AUTONÓMICAS
2003 EN CASTILLA-LA MANCHA
La
vanguardia de España y de Occidente
En
Castilla-La Mancha gobierna el socialismo desde las primeras elecciones
autonómicas. O, más bien, gobierna José Bono.
Esta matización es la que permite que la primera afirmación,
aunque muy dulcificada, se corresponda más o menos con la
realidad nominal de la situación: el Gobierno autonómico
castellano-manchego ha sido siempre del PSOE. Y los diversos intentos
del Partido Popular de conquistar Castilla La Nueva para la regeneración
democrática se han saldado hasta la fecha con monumentales
fracasos. ¿A qué se deben estos continuos batacazos?,
¿son Cuenca, Guadalajara, Ciudad Real, Toledo y Albacete
las provincias guardianas de las esencias del socialismo científico?,
¿están sus gentes imbuidas por espíritu del
marxismo reparcelador y reformador
del agro?
Sencillamente,
y por responder ya desde el principio de forma clara, no. Las claves
del éxito de Bono no radican precisamente en la afinidad
ideológica de su electorado con el programa de modernización
y progreso social de su Presidente. Se fundamentan, en realidad,
en cómo se ha llegado a esa modernización y progreso
social, empleando métodos que han aunado las más clásicas
tradiciones de la tierra con el nuevo espíritu de nuestro
tiempo. Bono, por expresarlo con crudeza, ha tejido la red clientelar
de caciques locales más tupida del Estado autonómico
español, excepción hecha de la de Fraga. De esta forma,
Castilla-La Mancha, la históricamente olvidada, la Cenicienta
de España, se ha incorporado con pleno derecho a los más
avanzados sistemas de gestión de recursos públicos
de la época de la Restauración. Para algunos escépticos,
y dado la fecha en la que estamos, esto será poca cosa. Pero
han de tener en cuenta estos críticos que Castilla-La Mancha,
por este procedimiento, ha dado en sólo dos décdas
un salto de más de tres siglos: De la Edad Media al XIX y
sin necesidad de revoluciones liberales burguesas.
El
haber de Bono es pues considerable. Unamos a ello que se trata de
un sujeto muy dotado para poner al servicio de las costumbres caciquiles
más tradicionales el aparato de la técnica y de las
modas modernas, y tenemos a Castilla-La Mancha presta a afrontar
el futuro y a sus habitantes encantados. Bono, para apesebrar a
los solícitos castellanos, recurre a equivalentes manchegos
de las peonadas, a repartir subvenciones a diestro y siniestro para
promover transformaciones agrarias ruinosos, a dejar exhaustos los
acuíferos de toda la cuenca del Guadiana y del Júcar
(el Tajo todavía no lo ha secado, pero ya está en
ello) a cambio de pingües beneficios para los empresarios amigos,
pero todo ello lo hace en technicolor, con innumerables y
eficaces medios dedicados a la propaganda. Imaginen la combinación:
Bono reparte pasta y lo publicita. Demoledor. Y encima aderezado
con populismo del más tópico y por ello eficaz, exigiendo
impuestos revolucionarios a las infraestructuras de interés
general del Estado o poniendo de facto una Universidad en
cada localidad de más de 50.000 habitantes de la región
(pues l la Universidad de Castilla-La Mancha duplica y hasta triplica
infraestructuras con el fin de tener a más ciudadanos contentos
y a más funcionarios dependiendo de Bono). Todo este derroche
de dinero público tiene como única función
buscar el desarrollo de la imagen pública de Bono. Y, por
el momento, ha funcionado a la perfección.
El
Partido Popular castellano-manchego, manejado con buen criterio
y un mando a distancia de corto alcance desde la calle Génova,
parece haber sido históricamente el primer encantado con
Bono y su política. De hecho la elección de sus líderes
y sus múltiples querellas intestinas son en gran parte causantes
de la hegemonía bonista. Pero, al parecer, están hartos
y, por una vez, han apostado fuerte. Como mandan los cánones,
para desbancar a una gran figura, conviene hacerlo con alguien que
resalte los defectos del contrario por la vía de constituir
su negativo. Aplicados a ello, en el Partido Popular se han sacado
de la manga a Adolfo Suárez Illana, hijo del mismísimo
Adolfo Suárez González, ex-Presidente del Gobierno
español con la UCD. Efectivamente, Suárez Illana es
todo lo contrario de Bono. Lo que uno duda es que estas diferencias
jueguen a su favor en elecciones como las que vamos a presenciar.
Y es que:
- Mientras
Bono es un cacique que controla con mano de hierro su partido, el
Gobierno autonómico y toda la región (prácticamente
hasta el último pueblo), Suárez Illana puede presumir
de que se presenta limpio de polvo y paja: ni una red clientelar,
ni una sospecha de caciquismo (pero porque no había pisado
tierra manchega en su vida hasta hace unos meses), y, sobre todo,
ni la más mínima duda de que represente a una concreta
familia del PP de la Región (pero porque ha sido impuesto
por Madrid).
- Frente
al carácter de curita obrero baboso que siempre hace todo
pensado en los demás y en el desfavorecido (aunque luego
babee en el confesionario por las chavalinas jóvenes) de
José Bono, con su repelente pinta de no haber hecho jamás
ademán de romper un plato o de mear fuera de tiesto, Suárez
Illana presenta la figura clásica del "sobrado".
De nuevo esta rasgo diferenciador del carácter de uno y de
otro puede acabar volviéndose más un handicap
para el aspirante que otra cosa. Y es que no conviene olvidar que
el vulgo se identifica más con quienes menos le inquietan,
con quienes más defectos en los que reconocerse presentan
(y perseguir jovencitas, por ejemplo, ¿acaso es algo tan
fuera de lo común?).
- Bono
es un hombre hecho a sí mismo. Eso lo sabe todo el mundo.
Desde el seminario, donde ya hacía la rosca que era un primor
a los padres antes de traicionarles, hasta el PSP (en el que entró
por la puerta grande de la mano de hacer la pelota a una persona
de natural tan bondadosa y generosa como es sabido que era Tierno
Galván, a la altura en calidad humana del mismísimo
Bono), la vida de Bono ha sido un constante y denodado esfuerzo:
la lucha del arribista que con sus propios medios ha de labrarse
un futuro. Suárez Illana, por el contrario, no ha apuñalado
traperamente nunca a nadie, no ha tenido que mentir ni que arrastrarse
ni que hacer las mil y una vilezas para seguir en el candelero.
Le ha bastado con ser hijo de quién es y con su inteligencia
y formación. Una verdadera vergüenza, que sólo
demuestra que el tipo carece de experiencia vital.
- Bono
es un representante eximio de lo que queda de nacionalcatolicismo
en España. Y a mucha honra. Suárez Illana es un peligroso
liberal, que a la mínima pretende ocultar su profunda religiosidad
en la esfera de su vida privada. Esto, en Castilla-La Mancha, no
tiene sin embargo que estar necesariamente bien visto. Recuerden
las iglesias de sus pueblos, las cruces de los caídos que
adornan sus plazas, y las bellas inscripciones en los muros de sus
Iglesias.
- Suárez
Illana habla un perfecto castellano, es inteligente, torero en sus
ratos libres y reconocido poeta. Bono, de rapsoda no tiene nada,
pero a cambio vende una imagen de hombre común que cultiva
hasta el punto de acentuar cada vez más su horroroso acento
("Máma, ejjjjjjjjjj que Ojjjjjjjjcar se ha ido al kiojjjjjjjjjjjko
y me da ajjjjjco").
Evidentemente,
a todo buen conocedor de Castilla-La Mancha y de la política
española, no se le escapan dos cosas. La primera, que aunque
Bono haga el paripé asegurando tener dudas sobre la conveniencia
de su continuidad, va a acabar presentándose a la reelección
(es un pobre diablo incapaz de hacer otra cosa excepción
hecha de orar, luego no tiene más remedio). La segunda, que
el pueblo castellano-manchego va a reelegirle alborozado, pues pocas
cosas pueden ser más de justicia que conceder cuatro años
más de mando a quién tanto ha hecho por esa tierra.
No
obstante, y por si alguien quiere conservar alguna esperanza, nos
permitimos una reflexión. ¿Acaso un idealista de la
democracia no puede aspirar a que cualquiera que se enfrente a Bono
(aunque sea Suárez Illana) le acabe ganando?, ¿acaso
no es posible confiar en el buen juicio de los ciudadanos, que debieran
estar hartos de su eterno Presidente?, ¿acaso no fue una
lección en este sentido el XXXV
Congreso del PSOE? No queremos acabar con una nota pesimista,
pero nos tememos que a ese idealista habría que aconsejarle
que se fuera preparando para la épica victoria (y van no
sé cuántas) de José Bono en las próximas
elecciones.
Nota:
En Castilla-La Mancha hay quien afirma la existencia de una coalición
de partidos de filiación izquierdista integrada a nivel estatal
en la Federación de nombre Izquierda Unida. Nosotros no percibimos
esa presencia con la suficiente fuerza como para merecer mención
alguna, pero no queremos ser acusados de fomentar el bipartidismo.
Igualmente, y aunque ignoramos su nombre exacto y nunca hemos oído
hablar de él, estamos convencidos de que en los últimos
años habrá surgido algún partido de corte regionalista-nacionalista
que por mucho que todavía pequeño debe de tener cada
vez más fuerza y reivindicar la autonomía del manchego
como lengua propia. No nos interesa en absoluto su programa o aspiraciones,
que bien podrían ser desbancar a IU como tercera fuerza (caso
de que IU sea todavía la tercera fuerza política de
la región), pero el respeto a los hechos diferenciales de
esta gloriosa y asimétricaamente cuasifederalista España
nos obliga, igualmente, a mencionarlo.
ABP
(València)
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