RESULTADOS
DE LAS ELECCIONES ANDALUZAS
Paisaje
después de la batalla
Por
David
Iwasaki
Gracias en parte al efecto ZP, los
resultados de las Elecciones Andaluzas del 14 de marzo han emitido
un veredicto aún más contundente que el esperado:
el PSOE de Chaves obtiene mayoría absoluta con 61 diputados,
el PP de Teófila se da un batacazo histórico con 37
diputados, mientras IU-CA y PA mantienen sus posiciones en 6 y 5
diputados respectivamente. El éxito de los socialistas es
tal que nadie se resiste a felicitar a Manuel Chaves, ese líder
al que pocos le auguraron demasiado futuro cuando en pleno felipismo
tomó el relevo de Rodríguez de la Borbolla en la Junta.
En estas circunstancias, si un presidente que despierta tan poco
entusiasmo como Chaves logra estos resultados, toca preguntarse
cuántos diputados no lograría un candidato del PSOE
con carisma.
Más relevante que aventurar
cómo serán los próximos cuatro años
de gobierno socialista con mayoría absoluta resulta analizar
qué rumbo va a tomar la oposición, y en concreto el
principal partido de la oposición. La distancia entre PSOE
y PP ha pasado de 6 a 24 diputados en el Parlamento Andaluz. Espectacular
descalabro electoral de la candidatura encabezada por Teófila
Martínez que se evidencia en los más de 18 puntos
de ventaja que le ha sacado el partido gobernante. Visto así,
lo mejor para el PP andaluz era que Rajoy perdiera las generales
para poder compartir las penas y hacer menos doloroso el trauma
postelectoral.
A
diferencia del análisis previo al
14 de marzo que publicamos en estas páginas, el artículo
que Ustedes están leyendo adopta un tono serio para poner
sobre la mesa el problema planteado por la errática oposición
del PP andaluz. Ocurre que la ironía con que manejábamos
tópicos y realidades difusas para retratar el discurso de
la oposición en Andalucía palidece ante los delirantes
análisis de avezados comentaristas como Agapito
Maestre, cuya mayor aportación al estudio de la política
andaluza es la conocida tesis de «Andalucía como el
problema de España» (sic). Así pues, considérense
los párrafos que siguen un Servicio Público que, con
toda la seriedad de la que es capaz su autor, brinda a los estrategas
del Partido Popular. Analicemos las tres debilidades del PP en Andalucía:
-
Alternativa creíble: El PP no podrá
postularse como alternativa creíble hasta que no se dé
cuenta de que compite con el PSOE andaluz. No juega en un escenario
complejo como el de la política nacional, sino en uno donde
los socialistas muestran una enorme solidez y cohesión. Si
hay cosas que la Junta hace mal, el PP tendrá que decir que
lo hará mejor, y no hacer una oposición de la Señorita
Pepis criticando cualquier aspecto de la gestión del PSOE
con la esperanza de que la alternancia en el gobierno les caerá
en suerte como regalo divino. La desastrosa oposición de
los 'populares' explica los resultados obtenidos, derrota tras derrota,
con el agravante de que los encargados de mostrar al electorado
los frutos de esa labor de oposición son incapaces de convencer
a nadie de que ellos serán un mejor gobierno que el actual.
Sin partido que pueda exhibir méritos para postularse como
cambio en la Junta, en Andalucía queda la duda: ¿cuál
es el proyecto del PP andaluz? Está inédito. Antes
tenían el aval de que ganaban en las ciudades y el PSOE supuestamente
tenía un 'voto rural' -mentira sociológica de enormes
proporciones-, pero ahora ni eso: los socialistas les han ganado
en todos los sitios.
-
Factor humano: En el PP tienen conocidos alcaldes
en seis capitales andaluzas. Alcaldes que son inútiles a
la hora de fidelizar a sus mismos votantes en las elecciones autonómicas.
Un partido que quiera ser alternativa no puede estar comandado por
una tropa de dirigentes municipales. Tener a una alcaldesa -Teófila
Martínez- de líder de la oposición y a un ministro
en Madrid -ahora ex ministro, Javier Arenas- de líder espiritual
es garantía de desorganización. La falta de solvencia
que demuestran muchos de los políticos del PP que están
en primera línea es proverbial. Y junto a bastantes impresentables,
lo que les falta a los 'populares' para compensar es un plantel
de políticos -como tiene el PSOE- que a lo largo y ancho
de la geografía andaluza arrastre desde la cercanía
de la política local a los votantes de centro. El liderazgo
tendría que ostentarlo alguien que genere confianza en el
futuro; nunca candidatos que han perdido dos o más elecciones.
Ese candidato o candidata solvente que aún tiene que buscar
el PP deberá, a continuación, hacerse con un equipo
renovado que transmita un verdadero conocimiento de la realidad
andaluza.
-
Discurso propio: Si en algo ha fallado el PP en
la oposición es en articular un discurso propio que, además,
no estuviera marcado desde Madrid. La presencia de Aznar en el Gobierno
central ha proporcionado réditos al PP andaluz mucho menores
al tremendo coste que ha supuesto una estrategia radicalmente equivocada
con el electorado potencial en Andalucía. El principal sumidero
de votos ha venido con la progresiva aparición en escena
de un discurso reaccionario que ya parecía olvidado -plagado
de los tópicos de siempre: la Andalucía 'subsidiada',
'indolente' y con poco apego al trabajo; la que tiene 'miedo' a
cambiar y vive en una anormalidad democrática- y que algunos
dirigentes del PP han alimentado. Casi han dado por asumido su papel
marginal en cuanto a producción ideológica, al comerles
el PSOE todo el terreno del centro, la modernidad e incluso el andalucismo.
El PP tendría que crear un discurso autónomo para
Andalucía que no estuviera subordinado a las consignas de
turno que llegan desde Madrid. Es la imagen de partido descolocado
en el tiempo y en el espacio la que más hace perder votos
al PP. Y el problema no es que no ganen apoyos, sino que con esa
estrategia van a continuar perdiendo votos irremediablemente.
El PP andaluz «como problema»
es lo que debería decir Agapito Maestre, y no Andalucía
como problema de la democracia española únicamente
porque sigue confiando en el PSOE como partido de gobierno. El centro-derecha
andaluz necesita una refundación para salir del hoyo en el
que, con la ayudita de Aznar y sus secuaces, ha terminado tras el
14 de marzo. Si damos por fracasado el modelo de partido "unitario
nacional" que ha seguido durante estos años el PP de
Aznar, bien que podríamos aconsejarles a los militantes andaluces
del PP que trabajaran por hacer de esa organización un partido
tan autónomo, al menos, como lo es el PSOE andaluz del PSOE
federal. Posteriormente, les queda la labor de mostrase ante el
electorado como una alternativa. Con toda seguridad, si se alejan
de las patochadas antidemocráticas de quienes llaman analfabetos
y subdesarrollados a los andaluces por no votarles, los 'populares'
tendrán terreno ganado para las próximas elecciones,
o para las siguientes con un poco de suerte.
|