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Comienza, de nuevo, la negociación entre la Administración del Estado y la vasca a cuenta de la cuantía del cupo. Ayer daba cuenta en ABC del problema Mikel Buesa (en un artículo que, según acabo de comprobar, no está disponible en la versión on-line del diario) y, con unas cifras que no explicaba de dónde provenían, abundaba en la sospecha, generalizada, de que el sistema del que disfrutan País Vasco (y, recordemos, también Navarra) supone que estas regiones aportan menos a la caja común de lo que tocaría. No es ya que, dado que son dos de las regiones más ricas de España, no contribuyan al desarrollo de las menos favorecidas por medio de transferencias de recursos. Es que, sencillamente, ni siquiera llegan a realizar el mismo esfuerzo que hacen el resto de regiones españolas. Ni siquiera lo estarían haciendo si de lo que se tratara fuera de contribuir «a tanto por uno», olvidando cualquier cuestión relativa a la cohesión territorial. Ésa es la sospecha tradicional, que pone sobre la mesa la grave cuestión de cómo (de mal) tenemos montado en España el asunto de la distribución de los dineros.
España tiene dos grandes problemas de arquitectura jurídica constitucional pendientes. Uno, que requerirá de un cambio constitucional algún día, es el cierre del modelo de reparto territorial del poder. Mientras no se cierre asistiremos a una constante puesta en cuestión y revisión del modelo, tanto más absurda si se tiene en cuenta que por la vía de los hechos ineluctablemente concluirá (como ya estamos viendo) con una delimitación real del contorno de poderes y legitimidades ejercidas de corte sustancialmente federal. Poner «al día» el texto de la Constitución para que se ajuste al inevitable, y hoy ya muy perceptible, punto de llegada que la dinámica política autonómica impone sólo resolvería problemas. Pero eso requiere de dos grandes partidos que no sólo se digan patriotas sino que lo sean. Y que sean, por ello, también capaces de ponerse de acuerdo y de consensuar con los nacionalismos que «tiran del carro» de este proceso (normalmente aprovechando la necesidad que uno u otro, alternativamente, tienen de recurrir a ellos), sobre la base de creerse de verdad el Estado Autonómico y sus beneficios, pero a la vez con la fuerza que les daría aplicar el sentido común, un listado de cierre de competencias estatales, del estilo del actual 149.1 de la Constitución, y dejar en lo demás que la inciativa autonómica fuera libre.
Este problema, con ser de difícil solución en el plano de su plasmación definitiva, no es tan acuciante porque la práctica, inevitablemente, acaba decantando la única solución constitucionalmente posible mientras haya Comunidades Autónomas con deseos de apurar las posibilidades de autogobierno que concede la Constitución española. Es lo que estamos viendo desde hace años. Y es que, a fin de cuentas, ya existe un artículo del estilo del actual 149.1 CE: sin ir más lejos, el art. 149.1 CE.
Hay un segundo problema mayor, que sí recurrirá ponerse manos a la obra algún día con espíritu patriótico, en unos, conciliador y pragmático, en otros, inteligente y sensato en todos. Es el asunto de la financiación. Porque está claro que las cosas no pueden seguir así. Y cuando decismo así nos referimos a que las cosas funcionan tal que así:
– Dos regiones, Navarra y el País Vasco, cuentan con un sistema diferente y que permite y provoca que paguen, si se aplica correctamente, sólo por la que debiera ser su contribución a los servicios que les presta el Estado. Es decir, en el mejor de los casos, no permite atender a criterios de solidaridad y de reequilibrio. En el peor, directamente, posibilita un descarado beneficio para dos comunidades autónomas que, lo que agrava la situación, son de las más ricas del país.
– Una absoluta opacidad sobre las cuentas. Las famosas balanzas fiscales existen, el Ministerio de Hacienda, por supuesto, las tiene hechas desde hace años. Pero los ciudadanos no las conocemos, los gobiernos autonómicos no tienen la seguridad de poder afirmar (por más que lo intuyan) por dónde van exactamente, nadie sabe ni puede saber con exactitud de qué estamos hablando, cómo va la partida. Todos podemos tener sensaciones pero los números concretos están guardados bajo siete llaves. Números que, por supuesto, aunque puedan estar sometidos a diferentes explicaciones o interpretaciones y puedan admitir ciertos reparos, al menos, sí aportarían información muy clarificadora y relevante sobre las tendencias de fondo. Esta situación es inaceptable. Es la que permite que nadie sepa muy bien, en realidad, cómo se negocia y justifica el cupo vasco, que nadie sepa muy bien, como decía, de dónde se saca los números Buesa en su artículo de ayer. De modo que, aunque se trata de cuestiones no sólo importantes sino contantes y sonantes, todos hemos de movernos más en el plano de las creencias que en el del análisis (a Buesa yo me lo puedo creer más o menos, pero también me puedo creer, por la misma regla de tres, los números que me haga la Hacienda Foral Vasca porque, total, ambos son inverificables). Moviéndonos entre sombras, no obstante, sí pueden constatarse al menos dos realidades: que los sucesivos gobiernos de Cataluña están convencidos de que les están tomando el pelo, y más que a nadie, porque son los únicos que reclaman insistentemente la publicación de estos datos (a lo mejor se equivocan y no están siendo, en realidad, perjudicados, pero lo que es innegable es que son los únicos que de verdad creen tanto en que les están estafando como para reclamar con tanta insistencia la transparencia en esta cuestión); y que la Administración del Estado, no sé cuál, pero algún interés sí tiene en que los datos sigan siendo conocidos sólo de ellos.
– El nivel de ingresos de que disponen las Comunidades Autónomas, lamentablemente, no depende de su capacidad de gasto a partir de lo que recaudan, sino de unas necesidades financieras calculadas en el momento de transferir competencias que, caso de no cubrirse con los impuestos cedidos, son completadas con transferencias realizadas por el Estado. Esto provoca dos consecuencias problemáticas: no hay demasiados incentivos a la corresponsabilidad fiscal de las Comunidades Autónomas, por un lado (los esfuerzos más rentables no son tanto optimizar el modelo fiscal propio y gastar bien los recursos como lograr vías de sacar dinero al Estado); y, por otro, el nivel de gasto de cada Comunidad dependerá de cómo se evaluó en su día el coste de la transferencia. Dado que este último, además, se hizo sobre la base no de las necesidades del servicio, ni de la población, sino simplemente de lo que se estimó por parte del Estado que se estaba gastando, el modelo ha sumado a la petrificación de los desequilibrios entre regiones que ya existían de antiguo una absoluta falta de flexibilidad. Como resultado, tenemos unas variaciones en la capacidad de gasto per cápita global de las Comunidad Autónomas que, incluyendo los casos más escandalosos (Navarra y País Vasco), puede llegar a bordear incluso la relación 3-1 respecto de las más desfavorecidas por el sistema y que simplemente entre las del modelo de financiación común en ocasiones provoca que haya regiones con el doble de capacidad de gasto que otras para atender a la población (2-1).
– El actual modelo genera un inevitable incentivo a «hacer la guerra por su cuenta», dados los elementos anteriores. A la espera de que el Tribunal Constitucional aclare algo sobre cómo hay que entender las relaciones entre Estatutos de Autonomía y LOFCA, la única manera que tienen las Comunidades Autónomas para aspirar a mejorar su situación es por la vía de introducir disposiciones que les beneficien en materia de financiación en sus reformas estatutarias. Es lo que ha hecho Cataluña, tratando de arañar lo que ha podido. Aunque, lógicamente, su aspiración máxima sería, sencillamente, equipararse con el País Vasco y Navarra. Como lo sería la de todas las Comunidades Autónomas, si pudieran. Ocurre, lamentablemente para todos, que el país se vendría abajo en tal caso porque, sencillamente, no habría dinero para la Administración del Estado. El modelo, al no ser justo ni equitativo, no es generalizable. Dado que España puede permitirse que País Vasco y Navarra vivan económicamente a la suya (son apenas 3 millones de habitantes), pero no así que se uniera a la fiesta Cataluña (ya estaríamos hablando de más de 10 millones), el Congreso de los Diputados no parece que vaya a permitir nunca demasiadas alegrías a Cataluña. No es nada personal, sino dinero. Por una pura cuestión de supervivencia no se puede equiparar a cataluña con las comunidades del cupo (y eso sin pensar siquiera en que, inevitablemente, la cosa no se pararía ahí). Así que bien está que se ponga coto a estas pretensiones de equiparación «por arriba». Pero que se eviten males mayores no significa que la situación actual sea satisfactoria.
Tarde o temprano habrá que coger este toro por los cuernos porque, a diferencia de lo que ocurre con el asunto del reparto territorial del poder, no hay visos de que vaya arreglándose solo. A mi entender, una reforma habría de tratar de lograr, al menos, los siguientes objetivos:
– Que el sistema fuera el mismo para todo el país.
– Que el sistema fuera sencillo.
– Que el sistema permitiera una financiación suficiente de las Comunidades Autónomas para hacer frente a la prestación de aquellos servicios de los que competencialmente son responsables.
– Que las decisiones en materia fiscal de las Comunidades Autónomas tuvieran directas repercusiones sobre el estado de sus finanzas públicas.
– Que el modelo permita al Estado disponer de recursos que sirvan para la realización de políticas de reequilibrio, igualación territorial o fomento y mejora de la cohesión.
En la actualidad, el modelo de financiación autonómica que tenemos en España no satisface ninguna de estas exigencias, lo que demuestra que no es que sea malo, es que es pésimo. E insostenible a medio plazo, por mucho que se parchee, algo que en el fondo no deja de ser una buena noticia: obligará a su cambio más temprano que tarde, bajo amenaza de cataclismo en caso de dejar que las cosas sigan como hasta ahora. Porque, que nadie se engañe, las mayores tensiones que en el futuro pueden aparecer respecto de la unidad de España tendrán más que ver con estos asuntos y lo mal resueltos que están que con cuestiones simbólicas o identitarias.
A partir de los objetivos definidos arriba, lo cierto es que uno puede entretenerse propiniendo e ideando diferentes modelos que pueden aspirar a cumplirlos. Por ejemplo:
1. El Estado se queda sólo con IRPF e Impuesto de Sociedades (pero no un porcentaje, el 100%). Se trata de los impuestos directos, vinculados a la renta, proporcionales, que detraen según la capacidad económica. De esta forma, conservaría suficiente financiación para desarrollar todas sus funciones, dotar un fonde cohesión territorial para ayudar a las regiones más pobres (que, además, estaría bien que funcionara no como ayudas directas y un poco «a fondo perdido» sino de forma semejante a la que han hecho ya común para nosotros los fondos comunitarios) y para realizar importantes gastos en materia de infraestructuras, en concreto aquellas tenidas por de interés general. Este gasto, además, es absolutamente esencial para vertebrar y cohesionar territorialmente un país, así como tiene enormes implicaciones sobre el armónico desarrollo del mismo, por lo que también es instrumento para lograr una mejor y mayor igualación en servicios, infraestructuras y, en definitiva, posibilidades, de todos sus ciudadanos. Como la financiación de estas partidas vendríade fondos recabados en todo el país a partir de criterios de renta, se estaría avanzando en la redistribución. Además, todos los ciudadanos del país (y todas las empresas) serían tratados de igual manera en lo que se refiere a su más personal y directa contribución al sostenimiento de las arcas públicas.
2. El resto de impuestos, que son esencialmente los indirectos (IVA, impuestos especiales…), serían de gestión, determinación y recaudación autonómica. Dentro de lo que permite la UE, fijarían y recaudarían el IVA, establecerían la cuantía de los impuestos especiales… Con estos fondos, que al ser de origen fiscal indirecto tienen menos en cuenta la renta y más la población, se lograría una recaudación más o menos uniforme en las diferentes CC.AA. a partir de su población y actividad económica, lo que redundaría en un trato más igualitario. Con estos fondos, en princpio, las CC.AA. deberían poder apañarse para prestar sus servicios públicos y los mejores o peores servicios dependerían de una más eficaz gestión… o de un modelo fiscal diferente. Las Comunidades menos pobladas o las más pobres saldrían un tanto perjudicadas, pero no tanto como en la actualidad. Además, ha de tenerse en cuenta que los impuestos donde estos desequilibrios se reflejan más acusadamente es en los impuestos directos, que como ya se ha dicho irían para la financiación estatal que, además, sería empleada para «igualar».
Como es evidente, la propuesta de modelo es una mera ocurrencia, que a poco que se analice presenta muchísimos flancos, pero sí sirve para dejar claro que se pueden explorar otras vías. Y que hay fórmulas que, comparadas con la actual forma de repartir el dinero que tenemos en España, a las que nadie podrá negar al menos dos virtudes de las que actualmente carece nuestro sistema de financiación: son claras e iguales para todos.
20 comentarios en Financiación y cupos, esbozo de una propuesta
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El cierre definitivo del modelo de Estado y la eliminación del concierto económico vasco y navarro en defensa de la igualdad es algo que propone el protopartido de Savater, http://www.plataformapro.org.
Comentario escrito por Señor de bigote — 07 de agosto de 2007 a las 2:11 pm
Savater me cae muy bien, escribe fenomenal, es un articulista fantástico y un polemista aún mejor, pero tengo muchas dudas respecto de esta aventurilla en la que se ha metido. Y eso lo escribe un potencial votante, porque lo sería, de la cosa, caso de que saliera bien. Que de momento no pinta demasiado alegre ni siquiera en los pequeños detalles. Por ejemplo, el artículo que publicó el sábado en El País le quedó aburrido, abstruso, vago, carente de mordiente.
Defectos que le veo al proyecto:
– Las malas compañías. Se han juntado algunos tipos muy válidos con verdaderos impresentables y profesionales del cuento chino (mención especial a la sección femenina que se han buscado).
– La falta de implicación real de Savater, Félix de Azúa y demás. Porque una cosa es predicar y otra dar trigo. Y meterse de lleno en la vida pública, encabezar una lista, ir de nº 1 por Madrid y exponerse al costalazo, currar en la organización de verdad, etc. es algo que tienen que hacer sí o sí para que salga bien la cosa. Si no, les aparecerá el típico meritorio con ganas de medrar, a la que le hizo Bono a Tierno con el PSP o les ha pasado a Espasa y compañía con Ciutadans y a la hora de la verdad se quedará el partido, que sólo usará de estas buenas gentes la imagen, con mucho o poco rédito dependiendo de otros factores (pero vamos, en general, lo normal es que sea más bien poco). La figura del intelectual crítico y mordaz, pero que luego pasa de dar el paso al frente es demasiado tradicional en España como para imaginarme a Savater, de verdad, de nº 1 por Madrid y candidato a la presidencia del gobierno.
– Que mientras la ETA no libere a Savater la cosa está llamada a tener menos interés del que podría. Por el momento, da la sensación de que el eje central del partido es algo así como ETA no-nacionalismos tampoco, que ése es el elemento aglutinador. Y, la verdad, me parece poca cosa como vector de ruptura del panorama político español.
Por lo demás, las líneas maestras del programa de la web que enlazas afianzan estas sospechas:
Líneas maestras del proyecto
Ambito nacional español inequívoco, con la ventaja de nacer libre de las hipotecas territoriales y clientelares asumidas tanto por el PSOE como por el PP en estos años.
Vale, ya sabemos de qué va el partido. Reprocha, con tino, que tanto PP como el PSOE anteponen otros intereses a la defensa real de la rancia idea de «España. una y no cincuenta y una». Promete que ellos no lo harán. Es bastante creíble, sobre todo porque no compiten con el espacio de PP y PSOE en el sistema sino, al contrario, aspirar a robar su papel de bisara a los partidos nacionalistas.
Impulsar la reforma de la Constitución para resolver algunas deficiencias patentes en materia de igualdad y derechos, modelo territorial –con la vista puesta en un modelo federal cerrado, donde todas las comunidades tengan idénticas competencias dentro de un Estado sólido igualitario-, y mejorar la separación de poderes, especialmente la autonomía del judicial respecto del ejecutivo.
La verdad es que aquí no estaría de más, ya que proponen reformar la Constitución, que explicaran un poquito más qué cositas, en concreto, quieren cambiar. Y qué pretenden poner en su lugar.
Reforma de la Ley Electoral para impedir el peso excesivo de los nacionalismos periféricos y las distorsiones que imponen al sistema constitucional y a la voluntad ciudadana expresada en las elecciones, como ha ocurrido con la reforma del Estatuto de Cataluña.
Con este punto discrepo radicalmente, ya que no creo que el problema del sistema español sea éste. Es más, cualquier medida de reforma debería tratar de lograr más representatividad, no menos. Por lo demás, este tipo de reformas son bastante poco inteligentes estratégicamente: es muy difícil lograr una que permita sortear las distintas reacciones tácticas que permitirían sortearlas a los votantes y políticos de formaciones nacionalistas. Es lo que tiene que, guste o no, existan y tengan la fuerza que tienen.
Alternativa al sistema actual de dos partidos nacionales antagónicos y obligados a aliarse con partidos regionales o separatistas para conseguir mayorías parlamentarias.
Esto supongo que no es tanto una línea programática como una declaración de intenciones.
Asumir medidas de regeneración democrática y proponer su institucionalización, actuando de manera más abierta y transparente que las organizaciones de modelo tradicional, y lanzando un debate sobre la conveniencia de listas abiertas, limitación de mandatos, tutela judicial de los derechos de afiliados, etcétera.
Muy bonito. Muy falto de concreción. Van a lanzar debates. Estaría bien saber qué van a defender y sobre qué temas.
Promover una política de Estado para luchar contra ETA, o cualquier otro grupo terrorista, sin concesiones políticas de ningún tipo, menos dependiente del partido que gane las elecciones o de las características personales del presidente del gobierno de turno, a salvo por tanto de las contingencias que han arruinado el eficaz y añorado Pacto Antiterrorista.
Este punto es impresentable si pretende decir algo. Si es palabreria huera, claro, no pasa nada. Pero, por ejemplo, si significa que no están dispuestos a conceder beneficios penitenciarios y reinserciones en una negociación para acabar con ETA, esto es, si dice algo, es preocupante, porque cualquier persona sensata sabe que, si alguien defiende eso como línea maestra de su programa de gobierno, es que está mintiendo. Dado que hay mucha gente muy lista ahí metida, sólo cabe concluir que andan enajenados, secuestrados intelectualmente (que es lo que prefiero pensar de gente como Savater y que además, dada la situación lamentable de violencia e intimidación política que se vive en el País Vasco me parece humanamente muy entendible). Porque, si no, sólo hay dos alternativas: o son gente que miente sin escrúpulos para conseguir votos como sea en plan lepenista o son muy, pero muy, estúpidos.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 07 de agosto de 2007 a las 6:30 pm
«Con este punto discrepo radicalmente, ya que no creo que el problema del sistema español sea éste. Es más, cualquier medida de reforma debería de tratar de lograr más representatividad, no menos.»
Lo que proponen es eliminar la ley D´Hont en el reparto de escaños por uno más proporcional, porque el sistema actual perjudica mucho a un tercer partido de ámbito nacional que pueda hacer de bisagra como alternativa a los nacionalismos. Antes CDS, ahora IU y en el futuro quizá este partido (que quizá se llame Partido Democrático Progresista) pese a tener más votos en conjunto que CiU por ejemplo, tienen bastantes menos escaños.
Se trataría de mejorar la proporcionalidad y hacer a la democracia española más representativa. Si eso supone que los nacionalistas perdieran su influencia actual, pues que le vamos a hacer.
Pero insisto en que no tendrían menos escaños pues su beneficio no viene de ahí, como digo, al fin y al cabo es el PP es el partido que tiene mejor ratio votos/escaño, y al PSOE no le va mal tampoco.
Se trata de hacer posible gobiernos en coalición, supongamos PSOE/IU, o PP/PDP, o PSOE/PDP. Si es que saliera bien lo de este partido, pero bueno, por lo menos está bien intentarlo.
Si los dos grandes partidos tienen responsabilidad y algo de seso, sabrán ver que a largo plazo es lo más conveniente aunque inicialmente suponga que el pastel del ámbito nacional dejen de repartírselo a medias.
Comentario escrito por Señor de bigote — 07 de agosto de 2007 a las 9:07 pm
En conclusión, derogando el sistema D´Hont, por una proporcionalidad directa la democracia es más representativa, los nacionalismos perderían influencia (que no escaños, nadie pretende echarlos, ni prohibirlos ni nada de eso), y la estabilidad gubernamental, razón por la que se estableció dicho sistema en su momento, no se vería mermada. Pues ahora ya vemos como los dos grandes partidos casi nunca logran mayorías absolutas. Más bien al contrario, una posible coalición como las mencionadas daría más estabilidad, dado que ahora parece imposible que un partido nacionalista quiera gobernar en coalición en el gobierno de España.
Comentario escrito por Señor de bigote — 07 de agosto de 2007 a las 9:15 pm
Y no es por repetirme, pero es que ningún demócrata puede aceptar que un partido que en toda España tenga millón y medio de votos, consiga la mitad de escaños en el Congreso que otro que tenga 500.000 concentrados en tres provincias.
Tan sencillo como eso.
Comentario escrito por Señor de bigote — 07 de agosto de 2007 a las 9:35 pm
¿Ningún demócrata puede aceptar algo que es habitual en la mayor parte de los paises?
Es evidente que el PSOE y el PP tendrían casi imposible alcanzar mayorías absolutas, por lo que su primer objetivo sería anular ese tercer partido. En el caso de que sobreviviera, no es descontado que la suma montara un número mayor de escaños que en la actualidad, ya que la sobrerrepresentación (y consiguientemente voto útil) de los dos grandes proviene de ese tercer partido nacional.
Excepto quizá en el improbable escenario de un PSOE-IU-¿PDP?, los 176 escaños estarían igual de lejos.
Comentario escrito por Tvrtko (Berengario) — 08 de agosto de 2007 a las 2:24 pm
Mu bien señor Boix, muy clarito, hilando una idea con otra que da gusto, sin recrearse demasiado volviendo a rumiar lo que ya ha dicho. Casi didáctico. Pero cuando la tiene abierta de patas y chorreando ya listo para meterla… ¡se va a por tabaco! ¿Alguen sabe cuanto gasto corre a cargo del estado y cuanto de las autonomías, y cuanto se recauda con impuestos directos e indirectos? Eso sí es público, pero me da pereza buscarlo.
Creo que si hubiera una forma mejor y maravillosa de repartir los cuartos ya se habría implantado. Teniendo en cuenta la cantidad de pactos transicioneros que hubo no creo que se puediera llegar a un acuerdo mucho mejor. Y me explico, hay que ser realistas. En otros paises como EEUU y alemania con representación territorial hay verdaderos mercadeos de votos a cambio de inversiones. El que no llora, no mama. Los vascos han mantenido sus privilegios en democracia, y los catalanes por no tener una ETA no los tuvieron. Ahora que se está poniendo la cosa tensa se les ha callado la boca. Esta gente no quiere sentarse a comer con los demás porque son los señoritos del cortijo. Y como en cualquier empresa, el jefe te oye rajando de que no estás a gusto y si no quiere que te vallas, el mes siguiente tienes 50 euros más en la nómina sin venir a cuento.
Aportaré algunas pinceladas, espero que útiles a ver si la gente se anima y sacamos algo en claro porque el tema tiene enjundia (si no siempre nos podemos poner a hablar del 11M).
La cosa es que, a la hora de hacer presupuestos de obra civil, te puedes pillar los cuadros de precios de la junta de andalucía (por ejemplo) donde te vienen cosas como, qué se yo: metros de enfoscado sobre paredes interiores medidos a cinta corrida deduciendo huecos mayores de 3 m2 y cosas así. No creo que ver cuanto cuesta un funcionario, un enfermo de sífilis o un niño en un colegio sea mucho más difícil. Con una base de datos y un programa relativamente sencillo el estado podría hacer esas cuentas anualmente. La única razón (honorable) para no hacerlo es tener controlados los gastos y evitar sustos. Todo esto lo digo porque si sabemos los precios unitarios podemos asegurarnos de que todas las comunidades dispongan del mismo dinero para dar los servicios básicos, y ya las mejoras que quieran dar que las paguen sus contribuyentes. Supongo que es la misma idea que tenemos todos por solidaridad. Lo que nos lleva a otra cosa: no tengo claras las reclamaciones de los catalanes.
En este punto escribo con una sola mano, no por lo que pueda creer cualquier pervertido, sino porque apunto con un dedo acusador a Popota esperando que nos arroje los datos parciales a los que nos tiene acostumbrados. Cuando se aprobaron los últimos presupuestos, en el teletexto leí que la comunidad con más gasto total era VillaCharnego. A pesar de tener un millon de habitantes menos que Chaves & CasadeAlba INC. Cuando los catalanes se rasgan las vestiduras y proclaman a grito pelado que les estamos choriceando el café, siempre dicen que cataluña tiene un importante déficit. Pero… ¿alguien sabe si por tener la población concentrada gastas más que al tenerla dispersa? yo pensaba que era al revés. Espero que esos gastos sean reales (y ahí espero que alguien me ilustre, en serio) y no estemos pagando cosas como el sobresueldo de las policías autonómicas sobre el dinero que les da el estado como a otros policías para que cobren más, que para eso no son sucios guardias civiles.
Y otra cosa, he leído varias veces en comentarios de LPD defensas de poner distintos sistemas fiscales en el estado. Pero cuando la tendencia en la UE es justamente la contraria (salvo los putos ingleses, para proteger sus paraisos fiscales) no creo que sea buena idea hacer justo lo contrario y acabar bajándonos los pantalones para atraer inversiones «yo te quito patrimonio, te rebajo sociedades y te hago exenciones en la seguridad social, instalate aquí antes de las elecciones y además te la chupo»
Y además, ¿como vinculamos la eficiencia y la financiación? Quiero cosas concretas, si madrid quiebra por las obras de la M30 ¿se dejan de prestar allí servicios públicos? ¿Se les manda solo a las inmigrantes más feas? ¿Azotamos a espe?
En fin, alguien que conozca en profunidad los arcanos de la contabilidad nacional ¡que diga algo!
Comentario escrito por Otto von Bismarck — 08 de agosto de 2007 a las 5:37 pm
Espero tener más tiempo luego, pero hace unos días Gara informó que los gobiernos español y vasco habían acordado la cuantía del cupo para 2007: 1595 millones de euros.
Eso incluye la solidaridad -ya que pagan el 6,24% del total, cuando son el 5% de la población y el 6% de la riqueza.
En todo este cálculo, además, falta el tema del IVA.
Los presupuestos están desglosados en la dirección
http://www.sgpg.pap.meh.es/NR/rdonlyres/1A705909-E3F6-48F2-860E-60F5048E4FE2/11635/CUADERNOBLANCO20093.pdf
Saludos,
pep
p.s: a ver si puedes editar el mensaje, jefe, que lo del link me temo que será nocivo para la página.
Comentario escrito por popota — 08 de agosto de 2007 a las 7:37 pm
Las disputas sobre la representatividad en democracia son antiguas, y hoy por hoy sin aparente conclusión. Como en tantas otras cuestiones, simplemente si ganas algo pierdes por otro lado. En este caso, y aunque depende de otras muchas variables, a mayor representatividad menor concentración de poder y, por tanto, menor eficacia del ejecutivo (en un sistema parlamentario). Esto significa que todo aumento de la proporcionalidad en españa supondría:
– Mayor número de partidos políticos..
– Menor diferencia de escaños entre partidos.
– Probable aparición de partidos ubicados en los extremos del espectro político.
– Mayor peso de la izquierda, posiblemente temporal.
– Mayor volatilidad en el comportamiento electoral.
Entre otras. Ejemplos cercanos los tenemos en Italia o Israel. Por cierto, la primera está en proceso de modificar su sistema por uno menos proporcional, dado el desastroso resultado que ha dado el actual (aunque éste no es la única causa)
En realidad la utilización de la ley D´Hont, las listas cerradas, las circunscripciones provinciales con un reparto de escaños que favorece descaradamente a las menos pobladas, etc… son decisiones que se tomaron a conciencia para evitar gobiernos débiles, coaliciones multipartidarias y partidos fuertes en los extremos del espectro: esas cosas tan feas que sucedieron bajo la II República y que tan poco ayudaron a su estabilidad y supervivencia. Y de paso se les daba un plus a los partidos nacionalistas y así éstos no rompían la baraja (como estuvo a punto de hacer el PNV)
Vamos a dejarlo claro: las democracias representativas típicas no son democracias en el más estricto sentido de la palabra. Desde el comienzo, en los sistemas democráticos se han ido aplicando sistemas que aumentaran la eficacia de los poderes ejecutivo y legislativo a costa de la representatividad que ofrecían a los ciudadanos. El sistema electoral estadounidense es un ejemplo claro: complejísimo, alejado de toda proporcionalidad y diseñado a drede para que la opinión del pueblo no estorbe demasiado las decisiones de los políticos. Al igual que el británico, donde el ganador se lo lleva todo y las minorías son sistemáticamente apisonadas. Pero mira, ahí están más de dos siglos después, y no les ha ido tan mal.
Con esto quiero decir que a mí me encantaría un sistema más proporcional. Qué coño proporcional, democracia directa y punto. Y tercera república. Sería muy bonito pero por ahora no funciona, o eso parece, así que lo suyo sería no menear demasiado aquellas instituciones y sistemas que funcionan razonablemente (monarquía, sistema parlamentario, etc…) y meternos a solucionar engendros como el reparto de poder territorial (y su financiación) o un código penal caduco que permite la vulneración de las libertades individuales (véase el interesantísimo artículo del señor Boix: «El sexo de Mahoma»), por poner dos ejemplos.
Comentario escrito por Demócrito — 08 de agosto de 2007 a las 9:57 pm
La exposición de Demócrito es más que ilustrativa. Personalmente, hace tiempo que pienso que el modelo español no está mal del todo y que, con un levísimo retoque (que la circunscripción electoral dejara de ser la provincia y pasara a ser la Comunidad Autónoma) mantendría casi todas sus virtudes y haría desaparecer algunos de sus defectos (básicamente, esta reforma quitaría algunos diputados a los partidos nacionales grandes para dárselos a fuerzas con una base social como la de la actual IU). Como ser «institucional» que soy, prefiero cierta estabilidad con estas cosas, si han demostrado funcionar más o menos bien (Estados Unidos, en cambio, sí debería plantearse en serio algún cambio, que por lo demás no sería el primero que hacen en el funcionamiento del Colegio Electoral, a la vista de los recientes desastres), es decir, si ha demostrado, como lo ha hecho, ser capaz de plasmar más o menos bien la sensibilidad dominante de la población.
Por lo demás, estoy con Berengario, tanto en la sorpresa que le causa que algo tan normal como el pacto para formar mayorías aquí esté en trance de quedar estigmatizado para siempre (aunque no conviene perder de vista que esta sensibilidad es reciente y está muy vinculada a ciertos medios y sensibilidades que, por ejemplo, cuando era el PP quien pactaba contra la fuerza más votada para lograra alcaldías y comunidades autónomas, ora con el CDS, ora con regionalismos de distinto pelaje, no dijeron nada sobre la lista más votada y esas cosas), como en sus dudas respecto a que una reforma en esa línea fuera a facilitar «prescindir» de las fuerzas nacionalistas para formar gobierno.
Por cierto, que ayer en El Mundo nos ilustraba Giovannni Sartori con cuatro lugares comunes y cuatro obviedades sobre esto de los sistemas electorales. ¿Para cuándo diarios en España que tengan espacio para reflexiones algo más curradas?
Otto, el sistema que tenemos fomenta demasiado el modelo «el que no llora no mama». Eso es malo. Además, no funciona bien, en contra de lo que dices. Y es que no puede hacerlo porque responde a uno de esos muchos pactos, sí de la transición. Pero a uno que, en este caso, se concretó sobre una base fáctica (la distribución territorial del poder de entonces y lo que se pensaba entonces que iba a ser un cierto «embridamiento» del autogobierno, con excepción de Cataluña y Euskadi, previsión que ha saltado por los aires y de la que la realidad se sigue alejando tras cada pacto autonómico) que ya no existe. Eso provoca que todo funcione bastante mal.
Entre otras cosas, por ejemplo, se percibe en la «carrera fiscal a la baja», consecuencia de que, si uno tiene vías para mamar a base de llorar, las rebajas «salen gratis». El sistema no fomenta la corresponsabilidad fiscal ni la asunción de las propias responsabilidades. Eso es algo muy malo, muy nocivo, que no pasa ni en Estados Unidos ni, por supuesto, en Alemania.
Respecto de la información sobre el cupo vasco que indica Popota, copio el fragmento del artículo de Buesa en ABC que expone, a su manera (igual que popota a la suya), los datos. Se puede así comparar y decidir si nos quedamos con la interpretación de que aunque el modelo de cupo no contempla la solidaridad esto no es problema porque generosamente los vascos la introducen por la vía de aceptar que su economía tiene más peso del que realmente tiene o si, por el contrario, nos gusta más la idea de que la sobreponderación del peso de la economía vasca es un astuto ardid nacionalista para «consolidar posiciones» obtenidas gracias a que el Gobierno de Aznar negoció como el culo (cuidado, Buesa, que esto es lo que se colige de tu artículo, a poco que uno sume 2 y 2, menos mal que el director del periódico que te lo publica no se ha puesto a ello) y seguir ordeñando la vaca española aprovechando que los muy pringados de Madrid, encima, piensan que se la han metido doblada a los muy vascones:
«Sin embargo, el cupo tiene poco misterio. En realidad no se trata más que de valorar, a partir de los presupuestos, cuál es el coste de las competencias que ejerce el Estado y no la Comunidad Autónoma, atribuyéndole a ésta un porcentaje de aquel. La cantidad resultante se minora en función de las cargas impositivas y los ingresos no tributarios del Estado que soportan los ciudadanos del País Vasco y que no corresponden a su singular sistema fiscal, a lo que se añade la parte proporcional del déficit público, para dar como resultado una cifra que, con otros ajustes menores, acaba siendo la que la administración vasca ingresa en las arcas del Estado. Por tanto, lo que cabría esperar en las negociaciones sobre el cupo es una discusión más bien técnica, referida a esta o aquella competencia administrativa o a las cifras de este o aquel impuesto, así como a la determinación del porcentaje en el que ha de contribuir la región. Y nada más. El cupo vasco sería de ese modo algo tedioso, aunque transparente. Y el concierto económico no pasaría de ser un singular sistema de gestión de los ingresos y gastos públicos, producto de la historia, pero sin ninguna connotación de privilegio con respecto al régimen común que se aplica en las demás Comunidad Autónomas.
Pero no es así. Para empezar, el PNV considera indiscutible la proporción en la que ha de contribuir el País Vasco a los gastos del Estado, a la que en la jerga del cupo se conoce como índice de imputación. En 1979, se fijó en el 6,24 por ciento, pues en aquel momento ése era el tamaño promedio de Euskadi dentro de España, teniendo en cuenta su actividad económica-medida por el PIB- y su población. Y desde entonces no se ha cambiado esa cifra a pesar del continuo decaimiento de la economía vasca dentro de España, un hecho éste que al parecer los nacionalistas no están dispuestos a admitir. Aún así, es indiscutible que la aplicación de la metodología de aquel año 2006, última de las fechas para las que se dispone de los datos de la Contabilidad Regional, daría como resultado una aportación de sólo el 5,43 por ciento.
¿Por qué, entonces, los nacionalistas prefieren mantener el índice de imputación del 6,24 por ciento y, aparentemente, pagar más? La respuesta a esta cuestión no alude a ningún chauvinismo ni confusión patriótica. Se trata simplemente de que lo que se pretende es sostener, en la actual negociación del cupo, una línea continuista con las cifras del último quinquenio. O sea, sorpréndase el lector, con el cupo que se negoció en 2002 con el gobierno de Aznar. No es de extrañar, pues en aquella ocasión los nacionalistas lograron colar en la determinación del cupo provisional para ese año unas cifras irreales que les beneficiaron sobradamente. Para empezar los gastos del Estado se cuantificaron en casi 30.000 millones de euros más de los que figuraban en los créditos aprobados por las Cortes. Esta mayor cuantía –que iba en detrimento de las arcas vascas- se vio compensada por la fijación de la deducción en virtud del déficit presupuestario a partir de una cifra desorbitada: 32.916 millones de euros, cuando lo que figuraba en las cuentas públicas eran sólo 3.674 millones. El resultado no fue otro que, mediante la aplicación del índice de imputación, el gobierno vasco se dedujo 2.054 millones en vez de sólo 229. Y la consecuencia final de todo ello fue que el cupo del año base –o sea, 2002- se fijó en 1.035 millones de euros, cuando, de aplicarse la misma metodología a las cifras reales, se habría obtenido un cupo de 1.999 millones de euros.»
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 09 de agosto de 2007 a las 11:37 am
Mmmm, popota, con que… leyendo gara… Voy a ejercer de álvaro: ¡antiespaña! ¡eta! (y gracias por poner el vínculo al pdf). Por cierto, jeje, el autor es un tal juancarlos, para que luego digan que es un vago.
Por cierto, popota, no es por hacer sangre (o tal vez sí) pero si el 50% del gasto lo hacen las entidades territoriales ¿dónde deja eso a españa en la clasificación de la ocde que puso en su blog hace tiempo como muestra del sucio centralismo español? Creo que las cifras que expuso barajaban un 30% ¿no? Lo mismo es porque la ocde engloba a la seguridad social o solo quien lo recauda y no quien lo gasta, si sabe algo al respecto no dude en compartirlo.
Y otra cosa más, andrés, yo no digo que el sistema sea güeno, ni mucho menos, lo que digo es que si fuera tan fácil poner uno mejor y que contentara a la peña ya se habría hecho. Aunque viendo el cruce de declaraciones, nuestro sistema cada vez me recuerda más a los transparentes traspasos de jugadores de futbol.
Comentario escrito por Otto von Bismarck — 09 de agosto de 2007 a las 6:28 pm
EETT es la suma de comunidades y ayuntamientos, y la SS hay que englobarla como gasto público porque afortunadamente el liberal-leninismo no ha acabado de triunfar.
A ver si alguien mete algo más sobre lo que comenta Buesa de la negociación del cupo de 2002, y puedo sacar algo en claro, que como etarra que soy los datos de Mikel buesa me parecen tan fiables como ZP.
Por otro lado, las propuestas de Andrés de replanteamiento del sistema fiscal por aquí me parecen de lo más razonables. Eso sí: mientras persista el oscurantismo del Consejo de Política Fiscal y Financiera, mientras los debates al respecto estén vetados tanto en prensa como en publicaciones académicas y, en definitiva, mientras la CT siga sustituyendo a los más elementales modos democráticos, lo más juicioso es aspirar a fórmulas similares al concierto económico, aunque solo sea porque al menos en transparencia suponen un avance capaz de evitar un 75% de la demagogia al respecto del tema.
saludos,
pep
Comentario escrito por popota — 10 de agosto de 2007 a las 3:09 am
Algunos comentarios desde Fuenterrabía, en las Vascongadas, donde paso mis vacaciones. Este humilde pueblo tiene un polideportivo que ya quisiera ver yo en mi barrio de Madrid: piscinas climatizadas, tres gimnasios, pistas de paddle y tenis, fútbol, sauna,hasta una pared para hacer escalada, cafeteria, y muchas más cosas. Debe de ser cierto que el País Vasco tiene sus ventajillas, ya que todo está finanziado por la Diputación de Gipuzkoa.
Andrés: Tu glosa de Savater ha sido un tanto beatona. En el mundo filosófico Savater está considerado una figura de segundo orden, y no por envidias. Es un tipo que tiene encanto y gracia cuando escribe, como cierto tono bonachón y polémico que fascina, pero su tratamiento de muchos temas ha sido siempre frívolo y superficial, tratando de zanjar cuestiones con algunas ingeniosidades y alusiones literarias que con rigor. Es un tanto penoso que pase por ser el ejemplo de filósofo en este país, cuando más bien es un intelectual público, y bastante pobre porque en vez de conocerse bien los temas que trata, los despacha con gracias y retórica. Comparto tu tesis de que se ha dejado secuestrar por gente mendaz, que sigue insistiendo en cierto discurso ramplón porque sabe que está metido hasta el fango en una corriente que no puede abandonar sin descrédito, pero eso mismo demuestra su no excesiva lucidez. Es curioso que quien comenzó su carrera como irreverente nietzscheano que decía que «el único defecto de los malos es aburrirse mortalmente con los buenos» haya pasado a ser el paladín de la constitución, la legalidad y la moralidad pública, ejemplificado en Ep Ciudadanía.
Otto von Bismarck: Lo del País Vasco vs Cataluña no se debe principalmente a ETA, aunque ha tenido su rol, sino a los Decretos de Nueva Plamta de 1714, que eliminaron los fueros catalanes, cosa que nunca ocurrió con los de País Vasco y Navarra. Tu comentario «lo que digo es que si fuera tan fácil poner uno mejor y que contentara a la peña ya se habría hecho» es la típica cuña del conservador para despreciar ideas nuevas. Algo que pudo funcionar bien en 1978 no tiene porque hacerlo 30 años después, y nadie ignora los inmovilismos de la clase política y la legislación.
Demócrito: Se recurre mucho a la idea de que si algo funciona, es mejor no tocarlo. En el fondo de ese pensamiento se esconde cierto pensamiento conservador. Que algo funcione no implica que otras posibilidades no funcionaran, e incluso mejor. No pretendo afirmar que la estabilidad no es un asunto importante, pero España hoy, sin graves problemas sociales económicos, debería poder plantearse cambios sin constantes alusiones a la anarquía que se avecina. En tu post advierto ciertos ecos de Popper, estoy en lo cierto?
Comentario escrito por Caesitar — 12 de agosto de 2007 a las 1:57 pm
Hombre caesitar, bienvenido, veo que empieza la semana repartiendo estopa a diestro y siniestro. Recojo el guante…
Pues sí, soy consciente de que me estoy volviendo bastante conservador en algunos aspectos. Pero empieza a parecerme evidente que usted comparte las tesis de kandinsky, del genio en lo alto de la pirámide sin nadie que lo comprenda siendo alcanzado solo años más tarde cuando la masa va ascendiendo. Y ciertamente muchas grandes ideas revolucionarias no fueron comprendidas en su momento. Pero personalmente me inclino más por maquiavelo, igual que algún gallego ladrón de cobre que anda por estas páginas. Más que nada porque por cada idea maravillosa que triunfa hay montones que fracasan, y cuando lo que tienes a tu cargo es un país, y un error de cálculo o ejecución supone tirar a la basura generaciones de jóvenes, o millones de euros que podrían dedicarse a otras cosas, o nuestro patrimonio… no puedes equivocarte. ¿No era un proverbio griego lo de: a la victoria le encanta la prudencia?
Está claro que una reforma fiscal parece deseable, pero yo ya le digo que andalucía se opondría a una reforma como la de andrés, ya lo hizo con la cesión del irpf en época de pujol porque «daba más autonomía financiera a madrid y cataluña que a andalucía». Piénselo fríamente, mire las comunidades que gobierna el psoe y las que gobierna el pp, ambos partidos se tienen que poner de acuerdo para que la reforma se lleve a cabo y tenga éxito. ¿Usted cree que alguien que ha estado lamiendo culos hasta alcanzar un puesto de candidato a la presidencia del gobierno va a asumir un suicidio político como una reforma fiscal? Dependería de alguien tipo blair, que sin nada que perder asume cosas necesarias pero impopulares como renovar el armamento nuclear antes de retirarse y no desgastar al que viene detrás. Un sistema que sea igual para todos (cosa que se antoja imprescindible) presupongo que contará con la oposición de los superdefensores de españa, que no quieren que «navarra deje de ser navarra» y paradójicamente con la de los superdefensores de la antiespaña, que no quieren perder sus privilegios (por cierto, que las provincias vascas traidoras al alzamiento perdieron sus fueros), un sistema que premie a las autonomías ricas contará con la oposicon de los comemierdas sureños y gallegos. Un sistema que premie a las pobres contará con Juan charnego valdés diciendo que le roban el café, una reforma que refuerce las autonomías contará ahora sí con los superespañoles dicendo que se rompe españa… nadie va a aceptar una reforma que no le beneficie (y hace bien). Entonces, cómo coño se mete en una reforma política que no va a hacer más que disparar mierda en todas direcciones si no tiene visos de éxito ni de solucionar los problemas por los que se había iniciado. Terminaría usted con una nueva educación para la ciudadanía, dar por culo, desgastarse políticamente y gastar dinero para poner una hora a la semana y encima libre que (pregunte a cualquier profesor) no es nada.
Y esto ultimo no es para reabrir un debate sobre la educación, lo hago como ejemplo de como creo que acabaría la cosa. Hasta que no se reforme la constitución y se blinden las competencias estatales y se conceda el derecho de autodeterminación (las cosas claritas y que siga en el barco el que quiera) cualquier político inteligente debe echar tierra sobre el asunto y procurar el mayor oscurantismo posible. Y ojo, yo me opongo a eso, pero si usted tiene alguna idea rocambolesca para solucionar el embrollo le aseguro que la leeré con interés y jacarandosa alegría.
Comentario escrito por Otto von Bismarck — 13 de agosto de 2007 a las 2:05 pm
Yo no recojo el guante, que combato en otro peso y no me gusta que me partan la cara gratis.
Sólo puntualizar que lo que comentaba se centra más en aspectos de estrategia política que de ideología, que la tengo, pero a quién le importa. Es decir, que hay que transformar las cosas (aunque a veces se transforman por sí mismas, y no en lo que queremos) para que funcionen mejor, pero con criterio. Es decir, sabiendo distinguir lo crítico, lo importante y lo urgente. Sabiendo, además, qué es lo que la mayoría de los votantes considera importante (que muchas veces no tiene nada que ver con lo que de verdad lo es) y condiciona en mayor medida su voto. Pongamos un ejemplo tonto:
La larga ralación de traiciones y vejámenes de la Iglesia al PSOE a lo largo de la democracia da para escribir un libro. Instituciones en principio más reaccionarias y belicosas, como el ejército, supieron adaptarse a la nueva situación y ser leales a los gobernantes electos mucho mejor que nuestras paniaguadas sotanas follaniños. Ya va siendo hora de que un PSOE fuerte (y ese ha sido el error de Zapatero, no esperar a ser fuerte) y lejos del lastre de redondear una transición sin grandes fracturas (algo que frenó al PSOE de González en muchos campos) convierta a ¿España? en un estado laico. Sin bromas: total igualdad entre los diversos credos; pagáis religiosamente, je, vuestros impuestos; no te doy un duro, tú te buscas tu financiación; y el que quiera que su niño aprenda religión que se lo pague, también yo quiero jugar al polo gratis, no te jode. Si esto se hace en el momento adecuado y con las fuerzas adecuadas, los gobiernos progresistas de este país se habrán quitado una espina para ¿siempre? Esto es un ejemplo de cosa no demasiado importante y que puede hacer pupa electoral. Se tiene que dejar para cuando toca.
Así que, en resumen, las transformaciones son necesarias, pero teniendo en cuenta que te las pueden echar atrás los votantes. Recordad si no lo que sucedió con el tema de la reforma de la sanidad impulsada por Clinton, en un país que la necesita como el respirar. Y si arriesgamos, más vale arriesgar por algo que de verdad valga la pena.
P.S: Como deberes de verano, podríamos pedirle muy educadamente al señor Boix que enumere, explique y ofrezca sucinta y pausible solución a los que considera mayores problemas de esta nuestra ¿España? Centrándose en aspectos jurídicos y legales, claro, pero nadie le reprocharía otras perspectivas (los aficonados a sociólogo hasta las agradecemos). Una especie de Top 40, vamos.
P.P.S: Señor Caesitar, la influencia de Popper, dadas mis escasas y desbaratadas lecturas, se limita a lo que me enseñaron en la universidad (lo que invalida automáticamente mi opinión al respecto) pero desde una perspectiva metodológica me inclino más por Harris, algo así como un neopositivismo pragmático y escéptico consigo mismo. Hay que tomar en cuenta que Popper, Kuhn, Lakatos, Strauss, Guiddens o Bloor no han escrito en vano pero, ay, algunos quisiéramos que Mill y Hempel tuvieran razón, aunque sabemos que no es así. Desde una perspectiva política, serían Mill y Rawls mis iconos intelectuales, aunque mi corazón sigue con Durruti.
Comentario escrito por Demócrito — 13 de agosto de 2007 a las 4:25 pm
Bueno, Otto, ya van varias veces que entiendes que si uno no es pragmático, maquiavélico, entonces uno es un iluminado, un fanfarrón que va de incomprendido, pero cuyas medidas están destinadas a fracasar. Como punto irónico, me parece gracioso que hagas reivindicaciones de Maquiavelo, al igual que del Imperio romano en su momento, pero no creo que puedas sinceramente preferir aquello a las ideas más altruistas que al menos en principio guían nuestra sociedad. Del mismo modo, tu reacción es típicamente anti-intelectual, sin que esté insultando tu inteligencia, como los que se reían del empollón en el colegio…»este que va de listo.»
Demócrito, lo de Popper era por un artículo que escribió, siguiendo a Burke, en donde decía que la tradición y las costumbres sí tenían un papel y que era preferible buscar el problema más acuciante de una sociedad y tratar de resolverlo que tratar de realizar una ruptura y resolver de golpe todos los problemas de una sociedad. Popper tuvo la desgracia de caer bajo la influencia de Burke, y en algunos momentos suena como un reaccionario.
Noto como cierta reticencia de Andrés Boix a contestarme. Ya sé que quizás no hay la suficiente confianza, pero parece que mis posts no acaban de agradarle. Sin embargo, sigo reivindicando, por ejemplo, que unas nociones de Derecho deberían enseñarse en el instituto; por ejemplo de derecho penitenciario, como muestra las salvajadas que dice la gente en el artículo de EL PAÍS acerca de la castración química, medidad que en sí misma no tiene porque ser siempre despreciable.
Comentario escrito por Caesitar — 24 de agosto de 2007 a las 12:23 pm
Respecte l’anàlisi, impacable.
Respecte les propostes, crec que necessiten madurar.
Si el model d’Estat passa perquè les comunitats autònomes siguin les principals prestadores dels serveis públics, els caldrà més recursos que només l’IVA i els impostos especials.
Per altra banda, si volen fer polítiques fiscals pròpies (desgravacions en l’IRPF, per exemple) necessiten tenir un percentage d’aquest impost perquè és lògic que la desgravació sigui una càrrega per a la comunitat autònoma i no per a la resta de la població de l’Estat.
Comentario escrito por Xman — 29 de agosto de 2007 a las 4:05 pm
¡Muera la inteligencia! ¡viva la muerte!
Joer, nunca me habían llamado anti-intelectual. En qué consiste señor Caesitar ¿en llevarle la contraria? Ríase más, maldita sea, es la forma más barata de ser feliz.
Por cierto, que no me opongo a todos los cambios, solo a los que usted propone. En mi barrio eso da para llamarme tocapelotas, pero para anti-intelectual… aunque supongo que está en su derecho.
Aparte de venir a decir que soy un retrógrado mononeuronal, espero sus argumentos sobre el tema que nos ocupa. Ya se que no le gusta, pero quiero un poco más de praxis y un poco menos de poiésis. La política también se hace en el regate corto y las puñaladas, como ya sabían los romanos y maquiavelo…
Comentario escrito por Otto von Bismarck — 29 de agosto de 2007 a las 9:10 pm
Estimado Otto.
No digo que seas anti-intelectual o estúpido, digo que la reacción que estás teniendo hacia algunas propuestas sí parece caer dentro de ello.
Realmente me he olvidado durante el verano de las propuestas concretas de Andrés, y no estoy ( después de una noche de sábado) muy dispuesto para una relectura. Lo que sí creo es que debe realizarse un profundo cambio del sistema fiscal, en donde todas las CC.AA. acepten ciertos criterios comunes y donde se eliminen los beneficios históricos de regiones como Navarra o País Vasco, y la constante apelación nacionalista al «federalismo asimétrico», que muy probablemente sea un oxímoron.
Comentario escrito por Caesitar — 02 de septiembre de 2007 a las 2:19 pm
Hola a todos. Conste que intento responder a todo lo que son apelaciones directas o preguntas, pero a veces se me puede pasar algo o puedo entender (equivocadamente) que algo no es una apelación dirigida a mí cuando sí lo es.
De forma que prometo ponerme a pensar en eso de los grandes problemas del país sin caer en lo que todos los de mi gremio, que tendemos a creer que la clave de todo es mejorar la educación. Aunque hay algo, que quizás está relacionado, que sí se me antoja básico como cuestión bastante global: hace falta en este país que, a todos los niveles (personales y sociales) se funcione con más sentido de la responsabilidad, de los propios actos, de la posición que uno ocupa, y de los deberes que hacia los demás o hacia el país eso conlleva. Pero prometo pensarlo y concretar más.
Caesitar, me encante contestarte, pero no sé a qué te refieres. Lo de Savater lo dejé pasar porque, la verdad, me parecía algo adlaticio a la discusión general. Pero sí que reconozco que me cae muy bien, me gusta como escribe, me suele gustar lo que dice y me encanta su estilo provocador. Y no veo ningún problema en que sea más un «intelectual público con formación filosófica» que un filósofo de primera fila. Ten en cuenta que lo que solemos tener en ese nicho de mercado en Espanya es gente como Marina y demás vendedores de crecepelo al uso.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 06 de septiembre de 2007 a las 2:38 pm