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Celta de Vigo

ANÁLISIS EQUIPOS TEMPORADA 2001 - 2002

 

OBJETIVO: Ganar algún partido de vez en cuando, puesto que lo demás (jugar de puta madre) ya está logrado desde hace tiempo. De este modo se evitaría a la parroquia celtiña el sinsabor de recordar las entusiastas observaciones de Jorge Valdano, que desde hace 30 meses considera al Celta el ganador moral de los dos últimos campeonatos con odio africano. Tampoco estaría de más intentar realizar un inicio de temporada mínimamente digno, por eso de no pasarse media Liga tratando inútilmente de remontar.

TRAYECTORIA: El Celta de Vigo fue durante muchos años el representante del fútbol gallego por excelencia en primera división. Tras estos años de gloria llegaron otros todavía mejores, en los que pasó a ser el representante del fútbol gallego que no coqueteaba con el descenso (a diferencia de lo que hacía el Deportivo de La Coruña). Pero la cosa fue a menos y el Celta se convirtió en un equipo en decadencia, con un rival en La Coruña asentado que hasta ganaba títulos y un Compostela en Primera que le disputaba incluso en honor de ser el peor equipo gallego en la División de Oro. Tras salvarse junto al inefable Sevilla se un descenso de categoría por malas artes financieras, el equipo vive sus mejores horas con la llegada de Víctor Fernández al banquillo (sus mejores horas mediáticas y de juego, que no de resultados, claro), que le permite cosechar resultados igualmente mediocres en las competiciones nacionales y en las europeas.

FIGURAS: Karpin, también conocido como "el ruso Karpin" o, sencillamente, como "el cáncer del vestuario celtiña", resume todas las virtudes del equipo celeste. Un carácter indómito y una tendencia al preciosismo y a la anarquía que les encumbran, les hacen cubrir el expediente, y les garantizan mediocres resultados en las grandes citas (véase la última final de la Copa del Rey). Lo más curioso de toda esta situación es que viene alentada y propiciada por el propio técnico del equipo, Víctor Fernández, que con su incapacidad para poner orden hace las delicias de un Karpin que tiene libertad para comportarse como le venga en gana.

NUESTRO CONSEJO: Que no vuelvan a peregrinar masivamente a una final de la Copa del Rey, especialmente si la disputan contra el Zaragoza. El Celta de Vigo haría bien, por otro lado, en comenzar a descartar una de las tres competiciones (Liga, Copa del Rey o Copa de la EUFA) en las que participa, debido a que sus experiencias recientes con tal sobrecarga de partidos han sido más bien insatisfactorias. El fútbol-arte, por lo que se ve, no se compadece de forma grata con la abundancia de poartidos. O, más bien, el modelo de entrenamiento que desatiende los fundamentos del fútbol moderno acaba por tener nefastas consecuencias. Avisados están: entrenen un poquito, caray, que para eso les pagan.

COMENTARIO: Las excusas se le acaban a Víctor Fernández, decísmos el año pasado en este mismo análisis. ¿Es necesario añadir algo más? Tanta propaganda recibe el juego del Celta y su entrenador que al final el crédito se va a acabar. ¿Si el Celta juega tan bien, por qué no gana la Liga? ¿Por qué el Celta no pasa del 5º puesto? Como es evidente, ya no cuela, un año más, el rollo de los delanteros (ya saben, el Celta juega bien pero no tiene puntas que rematen la faena) dado que otros equipos lo han hecho bastante mejor con gente como Angulo, Yordi, Pauleta, Turu Flores o incluso Raúl en punta. Tampoco seguimos tragándonos el cuanto chino de los porteros y la inestabilidad provocada por la fuga de Dutruel. El Celta de Vigo logró llegar a una final de la Copa del Rey con un equipo en el que el portero era Cañizares y ha repetido en una temporada en la que un tal Pinto estaba bajo palos, algo que demuestra que la incapacidad del jugador que defiende el marco le viene muy bien al equipo. Lo que pasa es que en Vigo deben recuperar el espíritu de ese Celta rocoso encarnado por Patxi Salinas y Alejo (aunque fuera él el que falló el penalti decisivo su espíritu fue el que llevó al equipo a la final). Ese, y no el actual, fue el mejor Celta de la historia, pues aunque también perdió una final de Copa al menos lo hizo en los penalties y no llevaba una vitola de favorito mal asumida.

EL COMENTARIO DE NUESTRO TECNICO: Esteeee, reverencias, señores, reverencias. No puede decirse apenas nada más sobre lo que debe manifestarse ante el juego de los gallegos. En mi Argentina natal el significado de la palabra “gallego” ha variado notablemente desde que mostré en TelePorteña unos espectaculares vídeos con un partido de los de Vigo. Todavía lloran mis conciudadanos de la emoción cada vez que recuerdan esos bellos momentos de toque, toque, toque, toque, y, ¿adivinan? toque. Sin salir de su campo, en mitad de la cancha, el Celta demuestra que la belleza del fútbol trasciende esquemas tan zafios como los de defensa y ataque y, sobre todo, los que exigen goles y más goles. Todo en el juego de este equipo es una maravilla. Cuando se logra esa comunión balompedística en toda una escuadra se está, sin duda, por el buen camino. El espectáculo se multiplica, los tanteos aumentan, la belleza del fútbol se hace religión. Víctor Fernández es un nuevo Jesucristo que está llevando a donde se merece a su rebaño futbolístico, a las más altas cotas aunque para ello deba atravesar un desierto de incomprensión propiciada por los muchos atrasados que pueblan este deporte. Porque Víctor, que fue crucificado en su paso por Tenerife, ha resucitado al tercer día, y logrará llevarse al Celta con él.

COMENTARIO DEL CELTA DE VIGO DE LA TEMPORADA 2000-2001