Municipios (3): Sevilla – El cortijo de Juaninnasio está en peligro
La batalla municipal en Sevilla se presenta al rojo vivo. Las encuestas no dan un claro vencedor y los candidatos están sudando la camiseta para conseguir hasta el último voto. No literalmente, claro, porque un candidato a la alcaldía de la muy noble, muy leal, muy heroica, invicta y mariana ciudad de Sevilla no puede presentarse cual Camacho en el Mundial de Corea. Para algo se inventó el aire acondicionado allá por el siglo XVII cuando un japonés afincado en Sevilla, Nobita Fujitsu, diseñó un sistema de refrigeración para la Catedral que aún funciona. Siglos combatiendo el calor forman parte de la experiencia del I+D andaluz que no saldrá nunca publicado en la Nature, pero que ahí está. En el Ayuntamiento de Sevilla hay buenos equipos de climatización, dando origen a lo que en lenguaje de politólogo se conoce por “casta del aire acondicionado”. Frente a ellos se sitúa la “gente del andamio”, que está formada por personas confluyentes y transversales más acostumbradas al sol de pleno julio a las 3 de la tarde.
Tanto la casta como los del andamio tienen claro, frente al reto que supone presentarse a las elecciones en una ciudad tan compleja (léase rara) como Sevilla, qué es popular y qué no lo es. Sirva de ejemplo que aquí a ningún alcalde se le ocurriría salir al balcón del Ayuntamiento a lanzar vivas al “caloret”. Sería como salir a elogiar a los vecinos que permiten que sus chuchos vayan dejando “regalitos” por las aceras.
No, hombre, hasta ahí podíamos llegar. Tanto el calor como las cacas de perro son tan tradicionales de Sevilla como la Feria de Abril, pero no está bonito fomentarlos. Los más nuevos en esto de la captación del voto sevillano han aprendido rápido qué se puede decir y qué no. La secretaria general en Sevilla de Pablemos, al poco de ser elegida, puso en duda el apoyo de su partido a la Semana Santa y tuvo que rectificar en tiempo récord la metedura de pata. A esto se le llama aprendizaje a columnazo limpio: tras decir una “inconveniencia” un camión entero de “columnas” de opinión te cae encima, muchas de ellas de la “escuela Antonio Burgos” de periodismo, de gran tradición en la muy heroica ciudad.
La disputa electoral de este año pivota sobre la figura del alcalde Juan Ignacio Zoido (alias Juaninnasio Soido) que llegó y besó el santo tras presentarse en 2011 y poner fin a 12 años de gobierno del alcalde Monteseirín con una contundente, e insólita en la ciudad, mayoría absoluta del PP. Los mandatos socialistas nunca fueron en solitario; primero con el PA y después con IU, Monteseirín tuvo mano izquierda para pactar con otros partidos y sacar adelante un modelo de ciudad con luces y sombras, pero también con proyectos emblemáticos (ahí tienen las Setas, que costaron un pastón, vale, pero anda que no salen bien en las fotos). Los sevillanos se cansaron de mano izquierda, aprovecharon las elecciones del castigo a Zapatero, y dieron la alcaldía a la mano derecha de Zoido.
¿Y qué tiene de particular la mano derecha de Zoido? Es fundamental porque es la que estrecha a todos los presentes en cualquiera de los actos oficiales y oficiosos en los que se prodiga como buen alcalde pinturero que es. El archivo fotográfico de su mandato da para más de un “Zoido mirando cosas” . Ya que responde al prototipo de señorito sevillano, ha intentado ganar al mismo tiempo una imagen de cercanía y campechanía haciéndose la foto allá donde va. Es una estrategia para apuntalar su condición de candidato más conocido que, unida a una imagen no excesivamente mala de la gestión de los últimos cuatro años, consideran en el PP es la combinación ganadora de las elecciones. Pero ¿están seguros de que realmente lo es? Veamos lo que dice la experiencia.
El engranaje entre candidato y partido resultó fallido en el caso del socialista Juan Espadas hace cuatro años. La marca PSOE fue un lastre terriblemente grande para un candidato que, además, no era tan conocido y tenía la etiqueta de ex consejero de la Junta llamado para relevar a Montseseirín (alias el alcalde astronauta). En aquel momento Zoido se presentaba sin imagen negativa del PP, en plena “marea azul” y tras unos años de acercamiento a la realidad sevillana como candidato. El resultado fue una mayoría absoluta con mucho “voto prestado”. Lo dice el mismo Zoido: mucha “gente de bien” de la izquierda lo votó en 2011. Pero ahora el dicharachero alcalde está viviendo en sus carnes la erosión del poder, la oposición a la vieja política y los recortes sociales, e incluso le ha sobrevolado la polémica de los sobresueldos en el PP. Fue también una operación muy costosa, en términos de imagen, la ida y vuelta del cargo de presidente del PP andaluz. Se puede entender que al sevillano tópico le pueda dar gusto ver a su alcalde Juaninnasio manejando el cortijo de la derecha andaluza desde un despacho de la calle San Fernando, pero realmente al votante medio no le hace gracia que al frente del Ayuntamiento no haya alguien dedicado a tiempo completo a los problemas de la ciudad, que tenga la política municipal como prioridad. Sevilla ha tenido tradicionalmente más afinidad al PSOE como partido, lo que en esta ocasión va a jugar a favor de Espadas, candidato que puede presumir de la experiencia en la oposición de estos cuatro años. Por tanto, la combinación de partido y candidato le va a funcionar mejor en esta ocasión a los socialistas. A Zoido ya la iría bien si logra destacar la gestión por encima de marcas y personalismos. Tarea difícil.
Se preguntarán ustedes si tras la ola de cambio que va a arrasar Españaza como un tsunami, esta elección sigue siendo cosa de dos. Pues lo cierto es que, en cuanto a la alcaldía de Sevilla, parece que sí. Soido y Espadah son los que lideran todas las previsiones tras el tremendo exitazo de la confluencia de la izquierda sevillana. Los gemelos del bipartidismo salen a por todas. Y verdaderamente es así porque son los campeones del empleo, y si no, no tienen más que escuchar a los portavoces de uno y otro partido desde el Gobierno central y la Junta de Andalucía presumiendo de las cifras de la “recuperación”. A esto hay que añadir que los dos candidatos son los más fervientes defensores de tradiciones tan sevillanas como los megaproyectos y los pelotazos urbanísticos. Sin un alcalde como Dios manda, Sevilla podría quedarse fuera del mercado de los engendros arquitectónicos y de la construcción de lugares emblemáticos.
Necesitamos más centros comerciales, no nos damos cuenta y es por ello que los alcaldables están ahí para decírnoslo. Sevilla vive la resaca más larga que se recuerda de una exposición universal, pues aunque ha vivido profundas transformaciones desde la Expo’92 sigue anclada en la búsqueda, hasta el momento estéril, de un nuevo modelo de ciudad que la proyecte hacia el exterior. No hablaremos del proyecto olímpico de Rojas Marcos para no herir sensibilidades, pero algún día se analizará aquel momento con el siguiente supuesto histórico ucrónico: si Sevilla hubiera acogido los Juegos Olímpicos de 2004 en lugar de Atenas, ¿qué habría sido de la crisis griega, qué evolución habría seguido nuestra burbuja inmobiliaria, qué habría inventado Madrid para tirar el dinero en infraestructuras olímpicas como una vulgar capital de provincias, qué sería de la carrera política de Ana Botella? Preguntas inquietantes.
A las elecciones municipales en Sevilla se presentan 19 candidaturas. Y, a pesar del foco mediático en los candidatos de PP y PSOE, algunos de los otros partidos aspiran a entrar en el Ayuntamiento con resultados vistosos en cuanto a número de concejales y, sobre todo, decisivos en el momento de formar gobierno mediante pactos. El balance de los últimos cuatro años, si bien tiene puntos positivos en la gestión de las arcas públicas y los servicios municipales, arroja también pérdidas importantes en empleo, desatención a los barrios y recortes en servicios sociales, que animan bastante el voto indignado.
Tras las elecciones europeas, la iniciativa de los partidos a la izquierda del PSOE fue intentar una “confluencia” de las buenas a través de “Ganemos Sevilla”, con un logotipo molón, candidatos aseaditos y el objetivo de arrasar mediáticamente siguiendo la estela de Ada Colau. Tenían algunos ingredientes necesarios para conseguirlo, por ejemplo un portavoz como Rubén Sánchez, el de Facua, que sale más en Canal Sur que Juan y Medio. El éxito es el de todos conocido: de Ganemos Sevilla han salido más partidos de los que entraron, y en estas elecciones, al menos 4 candidaturas se disputarán el voto de la magnífica experiencia de “unidad popular” que iba a llevar a la “gente del andamio” a la alcaldía y conquistar el aire acondicionado para los sevillanos.
PP: De todos es sabido que Juaninnasio Soido ha hecho todo lo posible para repetir mayoría y seguir como alcalde, es decir, ha visitado todas y cada una de las hermandades, cofradías, iglesias y capillas de la mariana ciudad de Sevilla durante la Semana Santa. No ha quedado foto por hacer ni Virgen a la que rogar que, por caridad, los “votos prestados” sigan llegando a su candidatura. En todo caso, la esperanza de Zoido no deja de ser que Ciudadanos, que recogerá a los desafectos del PP, obtenga concejales suficientes para ejercer de bisagra. Hay que tener en cuenta que, si repite pero tiene que sufrir para alcanzar mayoría en el pleno municipal, el alcalde tiene en su mano un arma para vengarse de los sevillanos: extender la zona azul a todas las calles de la muy noble ciudad.
PSOE: El candidato Juan Espadas busca seguir la estela de Susana Díaz y ser la lista más votada en la ciudad, porque el PSOE andaluz mola mucho y está en una racha que no se puede aguantar del arte que tiene. Básicamente eso son los pilares de la campaña, pues de etapas pasadas de gobierno socialista prefiere no hablar ni siquiera para destacar logros y en la oposición tampoco ha tenido oportunidad de apuntarse muchos méritos. Espadas va a tener que demostrar mucha capacidad para pactar si quiere ser alcalde porque las encuestas apuntan a la necesidad de, al menos, un tripartito. En tal caso, aconsejamos desde ya que el lema de ese pacto sea “ciudad libre de desahucios” o algo de ese estilo, pues con un alcalde que ha sido consejero de Vivienda daría para mucho juego.
IU: El candidato de IU es Daniel González, desconocido hasta hace poco por el gran público. Cuando ha empezado a salir más en ABC, al menos un sector de la ciudad le ha empezado a poner cara. Es fruto de una renovación generacional que ha aplicado IU de forma radical para que no quede rastro de los concejales que formaron parte de anteriores gobiernos municipales, los cuales están todos entre quemados electoralmente y salpicados por casos de corrupción que investiga la justicia. En este caso IU es “Ganemos político-militar” y por ello presenta a un candidato activista y tuitero, para demostrar que quienes se patean los barrios y conocen los problemas de la gente son ellos. Y que si hace falta gobernar, se gobierna.
Participa Sevilla: Es la candidatura de Pablemos, para entendernos. Cuando Ganemos Sevilla empezó a parecerse a una jaula de grillos, los del partido morado cogieron su scattergories y se fueron. Su candidata es Susana Serrano, militante del partido al igual que otros miembros de la lista, y su proyecto es que gobierne “el sentido común y la decencia” y que hay que “dar la voz a la gente”. Podrían llamarse “Ganemos auténtico”. Defienden que ellos son la única candidatura de “unidad ciudadana”, lo que nos deja la duda si el resto son, en realidad, androides. Se les está escapando la oportunidad estos días de canalizar la indignación popular y plantear que es necesario hacer una consulta ciudadana sobre el hecho de que alcancemos los 40 grados en mayo: son problemas de la gente y es necesario dar voz a la gente para que decidan. Lo más curioso es que, oficialmente, Podemos como tal no respalda la candidatura, a pesar de tener opciones de sacar un buen resultado. No se entiende bien el motivo.
Ciudadanos: Las expectativas electorales de Ciudadanos han subido como la espuma en pocos meses. Javier Millán es el nombre del candidato, pero en realidad da igual. Todos sabemos que si el partido de Rivera presentara a Bob Esponja como candidato en todas las ciudades, obtendría los mismos resultados. El sueño de Ciudadanos es tener la llave de la gobernabilidad, pues no le hace ascos a apoyar lo mismo a Zoido que a Espadas. Aboga por un Ayuntamiento “limpio” y “menos impuestos”. No sabemos si reduciendo impuestos le dará de sí para tener limpia el resto de la ciudad.
PA: La candidata del Partido Andalucista es la cineasta Pilar Távora. Todo indica que el PA se quedará una vez más fuera del Ayuntamiento, dejando atrás la amortizada etapa de gobierno en la muy leal ciudad (en el caso que nos ocupa la ciudad fue muy leal a Rojas Marcos cuando se presentó, pero no a su partido, que se desinfló en la etapa posterior). Podrían ponerse la medalla del metro, pero ni siquiera para la reivindicación de las demás líneas pendientes de construir obtienen voz para recuperar el momento político perdido. El partido bisagra que en su día fueron puede ser, ahora, Ciudadanos.
Equo: Esteban de Manuel es el cabeza de lista de Equo, que integra en su lista a independientes que participaron en el proceso de confluencia. Son a todos los efectos “Ganemos sector perrofláutico”, los que resistieron bajo el paraguas de la unidad hasta que el barco se hundió irremediablemente. Tienen como baza verde la denuncia de los “arboricidios”, la tala indiscriminada que en Sevilla se denomina “arborizoido”.
UPyD: El partido magenta se presenta en Sevilla con un candidato que nadie conoce. Pues vaya novedad, dirán ustedes. Lo más gracioso es que no es el candidato elegido en primarias, porque éste dimitió tras el desastre sin paliativos de las elecciones andaluzas. Tienen el reto de recuperar la ilusión en el partido de Rosa Díez o, al menos, buscarle utilidad a las cajas de “bayetas magentas contra la corrupción” que sacaron en las últimas elecciones, que las tendrán sin estrenar en la sede.
Ganemos Sevilla: Esta candidatura es la candidatura que los impulsores de Ganemos Sevilla han calificado de falsa, llena de “parásitos” y “arribistas”. A mí me gusta llamarla mejor “Ganemos Berdadera Hizquierda”. Está liderada por Laureano Seco y otros escindidos de IU que han ido a comprar la marca electoral como el que va a comprar un iPhone robado al mercadillo del Charco de la Pava. Puede atraer el voto de más de un despistado.
PACMA: Partido en auge en la invicta ciudad. En Sevilla ha multiplicado sus votos por cuatro en los últimos tres años. La feria taurina de la Maestranza acaba de terminar, lo que les favorece.
VOX: Partido en decadencia en la invicta ciudad. Perdió bastantes votos en menos de un año, entre las elecciones europeas y las andaluzas. Incomprensible porque en Sevilla, si algo abunda, son rancios.
FE de la JONS, SAIn, EB, PNdA, Candidatura Republicana, PCPE, UPAN y PDIE: A estos los conocen en sus respectivas casas a la hora de comer.
El próximo gobierno de la ciudad tiene todas las papeletas de ser un Ayuntamiento tándem. Los partidos tendrán que pactar para garantizar la gobernabilidad. Sevilla ha hecho de la bicicleta un símbolo de movilidad sostenible, así que para alcanzar la meta de la alcaldía al menos dos partidos tendrán que pedalear juntos, quizás Zoido con Ciudadanos, o bien Espadas con Podemos. Hay otras opciones, pero qué necesidad de estropear esta bonita metáfora ciclista. Los candidatos de PP y PSOE se han tomado en serio la lección y se pasan las noches practicando con su bicicleta tándem, horas y horas circulando por los kilómetros de carriles bici de Sevilla, tratando de mantener el equilibrio. Todo entrenamiento es poco, porque se avecinan curvas.
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Comentario de de ventre (17/05/2015 22:34):
y qué fue del tal monteseirín?
j
Pingback de 24M: Rajoy cancela la suscripción al Marca « La Página Definitiva (26/05/2015 09:01):
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