El ejército de Flandes y el Camino Español (1567-1659) – Geoffrey Parker

Esta maravilla de libro, muy recomendable, explica la historia del ejército español en Flandes. Las batallas (pocas) y asedios (continuos), pero también la logística, las condiciones de vida de los soldados, los aspectos económicos, etc. El período abarca fundamentalmente las vicisitudes de la Guerra de los Ochenta Años, la sublevación de los Países Bajos frente a Felipe II y el catolicismo, con una coda de once años, una vez firmada la paz con las Provincias Unidas en 1648, hasta llegar a la Paz de los Pirineos con Francia en 1659, que certifica el final de la supremacía española en Europa.

Hay una constante que explica tanto los éxitos como –sobre todo- los fracasos, las insuficiencias del ejército de Flandes para llevar a cabo su cometido hasta las últimas consecuencias, es decir: vencer a los rebeldes y recuperar los Países Bajos para los Habsburgo. Esta constante es el dinero. La guerra de los Países Bajos tiene poco que ver ya con los conflictos medievales, generalmente solucionados en grandes batallas con un elevado componente épico. La guerra en Flandes está poderosamente determinada por las mejoras defensivas derivadas de las fortalezas construidas al estilo italiano, con bastiones y estructuras en ángulo, para eliminar la ventaja de la artillería. Los asedios se eternizan, y en la mayoría de los casos acaban por hambre, rendición o soborno de los asediados, y no gracias a un asalto épico.

Este tipo de guerra, no hace falta explicarlo, es mucho más prolongada, y más cara, que la guerra medieval, que, para empezar, a menudo era estacional: se hacían levas durante unos meses y se esperaba estar de vuelta en el campo para el invierno. Un sistema así, evidentemente, no tiene ningún sentido en una guerra en la que hay que bloquear al enemigo en fortalezas sólidamente asentadas y luego esperar meses, a veces años, para que éste se rinda.

El ejército de Flandes, y en realidad todos los ejércitos europeos, se va a nutrir de mercenarios, a los que hay que pagar un sueldo, y además hay que mantener y pertrechar para la guerra. Todo esto cuesta dinero. Además, en el caso de España concurre una dificultad añadida: hay que enviar este ejército a la otra punta de Europa, y hay que hacerlo por tierra en casi todos los casos, porque los holandeses (primero gracias a la ayuda inglesa, y luego en solitario) desde el principio se hacen con el domino del mar a partir del Canal de la Mancha. Sólo los mercenarios ingleses y holandeses llegan por vía marítima, los demás (fundamentalmente alemanes, borgoñones, españoles e italianos, con el curioso aditamento de la caballería ligera albana) lo hacen por tierra. Además, claro, de los mercenarios valones.

Por tanto, al esfuerzo logístico de montar un ejército como el de Flandes y mantenerlo desde miles de kilómetros de distancia se une el de transportar a las tropas, a veces, desde esa misma distancia hasta el destino, atravesando territorios sometidos a obediencias muy diversas, con cuyos dirigentes hay que pactar para que otorguen el derecho de paso. Es decir: el famoso Camino Español, que partía de Lombardía (el ducado de Milán, propiedad de España), atravesaba los Alpes por diversas vías (inicialmente vía Saboya, a partir del siglo XVII a través del valle suizo de la Valltelina, una vez Saboya se alía con Francia), llegaba al Franco Condado y finalmente arribaba a los Países Bajos tras pasar por Alsacia o Lorena (ambos aliados de España o del Emperador Habsburgo). Se seguía esta vía, un trayecto que podía llevar dos meses, porque las vías más sencillas y directas estaban bloqueadas por diversos enemigos (obviamente por Francia, y también por el elector protestante del Palatinado, que dominaba los pasos clave en el Rhin).

Pactar: ¡menudo infierno!

Pactar: ¡menudo infierno!

Es difícil exagerar la importancia estratégica que tenía el Camino Español. Sin él, sencillamente no era viable continuar la guerra en los Países Bajos, dado que la mayoría de las tropas provenían de zonas de Europa muy alejadas del foco del conflicto. De hecho, buena parte de las rencillas entre Francia y España, así como la política exterior española a lo largo del período, tienen que ver con el mantenimiento del Camino Español. Francia, porque se siente lógicamente asediada, al ver su territorio rodeado de propiedades de los Habsburgo a través de las cuales se mueven continuamente tropas. España, porque necesita mantener el Camino a toda costa, aunque ello le obligue, por ejemplo, a participar en la Guerra de los Treinta Años desde el principio. Además de los pactos de familia y las reyertas religiosas, uno de los principales motivos para hacerlo fue que el Emperador le prometió a España la posesión de Alsacia, fundamental para apuntalar el Camino Español. Otra razón era la esperanza de que el Emperador pudiera hacerse con los puertos hanseáticos del norte de Europa y desde allí montar una flota para sabotear el comercio holandés en el Báltico, que era la auténtica base de su prosperidad y, en última instancia, la fuente que nutría a las tropas de las Provincias Unidas.

Los costes de mantener la empresa de Flandes: contratar a las tropas, enviarlas a través de Europa hasta llegar a los Países Bajos, y una vez allí pagarles indefinidamente el sueldo, supone un esfuerzo logístico y económico enorme, que rara vez funcionó bien. Los pagos llegaban casi siempre tarde y mal (por “tarde” no hablamos de semanas, sino de años sin cobrar). La situación de la Hacienda española es siempre precaria durante este período. En parte porque España se involucra en diversos escenarios que suponen unos gastos muy superiores a los ingresos (lo cual obliga a pedir préstamos, saldar deudas y, finalmente, declararse en bancarrota varias veces a lo largo del período). En parte, porque la guerra de asedios y mercenarios a lo largo de años o décadas es, obviamente, carísima. Y en parte, por último, porque las fuentes económicas necesarias para sufragar tanto gasto no son en absoluto regulares, como tampoco lo son las necesidades del conflicto. Si no llegaba a tiempo el galeón de Indias, o no se recaudaban impuestos según lo esperado, o los banqueros decidían no avalar a la Corona española… Se producían todo tipo de problemas.

La situación queda muy bien explicada en esta impagable (nunca mejor dicho) anécdota: un diseñador italiano, Alberto Struzzi, fabrica un Ejército de Flandes de juguete como regalo para el futuro rey Felipe IV, en 1614, con el propósito de que el príncipe se familiarice con la existencia y características del Ejército de Flandes. Y tanto fue así que Struzzi no cobró por su juguete… hasta 1630, es decir, dieciséis años después.

Los vaivenes del dinero también tenían mucho que ver con los demás intereses estratégicos de España. La guerra de Flandes, aunque fuese una presencia constante, nunca fue la prioridad principal. Al principio, Felipe II ha de hacer frente a la guerra con el Imperio Otomano en el mediterráno, mucho más preocupante, porque podía afectar al corazón de sus posesiones. Poco después, la sucesión de Portugal. A finales de su mandato, la guerra de sucesión en Francia contra Enrique IV… Siempre hay otros conflictos más importantes, más determinantes, que impedirán que España dedique suficientes recursos a la guerra en Flandes.

Además, concurre un segundo problema, que podríamos denominar “la paradoja de Hitler” (sí, ya tardaba): España no quiere firmar nunca la paz cuando las cosas le van bien, porque piensa que siempre le puede ir un poco mejor; ni tampoco cuando le van mal, porque considera que no ha de firmar una paz desventajosa, que es mejor asestar primero un golpe que cambie la fortuna del conflicto. Como la guerra nunca llegó a un estado tal en el que uno de los dos contendientes superase netamente al otro (y las pocas ocasiones en que estuvo a punto de suceder esto, desde el lado español, algún otro conflicto lo impediría), era casi imposible llegar a un arreglo pacífico. Así que en ochenta años de guerra sólo hubo una tregua de doce años (1609-1621), a la que se llegó por puro agotamiento de sendas partes, y que no se prolongaría por la confianza de España en que, en efecto, podría arrancar mejores condiciones de los holandeses.

Durante un tiempo pareció que podía ser así, gracias a los buenos oficios de Ambrosio Spínola, el último de los grandes capitanes de Flandes y quizás el mejor de todos, aunque sólo fuera porque, como era hijo de grandes financieros genoveses, conseguía crédito para pagar a las tropas con más facilidad que la propia Corona española: recuerden la rendición de Breda, qué pinta de gran victoria que tiene aquello. Pero luego el conde-duque de Olivares se involucra en el fango de la Guerra de los Treinta Años (ayer me contaba un amigo que hay una película que comienza con un hombre llegando a un pueblo a caballo. El hombre vocifera: “¡ha comenzado la Guerra de los Treinta Años!”) y sus opciones empeoran más y más, sobre todo a partir de la entrada de Francia en el conflicto, de manera que las dos paces que firma España con Holanda y Francia, en 1648 y 1659, son ambas desventajosas.

El sistema de reclutamiento, al tratarse de tropas mercenarias, estaba bastante descentralizado. Se otorgaban poderes económicos y de representación a los capitanes, que se encargaban de reclutar compañías y adelantarles el dinero que después (es decir, semanas, meses o años después) reintegraría el gobierno español. Las tropas se enviaban por vías diversas, pero fundamentalmente por el mencionado Camino Español. En el caso de las tropas españolas, en barco hasta Lombardía y de ahí hasta Flandes, como ya hemos visto. A menudo, las tropas disfrutaban de una fase previa de entrenamiento en Italia, sirviendo en los presidios (guarniciones), muy útil para no enviar reclutas bisoños al matadero de Flandes.

En general, el reclutamiento funcionó bien durante el siglo XVI, pero se estancó en el XVII merced a la caída demográfica (particularmente clara en Castilla) y a la competencia con otros ejércitos mercenarios que pagaban más y mejor, como las tropas de Wallenstein en la Guerra de los Treinta Años. Eso provocó que la calidad de las tropas también menguase, y que el ejército tuviera que recurrir a menudo a contratar presos o capturar vagabundos en las calles.

No sé si hay alguna relación con lo que acabo de contar, pero: las mejores tropas en Flandes eran las españolas, y también las más despiadadas. Se odiaba al soldado español con un odio tan intenso que casi parecía privativo del odio entre españoles. Y eso que no llegó a ejecutarse (pero sí se consideró la posibilidad) el “arma de destrucción masiva” de que se disponía contra los holandeses: destruir los diques, inundar los territorios rebeldes y adoptar así una solución muy española: si no es para mí, que no sea para nadie. Pero no se hizo porque, por algún motivo, se pensó que una solución así acarrearía el odio de la población local para siempre jamás.

Hay que decir que los españoles eran las tropas que mejor se desempeñaban en Flandes, pero no en otros lugares. En concreto, no en España. En líneas generales, y en una tendencia que desmiente décadas de declaraciones futbolísticas alabando la calidad de la cantera y la necesidad de contar con los chavales, los mercenarios que funcionaban mejor eran los extranjeros en cada territorio. Los lugareños tendían a desertar más a menudo, a huir ante el peligro… No en vano, les resultaba sencillo eludir los problemas derivados de la guerra sin enfrentarse, en su lugar, a problemas peores. Los españoles, en cambio, si desertaban en Flandes lo tenían crudo para salir con vida, pues lo más normal es que los lugareños o el propio Ejército del que habían desertado los encontrasen y los matasen.

Las condiciones de vida en el ejército de Flandes eran durísimas, como cabe imaginarse, pero no en todos los extremos. En el siglo XVII, el sistema de abastecimiento mejoró lo suficiente para impedir, al menos, desastres que dejasen paralizado el ejército y, sobre todo, conjurar el riesgo de hambruna. Las condiciones sanitarias también eran aceptables para la época. Las condiciones de auxilio espiritual, en cambio, dejaban mucho que desear, algo notable si tenemos en cuenta que el principal motivo de la guerra, que impidió un arreglo pacífico en los primeros años del conflicto, era la religión:

Fra Antonio (…) vestía de pieles y llevaba una cadena de oro, entretenía al obispo de Amberes con baladas impúdicas acompañándose al laúd, y logró hacerse pasar por enviado pontificio para entrar en un monasterio de monjas con el fin de ‘reformarlo’ (…) La mayoría [de los capellanes] redondeaban sus sueldos (que después de 1583 eran el doble del sueldo base de los soldados), forzando a los soldados moribundos a dejarles en herencia su dinero. El procedimiento era sencillo: el capellán se negaba a confesarlos o a redactarles el testamento (los capellanes sabían leer y escribir, y muchos soldados, no), si no les dejaban un legado considerable para ellos (págs. 213-214).

Curiosamente, ambos ejércitos trataban bien a los prisioneros del otro bando, y habitualmente pagaban rescate por los suyos y también les pagaban el sueldo correspondiente al tiempo que habían estado en cautiverio. La razón era evidente: si no obraban así, lo más normal era que los prisioneros acabaran engrosando las filas del ejército enemigo (no olvide el lector que hablamos de mercenarios sin escrúpulos, como Mijatovic).

El pragmatismo es también la razón que explica el sorprendente funcionamiento de los motines, muy habituales en el ejército de Flandes. La razón de los motines era obvia: los impagos y retrasos continuos, que a menudo, como se ha dicho, abarcaban varios años. El primer gran motín derivó en el Saco de Amberes, en el que los tercios españoles arrasaron con todo y robaron a mansalva hasta satisfacer los atrasos. Además de la maravillosa imagen que esto produjo en las mentes y los corazones de los lugareños, el Saco de Amberes paralizó el ejército de Flandes en un momento en el que los rebeldes, aún poco organizados y sin apoyos, parecían al borde de la rendición. Y no fue la última vez que sucedió algo así.

Desde el momento en que se convirtieron en habituales, los motines racionalizaron su funcionamiento:

Una vez convertida en desobediencia, los amotinados se organizaban con notable sofisticación para alcanzar sus objetivos. Elegían líderes que los dirigiesen, seguían un plan racional y ordenado, y concentraban sus esfuerzos sobre metas limitadas y asequibles. Cuando se amotinaron los alemanes, la gemeinde (comunidad) de todos los soldados eligió un ambosat (representante) para negociar con el alto mando, en el caso de los españoles (imitados más adelante por las otras ‘naciones’ del Ejército) la tropa (el escuadrón) delegó toda la autoridad en un líder elegido (el ‘electo’), a quien asesoraba un consejo electivo. Los motines del Ejército de Flandes, que acabaron por convertirse virtualmente en una institución de la vida militar, constituyen uno de los capítulos más antiguos de la historia de la negociación colectiva en Europa” (pág. 230).

Decía que el pragmatismo dictaba esta negociación por parte del gobierno. Ahora, en las negociaciones con los trabajadores, la patronal te intenta pagar en visibilidad, o te dice el consabido argumento de que detrás de ti hay 100.000 deseando trabajar gratis y que si no te gusta, te puedes ir a tu amada Cuba. Pero entonces las cosas eran diferentes. El gobierno había hecho un esfuerzo enorme para contratar, formar y desplazar a esas tropas, que casi milagrosamente habían logrado llegar a miles de kilómetros de distancia y funcionaban, además, como unidades de élite (que, por otra parte, tampoco se amotinaban para cobrar más, sino para cobrar algo).

El gobierno, en definitiva, necesitaba la expertise de los veteranos: eran imprescindibles. Así que lo normal era aceptar unas condiciones razonables (que, increíblemente, beneficiaban a los amotinados, pero no a las tropas que habían permanecido leales) y reintegrar a los soldados amotinados en el Ejército. Salvo a los cabecillas, de los que, tarde o temprano, el gobierno procuraba desembarazarse, aunque no necesariamente por la vía sumaria, es decir: no matándolos como traidores.

Parker traslada la impresión de que los motines también daban cierto estatus social a los amotinados, que pasaban a ser “alguien”, por contraposición con el anonimato de los soldados, sometidos a continuas humillaciones por parte de la población local y también de sus propios jefes, que a menudo les insultaban y les robaban parte de su paga. Con el motín, en cambio, todo el mundo parecía hacerles caso (un poco como Corea del Norte simulando tener armas nucleares), y de hecho parte de la resolución del motín, al menos procedimentalmente, también conducía a que los mandos y los amotinados se enviasen mutuamente desaforadas cartas de amor y comprensión. Por no hablar de situaciones si cabe más peculiares, aunque no tanto para españoles de pro:

En uno de los motines los participantes encargaron dos banderas oficiales, en cuyos pliegues podían verse efigies de la Virgen María llevando a Cristo en los brazos, junto con el lema ‘Pro Fide Catholica et Mercede Nostra’. Estos amotinados, que fueron empujados desde Hamont a Hoogstraten, luego hasta Grave y, finalmente, hasta Roermond, entre 1602 y 1605, se atrevieron incluso a adoptar el título de ‘República de Hoogstraten’, vestían de verde para distinguirse de los soldados de las otras dos partes y se proclamaron como ciudad-estado independiente y neutral. Solo abandonaron su independencia nominal cuando los leales españoles les declararon proscritos y les obligaron a pasarse a los holandeses. Los amotinados se negaron a admitir esta postura; ofendidos, redactaron un escrito de notable extensión, en que se excusaban por su acción, que fue publicado en varias lenguas (pág 244).


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  1. Comentario de Trompeta (09/06/2015 21:03):

    Felicidades por el articulo.Efectivamente la guerra en el siglo XVII era bastante distinta antes de la leva en masa , los reyes depedian de profesionales (mercenarios); en el mar pasaba lo mismo con los corsarios.
    Bastante hicieron los tercios y Spinola ( junto a otros generales) rompiendoles los morros a herejes,catolicos franceses y carroña de la Gran Bretaña en una guerra contra casi todo el mundo.
    De todas maneras lo raro no es que el Imperio Español cayese, sino que aguantase tanto, dejando en ridiculo al patético “Reich de los mil años” de GROFAZ.
    Y yo creo, como varias personas que las guerras de religión fueron el germen del resurgir del ateismo…
    https://www.youtube.com/watch?v=cmOuW-sUISU

  2. Comentario de asertus (10/06/2015 05:50):

    Pues se ve que los españoles no llegaron a usar el “arma de destrucción masiva”, pero los de Orange parecían menos escrupulosos:

    http://www.abc.es/ciencia/20150609/abci-inundaciones-holanda-paisaje-201506091236.html

    Saludos

  3. Comentario de RAM (10/06/2015 11:09):

    Bravo. Yo llevo muchos años queriendo leerme “Los Soldados del Rey (1480-1700)” de Enrique Martínez Ruiz, posiblemente la obra más exhaustiva sobre los ejércitos españoles de la monarquía hispánica. Sin embargo cada vez que lo veo acabo decidiendo no comprarlo, siendo tal tocho de 1000 y pico páginas que desconozco si seré capaz de aguantar, con páginas y páginas dedicadas a temas aburridos e indigestos como la logística o los salarios. Sin duda esto me anima a empezar por Parker.

  4. Comentario de Asturchale (10/06/2015 11:09):

    Trompeta
    ¿Por que nos empeñamos en ver la Guerra de Flandes como una empresa española cuando era, evidentemente, un empeño dinastico? Los Habsburgo dispusieron y despilfarraron los recursos de Castilla en una guerra disparatada, logisticamente imposible y alejada de cualquier interes geoestrategico para los reinos peninsulares.

    Hay por ahi un articulo de LPD donde proponen que la raiz de todos los dislates fue apostar por una politica de alianzas matrimoniales que pretendia aislar a Francia, y convirtio a los reinos españoles en rehenes de una dinastia alemana. Comparemos el desastre del XVII, enfrentados a Francia, con la relativa recuperacion del XVIII, aliados con Francia.

  5. Comentario de RAM (10/06/2015 11:25):

    “¿Por que nos empeñamos en ver la Guerra de Flandes como una empresa española cuando era, evidentemente, un empeño dinastico?”

    Bueno, pero es que antes de los ciclos revolucionarios del siglo XVIII en la politica exterior europea prácticamente no existe algo que no sea el empeño dinástico. Ya me dirá usted que interés tenía el francés medio en las regiones peleteras del Canadá en la guerra de los 7 años, si no es por creer en el concepto del absolutismo sintetizado por Luis XIV (“La gloria del Rey es la gloria de la Nación” o algo así).

    Eso no quita que no hubiera ciertos intereses en Flandes como gran nodo comercial entre el norte y el sur de Europa, sobretodo teniendo en cuenta sus industrias textiles y el hecho de que Castilla era exportadora de lana desde tiempos bajomedievales. Esa fijación en Flandes sería mucho peor vista en las coronas de Aragón, o especialmente en Portugal por cuanto sus colonias se veían vulnerables ante las razzias de corsarios holandeses, pero en el primer caso también la corona se implicó en guerras con Francia durante la primera mitad del XVI, que tampoco fueron precisamente bien recibidas en una Castilla tradicionalmente aliada de Francia. En cuanto a Portugal (Post-1580), también sus élites veían interesante la unión con la monarquía hispánica por cuanto los habsburgo controlaban casi todos los yacimientos argentíferos europeos y todos los americanos, y en suma eran los únicos capaces de equilibrar su balanza comercial con extremo oriente…

  6. Comentario de Mauricio (10/06/2015 11:39):

    Gracias por la reseña. Tan solo algunas cuestiones:

    ¿En base a que consideran a los soldados españoles que peleaban por su rey como mercenarios? ¿por recibir una paga? ¿Tiene conocimiento, no me refiero a casos puntuales de algunos oficiales, de unidades españolas luchando para un rey que no fuera el de España o un aliado? ¿En que se basa para decir que las tropas españolas de ese periodo se desempeñaban mal en España?

    Respecto a los motines, señalar que los españoles nunca se amotinaban antes de una batalla. Lo hacían después de vencer para que no se cuestionase su valentía y lealtad.

    Asturchale,

    De acuerdo con usted en que principalmente era un empeño dinástico, con el matiz que el resultado de la contienda no se podía disociar del prestigio de la monarquía hispánica. Las consecuencias para Castilla fueron terribles, pero Flandes si tenía un interés geoestratégico (comercio lanar) cuando fue concebida la alianza. Entonces nadie sabía que se iba a descubrir américa.

    La política de alianzas de los RRCC fue excelente, lo jodido es que se nos murieron los descendientes: Juan, el infante portugués ¿Miguel? y, como último recurso, el trueque Carlos-Fernando que no fue posible. Así que nos tuvimos que comer al borgoñón.

  7. Comentario de Asturchale (10/06/2015 13:29):

    Vale, el comercio de la lana, pero si tanto les preocupaba eso, lo logico habria sido apoyar (proteccionismo) la incipiente industria textil, no aplastarla como a una uva pasa en 1520. La Guerra de las Comunidades, de hecho, ilustra muy bien como funcionaba la politica en aquellos años: Castilla acabo sangrada, la burguesia industrial derrotada, los grandes terratenientes reforzados, y todo para que Carlitos el Habsgurgo pudiese sobornar a los electores alemanes y darse el gustazo de llamarse “emperador”.
    El articulo explica muy bien los enormes problemas logisticos y economicos que acarreaba esta guerra. Si pretendian conseguir buen precio para la lana de Castilla, acabaron arruinandola y despoblandola. Vestir un santo para desvestir cincuenta.
    Felipe II tuvo buenos consejeros que le advirtieron del desastre y le aconsejaron hacer la paz con los herejes, pero el escrupulo religioso tambien tuvo bastante que ver en la prolongacion de la guerra.
    Raro que no menciones en el articulo el caso de los mercenarios irlandeses, recibidos en España casi como compatriotas a causa de las leyendas sobre la antigua migracion española que poblo Irlanda. http://www.irlandeses.org/0707_125to130.pdf

  8. Comentario de Guillermo López García (10/06/2015 16:22):

    #6 Mauricio, todos los ejércitos eran mercenarios y luchaban por una paga. Ahora bien, el reclutamiento de los ejércitos solía producirse en los territorios de los Habsburgo y en las zonas católicas de Alemania, y una parte sustancia de los mismos estaban compuestos por españoles. El libro ejemplifica ese contraste comentando el caso de Flandes (donde los que peor solían luchar eran los valones, por contraposición con los españoles), y explica que en España pasaba exactamente lo mismo, pero al revés. Lo que pasa es que en la época que cubre este libro no hay invasiones prolongadas de territorio español, que yo recuerde, salvo al final, en la guerra contra Francia y la independencia de Cataluña. Pero las razones que aduce PArker, y que explico en el post, me parecen bastante contundentes en sí mismas. Por último, en cuanto a mercenarios españoles luchando para otros reyes, el único caso que recuerdo que menciona Parker es, precisamente, el de mercenarios españoles desertores que luchan en el bando holandés. Ventajas de ser de un país que está permanentemente en guerra: no hace falta buscar otros empleadores.

    #7 Asturchale, de los irlandeses no recuerdo que comente nada. Sí habla de los mercenarios ingleses, cuya afluencia oscilaba muchísimo, según Inglaterra estuviese en guerra o paz con España.

    Un cordial saludo

  9. Comentario de Lluís (10/06/2015 18:57):

    Si el comercio de la lana era tan importante, lo lógico, digo yo, habría sido intentar mantener unas relaciones excelentes con Flandes. No hacía falta someterles ni mucho menos meterse en guerras con ellos, bastaba intentar mantener buenas relaciones, que se mantienen solas (por lo menos entre las élites) cuando ambas partes se complementan. Y todo ello, evidentemente, sin prejuicio de lo que se ha dicho ya aquí, que lo más inteligente habría sido apoyar la industria lanera castellana.

  10. Comentario de Trompeta (10/06/2015 21:45):

    @ 4 Asturchale, me remito a lo que muy bien le ha comentado RAM

    @9 Sí, eso sería lo lógico, pero metidas de pata iguales o peores las hemos visto con medios técnicos muy superiores.
    Vease la URSS en Afganistán o USA en Vietnam.

  11. Comentario de galaico67 (10/06/2015 22:10):

    Guillermo, ¿De donde saca el autor ese humanitarismo militar?
    La guerra de Flandes, al menos hasta la tregua de 1609? Los años de la primera fase fueron una guerra a cuchillo, si los holandeses hacían prisionero a un oficial español- como al ingeniero mayor del duque de Alba-, tres tablones, una soga y a bailar, si los ejercitos del rey nuestro Señor se hacían con un puñado de herejes, soga, cuchillo y cabeza en el picadero. Habia más que encarnizamiento, y no eran infrecuentes temporadas de guerra sin cuartel, en la mar y en tierra, tanto con los ingleses y la Armada, como los holandeses o con quien se terciara.
    Además, en el tema mercenarios, los holandeses lo tenian más fácil. Los católicos franceses estuvieron en guerra civil, por h o por b, casi continua, los austriacos bastante tenían con el turco mientras que los holandeses tenían provisiones casi inacabables de lansquenetes protestantesa tiro de piedra. Así no hay quien juegue.

    Otra cosa, el dominio naval del Canal de la Mancha ¿Fue tan contundente, al menos en el siglo XVI? Bien es verdad que los holandeses e ingleses podían incordiar, pero en batalla naval no eran enemigos hasta que la artillería evoluciono. Tan tarde como en 1589, la Armada se paseó por toda la Mancha perdiendo un par de buques en el Canal – y luego todos los modelos mediterraneos en la vuelta a las islas Británicas- y, en general, soportaban todo el castigo que pudieran hacerle los mendigos del mar en el tú a tú, así que la primera fase estuvo bastante equilibrada,- en lo que era reparto de estopa, pero entre el agradable tiempo flamenco, la falta de pilotos y el diseño naval para la navegación por esas aguas ya es otra historia- hasta el ostión de Gibraltar, cuando ya se llevaban treinta años de jaleo. Quizá lo que faltó, no lo sé, fue un puerto seguro en Valonia, donde poder trabajar sin el incordio de tener que pelarse con los franceses por Calais

  12. Comentario de RAM (11/06/2015 07:22):

    #7,#9, Sí, unas buenas relaciones con Flandes hubiesen sido lo sugerible desde nuestra mentalidad actual post-ilustración. Pero hablamos del Antiguo Régimen, donde los territorios de la corona eran considerados como posesiones personales del rey. Carlos V era flamenco y entendía bien a sus súbditos de aquellos lares, en sus primeros años, desde luego, mucho mejor que a los castellanos. Contaba allí con fieles colaboradores y en cuanto a los herejes supo mantenerlos a raya tanto con las armas como con la negociación. Como muy bien dice el artículo todo esto es diferente con su hijo Felipe II, un rey según parece burócrata y trabajador, acostumbrado a gestionar a distancia muchos asuntos, a diferencia de su padre (quien según parece escribía poco y mal, tendía a delegar sus asuntos -máxime teniendo también el marrón de ser emperador de los romanos-, disfrutando más de las cacerías, las batallas, o las juergas en los viajes constantes por todos sus dominios), como atributos positivos, pero era claramente negativo que no conocía la realidad flamenca ni las mentalidades protestantes que allí se estaban gestando como su padre, por lo que la componente de mano izquierda que Carlos tuvo a Felipe le faltó. Tal vez sea por eso por lo que desde la óptica protestante siempre se le haya visto como un fanático católico, más que su padre; A diferencia suya su padre sí que conocía el mundo protestante y la sociedad de la que había surgido este.

    Sobre el tema de proteger las industrias castellanas, hay que tener en cuenta otro factor que era totalmente nuevo para la época, que es lo que los historiadores modernos y económicos han denominado la Revolución de los Precios. En un contexto de relativa escasez de metales preciosos empiezan a llegar millones de ducados en plata durante todo un siglo, creciendo especialmente luego del quinquenio 1536-1540 (Es decir, sobretodo ya en el reinado de Felipe) al descubrirse nuevas vetas. Gran parte de esa moneda era utilizada para financiar la politica imperialista de los Habsburgo en Europa, teniendo en cuenta el detalle de que esos metales preciosos sólo llegaban en remesas anualmente, y la monarquía hispánica, con un crédito prácticamente ilimitado, tenia una necesidad de pagos a diario en Europa sin liquidez para atenderlos, lo que le obligaba a recurrir a banqueros centroeuropeos, que con intereses totalmente abusivos multiplicaban los montos de la deuda enormemente. El caso es que todo ese metal precioso causaba una inflación brutal a los productos castellanos antes de llegar a Europa, encareciendolos y perdiendo en competitividad -y despues, en calidad también- frente a los productos europeos, que acabaron por ser reexportados por las casas españolas a mercados tan aparentemente seductores (Aparentemente porque pronto estuvieron en condiciones de ser autosuficientes y se tenían que hacer piruetas para conservar la dependencia) como toda América. Unasele a esto cualquier otro tipo de jodiendas en las ciudades, pero creo que para una mentalidad del siglo XVI no se era tan consciente de este problema…

  13. Comentario de Mauricio (11/06/2015 10:17):

    La intención nunca fue someterles, sino tener un aliado en el norte. Tuvieron que morir dos príncipes herederos para que los reinos quedasen bajo el dominio de un mismo rey. Y los herederos de este…, pues no quisieron renunciar a su herencia. Bueno, lo intentaron pero la hija de Felipe II murió sin descendencia y nos volvió el lio.

    Guillermo,

    Lo cierto es que me resulta desacertado considerar como mercenario a un natural del reino que lucha por su país aunque sea a cambio de un sueldo. ¿En qué se diferencian de nuestros soldados actuales?

    Por otro lado, como usted indica, no hubo grandes batallas en territorio nacional, así que achacar a la imposibilidad de huir la eficacia de nuestras tropas es una mera suposición. Tan lógica, como defender que un ejército lucha mejor cuando lo hace defendiendo su tierra. Hay ejemplos de sobra que confirmarían tanto una como otra teoría.

  14. Comentario de galaico67 (11/06/2015 10:22):

    RAM, los Austrias hispanos crearon un estado en armas pero cojo, solo se preocuparon de tener unos milites de élite. Si con el caudal de plata que manejaron hubieran manejado bien la segunda pata, la fabricación de armamento y la logistica, en vez de comprar/alquilar materiales y provisiones por toda Europa – incluso a sus enemigos- quiza hubieran podido acabar alguna de sus partidas y no dejarlas todas pendientes.
    Al final acabaron sin suministros navales del Norte de Europa, sin metalurgia suficiente para equipar flotas y ejercitos y sin hombres para hacer la guerra. No solo fué demasiado cuerpo para tan poco manta, sino falta de flexibilidad y abandono del Oceano en el sentido estratégico – para quemar pasta en Europa Central- aunque tacticamente aún se sostuviera el asunto 100 años más. A America y los americanos se les tuvo mucho miedo y aunque se aprovechó todo el metal precioso posible solo se la tuvo en cuenta para la guerra cuando ya ingleses y franceses se repartían el mundo.

  15. Comentario de RAM (11/06/2015 11:36):

    Galaico, sin duda eso es lo lógico, pero nuevamente hablamos de un antiguo régimen con una mentalidad diferente a hoy en día en cuanto a los conceptos de Estado y Nación, conceptos estos que irán evolucionando desde epoca bajomedieval finalizando con la Revolución Francesa en lo que al Estado Moderno concierne (El estado liberal contemporaneo es otra historia aunque hubiese restauraciones absolutistas).

    Si no había ejercitos nacionales como tales sino fuerzas mercenarias, que sólo atendían al pago de la soldada, no tiene mucho más sentido que hubiera de crearse al efecto un tejido industrial para abastecer a esas fuerzas mercenarias. Máxime habida cuenta de la dispersión de los territorios de la Monarquía Hispánica en Europa (Territorios que eran tan de la monarquía hispánica en cuanto a patrimoniales de los austrias españoles como Castilla o Aragón, y tambien con sus manufacturas utiles para abastecer a sus grandes ejercitos en campaña), y el problema mencionado antes del encarecimiento de los productos españoles (y bajada de calidad para competir) como fruto de la Revolución de los precios. El tema del impacto de los metales preciosos en esta cuestión es un debate eterno y no son pocos los que sostienen que a pesar del inmenso crédito para pagar las glorias de los reyes eso hizo muchisimo daño al “tejido preindustrial” que pudiera tenerse en Ejjpaña. Una de esas curiosas paradojas de la historia que ser tan inmensamente rico (Pero sobretodo, serlo porque tienes minas de plata inmensas a muchos meses de distancia de casa, lo que al final a pesar de todo te obliga a recurrir a prestamistas extranjeros para atender a tus millones de obligaciones…Respecto a esto ultimo no vamos a remontarnos ahora al error histórico de expulsar a los judíos que tambien) a la vez convierta los pies de tu gigante en barro.

    El caso es que si mucho no me equivoco la tradicion general en toda Europa de apostar por desarrollar las manufacturas se asienta en serio a partir del XVII y se consolida definitivamente en el XVIII. En el XVII se intentan las reformas ya desde Lerma pero sobretodo con Olivares, con unas intenciones reformistas (No solo respecto con la industria sino con respecto a reactivar la agricultura, insuficiente para abastecer al país desde que los RRCC optan por la Mesta por sus beneficios economicos, o respecto a las concesiones a la iglesia) que riase usted de la regeneración democrática del PP, aunque no fructifiquen por ser tantos los problemas a los que había que atender, y ser recordado especialmente por los sucesos de 1640. Con los Borbones se imita la politica francesa y ya se abren a mansalf las Reales Fabricas, que también tienen un exito moderado.

  16. Comentario de RAM (11/06/2015 11:43):

    En fin, con perdon por el Tochvm lo básico es que el XVI es la epoca dorada del bullionismo que es indiferente a comprar a industria local o foranea mientras acumule metales preciosos, en tanto que el XVII ve el nacimiento del Colbertismo como doctrina económica francesa y muy borbónica, por un lado, y el mercantilismo en los estados protestantes.

  17. Comentario de galaico67 (11/06/2015 12:04):

    Si estoy totalmente de acuerdo con que las mentalidades dan para lo que dan y que una nación cuyos habitantes habían hecho de la guerra y la religión su modo de vida – con excepciones notables y florecimiento de las artes, pero soldados ante todo- no podía ir mucho más allá sin recibir un correctivo que hiciera mucho daño, pero se podría recurrir a los clásicos para algo más que releer a Platón o a San Agustín, que Roma equipaba a decenas de miles de hombres, con fábricas repartidas por todo su Imperio, de forma que la calidad era equiparable, 1600 años antes de que el primer Austria pisara la Peninsula. O se montaba una flota de guerra, sin tener que alquilar barcos comerciales, negociar con todos los puertos de Europa o tener casi tantos calibres diferentes como cañones había en la flota.
    Quizá fuera la apuesta por la nobleza, empezando por los RRCC y la Mesta y rematada cuando la nobleza castellana y aragonesa aplastó a las Comunidades y agermanats y se impuso sobre todo y sobre todos lo que liquidó lo de innovador que hubiera en este pais, quizá fuera la Inquisición, quizá fuera tan solo el exceso de plata, pero es que ni siquiera había que inventarse nada, solo prescindir de intentar solucionarlo todo a guantazo y , si habñia que darlos, elegir a quien y darlos hasta el final del combate.

  18. Comentario de Asturchale (11/06/2015 12:23):

    Era un sindios, Galaico. Aquello no podia salir bien. Para empezar, porque seguimos hablando de lo que le convenia a los reinos peninsulares (proteger la industria textil, implantar fabricas de armas) cuando a los Habsburgo unicamente les preocupaban… Los Habsburgo.

    No habia una idea de nacion ni apenas de estado, aquello era un batiburrillo de lealtad al rey, respeto a las leyes de cada territorio y por encima de todo, catolicismo furibundo. Querian gobernar un continente como el que administra cuatro campos de patatas: “La abuela me deja en herencia Castilla, y abuelito Napoles y el otro abuelito Flandes”. Les toco el imperio en una tombola, y no tenian ni idea de lo que hacer con el.
    Con una mentalidad medieval y una idea patrimonialista del estado, se encuentran de repente al mando de dos continentes y ahogandose en un rio de oro que va a trastocar la economia de arriba abajo.
    Fue un completo disparate y se pasaron doscientos años apagando fuegos, corriendo de una crisis a la siguiente, tapando parches con dinero prestado y rezando para que no se les derrumbase todo el tinglado encima de la cabeza.
    Hay que reconocerles algo: si recorres Europa te vas a cansar de encontrarte fortalezas renacentistas, con planta en forma de estrella. En España, sacando un par de puertos amurallados, ni una. Francia, Alemania, Flandes, Polonia e Italia se pasaron dos siglos ahogados en sangre mientras España vivia en paz. Algo es algo.

  19. Comentario de galaico67 (11/06/2015 12:23):

    Por cierto, mercenarios son los que van a librar guerras que no les conciernen – no hay un motivo que se pueda considerar justo para la época, como, en este caso, defender la religión o seguir las ordenes del señor-. Para los otros el término correcto sería soldados profesionales.
    O eso o para no ser mercenario tendrías que ir a la guerra pagandote equipo,manutención y transporte,y eso no lo hacían ni las levas. Que esto no es el futbol y no tenemos amateurs, profesionales y competicieones de solteros contra casados.

  20. Comentario de galaico67 (11/06/2015 12:27):

    La estrella ya no es renacentista, es Vauban y las Guerras del Rey Sol, el inicio del señoreo de la artillería. Por aquí tambien tenemos algunas, a menor escala, sobre todo en la frontera con Portugal. ( Por ejmplo en Valença do Minho).
    Y, hombre, España vivía en paz…matandose a saco por fuera y aquí no es que no hubiera fortalezas, es que no había ni caminos…

  21. Comentario de Asturchale (11/06/2015 12:31):

    Hombre, va, si nos empeñamos en verlo todo por el lado malo…

  22. Comentario de galaico67 (11/06/2015 13:49):

    Asturchale, el siglo XVII español, a partir de 1640, no es que sea malo, sino lo siguiente. Si no fuera por la conjunción casi astral de que holandeses e ingleses se dieron de palos y que los centroeuropeos andaban todavía liados con los turcos, no se como hubiera andado el tema. La guerra con/por Portugal duró casi veinte años y hubo sangre a calderadas…con los catalanes, hasta que olieron a gobierno borbónico, lo mismo, más corto pero bastante intenso.
    No hay que hacerse sangre solo echar cuentas : Portugal, Cataluña, Jamaica, Dover, años sin flota de Indias, guerritas con Francia en Valonia…cuando se murió el último Austria esto estuvo a punto de volver a ser Castilla,Aragón y dos amigos.

  23. Comentario de galaico67 (11/06/2015 22:20):

    Por cierto, después de repasar unas cuantas cosillas, definitivamente la monarquía hispánica se empeñó en comerse un bocado que era, definitivamente, demasiado grande.
    El esfuerzo económico, el gasto de recursos y el derroche de oro fué colosal y Olivares un genio, pero conseguir que todo encajara estaba fuera del alcance cualquier fuerza de la época. No fué solo Flandes, fué toda la Europa Occidental el campo de batalla. Y sin divisiones mecanizadas ni serie Liberty

  24. Comentario de Otto von Bismarck (12/06/2015 16:01):

    Hugh Thomas decía que la expulsión de los judíos justo antes del descubrimiento de América nos privó del tejido humano que debería haber gestionado todo aquel caudal de pasta. Es difícil saber hasta que punto nos hizo mierda esa expulsión junto a la claramente benéfica, ejem, influencia de la Inquisición y un catolicismo que veía con malos ojos hacer negocios. Lo del alza de precios y el hecho de que aquí había que pagar sueldos mucho mayores para todo tampoco ayudó mucho. Pero Adam Smith, citando a un autor español que no recuerdo, decía que el principal elemento destructor de nuestra industria (él añadía que también de nuestra agricultura) era la alcábala, un sensacional impuesto consistente en gravar toda transacción con una especie de iva. Tal y como lo describía Smith, si mi equivoco corríjanme, no solo pagaba al estado el comprador final, sino que si el molinero le vendía harina al panadero este debía pagar también una especie de iva y así sucesivamente. Esto hacía que todas las transacciones necesitaran de un ejército de funcionarios supervisándolas, incluso para trasegar entre almacenes, que evitasen el fraude, lo que convertía el comercio en un calvario. Sobre los beneficios del proteccionismo en forma de fronteras interiores todavía tenemos en este nido de rojos mentes preclaras que no ven ningún inconveniente asín que lo obviaremos.

    Personalmente, como la cabra tira al monte, a mí siempre me ha parecido demasiada casualidad que en una economía de guerra que siempre estaba al límite y que dependía principalmente del sector primario y sin plataforma continental en que pescar ni ríos navegables, cuando venían un par de años seguidos de malas cosechas, normalmente por sequía, la católica majestad del momento declaraba una bancarrota. Ustedes imagínense en una economía agrícola y de secano, la sequía que tuvimos en España del 91 al 95 coincidiendo con la expo de Sevilla. Pero oigan, que no ¿eh? que el medio no importa, solo las cosas de letras. Y aquí termina mi momento ascuasardinístico patrocinado por Secuestro de Hilos Pablo Ortega.

    Ahora en serio, la política dinástica de los RRCC no me la toquen, que si no llega a ser por la biología, además de aislar a la frans y librarnos de las guerras absurdas de los Habsburgo, hubiéramos formado un reino que por población e influencia podía medirse de tú a tú con ingleses y franceses, sin estar a la par porque somos regiones más secas y tenemos menos densidad de población, pero por masa crítica de población, huevos y posición geográfica, podríamos haber formado el mayor imperio colonial de la historia y probablemente con el idioma más hablado del mundo. Eso sin contar la le campeonatos furbohlihticoh que llevaríamos ganados. Sí, Gitano Ronaldo y Mourinho serían paisanos, pero hay que hacer sacrificios por la grandeur.

    En resumen, en mi opinión de “enterao de mierda”, nuestros lastres fueron el medio, el catolicismo militante y nuestros líderes. Por ese orden. Lo de los líderes me parece importante no solo por lo que señalan los comentarios, sino porque el último master and commander que tuvimos fue Fernando el Católico y se notó bastante la diferencia. Por eso insistí tanto en una polémica que tuve hace poco con Teodoredo en la que a él le parecía fatal que yo quisiera un licenciado en Harvard, perdón quería decir en Jarvar. Pero claro, si el clima es cosa de como ha dispuesto Dios que sea el mundo, y nuestros reyes lo eran por la voluntad de Dios, para los cristianos que lean esto la única conclusión lógica es que Dios nos odia. Chúpense esa Mauricio y Pablo Ortega.

  25. Comentario de Asturchale (12/06/2015 17:14):

    Hay proteccionismo y proteccionismo. Quicir, a lo mejor era contraproducente mantener las fronteras entre Castilla y Leon, ni digamos Castilla y Aragon, pero creo que todos estaremos de acuerdo en que ningun sector puede desarrollarse y ganar fuerza sin un minimo de proteccion al principio por parte del estado. La historia del capitalismo nos repite la misma historia una y otra vez, la industria nace patrocinada por el estado y en cuanto tiene la masa critica para barrer otros mercados… Entonces exige el fin del proteccionismo.
    En cuanto a la Inquisicion, si uno sopesa la Noche de San Bartolome, las cuatro guerritas de religion que se comieron los franceses, la matanza de Drogheda y demas atrocidades anglo – irlandesas, etc etc etc… Pues oiga, la homogeneidad religiosa tiene sus ventajas. Y fue la Inquisicion española la que puso riendas a la histeria brujeril que asolaba Europa, con el inquisidor Salazar y Frias haciendo de mente esceptica y racional.
    Si lo miras friamente, la cosa cae de cajon. Un gobierno que unicamente hubiera tenido que preocuparse por defender un territorio compacto como el de la Peninsula, sin conflictos religiosos internos, con un dirigente minimamente competente que hiciera caso a los consejos de los economistas acerca de la inflacion…
    …Eso seria, basicamente, la Inglaterra del XVIII. Y en esas condiciones, el cielo es el limite.

  26. Comentario de Perri el sucio (12/06/2015 23:52):

    Hola a todos.
    Mauricio, antes que nada. Sí, eran mercenarios, como los actuales. Hoy en día, si alguien invadiese españa con armas d verdad, los “militares profesionales” serían sin duda los primeros en largarse sutilmente del país, que para eso les adiestran en saber el puto infierno que es. Y esto no es opinión mía de barra de bar, es opinión de barra de bar de “militares profesionales”, dicho por ellos. Por alguna razón seguimos emperrados en pensar que se puede defender un país sin servicio militar, es lo bueno de que ahora la historia de roma sólo la estudien los frikir.

    Por lo demás, veo mucho comentario sobre cómo “debería haber sido” la historia. La historia es la que es, y especialmente ustedes piden mucha macroeconomía, cuando el concepto no existía. El consejo de hacienda habría pensado que comprar en walmart es ahorrar, porque para hacernos una idea, hasta vauban nadie pensó que no valía de nada llenar tu frontera de fuertes si no tenías hombres y material para mantenerlos guarnecidos. No existía la planificación a niveles macro, simplemente era inconcebible, y se desarrolló a ostias a lo largo del xvii.

    Y por cierto, por lo que he leído ahí arriba: valonia no tiene puertos de mar. Repito, ni uno. Y los fluviales caen lejos de las salidas al mar.

    Como último apunte, en mi humilde opinión el descubrimiento de amierika fue un desastre para españa. Buscábamos unos puertos francos para comerciar en asia y nos encontramos conquistando medio puto planeta. España se vio totalmente superada demográficamente, y a nivel de administración y dirección. Visto en detalle, como han dicho ahí arriba, no salimos ni tan mal considerando todo y que no todos tus gobernantes pueden ser el puto césar augusto. Por cierto, el libro muy recomendable.

  27. Comentario de galaico67 (13/06/2015 09:15):

    Si nos ponemos exquisitos, las Provincias Unidas tampoco tenían puertos de mar. Porque el puerto de la Corona acabó siendo Dunkerque, que no estaría en Valonia, pero dió el pego durante unos cuantos años.

  28. Comentario de galaico67 (13/06/2015 09:25):

    Por cierto, error mio por entender por Valonia el total de los territorios bajo los Austrias españoles. El comentario sobre puerto para Valonia era para un puerto donde aprovisionarse y estar tranquilo en sus dominios, teniendo en cuenta que los modelos tipo de la marina hispana no eran aptos para la navegación costera en esa zona. Hasta llegaron a probar con galeras…

  29. Comentario de samuelson (15/06/2015 17:25):

    Pues en la peli de Alatriste el Conde Duque lo explica la mar de sencillo: hacemos la guerra en Flandes para no tener que hacerla en América primero y luego en la propia España.

  30. Comentario de Perri el Sucio (16/06/2015 11:12):

    Las provincias unidas no tenían puertos de mar? No tengo ganas de explicar la diferencia entre un río/canal (Gante) y una ría (Amberes). Si vamos a usar la palabra “valonia”, recordar que Dunkerque es una ciudad flamenca. Los valones, por definición, son el pueblo de lengua latina que habita el enclave de la cuenca del mosa, rodeados de alemanes y flanders.

  31. Comentario de galaico67 (16/06/2015 11:41):

    Creo que ya te he dicho que cometí el error de tomar la parte por el todo, los territorios católicos de Flandes por la Valonia.
    Tambien te puedo añadir que quizás pueda ser yo el que te explique las diferencias entre rías y ríos, aunque, en vez de emperrarnos en ver quien la tiene- geograficamente- más larga, podías intentar explicar porqué la flota no hizo una base en la orilla del Escalda y porque los galeones de la flota no pudieron con los holandeses cuando jugaban en casa.

  32. Comentario de Mauricio (16/06/2015 16:29):

    En mis sueños húmedos los planes de los RRCC salen bien y tenemos ese país cohesionado internamente, sin amenazas exteriores, centrado en su expansión por América y Asia…, pero como en la serie esta de Juego de Tronos, los Trastamara estaban más gafados que los Starck.

    La escuela de Salamanca, los místicos, la contrareforma, el Siglo de Oro, las grandes expediciones, etc…reducido a curas fanáticos y mercenarios. Les recomiendo: Spain The Centre of the World 1519-1682 de Robert Goodwin.

    Asturchale,

    “todos estaremos de acuerdo en que ningun sector puede desarrollarse y ganar fuerza sin un minimo de proteccion al principio por parte del estado” Todos no…

    Perri,

    ¿Cervantes era un mercenario? ¿Calderon? Eso no se lo dice usted a la cara. Una cosa es cobrar por tu trabajo, ser un militar profesional y, otra cosa, es ser un mercenario: trabajar por el mejor postor, incluso contra tu país/rey.

    Y, otra cosa no, pero administración y dirección teníamos (no hablo de reyes y validos) de sobra…, un imperio como el español no sobrevive 300 años de chiripa.

  33. Comentario de galaico67 (17/06/2015 18:27):

    Hoy he leido algo más sobre esos años, no se si de Mr Parker, pero es curioso el salto adelante (en el sentido de abandonar el medievalismo organizativo en que se vivía) que dió la guerra en esos años.
    Por un lado, los orangistas si se leyeron a los romanos, empezaron a modificar las unidades y crearon ( y exportaron) un sistema de instrucción estandarizado para sus tropas, y del que los suecos hicieron buen uso.
    Por otro,los españoles establecieron hospitales militares y unidades para veteranos invalidos.
    Más alla, el amigo Cromwell puso en marcha ( o mantuvo) un sistema logístico capaz de proveer de alimentos y equipos a miles de hombres, que ayudo muy mucho a merendarse a irlandeses y escoceses en dos patadas y supongo fue la base de la capacidad de los británicos de invadir lo que hiciera falta durante casi tres siglos
    Y,finalmente, nuestros queridos vecinos franceses implantaron la uniformidaden armas y equipos – los ingleses, que venían de una larga guerra civil,coincidieron con ellos – y dispusieron arsenales desde donde equipar a miles de hombres en un pis pas.
    Naturalmente,todos se copiaron todo,con mejor o peor resultado y mil doscientos años después de la caida del Imperio Romano de Occidente, los europeos volvian a hacer la guerra como las legiones. Casi ná. Todo preparado para empezar a librar guerras mundiales en el S XVIII por el dominio del mundo.

  34. Comentario de RAM (19/06/2015 19:27):

    “Más alla, el amigo Cromwell puso en marcha ( o mantuvo) un sistema logístico capaz de proveer de alimentos y equipos a miles de hombres, que ayudo muy mucho a merendarse a irlandeses y escoceses en dos patadas y supongo fue la base de la capacidad de los británicos de invadir lo que hiciera falta durante casi tres siglos”

    Pues si tenían la capacidad de invadir lo que hiciera falta menudos paquetes estuvieron hechos en el famoso Western Design del Lord Protector: Sólo tomaron una isla casi indefensa como Jamaica y cuatro islas pequeñitas y casi desiertas como las Caimán… Y gracias. Otra cosa es que esas islas acabasen siendo la base de un contrabando que fue lo que de verdad asesinó a un Imperio Español que tenía que hacerse de algún modo imprescindible para unas colonias que desde muy pronto no lo necesitaban para nada.

    Militarmente, en las Indias y hasta muy entrado el XVII, los holandeses fueron mucho más peligrosos que los ingleses. Estos jamás se hicieron con una flota de Indias y no pudieron amenazar posesiones ricas como los holandeses si que llegaron a hacer en el Brasil portugués -Bajo soberanía de la monarquía hispánica hasta su independencia-. Pero sí es cierto que el desarrollo de la Royal Navy, la organización eficaz de sus fuerzas, y su protectorado -al principio también francés- sobre Portugal, a la larga le dio una baza política inmensa de cara a hacerse con el control práctico del nuevo ciclo de metales preciosos a europa (Nuevas minas de oro en Brasil). Entre eso, sus famosas reformas estructurales, y Utrecht mediante con el famoso asiento de negros, negocio muy lucrativo, el contrabando, más luego la cacareada revolucion industrial, el Dios dinero favorecería siempre a la Pérfida. No es de extrañar que para cuando Trafalgar ellos contasen con una armada numericamente no lejos a las de Francia y España unidas, pero mucho más profesional en lo que respecta a tropa rasa y mucho mejor organizada. Y de ese dominio ya la talasocracia británica, que es en el XVIII cuando empieza a ser decisiva. Sin desmerecer a los Casacas Rojas para nada, ojo, que por supuesto tuvieron sus glorias.

  35. Comentario de RAM (19/06/2015 19:31):

    Ahora que lo veo, por supuesto hay que hacer excepciones a amenazar posesiones ricas; Siempre intentaron la toma de Panamá como nodo del tráfico de metales preciosos en el sur, siempre con resultados bastante malos. El XVIII, claro, ya es otra historia con hitos como la toma de La Habana, o mucho más cerquita de Gibraltar, de donde aún hoy no les hemos echado, o de Menorca…

  36. Comentario de galaico67 (19/06/2015 22:03):

    RAM, contemos que en las Indias Occidentales, sin aclimatación no eres nada, como averiguaron los reclutas españoles que fueron a servir en las diferentes guerras de Cuba, contemos que solo llegar a America podía tomar dos meses, que había épocas en las que navegar por allí era harto complicado- la época de los huracanes, de Junio a Octubre- y que una cosa era tener el principio del sistema y otro tener todos los medios materiales a disposición. Lo de mencionarlo era por contraposición al usual de requisas sobre el terreno, compra de viveres de aquí y allá, un saqueo por este otro lado y que cada uno se apañe como pueda.

    Por cierto, lo de la captura de la flota en Matanzas no fué una batalla, fué un sainete…

  37. Comentario de Lluís (21/06/2015 11:18):

    #35

    También en el XVIII intentaron tomar Cartagena de Indias y fue otro rotundo fracaso. Creo que vale lo que dice Galaico acerca de de aclimatación, las dificultades logísticas,… Aprovisionar correctamente a un ejército durante una campaña prolongada lejos de casa y en un territorio hostil es algo que no se ha resuelto plenamente hasta fechas muy recientes, y parte porque los que planan campañas se han preocupado más de hacer avanzar sus tanques que de cómo van a seguir avanzando si no tienen combustible, de qué sirve un tanque si no tiene munición o repuestos o de que los tanquistas han de comer de vez en cuando…

  38. Comentario de Latro (21/06/2015 23:05):

    #37 Eso tampoco es algo tan novedoso – ya decia Napoleon que los aficionados discutian de tácticas mientras que los profesionales hablaban de logística.

  39. Comentario de RAM (21/06/2015 23:26):

    Desde luego la logística era un aspecto muy complicado de llevar a cabo a la hora de pensar en campañas contra las Indias españolas…Pero de todos modos este era un aspecto que también complicaba la capacidad defensiva de los propios españoles.

    Estos tenían que defender un imperio inmenso, con pocos hombres en las Indias, en una época en la que como decís demoraba mucho cruzar el atlántico, con huracanes, con tormentas; Para la época sería como hablar hoy de defender colonias en otros planetas. Eso es lo que facilitó las hazañas de Roberval, Drake, y más tardíamente de Morgan o de los muchos bucaneros y piratas que acabarían infestando determinadas islas del caribe bajo la vista gorda de holandeses o ingleses en su propio beneficio: Simplemente no se podía saber nunca en qué punto iban a golpear, y los refuerzos que llegaran de una metrópoli que en el propio universo europeo estaba siempre en guerras, nunca llegaban a tiempo de evitar el saqueo de una población. El tomar posesiones en firme, claro, era algo mucho más complicado de realizar, y por eso en el Caribe español no pudo lograrse eso hasta el XVII, con una monarquía hispánica muy debilitada, pronto además hasta con la plata escaseando. Así que tienen razón, les concedo que a pesar de que generalmente el Western Design se haya considerado un fracaso, tal vez no lo sea desde este punto de vista: Aunque tomar Jamaica o las Caiman en sí no fuese demasiado complicado, que Inglaterra fuese capaz de mantenerlas desde entonces y España renunciase a ellas en la paz demuestra que Inglaterra iba dotandose de una marina moderna y eficaz capaz de mantenerlas frente a una España cada vez más abrumada, pero que seguia teniendo muchas posesiones en todas direcciones desde las que podia intentar recuperarlas. Por otro lado este argumento mío es bastante débil, porque hasta donde yo se, España apenas prestó atención a estas islas y no se molestó en intentar recuperarlas. Les concedía un bajo valor, que a la larga fue un craso error por ser precisamente el punto desde el que penetrarían en las indias los contrabandistas.

  40. Comentario de galaico67 (22/06/2015 21:02):

    No se RAM, habría que ver que pensaban los Austrias y luego los Borbones españoles. Desde un punto de vista estratégico, para un friki medio español,con más estudios prácticos él solo que media Salamanca de la época, todo parece evidente:
    Asegurarse suministros navales,atraer artesanos y técnicos, levantar un poco el pie del control ideológico-religioso.
    Para Isabel de Farnesio,lo principal fue asegurarse rentas para hacerse con posesiones para sus hijos, para los grandes-de-ispain era seguir en el machito sin pagar un duro, para la Iglesia todo estaba bien. Para los Borbones asegurarse/pagar aliados para seguir extrayendo rentas de America y Filipinas y seguir jugando en Europa y conteniendo cerca de casa al inglés, En ese siglo España perdió el paso y dejó de ser protagonista que marcaba los tiempos. No lo ha vuelto a recuperar nunca.

  41. Comentario de Jan Delors (25/06/2015 20:27):

    Impagable la anécdota que cuentas sobre Alberto Struzzi…
    A veces una pequeña historia explica mejor que nafa la gran historia

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