Bigas Luna
El jamón de Bigas
En 2003, Bigas Luna debutó en el teatro. Para entonces, era ya un reputadísimo director de cine con un estilo conocido por todos, en el que la sal gruesa y el exceso eran su imagen de marca. Hacía años que disfrutaba de esa fama, que se había convertido en toda una leyenda y que, como sucede en ocasiones, el personaje había engullido al cineasta. Como en aquel año España estaba hinchando a tope todas las burbujas especulativas y cualquier peón de obra cobraba 3.000 euros mensuales (o al menos, eso decían todos), el dinero público fluía que daba gusto. Y claro, la Generalitat Valenciana se inventó la política de los grandes eventos, que empezó por la creación de fastos culturales tan inmensos como vacíos de contenidos. De modo que surgió una iniciativa que se llamó “Bienal de Valencia”, nada menos, y se invirtieron 2,5 millones de euros en un montaje teatral que contaría con una decena de representaciones. Como director del exceso, ¿a quién se podría contratar? Pues a Bigas Luna. Y porque no pensaron en James Cameron, que entonces todo era posible.
Leer hoy las noticias sobre aquel montaje provoca risa. Era un montaje de las Comedias bárbaras, de Valle-Inclán, e incluyó a un centenar de actores, un botafumeiro, seis caballos, tres perros-lobo y tres galgos. Además de contar con proyecciones de películas y música en directo, el vestuario corrió a cargo de Francis Montesinos, y la escenografía, de Miquel Navarro. Todo a lo grande, y no faltaban los caprichos de Bigas Luna, que interrumpía los ensayos cuando se le antojaba su platito de jamón. “El jamón de Bigas, el jamón de Bigas”, era una cantinela habitual entre el equipo técnico, y podría ser un eslogan perfecto del gasto desaforado de unos años en que el dinero público se tiraba por el retrete, incluso cuando se justificaba con iniciativas culturales.
Ahora se ha muerto Bigas Luna y es una lástima que quien mejor anticipó en los años 90 esa España del cutrerío y despilfarro acabase jugando al juego que denunció. Pero, por lo menos, es gratificante volver a ver películas como Huevos de oro, en la que Javier Bardem interpretaba a un tío que decidía construir el rascacielos más alto de Benidorm. Para ello, se casaba con la hija de un millonario. A lo largo de la película, asistíamos a los tejemanejes del mundo de la construcción, sin obviar las fiestas donde no faltaba de nada. Pocas veces el cine ha mostrado los entresijos y las vergüenzas de ese mundillo con tanta claridad. Sin embargo, la crudeza de Huevos de oro era tal, que Bigas Luna abandonó ese camino para adentrarse en películas más “bonitas”, incluso alguna de época. Una pena, ya que tenía material más que de sobra para seguir retratando nuestra podredumbre.
De modo que, tras Huevos de oro, Bigas Luna se dedicó a vivir del personaje. Pero no se adentró más en ese exceso y en esa cutrería, ya dejó de lado esa denuncia manifestada a través de la mostración de nuestros aspectos más chabacanos. En Jamón, jamón, por ejemplo, resultaba impagable su manera de relacionar el sexo con la comida putrefacta de bar de carretera. O ideas como el duelo a muerte a jamonazo limpio, que presentaba en el cine una estética que reivindicaba lo cutre como nuestra razón de ser. Una estética que todo español reconoció de manera inmediata, y del éxito se beneficiaron Javier Bardem y Pene Cruz, lanzados al estrellato, el español y el de más allá.
Si nos pusiéramos finos, diríamos que el sistema engulló a Bigas Luna. Pero tuvo tiempo para marcar un camino, para demostrar que en las películas del landismo se puede explicar a la perfección cómo somos los españoles. Como ahora vamos muy de señoritos por la vida, exigimos a todas horas responsabilidades a los banqueros y a los empresarios y pedimos códigos éticos a los corruptos, pero, en los años de bonanza y despilfarro, no había quien se escapase de una vorágine que nos ha llevado hasta el momento presente. Y eso es lo que nos enseñó Bigas Luna, a considerar que en ese cine cutre que solemos mirar por encima del hombro se encuentra nuestro mejor retrato. Porque, al ritmo que íbamos, casi acabamos renegando del jamón y pidiendo la denominación de origen para el caviar iraní. Así de chulos somos.
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Comentario de Castellar (06/04/2013 19:55):
Recordaros que BIGAS LUNA rediseó el espacio para la ofrenda d flores a la VIRGEN DEL PILAR, del que tan orgullososo estan en Zaragoza.
Como Torrente, no hay retrato.
Comentario de Álvaro (06/04/2013 21:13):
Tres cosas que decir de este hombre. Una, Caniche me gustó mucho, una de sus primeras películas (1979) sobre un perturbado. Al VHS de las Edades de Lulú le metí bastante caña a mis 12 años. Bigas Luna ahora había montado un cabaret en Zaragoza. Creo que no era exactamente odioso burlesque de chonibillys, pero los obreros se enchufaban medio gramete viendo carne fresca y encima con la sensación de que eran tíos modernos
Comentario de Ruboslav (06/04/2013 23:22):
Álvaro, con respecto al VHS de Las edades de Lulú solo decirte que… como todos, hijo, como todos.
Y Calígula de Tinto Brass, también. Virgen santa, qué tiempos de necesidad aquellos.
Comentario de John Constantine (07/04/2013 09:51):
100% ok de acuerdo con el artículo. Obviamente después de Huevos de Oro ya no podía seguir por esa vía, so pena de convertirse en marginado cultural -como les ha pasado en los USA a directores como John Waters que no quisieron moderar su discurso-.Y optó , como bien se ejemplifica con lo de la Bienal, en subirse al mismo carro de feria que había estado criticando.
Comentario de JoJo (07/04/2013 10:15):
Y hablando de España cañí, la Duquesa de Alba comentó hace años que estaba de acuerdo con la versión que Volaverunt daba de la muerte de su antepasada, la que fue retratada por Goya.
Comentario de Karraspito for President (07/04/2013 20:13):
Vaya panda de MARICONES que leo por aquí. Con el de Las Edades de Lulú, con las tetas de Pe y con Stefania Sandrelli en Jamón, Jamón, con La Teta y la Luna, y un poco más tarde (yo tenía 16) con la jamonísima Valeria Marini en Bambola.
Comentario de Conde (08/04/2013 17:14):
#3 Coño, Calígula!! Si hasta me había olvidado de ella.
Comentario de galaico67 (08/04/2013 18:09):
Momento pajillas en LPD….
Caballeros, sean eso, unos caballeros, que lo de las pajillas, en un hombre, es como el valor en las cartillas militares – se le supone- pero esto esta derivando en un conversación de calvigordos que añoran sus erecciones y sus granos
Comentario de baranda (08/04/2013 22:42):
No diría yo que Bigas denunciaba nada en Huevos de Oro, de hecho la gracia estaba en mostrar la vulnerabilidad del personaje y ponernos de su parte.
Que era un cabronazo, sí, pero por el amor de una mujer, como confiesa en la gran escena del karaoke. Si la mora del principio, que es la que más buena está de la peli por cierto, no le hubiera puesto los cuernos igual no le hubiera entrado la locura urbanística y se hubiera contentado con un chiringuito de paellas.
Además está la metabroma de rodar el final de la peli en Miami sin venir a cuento para nada: si tengo dos huevos ¿por qué no puedo rodar la peli en tres continentes?
Comentario de Jiri (09/04/2013 16:55):
Digo yo que lo mismo que informan ustedes de la muerte de “huevos de oro” Bigas Luna, podían decir algo, amable o no, de Margy “pepita de oro” Tatcher.
Inclusive, podrían dar una “información plural” estilo medio de comunicación español estándar, esto es, Mauricio escribe una hagiografía de la personaja, y Manuel de la Fuente un “a caer de un burro” de la misma, en plan trinchera azul / trinchera roja. Algo, vamos, como hicieron vuesas mercedes con Mickael Jackson.
Si no es mucho molestar, vaya.
Comentario de keenan (12/04/2013 17:29):
Lo que comentas de esa relación entre el sexo y la comida siempre me ha parecido especialmente lamentable, zafia y repugnante. No hablo de la peli, hablo de la realidad. En la peli me parece que Barden le dice a Pé que sus tetas están mejor que la tortilla de patatas, o algo así. Como si ambas cosas fueran comparables. Es la mentalidad del miserable post-nacionalcatólico que nunca tuvo nada (ni imaginación, ni aspiraciones), y para él la abundancia es algo absoluto, lo mismo da un Mercedes con asientos de cuero, que unas tetas o un chuletón.
De todas maneras, esa España zafia, esa España del manolo que se pone morao a cocido y vinacho ante la complaciente mirada de la churri y la suegra y luego lloriquea pidiendo almax, esta extinguiendose o eso parece. Tanta modernidad, intenet, 15Ms, erasmus, etc, está haciendo que esa gente tan cañí virtualmente desaparezca o al menos se averguence de lo que es. Que antes encima iban de sobraos por la vida.
Comentario de Tocornal (16/04/2013 10:01):
Yo me quedo con la gran frase del célebre Ángel de Andrés:
“¿Sabes por qué los del interior tenemos más mala leche que los de la costa? POR LOS GARBANZOS”