Life of Pi (Ang Lee, 2012)
La crítica internacional describe a Ang Lee como un director de cine «camaleónico». Y no seré yo, desde luego, el que le lleve la contraria a la crítica internacional esa, tras asistir, atónito, al fenómeno por el cual el realizador de cintas maravillosas e inolvidables como «Yin shi nan nu [Eat Drink Man Woman]» (1994), «Sense and Sensibility» (1995) o «Wo hu cang long [Crouching Tiger, Hidden Dragon]» (2000) (ninguna de las cuales he visionado personalmente, por lo que en realidad no tengo ni la más remota idea de si son maravillosas o inolvidables, pero qué coño, estamos en LPD y tener la más mínima noción sobre aquello de lo que estamos hablando restaría frescura y espontaneidad a nuestra florida prosa), el fenómeno por el cual el realizador de dichos filmes, decía, se ha marcado un bluff de la calaña del que nos ocupa en esta ocasión.
Nos encontramos ante una película estadounidense firmada por un director taiwanés y que tiene como protagonistas principales a un muchacho indio (de la parte francesa) que vive en Canadá y un tigre de Bengala. Toda esta multiculturalidad, talante y buen rollito, que habrían hecho las delicias de nuestra mismísima Bibiana Aído, su célebre Ministerio de Igualdad y todo el gabinete Zapatero en general, han demostrado en este caso no ser suficientes para compensar las notables carencias cinematográficas de las que adolece este celuloide.
En las más de dos horas de metraje a lo largo de las que transcurre esta insípida y descafeinada historia, nos golpea los sentidos un acojonante y, barrunto, multimillonario, despliegue de efectos visuales de última generación de una sorprendente nitidez que, en no pocas ocasiones, llega a resultar a todas luces excesivo. Y digo bien, a todas luces, puesto que la cantidad de objetos innecesariamente resplandecientes y titilantes, cielos sobrecargados de brillantes luceros y estructuras de un hiperrealismo forzado hasta el extremo agotan la mente hasta que uno no sabe si se encuentra frente a una pantalla de cine o en mitad de un viaje de ácido en la pista central de la Ministry of Sound.
Todo esto, sin embargo, no impide que alcancemos el final de la historia con una sensación de profunda decepción y el convencimiento de que nos han vuelto a vender la moto con un producto técnicamente impecable y que sin duda impacta hasta cierto punto y deja cierto poso, pero con graves carencias en lo que se refiere al contenido y a la profundidad de los personajes. Minucias sin importancia, vaya. Baste señalar que los mejores actores de la película son, de lejos y por este orden, el tigre creado por ordenador que acompaña al protagonista en el bote, y el ínclito Gérard Depardieu, en los escasos cinco minutos que aparece en pantalla. En cuanto al personaje de Pi, lo único que sabemos acerca de él es que tiene un nombre ridículo en honor a una piscina pública, es vegetariano, beato, trolero nivel pro y padece un extraño complejo de Edipo con relación a una orangutana que se ve que le pone palote. Ni un atisbo de su carácter, sus inquietudes, su personalidad o sus anhelos vitales, ni por supuesto de expresividad alguna, ni siquiera cuando se pone a vocearle al pobre tigre sin motivo aparente. Lo mismo se aplica al resto de los personajes, con mención especial para el escritor al que el Pi adulto le cuenta la historia, que no cambia su cara de palo así lo sometan a la tortura más retorcida y despiadada (como por ejemplo, obligarlo a visionar «Life of Pi»). ¿Qué quieren que les diga? Para tragarme una historietucha sin enjundia donde la magia y los efectos visuales son más importantes que la dirección de actores y la verosimilitud, me quedo con «Juego de Tronos», donde además salen tetas, dragones y crónica rosa a saco.
La historia tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera nos presenta a los personajes, con especial hincapié en el protagonista y su descubrimiento de la fe a través de diversas religiones, y abarca hasta justo antes del naufragio. Se trata de la parte de relleno, la que prepara al espectador para la segunda parte, que aparentemente contiene el nudo de la narración y el mensaje importante que pretende transmitirnos el filme. En esta segunda parte, la comparación con «Cast Away» (Robert Zemeckis, 2000), una cinta con evidentes similitudes, salvando las diferencias, surge inevitable. Donde «Cast Away» triunfa gracias a un enorme Tom Hanks que, con la única compañía de un simple balón pintarrajeado, llena absolutamente la pantalla con una conmovedora y creíble actuación, haciéndonos partícipes de sus miedos, su desesperación y su gradual pérdida de la esperanza y de su salud mental, «Life of Pi» fracasa estrepitosamente al presentarnos a un personaje gris, vacío y carente de interés en gran medida más allá de su desmedida fe religiosa. Ni siquiera la ayuda de la remarcable actuación del tigre de animación o el inesperado y presuntamente impactante giro final de la película consiguen remontar una narración condenada a la mediocridad desde su ecuador, aproximadamente. Estoy convencido de que el producto final habría ganado en interés, complejidad y originalidad de haber seguido la línea argumental que el viaje en barco interrumpe abruptamente, eliminando así la posibilidad de seguir explorando y profundizando en la personalidad y las vivencias de unos personajes cuya peculiar idiosincrasia se alcanza a intuir vagamente en la primera parte del metraje.
En conclusión, creo que este filme sacrifica demasiado en cuanto a profundidad de los personajes y desarrollo de la historia para centrarse en un final supuestamente sorprendente que en el fondo lo deja a uno bastante frío tras haberse tragado la sinsorgada precedente. Será porque yo no no soy una persona de fe y la biblia también me parece una mamarrachada más allá de su indudable valor como obra de mitología, o porque estoy bastante harto de las narraciones al estilo de «The Sixth Sense» versión desustanciada, donde un giro final pretendidamente impactante intenta compensar dos horas de hastío previo, pero no recomendaría esta película a nadie que vaya buscando una historia compleja o un mensaje de calado que deje un poso difícil de borrar. Eso sí, no deje de visionarla si lo que busca es una fábula entretenida que no le haga ejercitar demasiado las meninges durante dos horas.
Compartir:
Tweet
Comentario de Alba (22/03/2013 14:09):
Totalmente de acuerdo, por no comentar los delirios de grandeza que se gasta el mismo Ang Lee, al menos en una entrevista publicada por el Semanal El Pais, con motivo de la campaña de promoción de la película.
Comentario de CusCus (22/03/2013 14:09):
A mi la de Comer, Beber, Amar me gustó mucho. Supongo que es porque la vi en chino, en ésa época no tenía ni pajolera idea, y me regodeaba con los manjares.
Comentario de Garganta Profunda (22/03/2013 14:13):
Pues yo fui de los que lei el ibro el verano pasado y como literatura de piscina no está nada mal. Es decir, hace pasar el rato, es cortito y exige poco. ¡Eso y que leer con las bermudas mojaditas es un gustazo!
Me impacto el final, eso si, (SPOILERAZO). El no saber cual de las dos historias es la auténtica. Si la fábula animal cargada de metaforas, espiritualidad y buen rollito o la carnicería a lo “Walking Dead” a bordo de la balsa…
Mi sentir pesimista me obliga a decantarme por esta última. Ya lo dijo Hobbes muchachos…”Homo hominis lupus” y todo eso.
Pingback de Cine: La vida de Pi [Life of Pi] (Ang Lee, 2012) | Moho Civilization (22/03/2013 14:16):
[…] comienza mi artículo publicado hoy en La Página Definitiva. Podéis leer el artículo completo aquí. Like this:Like Loading… This entry was posted in Español and tagged Cine, crítica. Bookmark […]
Comentario de Sangonereta (22/03/2013 14:19):
Material para fumetas, sin duda alguna. Me ha gustado más tu reseña que la peli.
Comentario de Luís Cividanes (22/03/2013 14:35):
No tenía pensado ir a verla, pero aún me has quitado más ganas… Eso sí, me encantó La Tormenta de Hielo en su día. Años 70, Decadencia de la familia tradicional, Nixon, Christina Ricci diciendo “te enseño lo mío si me enseñas lo tuyo” a su amiguito, juegos de llaves de coche para parejas de mediana edad aburridas.. No sé si volver a verla para llevarme una decepción
Comentario de Karraspito for President (22/03/2013 14:40):
Bueno, Luis, en realidad, la crítica casi en pleno le está lamiendo el glande a esta película de mala manera. Que yo no digo que sea mala, solo que me decepcionó. Pero no entiendo todas las desmesuradas alabanzas que le están dirigiendo. A no ser que en los pases de prensa les repartieran algo más que la entrada, y las lucecitas brillantes en la pantalla actuasen en realidad como catalizador de los efectos…
Comentario de Don Pésimo (22/03/2013 16:55):
Yo leí el libro, que me pareció muy entretenido y dignamente escrito, y de la película me bastó un trailer para saber que la consigna no podía ser otra que HUIR. Lo que en prosa es una sosegada narración a la que el lector va poniendo imágenes mentales tal como va avanzando la lectura, es material extremadamente peligroso en cuanto que la tentación de brindarlo todo a los efectos especiales y a la música ampulosa puede hacer que la película se quede con la cáscara, muy vistosa, y pierda toda la esencia del texto. Y, sin haberla visto, me juego un huevo a que algo de esto ha pasado.
Comentario de lawrence (22/03/2013 20:14):
Dios, karraspito, ¿tenía que mentar a juego de tronos, verdad?, piense que los servidores tienen un límite de capacidad.
Por lo demás, “sinsorgada”, en la vida había escuchado ese vocablo, he tenido que buscar su significado, esto se parece mas a la lectura de los editoriales de la razón…, le felicito
Comentario de Eye (22/03/2013 22:36):
¿Así que la película es malilla? ¡Pero si sale un tigre! Y los tigres son como los ninjas o las naves espaciales: convierten en “molona” cualquier bazofia en la que aparezcan. O así solía ser, al menos.
Comentario de Perri el Sucio (23/03/2013 04:57):
monsieur garganta, los nazis de la gramática preguntan por usted diciendo algo de un homini dativo y no hominis genitivo.
Comentario de Garganta Profunda (23/03/2013 12:46):
Leñe, me han hecho un “Vida-de-Brian” in my face!
En efecto. “Homini” dativo. “Homo Homini Lupus”. Mis más sinceras disculpas y todo eso.
Tenganme en cuenta que soy “de Ciencias” y el Latín lo aprobé en 2º de BUP copiando salvajamente…de hecho nunca pasé de aprenderme la segunda declinación.
Reconforta saber que el nivel “intelestual” de los lectores está siempre ojo avizor…
Comentario de ming (23/03/2013 15:18):
A mí gustal. Lecoldar los clomos de animales que coleccional cuando sel clío. Además, sel parábola cuyo mensaje significal “tenel paleja sel como il con un tigle en balca o tener polla junto a cepo”, “los mejoles amoles sel los que no pudielon sel”, “despielta a tu padle, cablón” o “detlás de cocinelo goldo y galo habel siemple compatliota de Putin”.
Comentario de Karraspito for President (23/03/2013 21:18):
“despielta a tu padle, cablón”
JAJAJAJAJAJAJAJAJA
Comentario de Tartamundos Trotamudo (24/03/2013 14:38):
Pues yo la vi hace unas semanas ya.
Y sólo puedo decir una cosa: mi vida tiene un antes y un después. Un antes de ver esta peli y un después de tragarme semejante bodrio de lucecitas y mensajes transcendentes.
Lamento, pues, no haber esperado a leer la magnífica reseña antes de ver “la cinta”.
Comentario de Jordinuco (24/03/2013 23:35):
Don Karraspito, es usted un triste. A mí tampoco me parece la película del siglo, y lo que diga la crítica me la trae al pairo, pero sólo que a usted no se la traiga justificaría, para mí, el esfuerzo dedicado a este, por otra parte cremoso en texturas y correcto texto suyo. Que si me equivoco sabe también que basta con que me lo confirme para que yo le crea, ojo, pero que sepa que ser, es.
Comentario de mictter (26/03/2013 09:59):
“tener la más mínima noción sobre aquello de lo que estamos hablando restaría frescura y espontaneidad a nuestra florida prosa”
No nos olvidemos de los comentaristas y mauricios varios.
Gracias por avisar, aunque nada más ver la foto promocional de “niño & tigre en bote” mi neurona de guardia se puso en plan huelga preventiva y desde entonces sólo cubre a duras penas las funciones vitales mínimas.
Comentario de Sr. Walterson (05/04/2013 08:59):
Pero a ver, que el hijoputa este es el de Tigte y Dragón. Que pretendía ser una peli seria, y allí todo Dios volaba. “Es que son maestros de Kung Fú.” ¡Ah bueno, haberlo dicho antes, en ese caso ningún problema! Se puede ir mucho a cagar el amigo Ang Lee, a mí no me pilla en otra.
Comentario de Karraspito for President (12/04/2013 15:12):
Sí, ya lo digo en el artículo. Pero pongo el título original, para hacerme el listón («Wo hu cang long [Crouching Tiger, Hidden Dragon]»)