POR ALUSIONES

En el encuentro con Coscubiela que tuvimos ayer en el Pobrelberg, abordé  la cuestión del abandono de la economía social por parte de las fuerzas políticas de izquierda, en particular de las cooperativas, al no valorar suficientemente su potencial transformador en el actual sistema capitalista. Comenté su importancia en relación al PIB y al mercado laboral español, apuntando de memoria la cifra del 12%. Coscubiela objetó la validez de esta magnitud, apuntando una cifra entorno al 2%, así como negó que existiera una tendencia al alza significativa en la economía social. De hecho, basó su justificación en no tomar la economía social como una vía alternativa al capitalismo en la débil relevancia de este sector en el conjunto de la economía. Así pues, la carga de la prueba de su argumentación reside en las macromagnitudes utilizadas. Tengo que decir que ambos utilizamos conceptos diferentes. Yo estaba pensando en el PIB y Coscubiela supongo que pensaba en el VAB. Así pues, la veracidad de las cifras cae del lado de las dos partes, como constatan los datos apuntados más abajo. Por otro lado, Coscubiela también manifestó sus reservas ante un modelo de empresa cooperativa como la corporación Mondragon, tomando como ejemplo las particularidades del proceso de integración de los trabajadores de Caprabo en Eroski, al entender que éstos podían ver limitados sus derechos laborales. De ahí que apunte también algunas cifras sobre esta empresa bandera del cooperativismo vasco, español e internacional.

Si nos atenemos al VAB, es cierto que el peso de la economía social sobre el resto de sectores económicos es pequeño (de cada 100 euros de riqueza producida en España, sólo 2,5 euros pertenecen al Tecer sector), pero no hay que olvidar que no ha existido una política decidida y ambiciosa desde la administración pública de favorecer el Tecer sector. Por otra parte, los últimos datos disponibles constatan una consolidación y un crecimiento, lo que en el actual contexto de crisis es significativo. En este sentido, no me parece acertado menospreciar una experiencia alternativa al capitalismo procedente de la sociedad civil sin considerar sus potencialidades.

MACROMAGNITUDES DE LA ECONOMIA SOCIAL EN ESPAÑA

La Fundación ONCE, el Ministerio de Trabajo e Inmigración y CIRIEC-España presentaron el pasado martes, 22 de febrero [de 2011], en Madrid el estudio Las Grandes Cifras de la Economía Social en España, un informe que permite conocer con notable profundidad y precisión magnitudes de la Economía Social hasta ahora desconocidas en nuestro país.

El panorama cuantitativo permite comprobar, por un lado, el importante peso de la economía social en la economía española, reflejado en sus más de 200.000 entidades, 116.000 millones de euros de facturación –el equivalente al 10% del PIB-, y 1,2 millones de empleos directos, que sumados a los indirectos e inducidos superan los 2 millones de empleos en España, es decir, más del 10% de la población ocupada total.

El estudio concluye que el Valor Añadido Bruto (VAB)[1] de toda la economía social con relación al PIB en números redondos es del 2,5%, porcentaje que según los autores refleja una sólida estabilidad del sector con tendencia al alza.

Fuente:

http://www.observatorioeconomiasocial.es/actualidad-observatorio.php?id=1595

MACROMAGNITUDES DE LAS CORPORACIÓN MONDRAGON EN EL PAÍS VASCO

Tomando como referencia los datos del Instituto Vasco de Estadística (Eustat) para el conjunto de la economía vasca, en 2010 el valor añadido por la Corporación Mondragon al Producto Interior Bruto (PIB) total de la Comunidad Autónoma Vasca fue del 3,1%, elevándose hasta el 7,4% en el área industrial.

Estos datos significan que, de cada 32 euros de riqueza generados en 2010 en el conjunto de la Comunidad, 1 euro provino de las actividades desarrolladas por Mondragon, siendo esta proporción de 14 a 1 si la comparación se ciñe al sector industrial.

Desde la Corporación cooperativa se destaca también que de los 2.038 millones de euros de Valor Añadido generado por Mondragon en el País Vasco y Navarra, 1.301 millones se destinaron a gastos de personal, revirtiendo la actividad directamente en las economías domésticas de los socios y trabajadores de las cooperativas y empresas asociadas, y propiciando efectos beneficiosos sobre el consumo y el ahorro en ambas Comunidades Autónomas.

Fuente:

http://www.forokoop.coop/blog/?p=754&lang=es

MACROMAGNITUDES DE LA ECONOMÍA SOCIAL EN CATALUÑA

En el curso del año 2001 el Centro Investigación Ciudadanía y Sociedad Civil(CISC) de la Universidad de Barcelona, con el soporte técnico del Centro de Iniciativasde la Economía Social (CIES), elaboró el Libro Blanco de la Economía Social enCataluña. Es un informe realizado por encargo de la Consejería de Trabajo de laGeneralidad de Cataluña. Escrito en lengua catalana, se puede acceder a todo sucontenido en la dirección electrónica www.gencat.es/treball/.

Analizada la realidad económica y social de las diferentes expresiones formales de la Economía Social, el informe se atreve a cuantificar la importancia económica y de creación de empleo en el contexto de la economía catalana. Considera que las empresas de la Economía Social representan entre el 5 % y el 7% del PIB de la economía catalana y entre el 6,7% y el 8,4 % del valor añadido que aportó el sector servicios a la economía catalana en el año 2000. El valor que aportan las entidades sin ánimo de lucro,-asociaciones y fundaciones-, representa el 45% del valor añadido procedente de la Economía Social. Cooperativas de trabajo asociado y sociedades laborales aportarían el 45% y el resto de las ramas de cooperativas el 5%. Esta distribución del valor aportado por fórmula jurídica explica el fuerte interés que las asociaciones y fundaciones han despertado en los últimos diez años.

En términos de ocupación, el informe considera que la Economía Social aportó entre 250.000 y 300.000 puestos de trabajo. En términos porcentuales significa entre el 10% y el 12% de la ocupación catalana en el año 2000. Si lo comparamos por sectores de actividad económica, se constata que la Economía Social dispone 4 veces más de empleo que el sector agrícola y un 38% más de empleo que el sector de la construcción. Representa entre el 36% y el 43% de los puestos de trabajo del sector industria y entre el 16% y el 19% de los puestos de trabajo del sector servicios en Cataluña.

Fuente:

http://www.slideshare.net/FundacionCIES/cies-2001-resumen-del-libro-blanco-de-la-economa-social-en-catalua


[1] El VAB indica la importancia relativa de una actividad económica en el PIB. El VAB representa el valor añadido en el proceso de producción de los bienes y los servicios, y se calcula como la diferencia entre el valor total de la producción valorado a precios básicos (que no incluye los impuestos sobre los productos, pero sí las subvenciones a los productos) y el de los bienes y servicios intermedios valorados a precios de adquisición utilizados en el proceso de producción, mientras que el PIB representa el valor de los bienes y servicios de uso final, valorados a precios de mercado.

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6 respuestas a POR ALUSIONES

  1. Antonio Pan dijo:

    Con voluntad, no sería tan dificil, una ley de contratación de la administración pública que priorizara las contratas a cooperativas aún está por verse….

    Erik Olin Wright, en sus últimos trabajos, ve el cooperativismo como una gran alternativa. Hace un año o dos, asistí a una conferencia suya en BCN y, al dia siguiente, tenia concertada una visita a Mondragón….

    • cero dijo:

      Ciertamente son cada vez más los pensadores que ven en el cooperativismo una vía alternativa al capitalismo. Todo lo contrario a lo que piensa Coscubiela, quien considera que es una forma del pasado y que no servirá en la economía del mañana, a pesar de que hablaba de vindicar el concepto de cooperación y de su importancia en toda nueva forma de organización económica postcapitalista [lo que me parece un razonamiento más sofístico que paradójico]. También podemos citar a J. Rawls, en la línea de Stuart Mill (en «La justicia como equidad»), R. Dahl (en «La democracia económica») y más recientemente a M. Bunge (en «¿Existió el socialismo alguna vez, y tiene porvenir?», descargable en PDF). Está claro que Coscubiela y yo no leemos los mismos autores.

      De todos modos, tengo que decir que nuestro político me causó una impresión positiva por su honradez y por su talante antiautoritario y antimistificador de la acción política. Y también me gustó su actitud escéptica y su carácter estoico. Pienso que todos estos valores faltan hoy entre los representantes políticos. No me gustó en cambio su queja de nuestro reclamo clientelar por nuestra avalancha de solicitudes. Tales demandas de los electores las tiene que asumir quien ocupa un cargo representativo de los mismos. Vaya, que va con el cargo. Y no es de recibo utilizarlo como reproche.

      • Antonio Pan dijo:

        Lo que quizá es un error es plantear modelos homogéneos; todo empresa privada, todo empresa pública, todo cooperativismo anarquista.. etc, como si se pudiera sustituir el capitalismo por otro sistema de organización económica radicalmente diferente…. Por eso mencionaba a Olin Wright, porque él esboza un modelo mucho más plausible de co-existencia de diversos modelos. Lo irónico del caso es que este no es otro modelo que el que impulsó el PSUC en Barcelona en la Guerra Civil; co-existían empresas privadas, empresas de titularidad pública y cooperativas autogestionadas…. y todo funcionaba!

        • cero dijo:

          De las tres estrategias emancipadoras que analiza E. Olin Wright en su artículo «Los puntos de la brújula. Hacia una alternativa socialista», a saber: la rupturista (marxista), la intersticial (cooperativismo anarquista) y la simbiótica (socialdemócrata), yo apuesto por la segunda, no sólo por afinidad ideológica, sino por las evidencias que hoy nos vienen de todas partes. Véase para el fracaso de la primera la práctica desaparición de los partidos marxistas en el mundo occidental, y para el fracaso de la tercera el actual desmantelamiento del Estado de bienestar en Europa. Ahora bien. Esto no equivale a decir que se defiende un modelo homogéneo de sistema social. La coexistencia de modelos de sistema social se mantiene, al menos hasta que el poder social sea tan alto que pueda desplazar la economía social y solidaria a la economía capitalista de su poder clasista. Lo dice el mismo Wright en el artículo mencionado: «(…) acumulativamente, tales transformaciones pueden suponer no sólo una diferencia real en la vida de la gente, sino, al menos potencialmente, un componente clave de la ampliación del ámbito transformador del poder social en el conjunto de la sociedad» (p. 108). No hay por tanto en mi anterior comentario ninguna pretensión dogmática, como tampoco planteo ningún modelo homogéneo, lo cual considero, al igual que tú, un error y un déficit de cultura democrática y de tolerancia activa hacia otros planteamientos. De todos modos, tendrás que reconocerme que hay empresas más injustas que otras, como es el caso de las sociedades mercantiles frente a las cooperativas, y que es de justicia ir superando las injusticias de este mundo.

          Por otro lado, el mismo Olin Wright en otro artículo titulado «Cooperatives de treball: un nínxol en el capitalisme o un camí més enllà?, ve en las cooperativas anarquistas una alternativa emancipadora al capitalismo. Para este pensador, Proudhon es el suplemento necesario de Marx y el correctivo de las insuficiencias de la socialdemocracia. Naturalmente todo comienzo es difícil. Y hasta que el cooperativismo anarquista no se legitime como alternativa real al capitalismo, su estrategia emancipadora no puede despreciar las sinergias de otras estrategias como la socialdemócrata. Sin embargo, la finalidad del cooperativismo anarquista no es otra, conviene no olvidarlo, que la emancipación económica, y esto es incompatible con la empresa capitalista. En su conclusión de este segundo artículo mencionado lo deja bien claro: «El capitalisme perpetua les formes de desigualtat i marginalitat (…). Depèn de formes de consum ecològicament destructives (…) promou formes de competència que destrueixen la solidaritat social i la reciprocitat». Así pues, el cooperativismo anarquista tiene una justificación moral de la que carece la empresa capitalista, en la medida que ésta no puede satisfacer los principios de la democracia y la igualdad.

          De todos modos, estoy contigo en una cosa. Por muy legítima que pretenda ser una alternativa a un sistema social existente, su legitimidad se desvanece si hace de ello un signo de pureza y una mística revolucionaria. Recientemente, en un concierto de Paco Ibáñez ante los afiliados y simpatizantes de la CGT dijo algo que me dio mucho que pensar. Dicho a mi manera: los anarquistas son de fiar en el proceso de emancipación, pero ya no lo serían tanto después de alcanzar tal emancipación, por su pasión romántica por lo infinito, que puede llevar a formas totalitarias de vida.

  2. Pingback: Quemen más contenedores, ¡por favor! « Apunts sobre l'abisme

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