Misión Imposible 4: Protocolo Fantasma
Es un hecho. Hollywood está cada vez más comunista. Conforme los mercados imponen su ley a la población con mayor firmeza, el sector de los mercados dedicado a producir películas comerciales se afana más en buscar argumentos cuyo planteamiento es siempre: los ricos son malos, y los pobres hacen bien en rebelarse contra ellos. ¡Viva los pobres! Y el espectador, ni que decir tiene, encantado de que los ricos reciban, por fin, su merecido.
Por eso resulta particularmente valiente la apuesta narrativa que nos propone la cuarta parte de Misión Imposible: hablar del neoliberalismo como si no fuera una herramienta con el único propósito de robar dinero a los pobres para dárselo a los ricos. En lugar de ello, Misión Imposible 4 presenta un estado de las cosas que habría firmado Hayek sin vacilar un solo momento.
A ver cómo lo explico. El malo de la película es… Sueco. Profesor de Universidad. Un hombre educado en un entorno de derechos sociales, políticas de igualdad y gasto público a mansalva. Un siniestro intelectual sueco que pretende sustituir nuestro actual menú televisivo por una sesión continua de Decálogo, de Kieslowski, en versión original y sin subtítulos. Un burócrata que ama al Estado y odia a la gente.
Por eso, nuestro malvado socialdemócrata nórdico perpetra una teoría digna de la Internacional Socialista: para que humanidad avance, es preciso que primero padezca una catástrofe de proporciones cataclísmicas que coloque al ser humano al borde de la extinción. Así, los que sobrevivan serán más fuertes.
Nada que objetar. Todo muy darwiniano. De no ser porque… El malo no se sienta en un sofá a esperar que la sabiduría de la mano invisible del mercado destroce el mundo y genere el cataclismo por sí sola. Bien al contrario, el malo, como buen defensor de lo público, se empecina en inmiscuirse en la iniciativa privada, en reglamentarlo y legislarlo todo: en provocar artificialmente lo que desea que ocurra. En concreto, una guerra nuclear.
¿Y a dónde se dirige el malo para conseguir un arma atómica que le permita cumplir su plan? ¿Al mercado negro? Nada de eso; según se nos explica claramente en la película, los traficantes de armas del mercado negro son gente responsable, que hace negocio, sí, pero no sobrepasa ciertas fronteras, líneas rojas de razonable convivencia en el respeto de las libertades individuales. Así que, tras tropezarse durante años con la firmeza de los honrados traficantes privados, que se niegan a venderle una bomba atómica en honrada transacción, nuestro burócrata sueco recurre, de nuevo, a lo público, y decide aprovecharse del caos consustancial a todo Estado para birlarle a Rusia los códigos de lanzamiento de misiles. Tarea fácil para un actor privado sin escrúpulos, que sepa aprovecharse del sinsentido de la mastodóntica Administración.
El malo tiene éxito; y, además, mete en un follón a Tom Cruise y el equipo de Misión Imposible, que se queda totalmente expuesto a sus enemigos y sin cobertura de ninguna clase por parte de los EE.UU. Ese, ni que decir tiene, es el único error del malo: porque, libres de las ataduras de la burocracia de los servicios secretos estadounidenses, el exiguo equipo (cuatro personas) que logra reunir Cruise se las basta solo para perseguir implacablemente al malo en Rusia, primero, y en Dubai y la India, más adelante.
Naturalmente, ello nos permite confirmar todos y cada uno de los tópicos de estos países: en Rusia, la gente sufre mucho y desconfía de todo y de todos hasta que se termina la tercera botella de vodka, momento en el cual, sin transición alguna, abren su corazón y su alma a cualquiera que pase por ahí. Dubai es un paisillo absurdo, que ni siquiera organiza un Mundial, en mitad del desierto, donde el petróleo ha permitido sustituir un poblado medieval por una moderna y riquísima metrópoli en la que viven gentes de mentalidad medieval. La India, por último, es un sitio caótico en el que los millonarios de Bollywood son tan opulentos que viven como vivía cualquier trabajador español de la construcción en la época de la burbuja (y con el mismo sentido estético, además).
¿Una sarta de tópicos? Pues no lo sé. Recuerden que la saga de Misión Imposible, en un nuevo ejemplo de compromiso con la Escuela de Chicago y las enseñanzas de Hayek, no tiene ni el menor interés en conocer nada que no sea lo mismo que han visto siempre: desprecia toda diferencia que no puedan permitirse ignorar. Y si no me creen, recuerden Ustedes este maravilloso fragmento de Misión Imposible 2, que por méritos propios se encuentra entre las escenas más importantes de la historia del cine:
Sincretismo fallero-pascual. España es así. El comentario final de Anthony Hopkins remacha la faena.
Todo lo anterior, por supuesto, no debería incitarles a pasar de la película, sino todo lo contrario. Estamos ante una película de acción trepidante, muy entretenida, y cuyos momentos graciosos integrados en la acción funcionan a la perfección. ¡Y además aprendes los principios del liberalismo sin esfuerzo!
Compartir:
Tweet
Comentario de lawrence (21/12/2011 01:34):
A mi ese trozo siempre me ha parecido una obra maestra de sintesis, en apenas 1 minuto tienes la semana santa andaluza, las fallas valencianas, ves trajes regionales aragoneses y algún inmigrante arabe. Vamos, solo falta un toro, una vieira, una paella y algún edificio vacío
Comentario de Nacho Pepe (21/12/2011 04:33):
Ya era hora que alguien se mojase en esta época de keynesianismo invasivo y estados mega-intervencionistas.
Como siempre tiene que ser un reducido grupo de visionarios en torno a una filosofía integral (Ciencilogía) que nos rescaten de la estupidez de la masa encabezada por los palmeros estatalistas de la ceja, versión gringa.
Esperaré a que el DVD-RIP esté en Pirate Bay para verla. Guillermo ¿de verdad no tienes otra manera de conseguir citas que castigarte de esta forma? Transformers3, MI4… tu currículo es ciertamente espeluznante.
Comentario de Guillermo López García (21/12/2011 11:59):
Lawrence, hay mucha sabiduría en su comentario. ¡España en un solo minuto! Si será así que hace años, cuando di clases a estudiantes americanos, no perdía la ocasión de ponerles ese fragmento para que vieran lo que vale un peine.
No te creas, Nacho Pepe, debo tener un algo masoquista muy interiorizado, porque a mí las basuras comerciales de Hollywood me acaban gustando. Es más, si son malas, me divierte ver lo malas que son (aunque todo tiene un límite, claro está). Misión Imposible 4, al menos, es una película entretenida. Transformers tres sí que fue una experiencia espeluznante!
Un cordial saludo
Comentario de Destripaterrones (21/12/2011 13:05):
Yo que los americanos confundan las fiestas españolas lo veo normal, lo que me parece alarmante es que un británico, supuestamente culto, como Hopkins, meta la gamba de esa manera.
Comentario de Carlos Arrikitown (21/12/2011 18:44):
JOJOJOJOJOJOJOOJOJOJO
Para mi el summun de la desestructurización cultural son aquellas películas de bajo presupuesto, o no, donde a los actores casi extras mejicanos se les obliga a poner un acento lo suficientemente alejado del mejicano que es en el que la acción se supone que ocurre.
– Vamos muchachos!! Ándale!!
– Corten!! Corten!! Tío que te está quedando demasiado mejicano. Venga, pon un acento más latino, piensa tágalo.
Comentario de Guillermo López García (21/12/2011 19:18):
Por si todo lo anterior fuera poco, me recuerda en twitter @axebra cuál es el siguiente enemigo al que se enfrentarán los componentes de Misión Imposible, tal y como se menciona en la última escena de la película. El próximo enemigo es un grupo que se llama… “El Sindicato”.
No hay más preguntas, Señoría.
Comentario de Judge Dredd (22/12/2011 11:12):
#4 Británico y culto son términos incompatibles.
Comentario de Destripaterrones (23/12/2011 18:14):
#7 Depende de si son Elois o Morlocks.
Comentario de Fernando Mora (24/12/2011 11:21):
No sé si has visto Ironman, Yo lo hice en su momento. Las dos me tragué. Bueno, no sé si hay más. Quizás de manera no tan explícita como la que relatas pero igualmente vomitiva. Pura propaganda neoliberal.
Un saludo,
Comentario de keenan (27/12/2011 20:51):
A mi lo que más me quema de Hollywood es que todo lo que tocan, lo americanizan.Por suerte, en The girl with the dragon tatoo, han respetado el cotexto; es una peli que transcurre en Suecia y me repatearia ver taxi cabs y manhattan skylines en vez de las calles de Estocolmo. Pero lo normal es que si les interesa alguna peli europea, hagan un remake americanizandola, cambiando la Gran Via de Madrid por Times Square o lo que se tercie… como si cualquier cosa ajena a su cultura fuera invendible allí.
Comentario de Pablo (pero no el auténtico) (06/02/2012 21:27):
Bueno, este blog tiene su interés: http://lo-dice-diana-aller.blogspot.com/
Y el último artículo sobre la trayectoria de Demi Moore.
Por lo demás, una vez más te agradezco la crítica Guillermo. Me has librado de verla con una finlandesa que quería ver a no sé qué compatriota que sale en la peli y que es, a su vez, amigo de Raikkonen.