compartiendo bromas y anécdotas mientras toman una cerveza en un momento de descanso entre las sesiones de trabajo de Kananaskis. (Pascal Rostain)

¿Y qué me dicen de esta? José María Aznar escucha, puro en mano y con los pies encima de la mesa, la conversación entre Bush y Schröder, que le traduce su intérprete. En ambos extremos de la foto, Chirac y Koizumi. (Pascal Rostain)

Pero la mejor, sin duda, es esta: Blair, Aznar y su intérprete escuchan divertidos los comentarios de Silvio Berlusconi, con las espectaculares Montañas Rocosas al fondo. (Pascal Rostain)

¿Cómo es posible que Aznar y su intérprete escuchen divertidos al mismo tiempo lo que está comentando Berlusconi, es de suponer que en inglés? Una de dos, o Aznar sabe inglés y por lo tanto el intérprete está de más, o Aznar mantiene la misma cara de plástico a lo largo de toda la reunión a falta de algo mejor que hacer, pues no es muy aventurado suponer que si en la Cumbre había 10 personas (los miembros del G - 8, Prodi y Aznar) y el único que necesita intérprete ni siquiera forma parte del G - 8, no será el centro de todas las conversaciones.

Lo más espectacular de todo es que Aznar ha elaborado a lo largo de los años el mito de su enorme capacidad de trabajo. Pero, seis años después de acceder a la presidencia del Gobierno, ¿cómo es posible que Aznar aún no sea posible de desenvolverse en reuniones así por sí mismo, aunque sea hablando en un mal inglés? Volvemos al principio para descubrir la mala uva que, en la práctica, adorna al director de El Mundo en su aparente apoyo a Aznar: no ya por estas fotografías que mancillan indeleblemente la imagen internacional del líder, sino por el sarcasmo de hablar hace años de "la traslación de la conversación Clinton - Aznar". ¿No le explicaría mal el intérprete a Aznar lo que le estaba comentando Clinton (por ejemplo: "José María, tienes que presentarme a las becarias de La Moncloa para que supervise personalmente si tienen simpatías por América")?

Es posible que, después de todo, nos alarmemos innecesariamente y todo esto tenga una explicación lógica: Aznar, como líder mundial que es, no tiene por qué hacer esfuerzos suplementarios para entender lo que le digan los pardillos que dirigen los destinos de naciones que no son España, al final de la reunión ya se encargará él, vía intérprete, de explicarles lo que tienen que hacer.

 

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