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ACTUALIDAD DE ESPAÑA                         AÑO 2004

 

28/04/2004: ZP miente en un Parlamento débil e inestable

El debate parlamentario de ayer, dedicado a la decisión de ZP de retirar inmediatamente las tropas de Irak, estaba ganado desde un principio. Por ZP, claro. La grave irresponsabilidad de retirar las tropas le ha dado a ZP los votos de muchos antiPP del 14-M, así como el cambio de voto de algunos votantes del PP moderados. Además, claro, de los “votos – Gobierno”. Imagínense qué pasaría ahora si hubiera elecciones: un gobierno débil e inestable con mayoría absoluta.

El PP se está equivocando gravísimamente en la estrategia de oposición a ZP. Por ahora, el PP está centrando sus críticas en dos ámbitos:

1) “Váyase, señor ZP”. Llevamos una semana de Gobierno débil e inestable y ZP no ha hecho ni una sola cosa bien. Todo está mal, todo lo que hace el Gobierno es síntoma de grave irresponsabilidad, arrogancia, inoperancia, autoritarismo, o todo lo anterior al mismo tiempo. Es más o menos la misma estrategia de la última legislatura de González: tensar el debate al máximo. El problema es que la situación no es la misma que en el 93. Primero, porque ZP no es González, ni su Gobierno está quemado por los años del felipismo. Segundo, y fundamentalmente, porque en el 93 el PP era la alternativa aún sin calibrar; el voto del miedo a la derecha era singularmente eficaz para el PSOE pero siempre quedaba el beneficio de la duda. ¿Era el PP la derecha montaraz de siempre o una derecha centrada tipo UCD? Lamentablemente, los últimos cuatro años de Ánsar han inclinado la balanza hacia la primera opción, y por mucho que Mariano Rajoy esté a años luz de Ánsar (en la forma y, por los detalles que ya ha mostrado, también en el fondo), el miedo a la derecha pesará en muchísimos españoles durante años (igual que la Corrupción, el Felipismo y el Crimen de Estado tuvieron un enorme peso específico durante años entre muchos votantes potenciales del PRISOE). No parece una gran idea presentar diariamente a ZP como un peligro público débil e inestable, sobre todo por los brillantes resultados que esta estrategia arrojó en las elecciones del 14-M.

2) Pero, pese a lo indiscriminado de sus críticas, el PP se ha focalizado con particular entusiasmo en denunciar la falsedad del Nuevo Talante de ZP. Un nuevo error de bulto. Porque, por mucho que ZP faltara a su promesa en este capítulo (y ciertamente una semana no es un arco temporal significativo para dilucidar la cuestión), resulta complicado pensar que pudiera superar a los últimos años de Ánsar. Es sencillamente ridículo que el PP se afane en tachar a ZP de poco dialogante cuando fue precisamente ese uno de los factores capitales de la derrota del PP. Y sobre todo, es ridículo hacerlo en asuntos como la retirada de tropas de Irak y las características del debate de hoy:

- En el primer caso, el PP tiene probablemente razón en acusar a ZP de apresurarse (lo de las tropas no deja de ser un golpe de mano “Bambi con un par de huevos”, no el hecho de retirarlas, pero sí hacerlo de sopetón sin simular al menos un intento oficial de negociar el contencioso en la ONU); pero no es obviamente lo mismo enviar tropas a Irak sin debate parlamentario previo, y con una oposición masiva de los ciudadanos, que retirarlas sin debate parlamentario previo, pero con el apoyo evidente de una mayoría aplastante de la población; tampoco es lo mismo que la decisión sea el producto de un alucinante giro personalista en la política exterior de España que el cumplimiento de una promesa electoral.

- En el segundo caso, cuando se planteó el debate el Gobierno decidió (probablemente anticipando lo que al final ha ocurrido) que no hubiera votación alguna. Ante las críticas, entre otros partidos, pero en particular, del PP, el Gobierno aceptó que se incluyera la posibilidad de votar la retirada de las tropas de mediar el acuerdo de todos los partidos parlamentarios. Y entonces el PP, para evitar plasmar su soledad parlamentaria, se negó a aceptar la votación. Y ya tenemos montado el chiringuito del malvado PP ansarista de siempre: si no hay votación (como por otro lado nosotros no permitimos en su día), muy mal. Si hay votación, peor, así que la impedimos (como ocurrió en su día). Y no hablemos de lo que habría dicho el PP de no mediar debate parlamentario alguno. Es decir, el Gobierno muy mal siempre, con independencia de los acontecimientos.

Además, sorprendentemente, el PP centra sus críticas “falsedad del nuevo talante” en un asunto, todo lo relacionado con la Guerra de Irak, que harían mejor en olvidar lo antes posible, ignorando los cantos de sirena del Bigote. Porque focalizar las críticas en esta cuestión permitirá situar el foco del debate en las Europeas exactamente donde interesa al PSOE: la Guerra de Irak y sus consecuencias, todas las cuales, como es bastante obvio, perjudican las expectativas electorales del PP. Esta opción, además, deja en un segundo plano acciones de Gobierno mucho más criticables, como la alucinante destitución de Jorge Dezcallar (un servidor del Estado, también en los Gobiernos de González, que accedió a la dirección del CNI con la aquiescencia del PSOE), pero sobre todo su sustitución por un hombre de PP Bono sin absolutamente ninguna experiencia en nada remotamente relacionado con los servicios secretos. Poner a un hombre de PP Bono es, sin duda, garantía de servicio a Ejpaña. El problema es que el CNI no es la Dirección General de Folklore, sino uno de los servicios más importantes del Estado, en particular en la situación de lucha antiterrorista que nos ocupará los próximos años. Sin embargo, el PP obvia este error de bulto para centrarse en cuestiones de procedimiento, de mucha menor importancia y, sobre todo, en las que prácticamente a nadie se le escapa que el PP no puede dar lecciones.

Claro está que el PP tiene un problema para hacer oposición con todos los demás grupos parlamentarios rivalizando para dejarlo en evidencia e intentar subirse al carro del diálogo con ZP (y quién sabe, con un poco de suerte, el voto favorable en un par de asuntos de vital importancia, igual ZP nos da alguna prebendilla menor, que hay mucha gente necesitada en CiU). Un problema que deriva nuevamente de la acción de Gobierno anterior: de los tres grandes activos electorales del PP en el Gobierno (la lucha antiterrorista, la Unidad de Españaza y la buena gestión económica), el primero quedó dinamitado con el salvaje atentado del 11-M y el espectáculo informativo posterior; el segundo ha quedado ya parcialmente en desuso con los resultados del 14 – M (recordemos que el PP bajó unos diez puntos tanto en Cataluña como en el País Vasco; su bajada más importante se dio en la provincia de Álava, donde uno de los más augustos representantes del discurso “Españaza Una”, Jaime Mayor Oreja, perdió nada menos que 13 puntos; meses después, Mayor Oreja es premiado con la candidatura de las Europeas) y auguramos un desinflamiento mayor en los próximos años (no en vano el “desafío nacionalista al Estado”, en la práctica, se reduce a nuevos estatutos que forzosamente cabrán en la Constitución, y un Plan Ibarretxe de fundamento exclusivamente electoral que ya en pocos días ha relativizado en gran medida, por palabra y obra de su autor, su grado de oposición al Estado); sólo queda el tercero, la gestión económica. Aquí, al más puro estilo periodístico (sin pruebas, sin análisis de fondo; futurología con cuatro años de gestión económica, porque yo lo valgo), auguro que el PP tendrá motivos sobrados para ejercer la crítica, incluso aunque no aparezca una crisis económica en el horizonte, e incluso obviando la reaparición de amiguetes, corrupción y despilfarro tan caros a los socialistas; aunque sólo sea por la política de gasto del Gobierno y las reformas contra el crecimiento del ladrillo y la precariedad laboral, las cuentas muy probablemente no cuadrarán según lo prometido. Pero los eventuales efectos negativos de la gestión económica, en todo caso, tardarán meses en hacerse patentes. Y como ZP logre cuadrar las cuentas, no quiero ni imaginarme el peazo rodillo dialogante y consensuado que se nos viene encima tras las próximas Generales; incluso Ramoncín saldrá elegido diputado.

Hay que decir que, en el peor de los mundos posibles, Rajoy ha salido bastante bien parado del segundo debate. Porque es un buen parlamentario, y porque sabe hacer las críticas de fondo con una campechanía que ni Su Majestad encargándole misiones de alto secreto a Manuel Prado y Colón de Carvajal, y sólo por eso, por el contraste con la acomplejada suficiencia de Ánsar, ofrece muchísimo juego en el debate parlamentario. El problema, como casi siempre, no es Rajoy. El problema es, de nuevo, Ánsar. Porque con independencia de que el peso específico de Ánsar en el PP sea el de siempre o se haya visto menguado, con independencia incluso de que nuestra obsesión ansarista nos pierda y nos haga ver su sombra (por otro lado, bastante obvia en este debate por la consonancia entre muchas argumentaciones de Rajoy y las previas de Ánsar en el diario ABC), en el momento político en que nos encontramos es posible no sólo que el castigo electoral que sufrió el PP el 14-M se consolide, sino que aumente. La baja participación puede jugar en su beneficio, pero lo que parece prácticamente imposible es que el PP pueda ganar las elecciones. Y si el PP sale derrotado en las Europeas (El Mundo le otorga casi siete puntos de ventaja al PSOE; el ABC diez; la encuesta del CIS, 19 puntos en intención de voto directo, más o menos la distancia que detectaba ABC en el mismo concepto; esperemos que el famoso “voto oculto” efectivamente aflore, porque si no nuestro pronóstico de “Apización del PP” se quedará corto), Rajoy habrá cosechado dos derrotas electorales en sus dos citas con las urnas; dos derrotas sin contar con el aval de Ánsar, un aval que, obviamente, a estas alturas tendría un valor similar al que le otorgarían Ustedes a unos pagarés por un millón de euros firmados por mi.

Y cosecharía dos derrotas, además, sin que en el horizonte electoral de los próximos años haya mucha tela que cortar hasta las Municipales y Autonómicas de 2007 (sólo elecciones en el País Vasco en 2005 y elecciones gallegas en 2006; y sinceramente no parece que las expectativas en ambas, sobre todo en las elecciones al Parlamento Gallego donde sólo puede empeorar, sean muy jugosas para el PP), pero con un Congreso del partido previsiblemente convulso a tres meses vista. Y lo peor es que todos sabrán que la culpa del desastre no es de Rajoy, incluso podremos estar de acuerdo en que, en su caso, las virtudes superan claramente a los defectos, pero la fuerza de los hechos sería inasumible y muy probablemente se vería obligado a dimitir. Y después, cualquier cosa, incluida la escisión. En fin, que como esto siga así tendremos ZP para rato (y nosotros sin un cargo; ¿es ese el Nuevo Talante?).

Guillermo López (Valencia)

 
La Radio Definitiva