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JULIO DE 2004

01/07/2004: Reaparece el Tirano

La llegada de la soberanía papichula a Irak no deja de producir noticias alentadoras. La imagen que nos ha proporcionado el orgulloso y soberano pueblo iraquí hoy, iniciando un pseudo-juicio a Sadam Hussein, ha sido reveladora de cómo funcionan las modernas democracias verdaderamente soberanas: fuertemente escoltado por soberanos soldados estadounidenses, el Tirano Más Tirano de Todos los Tiranos se ha enfrentado al interrogatorio conducido por soberanos jueces iraníes. El inicio del espectáculo supera todas las previsiones más pesimistas.

El caso es que la presencia de Sadam Hussein ha desmentido muchos de los mitos que corrían por ahí. Sobre todo las sospechas sobre la práctica de torturas en el soberano Irak, que la lozanía física del Tirano Más Tirano desmentía. Pero tampoco la publicitada decadencia psíquica de Sadam, que ha demostrado la templanza y osadía de los psicópatas sanguinarios, ha aparecido por ninguna parte. Es más, el Tirano sigue con sus sucias argucias. Se ha vestido deliberadamente en contra de sus costumbres, a lo occidental, para transmitir la imagen de que, a pesar de lo que dice la evidencia construida con las apabullantes pruebas que le ligan fehacientemente al terrorismo internacional, no tiene nada que ver con la Red Al Qaeda. ¿Se puede ser más ruin?

Por lo demás, el juicio promete convertirse en un espectáculo de una iniquidad tan inmensa como contraproducente. Los juicios-farsa, mera coartada para condenar a quien se desea desde un principio declarar culpable, que no juzgar, suelen acabar provocando la legítima indignación de las personas de bien. En este caso, donde directamente se ha iniciado el proceso a la vez que se ha reinstaurado de manera medio secreta y cutre la pena de muerte con la única finalidad de poder liquidarlo a gusto, las cotas de vergüenza prometen alcanzar proporciones grotescas.

Por remontarnos al siglo XVIII y recordar algunas de las pautas básicas de la modernidad y del Estado de Derecho, mencionaremos de pasada el principio de la irretroactividad de las normas penales desfavorables (y su complemento, la retroactividad de las normas penales favorables). Básicamente, esta cosilla tan básica, ligada a la idea de seguridad jurídica más evidente hasta para los padrinos de la mafia en sus relaciones criminales, es la que han olvidado los ilustrados ideólogos de la Autoridad Provisional, Gobierno Iraquí o Embajada Americana en Irak (sea quien sea el que tenga formalmente reconocida la capacidad de mando en este asunto dentro del embrollo montado para disimular que, en el fondo, está muy claro quién manda). No parece, no obstante, que vaya a suponer este pequeño olvido (que a fin de cuentas, marca la diferencia entre ajusticiar al ex-dictador y condenarlo de forma jurídicamente correcta, o sea, poca cosa) excesivos problemas. Hay que tener en cuenta que el soberano sistema judicial iraquí ha inaugurado una nueva era en materia de garantías procesales (que suponemos que en breve será copiada por el Gobierno español de turno para exterminar más a gusto a los varones sospechosos de emplearse en ese deporte nacional que es la violencia de género): la declaración del reo sin asistencia de abogado. Pudiera pensarse que la experiencia de los últimos experimentos de La Haya (donde Milosevic, sin otro abogado que él mismo, se ha bastado para poner en evidencia el proceso seguido contra él) convierte en innecesaria la figura. Pero parece que la posibilidad de contar con defensa jurídica debiera, al menos, ser ofrecida a cualquier acusado.

En el Irak soberano no es así. 8 meses han pasado desde la detención del Tirano Más Tirano y parece que no han sido suficientes para que alguien se acordara de que, si va a ser procesado y no meramente retenido ilegalmente y torturado hasta la muerte sin juicio, la imagen circense y ridícula del proceso se acentuaría si no se le permitía disponer de abogado.Pero claro, imaginen a la asistencia letrada de Sadam preguntando por esas minucias de la aplicación retroactiva de la pena de muerte. Sería poco edificante. No es que haya que hacer casus belli del respeto a las garantías más básicas, tampoco vamos a ponernos en plan ingenuo o como si hace más de 200 años se hubieran producido revoluciones liberales que liquidaron las Monarquías autoritarias de la Edad Moderna. Pero sí indicaremos que el no respeto de principios tan básicos supone un buen índice para identificar qué tipo de regímenes son verdaderamente civilizados, democráticos y de Derecho y cuáles, por el contrario, son colonias regidas arbitraria y autoritariamente por una fuerza ocupante con unos 200.000 soldados equipados con la última y más avanzada tecnología en la producción masica de muerte.

Que le peguen un tiro en la sien al Tirano, cuanto antes, y preferiblemente sin juicio. El resultado final será el mismo y, por el camino, harán menos el ridículo.

ABP (València)

 

 
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