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Noticias Musicales

Actualidad del mundo de la música: ¡Cómo nos vamos de la olla, tíos!

 

3/9/03: La política, la moral y la música de Chao

Les suponemos enterados de la polémica por la suspensión de los conciertos que los dos egregios músicos (Chao y Muguruza) tenían previsto celebrar en diversas localidades del sur de España. A raíz de la denuncia de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, los Ayuntamientos afectados han denegado la utilización de instalaciones municipales para acoger tan magnos eventos.


A nosotros, qué quieren que les digamos, nos parece fatal. Y no es que seamos precisamente unos fanáticos de Chao y el otro (yo probablemente no haya escuchado jamás, al menos conscientemente, ni un puto acorde de ninguno de los dos), pero este tipo de actuaciones no hacen sino revelar la alarmante debilidad del Estado en nuestra democracia. Si el Sr. Muguruza hace apología del terrorismo debería estar en la cárcel correspondiente, en caso contrario no es de recibo que el Estado camufle su propia debilidad para hacer cumplir la ley usando para ello coartadas pseudoéticas que sólo sirven para salvar la cara a corto plazo (si es cierto que Muguruza es un delincuente -lo que no prejuzgamos- a la vista de la respuesta del Estado seguirá delinquiendo con total tranquilidad).

Los Ayuntamientos justifican su decisión en el orden moral, olvidando que ésta no es una virtud política sino exclusivamente personal. Si nuestros nunca bien ponderados Alcaldes y Concejales de Festejos usaran el tiempo que invierten viendo "Salsa rosa" en leer a Maquiavelo estas cosas tan básicas las tendrían mucho más claras.

Pablo

 

2/7/03: Los Rolling Stones en Barcelona

Acudo al show de los stones en Montjuïc subiendo interminables escaleras en manada y sudando como un perro, gracias a la combinación de calor y humedad propia de los paises monzónicos que se da todos los veranos en Barcelona.


Junto a mi hay multitud de moteros de raza aria que van ejerciendo de moteros en un concierto de los stones, ahí es nada. Me planteo, con actitud arrogante, echar unas neuronas por el suelo delante de ellos, tal y como hacían los seguidores del Athletic de Bilbao, solo que con duros, a su paso en autobús por Burgos hace mil años, pero no tengo ganas de que con ese caló me partan la cabeza.

Penetro en el estadio y entre pitos y flautas, me pierdo a los Pretenders. Qué le vamos a hacer. Durante la espera, decido tomar una cerveza. No he hecho la mili, pero, tras obtener este refrigerio, puedo presumir de tener el equivalente a haber servido en las COES. Me llevó una hora prácticamente recorrer los cuatro metros que me separaban de la barra de un chiringuito a pie de campo, justo la distancia que medía una maraña humana de reses sin cerebro que no saben hacer una mísera cola, y eso que le enseñan a uno desde parvulitos.

Tras coserme yo mismo las heridas y colocar mis articulaciones de nuevo en su sitio mi compañera, empieza el concierto. Oigo los acordes de brown sugar y escucho a Mick Jagger cantar, pero no veo nada porque un muro de rajas de culo de señoritas a hombros de sus cónyuges me impide la visión de la misma punta de mi nariz. Deseo llamarlas prostitutas a pleno pulmón, pero muchas de ellas están subidas sobre, otra vez ellos, moteros de sajonia y no tengo valor. En una lucha encarnizada contra los elementos, encuentro un claro entre las grasas y, madre mía, ¡veo a dios! o cómo en todas las películas lo representan ya que de las cincuenta mil caras que había en el estadio, los técnicos decidieron apuntar todas las luces del mismo sobre la mia. Quedo cegado por completo.

El grupo se debió dar cuenta de mi sufrimiento y a los diez minutos comienza a cobrar importancia la sección de viento, encabezada por un solitario fulano subido a una tarima cual puta de cabaret, de modo que las masas bajan los brazos, se aburren y comienzan a hablar de sus cosas personales y yo me alegro y le doy las gracias a Mick, que me saluda con la mano.


En las pantallas gigantes que retrasmiten el concierto para los que no pueden ver absolutamente nada, o sea, unas cuarenta mil personas, veo las evoluciones del grupo. Cada cortinilla, efecto o adelanto tecnológico que se muestra es aplaudido con verdadera devoción. No sé, por tanto, si estoy en una feria de muestras de nuevas tecnologías o en un concierto de rock and roll. En todo caso, para seguir algo tengo que fijarme yo también en las pantallas y por fin les observo con detalle, como en la tele, como en mi casa. ¡Menudo lujo!. Me emociona ver a Ron Wood, un tipo con excelentes discos en solitario, por fin veo a Keith Richards y Mick Jagger... observo también a Charlie Watts, que ha venido en chandal y que toca la batería con el mismo entusiasmo que mi madre cuando hace la colada, etc... Por lo general, hago mio el tópico de que para los rolling stones no pasan los años. Desde 1969 llevan ininterrumpidamente aparentando tener entre 90 y 95 y la cosa sigue igual per secula seculorum.


El grupo se pasa a un escenario central y a partir de ese momento mi lucha se basa en esquivar a la gente que va sin camiseta sudando como duchas y se refrota contra mi cuerpo para abrirse paso justificando la tortura, la pena de muerte, el GAL y los jemeres rojos con su sola presencia en un espacio público. Mientras tanto, ni con la preciosa Like a Rolling Stone de Bob Dylan consiguen que me centre un poco. Algo va mal, no sé qué es, pero el sonido -una chapuza muy ibérica- tiene bastante que ver.


Cuando menos lo esperaba, lo mejor de la noche, las pantallas muestran a dos señoritas del público ¡en sujetador! ¡y de encaje! Pruebas inequívocas de que las fuertes raices del catolicismo ahondan en nuestro país más que en ningún sitio. Si hubiesen tenido diez años más lo mismo nos deleitaban con el refajo y la combinación, todo a juego por supuesto.


La cosa se acaba, tocan los clásicos de siempre y la gente entra en éxtasis. Les recomiendo desde aquí a las masas escuchar la discografía completa del grupo para que el éxtasis, de producirse, sea durante todo el concierto. Mucho mejor, digo yo ¿no?


Fuegos, luces, rayos... el copón bendito pone fin a un espectáculo que no me ha hecho vibrar en absoluto, aunque la verdad, tampoco lo esperaba. Lo cierto es que me he sentido como un figurante en una gala veraniega de la Televisión de Galicia, pero hace años me propuse perder la virgnidad y ver a los stones como fines últimos de mi vida, así que vamos mejorando.


Yo soy beatleniano. Lo reconozco. Como reconozco que un concierto de los Beatles hoy en día sería mucho peor. Sólo hay que ver lo que hace Paul McCartney. Pero, aunque me haya parecido todo muy prescidible, entiendo que haya alguno que se emocione -y no me estoy refiriendo a Ana y Alejandro, ¡presentes! en el concierto de Madrid- Uno de mis mejores amigos me confesaba que el concierto fue mierdoso, pero que había llorado dos veces. Le entiedo y me da envidia. Lo que no quita que la fiesta del Orgullo Gay que se celebraba unos metros más abajo del Montjuïc, pese al bakalao a toda leche y la homosexualidad per sé, tenga más que ver con el rock and roll que un concierto de los Rolling Stones hoy en día. Al menos eso pienso yo y usted, por lo que veo, se lo ha tenido que tragar.

Álvaro

 

22/02/2002: OPERACION TRIUNFO INFINITO

No sé si habrán oído ustedes hablar de un programa de televisión llamado Operación Triunfo. Nosotros sí y hemos de decirles que estamos ya hasta las pelotas. Sobre todo porque O.T. ha venido a demoler lo que hasta ahora mismo era la estructura vital de los programas televisivos. Hasta la llegada de O.T., los programas nacían, se emitían, y una vez acabado el último capítulo desaparecían de la parrilla. O.T. sin embargo pone en cuestión este orden natural, y en una actitud claramente subversiva el muy puto se niega a desaparecer.

El problema roza lo kafkiano dado que en realidad se trata de un simple concurso. Si al menos se tratara de una serie dramática emitida por episodios, aún podrían los guionistas rizar el rizo del argumento y prolongar su duración más o menos artificialmente. Pero es que se trata de un concurso, señores, de un puto concurso que para colmo ya ha finalizado, han elegido los ganadores y han entregado los premios, ¿por qué sigue emitiéndose, entonces?.

Pero es que, para colmo de males, dado que los tres ganadores ya se están repitiendo más que el gazpacho en los distintos programas "especiales" post-mortem, ahora nos sacan a todos los concursantes con el asombroso argumento de que "en realidad todos somos ganadores". Y una mierda oiga. Si todo el que concursa gana eso no es un concurso, es el mismísimo y nunca bien ponderado coño de la Bernarda. ¿Imaginan que a todos los que jugamos a la Lotería de Navidad nos tocara el gordo?, el sorteo perdería toda la gracia y al final nadie jugaría (sobre todo porque el importe del premio gordo equivaldría como máximo al precio del décimo, -qué gilipollez ¿verdad?-).

Este razonamiento, que de tan elemental es susceptible de ser interiorizado incluso por cualquier directivo de nuestras televisiones parece que no ha encontrado un eco suficiente en Torrespaña, así que mucho nos tememos que seguirán acosando a la audiencia con imágenes de los 16 concursantes 16, haciendo el chorra en las más diversas situaciones, como en su visita a Eurodisney cantándole a Mickey (un motivo más para pedir el pasaporte lituano) o haciendo el gili nuevamente todos juntos en la así llamada Academia.

Por si fuera poco, ni siquiera disponen de un Cal-loh capaz de amenizar la velada con su incontestable bagaje intelectual y exquisita educación. Por cierto ¿se le dará bien a Cal-loh la canción? ¿está abierto aún el plazo para presentarse a la próxima edición?.

 

17/11/2001: AUMENTO ALARMANTE DE LA CONTAMINACION ACÚSTICA: Nuevos discos de Estopa y Miguel Bosé

El dúo musical Estopa ha lanzado al mercado "Destrangis", su nuevo disco. La noticia es alarmante dado que coincide en el espacio y en tiempo con la publicación también del nuevo trabajo de Miguel Bosé titulado "Sereno", magnífica profesión por otra parte, para que la hubiese ejercido el laureado artista y hubiera dejado la música en paz.

¿Qué les ha hecho la música a estos señores para que se ensañen así con ella?. Y sobre todo, ¿Qué hemos hecho nosotros para que todos los años insulten nuestra exquisita sensibilidad con sus insufribles arrebatos melódicos?. Comprenderán ustedes que estemos sumidos en una honda depresión ante la perspectiva de que a partir de ahora, al abrir la puerta de cualquier local de moda, o al hacer girar inocentes el dial de nuestra radio, las abominaciones perpetradas por estos enemigos del pentagrama penetren inmisericordes en nuestros delicados sistemas auditivos.

El grupo Estopa, con su estética de chuletas de extrarradio, sus letras mongoloides en las que glosan conceptos tan pedrestres y ripiosos como "rajas de falda" y "ostiones que se pegan con un seat panda" y su música deudora de la peor rumbita machacona (el máximo horror a que puede aspirar una banda de tercera), han acaparado desde sus inicios, como no podría ser de otra forma, los favores del segmento poblacional más peligroso de nuestra sociedad: Los alumnos de la E.S.O.. Jamás pudo imaginar la LOGSE que contaría con unos aliados de tanto peso específico en su ingente labor de destrozar a nuestra juventud.

Por otra parte Miguel Bosé continúa, inesaquible al desaliento, tratando de convencer a alguien de que alguna vez supo cantar. Al parecer, de forma incomprensible, hay gente que opina que el muchacho canta efectivamente como los mismos ángeles, y no parecen ofendidos, ni siquiera molestos, por la peculiar estética que ha acompañado su devenir profesional. Tan sólo diremos que, en nuestra opinión, el vídeo de Miguelito Bosé cantando en inglés aquella estupidez de "Super-Superman" acredita méritos suficientes como para figurar en el frontispicio del museo ibérico de horrores musicales. Sumen ustedes a eso su patética actuación en la Expo'92 junto a lo más granado del panorama internacional, en la que un alucinado Bob Dylan llegó a preguntar a los organizadores si el señor ese que estaba en el escenario cantaba en serio o era un humorista haciendo una parodia, y comprenderán por sí mismos nuestra alarma. Que el protagonista de ambas tragedias siga saliendo a la calle sin temor a que le reconozcan, da prueba de que a una nulidad en materia musical, Miguelito suma una ausencia de sentido del ridículo de dimensiones estratosféricas.

Y lo peor de todo es el fervor de los medios de comunicación en hacernos partícipes de la buena nueva, algo de lo que dificilmente podremos escapar. Quedan ustedes avisados.

 

7/7/2001: GEORGI DANN NOS DEJA ESTE AÑO SIN SU CANCION DEL VERANO.

Dramático anuncio el realizado por Georgi Dann, quizá el mejor cantante de estos últimos años, comunicando su intención de no lanzar su tradicional canción del verano. La conmoción, como ustedes comprenderán, ha sido de órdago, ya que se trata del primer verano desde 1978 en el que no vamos a poder disfrutar del gratificante estímulo y de la sublime caricia que para nuestros tímpanos supone escuchar las sugerentes melodías de este auténtico juglar del tercer milenio.

Con ojos húmedos recordamos sus grandes aportaciones de años pasados a la tradición musical de occidente. Grandes temas todos ellos que bajo una apariencia insustancial encerraban complejos mensajes llenos de denuncia social, fruto de la, sin duda rica, vida interior de su autor. Cómo olvidar aquella famosa tonadilla ("..Mami qué será lo que quiere el negro"), en la que nuestro rapsoda rendía un sentido homenaje a la inmigración subsahariana, anticipándose en varios años al drama social que ahora nos agobia. O aquella otra bella canción, de singular cadencia rítmica, titulada "el chiringuito", en la que Georgi volvía a dar de nuevo lo mejor de sí, glosando con sus sencillos versos la singladura diaria del propietario de un pequeño negocio playero, en lo que constituyó un bello homenaje a la pequeña y mediana empresa, verdadero sostén y motor de la economía española.

Podríamos seguir glosando la figura de este preclaro neo-trovador (temas como "la duchita", "la barbacoa" y un largo etcétera que han contribuido a alegrar nuestras vacaciones y en definitiva a hacernos un poquito mejores), sin embargo somos conscientes de que, aunque llenáramos páginas y más páginas, no haríamos justicia a la dimensión de este grandísimo artista, cuya figura en el campo de la música será admirada por las generaciones venideras. Sin embargo, y para mitigar al menos en parte la angustia que esta noticia ha causado en todos nosotros, hemos de anunciarles que, si bien este verano tendremos que pasarlo como podamos sin su canción del verano, nuestro ídolo está preparando un nuevo disco que será lanzado para las próximas Navidades. ¡Ánimo, ya sólo quedan 5 meses!.

05/06/2001: Manu Chao

Pues resulta que nos hemos enterado de que Manu Chao acaba de sacar un nuevo disco, a cuyo fin le han realizado varias entrevistas en distintos medios de comunicación. Lo que nos ha llamado la atención no es realmente la música de este nuevo disco, (del que no hemos escuchado ni una sola nota, al igual que del resto de su producción musical), ni siquiera lo extemporaneo del nombre artístico de su autor. No. Lo que nos ha llamado la atención es lo que éste cuenta de su madre en una de esas entrevistas.

Resulta que la madre de D. Manu (o del Sr. Chao, como ustedes prefieran), ha pasado unos días participando en la marcha zapatista, Dios la bendiga. Ignoramos si el objetivo de su visita fue simplemente colaborar junto a Joaquín Sabina y Vázquez Montalbán a desprestigiar ese movimiento; por el esnobismo de poder decir aquello de "yo también estuve allí" o es que la señora creyó que su presencia allí era realmente necesaria. La cuestión es que a su vuelta a nuestro país, comunicó a su hijo que gracias a lo que había visto junto a los ¿guerrilleros? zapatistas, había recuperado la esperanza en el futuro y por ende en el género humano. Semejante afirmación, y más viniendo de una madre, ha tenido la virtud de trocar el estado de ánimo de su hijo, bastante deprimido por lo general como les suele pasar a todos los grandes genios.

Hata tal punto la buena nueva ha producido esa metamorfosis en el ánimo de Manu, que su nuevo disco sale, finalmente, preñado de optimismo, vibraciones positivas y buen rollito, algo al parecer bastante inusual en la trayectoria de este músico.

Si no fuera porque debemos preservar nuestra independencia emocional a la hora de ejercer nuestra labor crítica, compraríamos e incluso escucharíamos ese disco. Lamentablemente no podemos hacerlo, así como tampoco podemos (más bien, debemos) ver aquellas películas sobre las que después opinamos, aspecto crucial para mantener un mínimo de neutralidad al respecto. No obstante les invitamos a que escuchen esta nueva creación, e incluso a que le hagan un lugar en su audioteca. Ustedes que pueden.