La cosa (Matthijs van Heijningen Jr, 2011)

Remakes y terrores

Como es bien sabido, Hollywood se está poniendo perdido de remakes. Las causas son muy conocidas y las hemos repetido varias veces: desde que las productoras cayeron en manos de los orientales, aquí se trata, aún más si cabe, de hacer películas como quien abre un restaurante en cada esquina para blanquear dinero. Hay que ganar más y más pasta con productos que garanticen la rentabilidad, de manera que los estudios de marketing han ido sustituyendo a los procesos de elaboración, escritura de guión y reflexión a la hora de poner en marcha un proyecto. Es por esto que cada vez vemos menos historias originales y lo que prima con las adaptaciones de novelas juveniles, videojuegos, cómics y, por supuesto, remakes.

Porque el remake es una fórmula que parte de un axioma: lo que fue un éxito en otra época, forzosamente tiene que volver a serlo en la actualidad. Las ansias por ganar cada vez más dinero con este esquema hace que el remake ni siquiera sea ya (como lo era anteriormente) una puesta al día de una película antigua que había caído en el olvido. Todo lo contrario, cada vez pasa menos tiempo entre la película original y el remake, porque lo que se intenta es que cada grupo de adolescentes consuman lo mismo y la rueda siga girando. Es así como se entienden las continuas revisiones en el cine de personajes como Batman o X-Men o el anuncio del nuevo Spiderman para el año que viene, remakes no para quienes no vieron las películas originales, sino para quienes no las vieron de adolescentes con el bol de palomitas megamaximacrogigante.

Esta moda del remake ha obligado a buscar variantes, como los crossovers, es decir, el cruce de personajes de universos de ficción diferentes. Y es la opción que ha primado en el cine de terror. Sin duda esto se debe al intento de devolver al terror a los primeros puestos de la taquilla y sacarlo de esa cutrez de serie B en la que cayó en los años 70 y 80 por la proliferación de remakes y sagas. Uno piensa en Tiburón, en  Pesadilla en Elm Street o en Viernes 13 y es inevitable pensar en las secuelas insoportables que al final parecían ya una parodia. Fue tanto el entusiasmo por crear secuelas baratas en los años 80 que se arrasó con todo, incluso con la conversión del Psicosis de Alfred Hitchcock en una saga más, con Anthony Perkins arrastrando su presencia por las más altas cumbres de la miseria. Los crossovers fueron la solución en las décadas posteriores, con cintas como Freddy contra Jason (2003) o Alien vs. Predator (2004). El éxtasis ya era la secuela del crossover, como Alien vs. Predator (2007), con lo cual esta fórmula puede caer de nuevo en el desprecio y cachondeo por parte del espectador, que uno puede ser un friki de los monstruítos, pero todo tiene un límite.

La tendencia ahora parece que se complica más, creando un producto que parece una precuela, pero que añade elementos que no estaban en la película original y dejando el final abierto por si hubiese una secuela que partiera de la precuela y de la original. Un lío, sí, pero es lo que ofrece la nueva versión de La cosa. Pese a que el antecedente remoto es El enigma de otro mundo (The Thing from Another World, Christian Nyby y Howard Hawks, 1951), la película parte de la cinta clásica que dirigió John Carpenter en 1982. Y pese a que en su momento no fue ni mucho menos un éxito, su conversión, con el paso del tiempo, en un auténtico referente del terror contemporáneo (con homenaje en un episodio de Expediente X incluido) lo hacía especialmente apetitoso para hincarle el diente. Y así ha sido, con el descaro de calcar situaciones y secuencias de la película de los años 80.

 

 

La historia la puede recitar cualquier aficionado al terror con más rapidez que un padrenuestro. El descubrimiento de un extraterrestre en la Antártida provoca el interés de un expedición de científicos. Encerrados en la base donde se ha producido el hallazgo, el bichejo va matando uno a uno porque tiene la capacidad de mutar imitando la apariencia del ser vivo al que se carga. De modo que tenemos un elemento muy presente tanto en el cine de Hawks como en el de Carpenter: la situación límite a la que se enfrenta un grupo de personajes que se encuentran aislados en un espacio sin capacidad de comunicación (así se ve en películas como Río Bravo, Eldorado o Asalto a la comisaría del distrito 13). Lo que unía a ambos directores se mete en la batidora para esta versión remozada donde se ve que la fórmula, por muy vista que esté, sigue siendo muy efectiva.

Porque esto es lo más sorprendente de esta versión de La cosa, dirigida por Matthijs van Heijningen Jr: que crea tensión, que consigue que el espectador se involucre en la historia al explotar un miedo tan cotidiano como el aislamiento y el asco a los bichos. Desde el primer momento, el espectador sabe lo que va a suceder (que van a morir todos) y encima sabe cómo va a suceder (uno a uno, como un asesino en serie), porque es algo que no sólo ha visto ya con Carpenter, sino que se lo sabe de memoria por películas como Alien. Y es que da la sensación de que el punto de partida es tan básico que habría que ser muy burro para no provocar suspense, miedo o angustia. Independientemente de que sea una precuela, cuela, secuela, saga o presaga, porque eso es lo de menos. Lo importante es reeditar una fórmula de éxito para ganar dinero. Pero si se consigue, como en este caso, sin tomar al espectador por idiota, el resultado incluso resulta satisfactorio.

юрист у полтаві


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  1. Comentario de David (28/10/2011 15:47):

    La filmografía de John Carpenter ha sufrido ya varios remakes absolutamente innecesarios (por decirlo finamente), como “Halloween”, “La niebla” o “Asalto a la comisaría del distrito 13”. Hasta hace no mucho peligraba también “Rescate en Nueva York”. “La cosa” no ha tenido oportunidad de librarse porque somos muchos los que la consideramos la mejor película de Carpenter.
    En cuanto a las fórmulas “creativas”, la mayor carambola que yo recuerdo haber visto es “El Rey Escorpión”, una precuela de una secuela (“El regreso de la momia”) de un remake (“La momia”).

  2. Comentario de BunnyMen (28/10/2011 21:10):

    Hecho axiomático nº 1, una película protagonizada por Kurt Rusell no se puede mejorar.

    De tu articulo no estoy de acuerdo (llego el tocacojones) en los ejemplos que pones sobre X-men o Batman, por que son más como tu dices “revisiones” y no remakes.

    Cogiendo el ejemplo de Batman, en poco se parecen las versiones del personaje de ahora con las ochenteras/noventeras de Tim Burton o Joel Schumacher, que en poco se parecen salvo por tener u n personaje clásico (¿se puede decir que Batman es un clásico?) como protagonista. No es por tanto un refrito del plato anteriormente preparado como si parece que ocurre en esta “cosa” (el enigma de otro mundo la recuerdo de hace muuucho, pero era igual (salvando años) que la de Carpenter ¿o no?, lo que si que convierte a esta en un re-remake).

    Y bueno, X.men, que yo sepa es la primera vez que salían a pantalla, lo de que fuera en plan trilogía, ya es muy común hoy por hoy. Parece que la formula renta, pero siempre hay que hacer (o versionar, desde el comic, libro, etc) un original.

    Abrazos.

  3. Comentario de Garganta Profunda (29/10/2011 09:47):

    “Hecho axiomático nº 1, una película protagonizada por Kurt Rusell no se puede mejorar.”

    Una verdad como un templo…

    A mi “The Thing” de Carpenter me parece una peli a la altura de “Alien” de Riddley Scott. No tengo cojones a ver la precuela/secuela…aunque siempre me intrigó saber que coño les pasó a los noruegos…

  4. Comentario de emigrante (29/10/2011 11:49):

    El jueves pasado echaro aqui una de Josh Harnett, “30 days of night” que viene a ser exactamente lo mismo en un pueblecito de Alaska pero con vampiros en lugar del alien.

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