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Celta de Vigo

ANÁLISIS EQUIPOS TEMPORADA 2000 - 2001

 

OBJETIVO: Ganar algún partido de vez en cuando, puesto que lo demás (jugar de puta madre) ya está logrado desde hace tiempo. De este modo se evitaría a la parroquia celtiña el sinsabor de recordar las entusiastas observaciones de Jorge Valdano, que desde hace 18 meses considera al Celta el ganador moral de los dos últimos campeonatos con odio africano. Tampoco estaría de más lograr evitar también partidos absurdos en verano (la Copa Bonoloto) para poder jugar la Copa de la UEFA junto a equipos de la talla de Rayo Vallecano, Alavés o Inter. De Milán.

TRAYECTORIA: El Celta de Vigo fue durante muchos años el representante del fútbol gallego por excelencia en primera división. Tras estos años de gloria llegaron otros todavía mejores, en los que pasó a ser el representante del fútbol gallego que no coqueteaba con el descenso (a diferencia de lo que hacía el Deportivo de La Coruña). Pero la cosa fue a menos y el Celta pasó a ser un equipo en decadencia, con un rival en La Coruña asentado que hasta ganaba títulos y un Compostela en Primera que le disputaba incluso en honor de ser el peor equipo gallego en la División de Oro. Tras salvarse junto al inefable Sevilla se un descenso de categoría por malas artes financieras, el equipo vive sus mejores horas con la llegada de Víctor Fernández al banquillo (sus mejores horas mediáticas y de juego, que no de resultados, claro).

FIGURAS: Mostovoi es el alma del equipo. Todas las virtudes del Celta (preciosismo, “magia”, eficacia más que limitada) están representadas en este jugador. Pero Mostovoi es algo más, también es el “arma” del equipo, pues nadie como él en una plantilla bastante meliflua para repartir estopa cuando se calienta. Lamentablemente Mostovoi es un personaje que sin duda tendría más éxito como personaje de juego de videoconsola que como jugador de fútbol, ya que sus patadas y demás cantinela no son reflexivas acciones de agresión sino enfados absurdos que suelen provocar su expulsión. El arte de dar patadas no es comprendido por este ruso, para quién la violencia es una zafia necesidad, y no un alarde más de un virtuoso.

NUESTRO CONSEJO: La afición de Vigo demostró en su día no quedarse atrás y ser tan impresentable como la del Sevilla. Ambos equipos, fruto de la mala gestión de sus directivas, perdieron la categoría y, ante estos hechos consumados, la población se lanzó a la calle. Ante el peligro de que la rebelión afectara a la estabilidad del país se optó por el esperpento de todos conocidos que fue la “Liga de 22” (cuyas consecuencias todavía colean, y si no pregúntenle a nuestro encargado de la 2ª División que por culpa de eso tiene dos equipos más que analizar). Desde entonces la afición del Celta de Vigo ha demostrado que aprendió la lección y sale a la calle a la menor ocasión. La última demostración fue la sanción que el Comité de Competición impuso a un humanista como Míchel Salgado con motivo de la lesión de Juninho. Vigo se lanzó de nuevo a la calle y no lograron rebajar la sanción, pero sí que Salgado fuera fichado a cambio de 2000 milloncejos por el que ahora es su suegro, con lo que el negocio fue redondo. Semejante historial de éxitos en manifestaciones callejeras nos hace pensar que el futuro de Vigo está en estas técnicas de agit-prop. Lo único que deben hacer es emplearlas correctamente. Dada la incapacidad del club para acabar la Liga en un puesto digno debieran ocupar Zurich durante el tiempo que fuera preciso con manifestaciones y demostraciones de desgarro por el hecho de que su equipo no juegue la Liga de Campeones. ¿Cuánto creen que aguantarían en una ciudad suiza? Si en España funcionó, ¿cómo no va a acabar la UEFA por admitir al Celta con tal de quitarse de encima a esos pesados?

COMENTARIO: Las excusas se le acaban a Víctor Fernández. Tanta propaganda recibe el juego del Celta y su entrenador que al final el crédito se va a acabar. ¿Si el Celta juega tan bien, por qué es el Depor el que gana la Liga? ¿Por qué el Celta no pasa del 5º puesto? Como es evidente, ya no cuela, un año más, el rollo de los delanteros (ya saben, el Celta juega bien pero no tiene puntas que rematen la faena) dado que otros equipos lo han hecho bastante mejor con gente como Angulo, Yordi, Pauleta o Turu Flores en punta. Tampoco seguimos tragándonos el cuanto chino de los porteros y la inestabilidad provocada por la fuga de Dutruel. El Celta de Vigo logró llegar a una final de la Copa del Rey con un equipo en el que el portero era Cañizares. Este dato demuestra que por muy malo que sea el cancerbero si el resto del equipo funciona el problema es menor. Lo que pasa es que en Vigo deben recuperar el espíritu de ese Celta rocoso encarnado por Patxi Salinas y Alejo (aunque fuera él el que falló el penalti decisivo su espíritu fue el que llevó al equipo a la final). Ese, y no el actual, fue el mejor Celta de la historia.

EL COMENTARIO DE NUESTRO TECNICO: Esteeee, reverencias, señores, reverencias. No puede decirse apenas nada más sobre lo que debe manifestarse ante el juego de los gallegos. En mi Argentina natal el significado de la palabra “gallego” ha variado notablemente desde que mostré en TelePorteña unos espectaculares vídeos con un partido de los de Vigo. Todavía lloran mis conciudadanos de la emoción cada vez que recuerdan esos bellos momentos de toque, toque, toque, toque, y, ¿adivinan? toque. Sin salir de su campo, en mitad de la cancha, el Celta demuestra que la belleza del fútbol trasciende esquemas tan zafios como los de defensa y ataque y, sobre todo, los que exigen goles y más goles. Todo en el juego de este equipo es una maravilla. Cuando se logra esa comunión balompedística en toda una escuadra se está, sin duda, por el buen camino. El espectáculo se multiplica, los tanteos aumentan, la belleza del fútbol se hace religión. Víctor Fernández es un nuevo Jesucristo que está llevando a donde se merece a su rebaño futbolístico, a las más altas cotas aunque para ello deba atravesar un desierto de incomprensión propiciada por los muchos atrasados que pueblan este deporte. Porque Víctor, que fue crucificado en su paso por Tenerife, ha resucitado al tercer día, y logrará llevarse al Celta con él.