PROSPECTIVA:
La provincia de Guadalajara, en compensación por la
brutal pérdida poblacional que ha sufrido en las últimas
décadas, es una más de las agraciadas con una
llamativa sobrerrepresentación electoral de sus ciudadanos.
Tal vez Usted piense que ojalá hubiera nacido en el
País Vasco (en una buena familia, claro, vasca de 300
generaciones al menos) para así, investido de la superioridad
moral que otorga la pertenencia a Euskal Herría, pagar
menos impuestos; sin embargo, las peculiaridades del Estado
de las Autonomías tienen muchos recursos, no sólo
el económico, para reequilibrar la igualdad de derechos
de los ciudadanos por la novedosa vía del "desequilibro
asimétrico", en función del cual cada provincia,
municipio y comunidad de vecinos es "más mejor"
que el resto en algún aspecto en concreto, símbolo
de nuestra unidad en la pluralidad de la cual Guadalajara
es fidedigna representante en el campo electoral.
Sin
embargo, todas estas virtudes tampoco permiten a los guadalajareños
(¿guadalajarenses?) sentirse auténticamente
importantes, pues como ya ocurriera en Cuenca
el pescao está más que vendío desde el
principio; una provincia más en la que las artes políticas
de José Bono serán incapaces de cambiar nada:
PP 2, PSOE 1. |