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ACTUALIDAD DE ESPAÑA JULIO DE 2002 |
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26/07/2002: La eterna minoría de edad militar y diplomática de la Unión europea La crisis militar desencadenada a partir de la "ocupación" marroquí del islote Perejil/Leila (que, por cierto, caso de ser efectivamente territorio español, o sea, europeo-occidental, habría sido la primera ocupación militar de suelo europeo en 40 añitos) ha demostrado, una vez más, la práctica imposibilidad de lograr posiciones comunes (más allá de declaraciones angélicas de buenas intenciones) en materia de política exterior (¿interior, en este caso?) en el seno de la Unión Europea. Pero este dato no añade nada nuevo a lo que ya sabíamos, luego no vale la pena detenerse demasiado a lamer esta herida. La minoría de edad diplomática de la Unión Europea es un elemento conocido y no deja de ser algo lógico en un estado de federación todavía embrionaria e imperfecta como es la UE. Sin embargo, bien distinta es la reiterada constatación de la minoría de edad militar de la propia UE. Porque si bien es lógico que los tradicionales reflejos soberanistas perturben sobremanera, en el momento de la construcción europea en que nos encontramos, la voz unitaria exterior de la institución, es algo menos comprensible constatar hasta qué punto llega el retraso bélico de unos países que, al menos por su poderío económico, debieran estar en condiciones de hacer algo más. Está claro que la capacidad estadounidense no puede ser ni de lejos igualada y que grandes operaciones exteriores están fuera del alcance de los países comunitarios. Por mucha que sea su riqueza, los EE.UU. son 300 millones de habitantes que aportan de consuno, con una organización centralizada, y que ademas dedican una enorme (y perturbadora en muchos términos) proporción de su presupuesto (el de la primera economía mundial) para estas tareas. Parece claro que para poder aspirar a entrar en la misma división (o en una próxima), la UE debería desarrollar su propia industria militar de forma integrada y centralizada, poniendo en común todos los recursos y asignándolos eficientemente para poder aspirar a (dedicando una partida presupuestaria menor proporcionalmente) poder, al menos, lograr un sistema militar mínimamente operativo. No estamos, evidentemente, todavía ahí. Y así le va a la UE cada vez que desea intervenir en el exterior de sus fronteras. Pero sí se suponía, al menos, que la desorganización europea no era tanta como para impedir la eficaz defensa contra agresiones menores e interiores. El asunto Perejil/Leila ha puesto de manifiesto que no es así. En este sentido, conviene no perder de vista que, si bien España ha logrado recuperar de una forma militarmente eficaz el islote lo ha hecho, aunque pueda sonar casi increíble, tensando al límite (casi) las capacidades operativas de sus FF.AA. En efecto, la octava economía del mundo tiene tal desbarajuste militar que el umbral máximo de intervención que le permite es recuperar un islote de 10 hectáreas y desalojar a media docena de soldados marroquíes. Para lo cual, una operación menor, se ha puesto al límite la capacidad operativa de su ejército (y de ahí que haya tanta satisfacción en medios políticos y militares, porque son conscientes de que esto es casi a lo máximo a lo que pueden aspirar): - El "espectacular dispositivo naval" de protección de los "enclaves españoles" ha consistido en enviar a la zona dos corbetas y dos fragatas. Que se han enviado a costa de enormes esfuerzos y de obligar a cancelar permisos y a reorganizar el dispositivo ordinario en todas las costas españolas. Es un enorme éxito, claro, porque supone haber subido un escalón respecto a nuestra aportación en la Guerra del Golfo (una fragata y dos corbtas), pero hemos de tener en cuenta que el Golfo está lejos mientras que los famosos "enclaves", se supone, son territorio español. Si todo el dispositivo naval que puede montar nuestra Armada es ese, apaga y vámonos. Por cierto, al parecer habia también un submarino de esos de los que disponemos gallardamente (casi de los tiempos de Peral). - La "espectacular operación de ataque" se ha realizado con los únicos helicópteros de transporte disponibles y, a falta de helicópteros de ataque, con más helicópteros de transporte armados de ametralladoras instaladas a toda prisa. Por muchos legionarios y eficaces boinas verdes que tengamos, de bien poco sirven si sólo pueden llegar en grupitos ridículos. Y, si no tenemos helicópteros de combate, ¿por qué hubo que armar a toda prisa unos de transporte en vez de estar prevista ya la cosa? Pues porque, como no hay bastantes, hay que usuarlos "pa lo que se tercie". - Por otra parte, la cobertura se ha realizado sin aviones de reconocimiento, pues al parecer los vetustos aparatos que les compramos a los yanquis hace dos décadas andan todos averiados. ¡Todos de golpe! El mantenimiento del equipo, al parecer, no es el fuerte, tampoco, de nuestro ejército. - Sólo en el aire la cosa se sostuvo. Nuestros flamantes F-18 (que en realidad tenemos porque se los compramos obligados a los EE.UU. en pago de los servicios prestados y no porque en realidad los consideráramos útiles), al menos los aparatos que quedan y que no hemos estrellado todavía, son bastantes para garantizar la superioridad aérea (al menos contra Marruecos). El panorama es bastante desalentador, y demuestra que la octava economía del mundo tiene unas Fuerzas Armadas de vergüenza, a pesar del relativamente importante esfuerzo presupuestario que se realiza con las mismas. Pero los males endémicos de la Administración militar española, su escasa competencia y, probablemente, el desviado empleo que se da a los fondos de los que dispone hacen el resto.
12/7/2002: Remodelación del Gobierno:
Pío Cabanillas (Portavoz del Gobierno): Un ministro portavoz tiene el encargo de oficializar la propaganda gubernamental dándole un carácter pretendidamente serio, y además sin que se le escape la risa. En ese sentido, Cabanillas ha cumplido muy bien su función, pese a lo cual Aznar, consciente de que un cargo de tanto contenido mediático acaba cansando al espectador, ha decidido dar un último relevo. Todos los portavoces de Aznar, en consecuencia, permanecerán en el cargo más o menos el mismo tiempo, unos dos años. Juan José Lucas (Presidencia): La verdad es que aún no tenemos muy claro para qué sirve el ministro de la Presidencia existiendo un ministro Portavoz del Gobierno. Total, el Gobierno siempre hace lo que dice el presidente, ¿no? Quizás por eso Aznar ha fundido ambos cargos en uno. Además, Lucas se incorporó a un proyecto "llamado José María Aznar", que en dos años se acaba. Juan Carlos Aparicio (Trabajo): Un ministro de perfil bajo en principio arrollado por el fracaso del Gobierno en la huelga general (el mero hecho de convocar una huelga supone un fracaso para el Gobierno, independientemente de su éxito). Además, Aparicio casi no hablaba del País Vasco. Jesús Posada (Administraciones Públicas): Un ministerio teóricamente muy importante pero del que, a día de hoy, no hay noticias. José María Aznar ha saldado ya su misteriosa deuda con Posada, al que expulsa del Gobierno porque hablaba del País Vasco casi menos que Juan Carlos Aparicio. Celia Villalobos (Sanidad): Clamoroso fracaso el de la ministra, catalogada como "progre" dentro del PP por sus ocasionales arrebatos populistas de corte lepeniano. Acertada destitución que, sin embargo, llega tarde, pues Villalobos debería haber salido del Gobierno inmediatamente después de su lamentable gestión del verbenero caso de las "vacas locas" (por cierto, ¿alguien se acuerda de esto? Se supone que iban a morir millones de personas, y no es que uno sea un sádico, pero el increíble número de no muertos que sigue arrojando la estadística no se corresponde demasiado con el coñazo que nos dieron los medios de comunicación y la propia ministra, ¿no creen?). Anna Birulés (Ciencia y Tecnología): Víctima del fracaso de la Nueva Economía (del que esta Página es un ejemplo) y de su acendrada incompetencia, a día de hoy sigue siendo un misterio si Birulés trabajó algo uno solo día de todos los que ha sido ministra. La cosa llego a tal nivel de escándalo que el Ministerio de Ciencia y Tecnología ni siquiera ha sabido hacer lo más importante: gastar los fondos que tenía asignados. Y estos son los nuevos: Ana de Palacio (Asuntos Exteriores): La cuota de mujeres en el Ejecutivo exigía que si salen dos, entraran otras dos. Una es Ana de Palacio, que se dedicará a salir en la tele muy a menudo hablando con otros señores que también salen en la tele mientras, fuera de las cámaras, siniestros funcionarios de alto nivel negocian lo importante entre España y los pérfidos extranjeros. Ana Pastor (Sanidad): Completa la cuota en un ministerio que, total, no sirve para mucho porque tarde o temprano se privatizará por completo. Inteligente apuesta de Aznar para denigrar cada vez más la Sanidad pública. José María Michavila (Justicia): Ministerio basura que nadie quiere y en el que, por otro lado, nadie ha conseguido arreglar nada. Aznar mete a otro de sus jóvenes cachorros, discípulo aventajado de Acebes, para que demuestre su perfil político otorgando indultos a Gómez de Liaño e indignándose con la situación de la Justicia en el País Vasco. Eduardo Zaplana (Trabajo): Uno de los posibles candidatos "tapados" a la sucesión de Aznar consigue por fin su gran sueño saliendo de la Comunidad Valenciana para convertirse en ministro. Zaplana hará en Trabajo lo mismo que hizo en la Comunidad Valenciana: obras faraónicas producto de la mente de un loco (Terra Mítica, por ejemplo) en las que empleará a miles y miles de personas que trabajarán en condiciones de neoesclavismo ansiosos de asistir a las continuas inauguraciones del gran líder. Zaplana, además, demostrará su enorme capacidad de Trabajo hablando mucho del País Vasco cuando no esté inaugurando algo. Javier Arenas (Administraciones Públicas): ya está bien de tener a gestores oscuros como Jesús Posada. Aznar incentiva el perfil político de su Gobierno metiendo a otro peso pesado del PP, con un perfil dialogante que mostrará de continuo cuando explique a España lo malos que son "los vascos" y "los socialistas". Y, por último, estos son los que cambian: Mariano Rajoy (Presidencia y Portavoz): Aznar coloca a su vera al que con esto se convierte en aparente designado por la mano divina para la sucesión y que, por tanto, nunca sucederá a Aznar, pues, como todos Ustedes saben, al Presidente del Gobierno le encanta dar sorpresas para que todos se admiren de lo listo que es. Josep Piqué (Ciencia y Tecnología): Una vez fue la estrella ascendente del PP, pero tras su gris paso por Exteriores parece que a Piqué ha dejado pasar su oportunidad. Pasará unas vacaciones en este ministerio exangüe esperando a las próximas elecciones autonómicas en Cataluña. Ángel Acebes (Interior): El tapado por antonomasia consigue un ascenso y se sitúa en el Ministerio más importante del Gobierno, aquél en el que más tiempo se puede hablar del País Vasco. Esto sería un empujón claro hacia la sucesión de Aznar si no fuera porque, claro, uno de los candidatos, Jaime Mayor Oreja, es vasco vasco. La pregunta que uno se hace ahora es: ¿seguirá el Gobierno por la senda de errores continuos que enfiló al conseguir la mayoría absoluta o comenzará a hacer algo bien? Porque para que sea el juez Baltasar Garzón el único que tome medidas realmente útiles en lo único que le importa al Gobierno, el País Vasco, bien pudieran poner directamente a Garzón en el Ministerio del Interior, y ahorraríamos tiempo.
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