“Centurión”, el nuevo camino del peplum

El contraste radical ha sido el eje sobre el que ha girado la historia del peplum o película de romanos en Hollywood a lo largo de muchas décadas. Por una parte muestras más o menos conseguidas de un cine grandilocuente donde buenas historias, espectacularidad y grandes estrellas sobrellevaban superproducciones llenas de épica, epopeyas e historias apasionadas de amor y odio. Por otra una especie de particular serie B precursora en gran medida del posterior legado de Bud Spencer y Terence Hill. La distancia que hay entre Espartaco y Maciste refleja un género sin medias tintas y muy español, en el sentido de que o bien se ponen los cojones encima de la mesa para dejarse todo el presupuesto de la productora o bien se ponen los cojones encima de la mesa para no poner ni un duro. Pero mariconadas las justas.

Hoy día se mantiene esa hispanidad con la diferencia entre películas como “Gladiator” y series como “Roma” y otras como “Druidas” o precisamente “Hispania”, serie que demuestra que la conjunción de interpretaciones nefastas, guiones irrisorios, decorados ridículos, fotografía nula y dirección rutinaria puede generar un excelente producto de comedia involuntaria. Justo esa es la ley del peplum: se haga lo que se haga siempre funciona. En uno u otro caso. Si no hay grandes movimientos de masas te puedes reír entonces. Se trata del género más rentable. En el momento en que a un actor se le pone una coraza con pezones en el torso y un casco con cepillo de escoba en la cabeza eso funciona. Si todos los caminos conducen a Roma, todos los misteriosos caminos del peplum conducen a algún logro, aunque a veces se pretendiese el logro contrario o incluso nada.

“Centurión” supone una innovación en el peplum, ya que no toma ninguno de los dos caminos tradicionales, sino que aúna la película de romanos con la divulgación científica y ciertas intenciones filosóficas que en la actualidad se conocen como “implementar valores”. Se trata por tanto de una película sorprendente que se mueve por caminos no trillados.

“Centurión” explica cómo funcionaba el antiguo remedio conocido como sangría. Una serie de enfermos romanos son tratados por doctores pictos que tratan de sanarlos. En principio no se sabe qué mal les aqueja e incluso parecen saludables, se intuye algo provocado por la humedad de Britania. Para ello emplean la sangría en todas sus vertientes, desde las de chorro pequeño y concentrado hasta las de fuente. También se reflejan otros tratamientos como la separación de cabeza y tronco o la acupuntura con astas arrojadizas de madera o variopintas herramientas metálicas.

El documental simboliza en cierto modo el paso de una medicina basada en la tradición herborista y muy cercana al rito religioso hasta otra sustentada en conocimientos empíricos mucho más rigurosos. De hecho al final el único que sana es el que se queda con una bruja que refleja el nacimiento de la medicina moderna. También hay un mensaje quizá políticamente incorrecto que se desliza sutilmente: son más importantes las medicinas o antibióticos que estar en forma. Los pacientes romanos están corriendo la mitad de la película -la otra mitad son las sangrías- y a pesar de eso mueren prematuramente. Incluso hay un momento en que uno de los que corre le corta el tendón de Aquiles a otro que era precisamente atleta de maratón, dejando claro este mensaje que quizá en el fondo no muestra otra cosa que una financiación subrepticia de la industria farmaceútica, algo que desde luego no aparece en los títulos de crédito como debería ser si se pretende crear un debate en este sentido.

Este mensaje tiene otro momento intenso. Los romanos que hacen footing le hacen una sangría a un cervatillo se intuye que aquejado de humedad británica también. A pesar del tratamiento el cervatillo muere y los romanos no tienen más remedio que sacarle el estómago para tomar la hierba a medio digerir. La fermentación convierte a esa masa compacta y verde el algo parecido al goyur de pero con fibra. Entre un filetaco poco hecho y el yogur la película apuesta por el yogur, por una alimentación preventiva y sana que reconforta de inmediato a los corredores mucho más que tanto trote por los riscos. Estamos quizá ante la primera película de romanos que lanza un mensaje anti-gimnasio.

Otros valores bastante implementados son la democracia y la tolerancia. Entre los romanos hay un negro, un moro, un griego. El propio centurión, que se llama Quinto Días, es mejicano, de hecho un trasunto en carne y hueso de Speedy González capaz de esprintar durante horas semidesnudo por la nieve. La legión acoge a todos, pero es la unión de esos todos lo que hace a la legión. Este alegato en contra del racismo se complementa con otro alegato a favor de las mujeres. Y es que hay varias que luchan mucho y bien. Vamos, que reparten a mansalva. Sin embargo las mujeres que luchan terminan muriendo. Todas ellas son enfermeras pictas. Pero la que ha hecho la carrera de medicina y por ello resulta sojuzgada por sus propios compatriotas se queda con el mejicano cachas, con el Centurión Días. De esta manera se demuestra que las mujeres no han de tomar el camino de competencia directa y de violencia soterrada de los hombres en los estudios y el mundo laboral, sino crear el suyo propio sin olvidar la cocina, el cuidado de los futuros niños y la pesca de truchas en el río.

En resumen: una absoluta obra maestra, quizá dentro de las tres mejores películas de la historia tras “Le llamaban Dragón Gordo” y “El luchador manco”.search engine optimization company new yorkсоздать сайт визитку самому


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  1. Comentario de BunnyMen (21/12/2010 13:23):

    Yo tras ver esta peli saque la conclusión de que la muerte por decapitación a base de golpe de espada debía ser indudablemente causa primera de mortalidad en la época.
    En cualquier caso es una película entretenida, lejos del presupuesto de cosas como Gladiator, pero se ve que con algo de atrezo, escenarios bonitos y actores resultones se pueden hacer cosillas decentes. Por lo menos se ve que los británicos tienen algo de pulso para hacer películas de historia/acción y al menos gastan dinero en cámaras de cine que dan una fotografía decente, que por aquí uno pone eso de Hispania o hasta la mega-producción de Alatriste y se le cae el alma a los pies.
    Y lo dicho, sino te convence, al menos puedes entretenerte contando decapitaciones.

  2. Comentario de John Constantine (21/12/2010 16:19):

    Si,aquí en España el último grito en producciones de écpoa y acción es el film de “Águila Roja”. Sin comentarios.

    Por cierto, alguien que esté versado/enterado del tema: ¿Qué pollas pasó con la distribución internacional de AlaTtriste, que parece tema tabú en los sites de cine? ¿y que fue de esa peli que iba a arrasar en el mercado internacional, “Buried” ?

  3. Comentario de de ventre (22/12/2010 11:39):

    pero esta película existe o es una inocentada?

    j

  4. Comentario de bacus (22/12/2010 18:55):

    no quiero aguar la fiesta però la medicina moderna empieza aquí:

    http://es.wikipedia.org/wiki/Juramento_Hipocr%C3%A1tico

    algo que aun juran los medicos sobre dioses paganos y donde se habla calaramente de lo que no tiene que hacer un medico como abortar, eutanasia y tocamientos/acostarse con pacientes.

    “”A cualquier casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos.””

    “”A nadie daré una droga que pudiese ser mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi arte en la inocencia y en la pureza.””

  5. Comentario de Jordi P. (23/12/2010 18:51):

    A mi la película me recordó a un Western. No sólo por la acción y la sangre en abundancia sino también por algunas partes del guión. Cuando el grupo de pictos persigue a los romanos fugitivos recuerda a las partidas de cazadores de las películas del oeste.

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