Periodismo
Independiente
La
Conspiranson contra el Imperio del Monopolio - Primavera 2003
11/6/03:
Nuevo periódico
En
el páramo de la prensa de referencia española hemos
recibido con curiosidad una nueva aportación, la del semanario
La Estrella, dirigido por Pablo Sebastián, más o menos
extensión del diario www.estrelladigital.es.
Nuestra primera impresión es la que sigue:
- La
calidad de los contenidos del semanario es superior, por la profundidad
del tratamiento de las noticias, a la práctica totalidad
de los diarios de referencia españoles. La Estrella parece
querer mirarse en semanarios emblemáticos de la prensa europea
estilo Die Zeit, donde se abordan con una insoportable minuciosidad
y rigor típicamente germánicos todos los asuntos de
interés de la actualidad semanal (notoriamente política,
economía y, Dios mío, kultur, menos mal que apenas
sé leer en alemán). Por lo que hemos podido leer,
en La Estrella, salvando las distancias propias de nuestro gracejo
latino (no sólo la menor densidad, sino la querencia a mezclar
información y opinión), aspiran a lo mismo.
- Junto
a la calidad de la información, puede vislumbrarse en el
semanario un interés por alejarse de posturas partidistas,
reuniendo columnistas provenientes de distintas opciones políticas,
pero mediante una selección bastante plural y reflejándose
este pretendido pluralismo también en la información,
factores ambos que lo alejan de nuestra prensa de referencia.
- Además,
La Estrella combina dos elementos novedosos más respecto
al panorama habitual de la prensa, su periodicidad semanal, muy
poco habitual en España, y su formato, una especie de formato
sábana (el habitual en la prensa de calidad europea y anglosajona)
sólo en su dimensión vertical, para no alejarse totalmente
de la prensa española (formato tabloide, el propio de la
prensa sensacionalista en todo el mundo salvo España, donde
no hay prensa sensacionalista porque para eso ya tenemos el Marca,
el Hola y a Cal.loh, ¿sabeh?).
- Los
dos anteriores factores retrotraen al director, Pablo Sebastián,
a su gloriosa época del Independiente, excelente periódico
que desapareció merced a los buenos oficios de Felipe González
Márquez, El Culpable, y los principales diarios de entonces
y ahora, El País y El Mundo, que se coaligaron para estrangular
a El Independiente y dejarlo sin fuentes de financiación,
tanto publicitarias como empresariales. De resultas de la desaparición
de El Independiente Sebastián engrosó las filas del
glorioso Periodismo Independiente, valga la redundancia, hasta que
volvió a empezar con La Estrella Digital. Como
ya explicamos en su día, Sebastián, a juzgar por
sus actos, está como una cabra, pero su aparente locura tiene
un efecto enormemente beneficioso sobre su gestión de la
información, pues es menos amigo de "amistades inquebrantables"
que lo que es común.
Todos estos factores, como Ustedes comprenderán, nos conducen
a un veredicto inapelable: fracaso en a lo sumo un año, por
falta de ventas y por estrangulamiento publicitario, como en la
época de El Independiente. Innovar es positivo, y ofrecer
prensa de calidad, por supuesto, también. Pero hacerlo en
formato papel tiene la complicación ineludible de enfrentarse
al saludable ambientillo generado por nuestra tradición periodística
de eminente independencia frente al poder.
Guillermo
López (Valencia)
07/05/2003:
Planeta compra Antena 3
En
los buenos tiempos del interés general, en los que el Producto
Interior Bruto de España no se aventuraba superior al valor
de mercado de los clubs de fútbol de Primera División,
Vía Digital y Canal Satélite rivalizaron en ofrecer
cantidades escandalosas a dichos equipos para mayor alegría
y jolgorio de intermediarios futbolísticos de todo el orbe.
Vía Digital había aparecido merced a las profundas
convicciones antimonopolio del Gobierno, preocupado por la posesión
polanquista de un sector tan estratégico como la TV digital
por satélite.
Luego
resultó que el interés por pagar por el fútbol
era más bien relativo, cuando surgía estaba muy concentrado
en dos o tres equipos (el MEMYUC y el Barça, mayormente),
y los que se apuntaban a ambas plataformas tenían la funesta
costumbre de hacerlo con tarjetas piratas que les permitían
acceder a todos los contenidos gratis pagando la cuota mínima.
Es decir, la ruina, que obligaría, tarde o temprano, a plantear
una fusión hoy consumada, máxime en un momento en
que cualquier situación de monopolio debería relativizarse
en un contexto en el que la TV por cable planteaba igualmente una
situación de competencia.
Pero
el fervor antimonopolio del Gobierno le llevó a promulgar
una ley en virtud de la cual ninguna empresa del sector audiovisual
podría detentar un porcentaje mayoritario del capital en
más de una televisión, del tipo que fuera. Esto obligaba
a Telefónica, dueña de Vía Digital, a desembarazarse
de Antena 3 TV. Con gran dolor de su corazón, Alierta se
dispuso a deshacerse de la TV de sus amores, uno más de los
regalitos del mayor empresario - visionario español de todos
los tiempos, Juan Villalonga;
prueba de los reparos económicos e incluso morales que se
le plantean a Alierta al desinvertir en medios de comunicación
es la venta, al mismo tiempo que Antena 3, de Onda Cero; no en vano
Alierta, aunque amigo de confianza de Joe Mary Ánsar, nunca
manifestó el mismo interés que su antecesor (sí,
en cambio, la misma eficacia) a la hora de responder al compromiso
antimonopolio del Gobierno con una política informativa cercana
al PP que equilibrara algo la balanza descaradamente a favor del
felipismo, el PNV e Izquierda Unida, hasta tal punto escandalosa
que aún a día de hoy siguen existiendo medios críticos
con Ánsar.
Y el
Elegido para sustituir a Telefónica al frente de la televisión
que nos hizo soñar con "El
Gran Autobús"; que nos hizo llorar con "Menudos
chavales" (o como se titule, ya saben, niñas de cinco
años pegando berridos en plan "qué bien imita
a la Pantoja" -es decir, con una mímesis total- mientras
sus padres ponían cara de emoción y el telespectador
se preguntaba de quién reirse más, si de los padres
o del chiquillo); que nos emocionó con "Manos a la obra"
(revolucionaria serie que se adelantó en varios años
a los presupuestos paleofranquistas de "Cuéntame");
que nos hizo disfrutar de televisión de calidad con, entre
otros programas, "lo que necesitas es amor", verdadero
pase de modelos de la España negra comandado primero por
Isabel Gemio y más adelante (y más adecuado) con Jesús
Puente; que nos proporcionaba puntualmente toda la información
relativa a Joe Mary Ánsar con un enfático "así
de cojonudo es Ánsar, y así se lo hemos contado";
y que llegó a la cúspide del forofismo con la expresión
mundialmente difundida de "El más listo de la clase",
referida a Raúl González; esta televisión,
decimos, ha caído finalmente en manos de Planeta, único
candidato oficial a la venta, pues por lo visto nadie más
estaba interesado en hacerse con la cadena (y los que lo estaban,
vaya Usted a saber por qué, desaparecieron súbitamente,
como el Grupo Correo o Recoletos, previo aviso antimonopolio de
Moncloa). Planeta, socio capitalista de Anson en el engendro de
La Razón, que probablemente ostente el mérito indudable
de constituirse actualmente en el medio de comunicación español
que más dinero pierde en proporción a lo que ingresa
(más, incluso, que Terra Lycos y que Vía Digital),
tiene por objeto aumentar la audiencia de Antena 3 y Onda Cero garantizando
al tiempo el pluralismo informativo, y se encuentra para ello dispuesto
a revolucionar los dos medios, dejando únicamente al frente
a ambos directores de informativos, de cuya acrisolada fidelidad
a los principios del pluralismo nadie duda.
Para
ello, y ahondando en la necesaria política de austeridad
de unos medios cada vez con menos ingresos publicitarios, Planeta
ha comenzado, al parecer, con el rutilante fichaje del mejor periodista
español de todos los tiempos, José María García,
futuro encargado de todo lo relativo a la información deportiva
en Antena 3 (y suponemos que en Onda Cero); con García el
problema publicitario, por de pronto, queda solucionado, pues el
propio periodista será el encargado de quedarse con la parte
del león de los ingresos publicitarios de todos los programas
en los que tenga algo que ver, como siempre ha hecho. Y de la calidad
de su periodismo, en fin, qué vamos a contarles a estas alturas,
bandera del periodismo deportivo español a lo largo de 25
años, con una altura intelectual y periodística comparable
sólo con el otro gran pergeñador de la radio española
de calidad, Pepe Domingo Castaño.
Guillermo
López (Valencia)
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