PROSPECTIVA:
Salamanca es uno de los centros neurálgicos de la cultura
española y, sintomáticamente, es también
una de las provincias más pobres de España.
Fuera de la capital, relativamente opulenta gracias a la atracción
poblacional ejercida por su Universidad y, sobre todo, gracias
a que sus impresionantes monumentos la hacen partícipe
aventajada del motor de la prosperidad de "42 millones
de habitantes de alto poder adquisitivo", es decir, el
turismo, Salamanca es una provincia demasiado grande, demasiado
despoblada y demasiado lejana a Madrid como para beneficiarse
de los restos del dinamismo empresarial de las multinacionales
asentadas en Madrid al calor de los ministerios y el modelo
radial de comunicaciones.
Pese
a estos problemas, el hecho de que la pobreza se concentre
en las zonas rurales, así como la sorprendente aglomeración
de iglesias alrededor de los latifundios improductivos, decantan
a la mayoría de la población por la opción
política que perciben como menos mala. ¿Y cuál
es la opción "menos mala" según la
Conferencia Episcopal, asumiendo que votar, en sí,
es malo?: "una opción respetuosa con la enseñanza
de los valores cristianos, defensora de la familia tradicional
y de la Unidad de España". O sea, el PP.
En
estas condiciones, no cabe extrañarnos por el dominio
del Partido Popular en la provincia. La existencia de cuatro
escaños sólo garantiza que los réditos
electorales del PP sean mayores que en otras provincias -
tipo con tres escaños, como Segovia
o Ávila. Normalmente, las provincias
con cuatro escaños favorecen el empate, pero en una
situación de bipartidismo y españolidad bien
entendida tan acentuadas como las de Salamanca éste
puede truncarse si se cosecha una diferencia lo suficientemente
importante.
Es
el caso de nuestro pronóstico para 2004. Si la distancia
se redujera unos diez puntos podría producirse el empate,
pero si la distancia se redujera diez puntos en Salamanca
significaría que el PSOE habría ganado las elecciones,
probablemente por mayoría absoluta (Y puestos a que
pierda el Gobierno el PP, ¿no cree Usted que sería
más divertido que fuera Llamazares, y no un turbio
socialista, ministro de Educación? Qué risa),
y aunque hagamos el análisis jartos de Don Simón
cosecha 2003, como reza en la relación de fuentes,
aún nos restan momentos de lucidez. Así que
PP 3, PSOE 1. |