ACTUALIDAD DE ESPAÑA FEBRERO
DE 2003
3/2/2003:
Presidente genuflexo:
José
María Aznar acaba de realizar una nueva aportación
de incalculable valor a la historia de la filosofía política
con su famosa carta (encargada por el Wall Street Journal) de apoyo
a todo lo que diga, haga u opine Bush respecto a Irak y, por qué
no decirlo, cualquier otra cosa. El servilismo demostrado por nuestro
Presidente llama poderosamente la atención no por su condición
de tal (estamos ya acostumbrados a que nuestros dirigentes políticos
se crean caudillos providenciales al poco de salir al extranjero
y disputen con quien haga falta para ser la niña de los ojos
del presidente americano de turno, intérprete mediante, por
supuesto), sino por las consecuencias políticas e incluso
morales (perdonen que me ponga curil) que comporta tal acción.
- Con
su famosa carta, Aznar ha logrado abrir un poco más el cisma
que la guerra inminente ha provocado entre los principales países
de la Unión Europea que, una vez más, es incapaz de
articular una política exterior mínimamente coherente.
Pero una cosa es mostrar desacuerdos y otra muy distinta explicitarlos
de forma tan palmaria, dejando claro que la UE sigue siendo, hoy
por hoy, un sistema de libre comercio entre los países miembros
y punto.
- Pero
además sorprende la apuesta tan cerrada de Aznar por EE.UU.
tratándose de un político que ya se encuentra, por
decisión propia, en el ocaso de su carrera política
en España (al menos durante los próximos cuatro años,
lo cual en política es como decir posiblemente para siempre
jamás). ¿Quiere Aznar algo a cambio de su servidumbre?
Y de ser así, ¿qué quiere? Porque los únicos
puestos suficientemente apetecibles para alguien que se considera
a sí mismo un líder ungido por la mano de San José
María son, a primera vista, Secretario General de la ONU
y presidente de la Comisión Europea. Desde luego, es muy
poco probable que algún día Aznar llegue a algo más
que comisario en la UE con la oposición frontal de los entrañables
abueletes, la vieja Europa, del eje francoalemán, motor económico
y político del invento. Y por los réditos de su política
exterior en los años de su mandato tampoco parece probable
que, por mucho apoyo de EE.UU. que pudiera tener, Aznar consiga
alguna vez auparse a la dirección oficial (la oficiosa es
otra cuestión, claro) de Naciones Unidas.
- ¿Qué
quiere Aznar? Sigue siendo un misterio, pero por ahora la oposición
socialista (el último modelo nacido en Ferraz es el "Zapatero
pacifista", como siempre una vez ha quedado claro que la sociedad
española está visceralmente en contra de aventurillas
militares en Oriente Medio) se limita a mirar con alborozo cómo
la pasión autodestructiva de votantes de Aznar le da el trabajo
hecho. Dice Aznar que tiene pruebas fehacientes de que Irak es un
peligro para España. Hay que reconocerle, al menos, que el
hombre ha aprendido a mentir sin inmutarse, pero sería deseable
que aportase, además de tan magna revelación, al menos
un simulacro de prueba sobre el particular. ¿Cuántos
misiles atómicos iraquíes nos están apuntando
en este momento? ¿Cincuenta? ¿Doscientos? Si la cosa
se pone tan peligrosa, uno empieza a ser partidario de cambiar de
aires, no sea que el belicismo español (nunca validado por
el Parlamento, ni por nadie, con la palabra de Aznar, "aquí
mando yo", es suficiente) irrite a Sadam y nos lance una parte
de su arsenal. Tal vez tengamos que ir haciendo las maletas e irnos
a ladrar a otra parte, por ejemplo a la Vieja Europa, al geriátrico
francoalemán, donde seguro que no cae ninguna bomba.
Sorprende,
en conclusión, el desprecio con que un hombre habitualmente
tan obsesionado por las encuestas (como todo político, por
otra parte) como Aznar está tratando no ya toda forma de
oposición que pudiera surgir (lo de los "ladridos",
vistos los precedentes, no sorprende demasiado), sino las frías
cifras de la opinión pública que son correlato claro
de lo que cualquiera que viva en el mundo real sabe: esta es una
guerra impopular. Aznar no debería sorprenderse de ello.
Lo que sorprende es que aún haya algún periodista
por ahí que defienda la necesidad de tal conflicto, con o
sin ONU. ¿Estarán llegando ya los fondos reservados
por el Pentágono para mejorar la imagen de EE.UU. previo
pago a periodistas?
Guillermo
López (Valencia)
17/02/2003:
El Gobierno logra dar la vuelta a la tortilla
En
un éxito sin precedentes, el Gobierno de José María
Aznar López ha logrado cambiar las tornas. Si los estudios
de opinión de todo pelaje habían venido señalando
desde hace semanas que en torno al 80-85% de la población
española estaba contra la guerra de gresión a Irak,
las manifestaciones del sábado permiten comprobar que algo
ha cambiado.
No
sabemos si el motivo han sido las emotivas palabras del Genuflexo
Primer Lacayo Presidencial a la Televisión Privada Genupresidencial
en la audiencia retransmitida el pasado jueves. O si se trata del
efecto del didáctico, ejemplar y razonado folleto encartado
en los periódicos la semana pasada. A lo mejor, incluso,
las brillantes reflexiones de la Pre-Alcaldesa Social de Madrid
(achacar a la chusma inmigrante el incremento de la delincuencia,
del paro y de la programación de desnudos en las televisiones
locales) han contribuido algo a poner las cosas en su sitio, dejando
claro quién tiene razón y quién, sencillamente,
no merece ni una compasiva y caritativa limosna. O, por último,
cabe la posibilidad de que las esclarecedoreas declaraciones teológicas
de Federico Trillo sobre la prelación en materia de revelación
(de fuente menos fiable a más fiable, y por este orden: el
Sumo Pontífice, George Bush y José María Aznar)
hayan acabado de convencer a esa mayoría de católicos
que hay en España. En fin, que muchas son las posibles causas
del impresionante giro, y difícil su identificación
precisa.
Pero
el caso es que por mucho que podamos indagar sobre las causas, los
tozudos hechos, en cualquier caso, ahí están. Incuestionables.
El sábado pasado, a pesar de las malvadas intenciones de
socialistas y progres de todo pelaje de confundir a la población
en un ejercicio de irrresponsabilidad, podemos afirmar que los datas
más prudentes confirman que 35 millones de españoles
no se manifestaron contra la guerra ni contra el gobierno. Es decir,
que prácticamente el 90% de la población demostró
con los hechos que, a pesar de la insistencia de los de siempre,
José María Aznar no sólo no se equivoca sino
que encauza a la ciudadanía, ignorante e irresponsable, por
el buen camino.
¿Alguien
osa todavía denunciar su autismo, criticarle por estar desconectado
de la realidad?
ABP
(València)
11/2/2003:
HAGAMOS EL AMOR, NO LA GUERRA
Seamos
sinceros. La culpa de todo este follón de Irak (también)
la tiene D. Felipe González Márquez por embarcarnos
en su día en una guerra absurda en la que España no
se jugaba absolutamente nada. Por que, vamos a ver, ¿a quién
coño le importa que unos moros invadan a un país vecino
con un régimen islámico medieval (valga la redundancia)?.
Evidentemente a nosotros no. De hecho, si tuviéramos los
occidentales que andar por ahí derrocando dictaduras islámicas
(valga la redundancia otra vez) o marxistoides no daríamos
abasto. Los más escépticos esgrimieron en su día
la razón del petróleo. A su juicio, poner en peligro
el suministro a occidente del crudo necesario para su desarrollo
era motivo más que justificado para meterle al puto Sadam
doscientos Tomahawks por ... ahí. No estamos de acuerdo.
De hecho, si hubiéramos dejado a Sadam anexionarse Kuwait
tranquilamente no nos hubiéramos gastado un pastón
en la guerra y no habríamos padecido la terrible alza del
precio del barril durante los meses que duró el conflicto.
Sí, es cierto que nuestra intervención en la Guerra
del Golfo I fue mas bien patética, como no podía ser
menos. Practicamente lo único destacable de nuestra intervención
militar fue la participación de una rotunda Marta Sánchez
elevando la moral -y lo que fuera- de nuestras aguerridas tropas.
El espectáculo de la escuadra española fue tan peculiar
que muy bien podría haber ocurrido la siguiente conversación
apócrifa (hay quien asegura que es absolutamente real) entre
el capitán de una fragata española y uno de los marineros.
- Soldado,
le veo preocupado. ¿Pasa algo?.
- Hombre, no, pero esto de entrar en guerra pues impone un poco,
la verdad.
- Pero alma de cántaro, no tiene usted de qué preocuparse.
Mire, si la guerra se disputa en el aire, la superioridad de los
F16 norteamericanos es incontestable, los iraquíes no tienen
nada que hacer. Si se acaba luchando por tierra, el número
de tropas y armamento aliado es abrumadoramente superior al de Sadam,
así que tampoco hay por que temer nada. Y si hay batalla
en el mar, no le digo a usted nada con la VI Flota americana al
lado nuestro. Vamos, no tenemos ni para emepezar con las pateras
iraquíes.
- Coño, y si eso es así, para qué cojones hemos
venido los españoles aquí.
- Solamente por si hay que rendirse.
Ahora
nos dicen que hay que acabar con Sadam porque no ha cumplido los
términos del armisticio que dio fin a la primera entrega
de la guerra y sigue teniendo armas de destrucción masiva,
químicas, etc. Es más, se asegura que dispone de varios
millones de DVD's con los peores momentos de Noche de fiesta y del
Festival de la OTI para bombardear las principales capitales de
occidente y hacer que nos rindamos sin luchar. Por otra parte, todo
parece indicar que el muy canalla financia y protege a los hijos
de... Bin Laden. Una tomadura de pelo, como pueden adivinar a poco
que usemos nuestra capacidad analítica. Por ejemplo, armas
de destrucción masiva tiene hasta la mayor mierdecilla de
país y nadie hace nada por evitarlo. Es más, ¿cómo
tienen los useños la cara tan dura de esgrimir ese argumento,
después de la fantochada que nos obligaron a hacer a los
españoles (otra vez) hace un mes cuando detuvimos aquel barco
coreano cargado de misiles al que tuvimos que dejar pasar cumpliendo
órdenes suyas?. Por otra parte, si es cierto que Sadam financia
a Al Quaeda, ¿qué me dicen ustedes de Arabia Saudí?.
Recuerden que hace también un par de meses se descubrió
que la esposa del embajador saudí en los Estados Unidos había
entregado cuantiosas sumas de dinero a algunos de los terroristas
que atentaron contra las torres gemelas y el pentágono. ¿Porqué
nos cepillamos a Sadam y no a los corruptos y filoterroristas Saudíes?.
Como
ven todo es una patraña, aunque al menos ha servido para
que en España nos riamos un poco con (de) nuestros artistas.
Nosotros creemos que deberían sacarlos más a menudo
a montar esos patéticos espectáculos contestatarios
que les hacen creerse que están en las barricadas de París
en mayo del 68. No les decimos más que hemos visto una fotografía
de Pilarín Cuesta (más conocida como Ana Belén)
desafiando a los ujieres y mostrando su camiseta antiguerra en la
tribuna de invitados del congreso, y nos hemos quedado anonadados.
Qué capacidad interpretativa, qué garra, qué
intensidad dramática. La viva estampa de una Mariana Pineda
camino del cadalso, de una Juana de Arco yendo hacia la hoguera.
Estamos seguros de que esa foto pasará a ocupar un lugar
destacado en el album familiar, junto con las fotos de grupo a las
puertas del Congreso jaleando consignas revolucionarias como la
preciosa ¡eso nos pasa, con un gobierno facha! para que los
nietos aprendan lo que es la honestidad intelectual. El resguardo
del talón con la pasta por publicitar el muy facha Ayuntamiento
de Madrid y su no menos facciosa Comunidad Autónoma, mejor
guardarlo en el tercer cajón, que los niños no entienden
de dinero y no hay que empezar a malearlos tan jóvenes (y
jóvenas).
A todo
esto, muchos de ustedes, después de acordarse de mis ancestros
por semejante rollazo, estarán esperando saber cual es nuestra
opinión sobre el presente conflicto. Bien, no debemos ir
a la guerra contra Irak. A nosotros no se nos ha perdido nada por
allí, y en cualquier caso, para hacer el ridículo
mejor nos quedamos en casa. Si alguna vez nos entra el ardor guerrero
vayamos al Sahara con la Legión y hagamos algo bueno por
los miles de saharauis a quienes abandonamos de forma indecente
en su día. Allí podríamos hacer cumplir de
una vez la resolución de la ONU que establece la obligatoriedad
de convocar un referendum sobre la autonomía o independencia
de esa antigua colonia española, y de paso, acabar con el
chollo de la familia real marroquí y sus concesiones de fosfatos
y prospecciones petrolíferas a franceses y useños
sobre un territorio que no les pertenece en absoluto. Pero pensándolo
bien, eso sería demostrar una independencia de criterio bastante
peligrosa, y no está el mundo como para ir de pepitos grillos,
¿no creen?
Pablo
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