Zapatero era un impresentable, qué duda cabe. Pero su impresentabilidad tenía características específicas, diferenciadas de la que ahora, con el PP, nos alumbra. La impresentabilidad del PP se basa en una serie de líneas de fuerza que ya nos ense
Zapatero era un impresentable, qué duda cabe. Pero su impresentabilidad tenía características específicas, diferenciadas de la que ahora, con el PP, nos alumbra. La impresentabilidad del PP se basa en una serie de líneas de fuerza que ya nos ense
Zapatero era un impresentable, qué duda cabe. Pero su impresentabilidad tenía características específicas, diferenciadas de la que ahora, con el PP, nos alumbra. La impresentabilidad del PP se basa en una serie de líneas de fuerza que ya nos ense
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Zapatero era un impresentable, qué duda cabe. Pero su impresentabilidad tenía características específicas, diferenciadas de la que ahora, con el PP, nos alumbran. La impresentabilidad del PP se basa en una serie de líneas de fuerza que ya nos ense…
Zapatero era un impresentable, qué duda cabe. Pero su impresentabilidad tenía características específicas, diferenciadas de la que ahora, con el PP, nos alumbra. La impresentabilidad del PP se basa en una serie de líneas de fuerza que ya nos ense
Zapatero era un impresentable, qué duda cabe. Pero su impresentabilidad tenía características específicas, diferenciadas de la que ahora, con el PP, nos alumbra. La impresentabilidad del PP se basa en una serie de líneas de fuerza que ya nos ense
Una de las cosas más repugnantes del autonomismo es que, por su propia naturaleza, obliga a sus gestores a inclinarse hacia la mediocridad, la incompetencia y la corrupción. Hace 6 años, el autonomismo catalán celebró como un triunfo el acuerdo por el Estatut antes de que estuviera firmado, convirtiendo el trámite posterior en el Congreso […]