Premios Goya 2010

A lo largo de sus más de veinte ediciones, los premios Goya del Cine Español se habían labrado una merecida fama de ejemplo de pasteleo y pitorreo, de metáfora de todo lo que de cainita tiene el mundo kultural patrio. Al principio, en sus primeras ediciones, la ceremonia era larga y aburrida. Años más tarde, derivó en un espectáculo a lo Hollywood en plan chabacano y, más recientemente, acabó siendo un entretenimiento morboso por dos motivos. En primer lugar, por la risa que provocaban los discursos de la presidenta de la Akademia de Cine, Ángeles González-Sinde, la guionista iletrada incapaz de hilvanar una frase con subordinadas o de articular ideas más profundas que ésa consistente en que el cine español se muere porque la gente prefiere comprarlo en el top-manta. El segundo eje de razón de ser de los Goya era el enfrentamiento de la Academia con Pedro Almodóvar, de manera que una ceremonia que pretendía ser una plataforma publicitaria del cine español le ninguneaba la existencia al director más internacional que ha conocido la Madre Patria. Ver la ceremonia de los Goya era como ver una película de Woody Allen: los ingredientes eran siempre los mismos, y por eso nos parecía tan divertido y esperábamos ansiosos la llegada de la fiestecilla televisada.

Pero entonces llegó algo inesperado, y era la fina preocupación por la cultura del presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Hombre, ¡qué decimos hombre! ¡gestor del Renacimiento!, capaz de asumir directamente la gestión de áreas tan dispares como la deportiva o la de Fomento con el trazado del AVE, Zapatero mostró su elevada consideración de la cultura al nombrar ministra a González-Sinde, que lleva su cartera con elegancia, sin decir una palabra más alta que otra y sin levantar polémicas estériles ni presentar planes deleznables que van cambiando según el día de la semana en que nos encontremos. Poco podríamos sospechar el efecto positivo que este descerebrado nombramiento iba a tener, como acabó siendo el relevo en la dirección de la Academia de Cine, cargo que pasó a ocupar Álex de la Iglesia.

Las cosas desde entonces han apuntado en una dirección totalmente distinta. Hay que tener en cuenta una cosa: Álex de la Iglesia es de Bilbao. Y los retos por narices que se ha marcado han dado sus frutos en la ceremonia de los Goya 2010, retos que pasaban por arreglar los dos temas ya comentados (darle a su cargo un liderazgo útil y solucionar el affaire Almodóvar) y que se resumían en cambiar la imagen de mamoneo que ofrecía el colectivo del cine en nuestro país. Porque esto, efectivamente, sucede. Mientras en Francia el cine patrio es un orgullo para ellos (y basta con ver un puñado de películas francesas para ver lo ridículo e injustificado de este orgullo), en España el cine tiene muy mala imagen, cuando hay una nueva generación de cineastas que hacen películas que están muy bien y que pasan de todo ese derroche farandulero de canapé, cocaína y subvención. El reto era difícil, pero los de Bilbao son de otra pasta.

Y el desafío ha sido superado con creces. La ceremonia de los Goya 2010 ha sido una cosa totalmente diferente a lo que estábamos acostumbrados: ágil, divertida, amena y en absoluto complaciente o gremial. Para empezar, en su discurso como presidente, Álex de la Iglesia ha hablado de la necesidad de ejercer el oficio con humildad, de dar las gracias al público y ha obviado hablar de piratería. Frente a los discursos llorones de su predecesora, el nuevo mensaje es el optimismo y la superación de la vanidad estúpida de la gente del cine. Dejemos de mirarnos tanto el ombligo, ha sido lo que ha venido a decir el director de Los crímenes de Oxford.

La prueba de los nuevos vientos que soplan se ha podido ver al final de la gala. Sin que nadie (ni siquiera los asistentes) se lo esperase, ha aparecido en el escenario Pedro Almodóvar para entregar el premio a la mejor película. Dejando de lado el carácter egocéntrico del manchego y su obsesión porque todo, absolutamente todo, gire en torno a él; dejando de lado sus magistrales dotes publicitarias para venderse allá por donde va y que ha sido clave para su éxito; dejando de lado todo esto, hay un hecho indudable, y es su condición de estrella número 1 del cine español en el mundo, con lo que su divorcio de los Goya dejaba en muy mal lugar a la Academia y confirmaba a todos sus miembros como envidiosillos de boina y botijo. La aparición de Almodóvar, si bien puede que no resuelva de la noche a la mañana todos los problemas, sí es una muestra de la capacidad de gestión de Álex de la Iglesia, que ha conseguido más con ese gesto que su predecesora con tanta lágrima de cocodrilo pro-SGAE.

También hay que destacar dos nombres en la gala de este año. Por un lado, el del presentador Andreu Buenafuente, gracioso y nada pesado, comedido y nada histriónico. Buenafuente contaba con una ventaja añadida que ha sabido aprovechar: al no haber ya publicidad en TVE, al no tener que vender la ceremonia a los anunciantes, la presión era digamos “menor”, con lo que no era necesario insertar payasadas entre premio y premio para intentar atraer a la audiencia. Al final, con el sentido del humor y del espectáculo de Buenafuente quedará, precisamente por esto, como una de las ceremonias más ágiles y divertidas que se hayan celebrado. El segundo nombre es de Antonio Mercero, el director homenajeado con un Goya de honor. El acto de entrega ha sido especialmente emotivo porque Mercero, enfermo de Alzheimer, sólo ha podido recibir en su casa al presidente de la Academia, quedando para el recuerdo un precioso vídeo que sirve de reconocimiento a un director con una trayectoria tan personal.

Finalmente, las películas premiadas recogen lo que comentábamos, esto es, la emergencia de una nueva generación de cineastas. Los premios principales otorgados a la sorprendente Celda 211 de Daniel Monzón y al último pastiche de Amenábar se completan con acertados premios a películas como El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella. El reparto de premios se ha concentrado en pocas películas, y esto es algo que debería revisarse porque esto no es Hollywood y no se trata de que todos los años haya que competir con número de premios con Ben-Hur o Titanic. En cualquier caso, se trata de detalles menores, de asuntos para el debate, una vez que los Goya ya son algo serio. Y, además, sin darle ni un sólo premio a Isabel Coixet. ¿Qué más pruebas hay que dar para ver que estamos ante un cambio positivo?сколько стоит сделать сайт в интернете


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  1. Comentario de Andrés Boix Palop (LPD) (15/02/2010 07:43):

    Como no vi de la gala nada más que los últimos 30 minutos comparto plenamente la opinión expresada por Manolo de que este año la cosa fue muy ágil y no se hizo nada pesada.

    Aunque lo que hay que resaltar, sobre todo, es que de repente tenían protagonismo personas inteligentes. Que, haciéndolo mejor o peor, estando más o menos acertados, con mejor o peor guión y ocurrencias, eran gente solvente. Y se notaba mucho. Buenafuente, De la Iglesia, Almodóvar, Rosa María Sardá… todos ellos son personas inteligentes y actúan como tales. Que De la Iglesia se esfuerce en atraer a Almodóvar, por los motivos que explica Manolo, es una demostración paradigmática de lo que supone tener a un tipo listo en el cargo. Que Almodóvar aceptara, una prueba de que, como persona inteligente que es, sabe que tampoco a él le conviene a medio plazo un eterno enfrentamiento con una Academia dirigida por gente medio sensata. De modo que, mientras esa situación se dé él tiene sus incentivos para hacer de tripas corazón.

    Incluso los pellizquitos de monja de Almodóvar explicando cómo le había convencido De la Iglesia demostraron inteligencia aplicada a joder un poco. En sus minutillos de speech se encargó de recordar, burlándose de la situación y de sí mismo, tanto que estaba claro que no le iban a dar el Goya tampoco este año (como así fue) como que en unas semanas tiene participación estelar en la gala de los Óscar, para que sus enemigos de la platea, por si no se acordaban de que a ellos no los invitan y a Pedro sí, lo tuvieran presente.

  2. Comentario de Garganta Profunda (15/02/2010 08:19):

    Secundo el artículo en un 70% y es que la Gala en si tampoco fue nada del otro jueves (Buenafuente estuvo flojito, en su tónica habitual de los últimos 8 años). Lo único digno, el speech del Presidente de la Akademia. El discurso de Alex de la Iglesia fue contundente e incisivo, leyéndole la cartilla a los niños bonitos del cine español, soltando las verdades del barquero…que no son otras que dejarse de pajas mentales, sgaes y demas milongas pancarteras y a hacer cine, redios!

    Eché en falta durante la alocución del bilbaino “universal”, el típico plano-contraplano de la Ministra-Comisaria Política González-Sinde…la jeta que tuvo que poner la señora cuando Alex de la Iglesia dijo aquello de…”tenemos posters llenos de ombligos en casa”. Impagable.

    Hala, hasta el año que viene…

  3. Comentario de Armin Tanzarian (15/02/2010 10:51):

    Sí que hemos mejorado, pero todavía sobró una aparición de Ana Belén, como recuerdo del tenebroso pasado.

    El cambio generacional se habrá consumado cuando alguno de estos nuevos directores se atreva a hacer una película de coña con los actores y actrices que nos han traumatizado tantos años con sus fantasmas sexuales y políticos. Tal vez un “Zampo y yo, reloaded”, o un “Malditos bastardos” ambientado en la guerra civil, con los republicanos ganándola, para luego crear una bonita Corea del Norte en Europa.

  4. Comentario de Santi (15/02/2010 11:27):

    A mi con que hicieran cine para todos, ya estaría contento.

  5. Comentario de Álvaro (15/02/2010 13:01):

    La gala no fue pesada pero tampoco fue divertida. En un país con programas de humor elaborados a base de guión-guión-guión como Anguitas de la risa permanentemente en la parrilla, el show de Buenafuente fue una gota de agua en el mar. Creo que es hora de que se plantee una gala sin necesidad de gags humorísticos en la que una persona que sepa expresarse correctamente sin un guión delante o memorizado hable de cada premio, anécdotas o curiosidades históricas de la profesión que recibe el Goya -que seguro que hay millones, como las citas insertadas en la gala entre premio y premio- y la cosa tenga cierto interés cinematográfico si no es mucho pedir a Sus Señorías de la Academia.

    Pero lo más pesado de la gala fueron las menciones a los familiares y amigos. Se podría creer que no hay gente más egoista que quien aprovecha un minuto de distinción ante todo el país para saludar a mami, pero bien pensado me inclino por pensar que todo es cosa de la profesión, pues normalmente son los padres los que legan a sus hijos el oficio de cineasta en este país. Hasta el obituario se puede entender como un emotivo homenaje a los que se van, pero también información sobre las nuevas vacantes para este año. En plan controladores aéreos.

    Otro detalle es que para ser una gala sobre una cosa tan delicada y cultural como el cine, que necesita pasta de otros por imperativo legal para sobrevivir porque es cultura, porque es necesaria, porque está indefensa en los vaivenes del mercado y no puede pelear en el mundo capitalista sin resentirse su calidad, cojones, ellos mismos premian a mansalva a las superproducciones que han dado un taquillazo.

    Sobre el discurso, yo sí vi lágrimas. La ley que obliga a las televisiones a dar el 5% de sus ingresos (no de sus beneficios) corre peligro de invalidarse por inconstitucional (El Supremo así lo ha sentenciado este año) de modo que su principal fuente de financiación puede desaparecer y por eso De la Iglesia se ponía “al servicio” de la tele con toda “disposición e ilusión” y bla, bla, bla y ponía como ejemplo sin citarlas Agora y Celda -las dos de telecinco- de que la cosa se puede rentabilizar. Eso es llorar, aunque sí, sin arrogancia. De la Iglesia pide sabiendo que pide mucho, pero más triste es de robar como hasta ahora. El caso es que hay teles que con la crisis de la TDT no muestran beneficios por culpa de esta ley, precisamente. Y las teles que tampoco se las den de vírgenes manoseadas, porque si han amasado fortunas ingentes de dónde se decidió recortar a la españolé ese 5% para el cine, es porque fueron un sector protegidísimo como muestra el hecho de que hubiese en España durante lustros tantas cadenas como quiso el Gobierno, no el mercado ni los telespectadores. Una exclusividad más rentable casi que una privatización de telefónica para los amigos del presidente.

    La ganadora, Celda 211, también es un indicativo del estado del cine. Se premia a un director que ni siquiera eligió su proyecto. Un obrerete de la claqueta. Un tío que en sus incios cogió el modelo de El Día de la Bestia y lo reprodujo exactamente (friquis del metal / friquis del rol / satán / épica / fascistaseterroristas / conspiraciónpolítica / edificio emblemático de Madrid convertido en eje de una trama fantástica / idem) luego siguió con una comedia bastante De la Iglesia pero resultona para pasarse en la tercera al estilo Amenábar en la Caja Kovac con un suspense y una tensión que derivan rápidamente en comedia absurda (recordemos a los turistas alemanes suicidándose en las cuevas del drac y a ver quién es el guapo que tuvo miedo y quién se tapó la cara de pena) Éste es el vencedor, un tipo que hace lo que le dicen los productores (unos tíos que piensan reunidos en sus despachos durante días a quién copiar de fuera o de dentro) Esto es lo que son a día de hoy y lo que ellos mismos aprecian sin disimulo.

  6. Comentario de Primo (15/02/2010 13:29):

    Un truño de gala como siempre!
    ni agil, ni divertida,ni diferente,fué mas de lo mismo.
    Director de “Los crímenes de Oxford” pero también,no nos olvidemos aunque deberiamos de “Crímen ferpecto”.
    Espero equivocarme,pero no veo ningún cambio positivo.

  7. Comentario de Manuel de la Fuente (15/02/2010 13:34):

    Álvaro, desde que me dijiste que Million Dollar Baby no te gustó nada, ya asumo que tenemos que hablar largo y tendido sobre cine. Permite que discrepe a tu discrepancia:

    1. Cuando digo que la gala fue divertida, no quiero decir que lloré de la risa. Fue un acto simpático. ¿Que por qué siempre se tiene que hacer en tono de humor? Porque es un coñazo de acto (una entrega de premios que se hace eterna) y el recurso al humor es lo que hace que ese acto sea más o menos digerible para un espectador de televisión generalista. Lo que dices en plan sin guión, y que cada uno dijera lo que quiera descontrolaría (y eso lo sabes mejor que yo) el tiempo en televisión. Yo no sé si veo factible o no la propuesta que haces, sólo sé que no lo veo mal ahora y no veo necesidad de cambio en el formato.

    2. Yo no vi el discurso llorón y te digo el porqué. Una cosa es recordarle al gobierno la necesidad de seguir apoyando al cine español y decir que, si el cine español va mal, es por culpa de los espectadores que no van al cine y, por extensión, del gobierno que debería dar siempre más y más subvenciones. Una cosa es eso y otra bien distinta es recordarle a las televisiones sus obligaciones. Porque son obligaciones porque las licencias de TV no son un aquí hago lo que me da la gana. Me pareció muy bien eso, nada llorón, y, sobre todo, en un discurso en que De la Iglesia hizo autocrítica y vino a decir que menos lloros y ombliguismo, y más trabajo.

    3. A mí las anteriores películas de Daniel Monzón, ni fu ni fa. Decía que Celda 211 es sorprendente porque La caja Kovak me pareció muy mala. Pero no veo que sea un demérito el hecho de que el proyecto no sea suyo en origen. Él hace la traslación y entonces sí es su película. ¿Que el proyecto original, la novela o el guión no es suyo? Pues entonces también deberíamos criticar todo el cine de John Ford o el de los clásicos americanos que, al fin y al cabo, hacían películas de encargo. Lo que quiero decir es que lo importante no es la génesis del proyecto, sino el resultado final. Es como si nos centráramos en que Shakespeare tomaba materiales e ideas de aquí y de allá para meternos con su obra.

    Saludillos.

  8. Comentario de Bunnymen (15/02/2010 13:58):

    Sin meterme a valorar la gala por que ni la vi. Estoy con Manuel(ergo versus Alvaro) en su punto 3 de la discrepancia a la discrepancia.

    Un tío que hace una peli por encargo, aguantar presiones de los productores (por otra parte lógico que para eso le pagan) y le sale buena, pues mira, buen profesional que demuestra que es. Lo importante no es el origen sino el resultado final que es lo que al espectador le importa.

    De esta manera han salido muy buenas películas, Casablanca por ejemplo, yo por hay he leído que a Michael Curtiz los productores si veían que no llegaba la pasta para grabar lo que quedaba de guión, arrancaban dos decenas de paginas y tira millas con lo que quede que ya lo arreglaras ene l montaje final…

  9. Comentario de Nacho (15/02/2010 14:10):

    Yo estoy más que de acuerdo con el artículo de Manuel. Por primera vez me tragué la gala entera sin rechistar.

    Con respecto a la polémica iniciada en torno a si el humor tiene o no cabida, y en qué medida, en un acto de este tipo, yo personalmente dudo que alguien ponga a pegas al hecho de que en los Óscars, las transiciones entre epígrafes se aderecen con algún chascarrillo o número musical (aunque el bailecito de ayer dejó un tanto que desear). Se trata de una gala que pretende ser entretenida, atraer a la gente en sus casas, etc., y no de un número de Cahiers du Cinéma. En Hollywood no se dedican a disertar sobre el cine USA entre acto y acto, y todos lo agradecemos, porque para eso ya hay otros foros. Y el hecho de no hacerlo no implica que se vulgarice el acto. Que podría haber algo de mayor sustancia –como anecdotillas interesantes, tal y como sugiere Álvaro, etc.- entre cada premio es cierto. Pero también lo es que las frases míticas escogidas de ayer parecían sacadas de Patatabrava o de algún examen de selectividad de septiembre. Estoy convencido de que Buñuel dijo algo de mayor empaque alguna vez en su vida que la chorrada esa de que no cree en la ciencia porque él cree en los sueños.

    Por otra parte, lo que sí me parece lamentable es que nadie ponga el grito en el cielo con el hecho de que toda la profesión se jactase ayer de no hablar ni una palabra en inglés, empezando por el presentador. Independientemente de mi cruzada particular con el asunto, me parece ciertamente triste que un gremio que se muere por pisar la alfombra roja de L.A., que busca equipararse con el cine americano, trabajar en USA, etc. haga de su ignorancia una huida hacia delante. Porque, que no lo hable ZP, pase. Pero que no lo hable nuestro sacrosanto panorama cinematográfico… Además, prueba del desdén carpetovetónico hacia la lengua lo demuestra el pasotismo de TVE durante los primeros compases del programa, al ni siquiera molestarse en interpretar simultáneamente los discursos de los premiados anglófonos (que, por cierto, colmaron el primer cuarto de hora del programa, durante la entrega de los premios técnicos). Y digo pasotismo porque dudo mucho de que en TVE no tuvieran claro que esos premios se lo iban a llevar el super-equipo-internacionaloide de Amenábar. Ver las caras de los invitados entrecerrando los ojillos o asintiendo cuando tal o cual soltaba su parrafada en inglés. Seguro que la matrícula de Wall Street Institute ha aumentado considerablemente a lo largo de la mañana de hoy lunes.

  10. Comentario de Nacho (15/02/2010 14:24):

    Me he dejado un fragmentillo en la penúltima frase: “ver las caras….era todo un poema”.

  11. Comentario de Primo (15/02/2010 14:28):

    Reconozco que fué un acierto que Alex de la Iglesia no empezara con piraterias ni derechos de autor, etc…
    Reconciliar a Almodovar con la academia no sorprende tanto(los primeros trabajos de Alex como director creo que estaban producidos por Almodovar).

    Eché en falta algún tipo de reinvindicación o discurso politico de los artistas(que se autoproclaman pacifistas)a pesar de los 91 muertos en la GUERRA de Afganistan, o meter caña con los mas de 4 millones de parados,pero claro los 80 MILLONES DE EUROS al año de SUBENCIONES PÜBLICAS están para hacer alguna pelicula que vale la pena(POCAS) y para achantarse.
    Lo puedo decir mas alto pero no mas claro.

  12. Comentario de Álvaro (15/02/2010 19:27):

    Celebro la discrepancia y anhelo una pelea chabacana. Manolo, yo no censuro que un director ruede por encargo. Pienso igual que tú que lo que importa es el resultado. La Celda es un thriller de serie b. Subiría a mi entender su calidad si el suceso clave de la trama no fuese que de repente un funcionario de prisiones se pone el casco de antidisturbios y disuelve una manifestación, por citar un ejemplo. Pero es una película que gusta a la gente porque es entretenida y funciona la tensión y el morbo. Aparte de ser heredera de nuestro genuino estilo quinqui patibulario que antaño en un alarde de cinema verité nunca bien ponderado lo protagonizaban directamente los delincuentes, no eran extras. El caso es que el público la ha premiado en taquilla. Que la Academia también premie algo tan spaghetti y te parezca fetén ya entra dentro de las filosofías. Pero igual la Academia podría tener unos criterios independientes del mercado y las campañas promocionales “excelentes”, como dijo el que recogió el premio, y centrarse en lo ‘académico’ -si es que se puede definir- Aunque reconozco que no hay mucho donde elegir. El caso es que no censuro nada. Sólo he dicho que esto es lo que hay y lo que la Academia premia. Helo ahí. No filosofo.

    Sí elucubro, sin embargo, en que las fórmulas de ‘defensa’ del cine español me parecen obsoletas. Al Sumpremo, cuando ddice que las ayudas de la tele son inconstitucionales, no se le puede tampoco contradecir con que antes tuvo una situación de privilegio. Eso es leninismo y no bromeo. Y aunque sea factible y pseudojusto, no tiene visos de continuidad.

    De los múltiples problemas del cine español, quizá el más sangrante a lo largo de los años haya sido el abuso de las distribuidoras americanas con sus posiciones de fuerza en el mercado. Y también la hipocresía. De los últimos prime times de la RTVE sin publicidad, la de todos, la buena de verdad, la mayor parte han sido por películas estadounidenses. Echar millones, de la tele, del estado, algo que hacen a lo bestia en Francia y que no es exclusivo de nuestro gremio patrio, me parece un trato superexclusivo para una ‘cultura’ que luego, a la vista está, se vanagloria de su comercialidad.

    Abogo por fórmulas novedosas. Me escandaliza q

  13. Comentario de Álvaro (15/02/2010 19:30):

    Me escandaliza que el cine español no tenga un canal de pago en la TDT con todo el catálogo de películas españolas filmado hasta la fecha desde los albores del siglo pasado. Me escandaliza que con los quince millones de euros que Esperanza Aguirre le dio a Garci para filmar una película no se haya invertido en una buena plataforma que ofrezca el mismo catálogo por internet con un streaming patanegra y micropagos. Medidas así y las mil más que se le ocurran a los expertos que sin duda pueblan la Academia y las asesorías del Gobierno ayudarían a tener un cine más independiente y más popular, que seguro que es en el fondo lo que nos gustaría a ambos.

  14. Comentario de Álvaro (15/02/2010 19:31):

    perdón por las prisas en la redacción

  15. Comentario de Leandro (15/02/2010 19:42):

    Buenafuente lo hizo bien, con patinazos chorras como lo de ir cámara en mano secundado por Santiago Segura, el perejil de todas las salsas, u otros gags en los que se atropellaba un poco, recitando el guión de carretilla. Pero en general se consiguió una utopía en este tipo de galas: agilidad.

    Momentazos como el dueto con Eduardo Blanco (sobre la ininteligible dicción de los argentinos) o Rosa Mª Sardá (insuperable) ya merecen un vistazo.

    Lo de las dedicatorias siempre se hace pesado: yo no conozco a sus madres, padres, amigos, vecinos y profesores de interpretación, así que como espectador ME ABURRE. Pero comprendo el afán (a destacar por emotiva la de Marta Etura, pelín pastelera, pero llegaba hondo; y Luis Tosar, todo nobleza, todo honestidad).

    Álex de la Iglesia en su línea: disparando a bocajarro y sin miramientos. Bravo!!!, lo de los “pósters de ombligos pegados en nuestra habitación” fue otra cumbre de los gags televisivos.

    En resumen: los Goya son una fiestecita privada de una pandilla de egos, que se adulan unos a otros pero en el fondo quieren ser los elegidos. Si la vemos con ojos de espectador, lo podemos pasar bien; ahora bien, como nos dé por diseccionarla como una rana, entonces estamos jodidos…

  16. Comentario de Manuel de la Fuente (15/02/2010 20:11):

    Bueno, Álvaro, pero ahora, en lo de Celda 211, estás diciendo algo diferente a lo que habías dicho en tu primer mensaje. Antes decías que se había premiado a un “obrerete de la claqueta” (categoría en la que también podrían entrar Ford, Raoul Walsh o lo que comentaba Bunnymen, Michael Curtiz) y ahora más o menos dices que el problema no es ése, sino que no te gusta la película.

    Yo no sé por qué funciona la película. Tú dices que por el morbo. Puede ser. Pero también puede ser debido a que la película está bien, a que no es nada complaciente (no tiene happy end y, de hecho, acaba como el rosario de la aurora), a que tiene una buena factura y unos muy buenas interpretaciones. Y tampoco la veo para nada heredera del cine quinqui, ya que Monzón no pertenece a esa tradición. No ha estado nunca ahí, ni en sus películas anteriores ni en ésta. El cine quinqui se caracterizaba por una urgencia hasta estilística, todo lo contrario de Celda 211, que está mucho más cuidada. A Monzón le encanta la tradición del cine norteamericano, así se explican sus películas anteriores, y así se explica también ésta, que toma la tradición del cine de prisiones estilo “Brubaker” y, sobre todo, “La casa de cristal”, de Tom Gries. Salen como actores delincuentes reales, es cierto, pero eso es condición imprescindible, pero no suficiente, del cine quinqui. También salían indios reales en los westerns de Ford y eso no cambiaba nada el estilo de la película, era una cuestión sólo de “autenticidad”. En cualquier caso, puede que sea una película de serie B (¿eso es malo acaso?), hecha por encargo (tampoco lo veo mal) pero, sobre todo, que no te gusta.

    Totalmente de acuerdo en lo que comentas de los problemas reales del cine español. Pero yo creo que Álex d ela Iglesia está obsesionado con empezar limpiando la mala imagen que tiene nuestro cine entre la gente. Ése es el discurso que viene transmitiendo incansablemente en los medios desde que accedió al cargo. Será discutible o no que empiece por ahí, pero a mí me parece un buen comienzo y un evidente avance sobre lo que fue la gala de los Goya cuando los presidía González-Sinde. ¿Que se puede hacer más? Toma, claro. Pero eso no descalifica a lo que yo vi ayer por la tele, una ceremonia de los Goya bastante más digna que la de las últimas ediciones.

  17. Comentario de BunnyMen (15/02/2010 21:09):

    Manuel,

    “También salían indios reales en los westerns de Ford”

    Creo que más bien filipinos, indonesios y demás ojos rasgados que dieran el pego. Indios reales poquitos quedaban para la cantidad que Ford usaba en algunas de sus escenas. Eso si, los que conseguía separar de la botella de whisky el tiempo suficiente para que aguantaran subidos a caballo los colocaba en primer plano para lograr esa autenticidad que mencionas.

  18. Comentario de Álvaro (15/02/2010 21:43):

    No creo que la gala merezca descalificativos. Tampoco me parece bien que sea un descalificativo plantear alternativas a su funcionamiento o cuestionar el agotamiento del modelo. La película sí me gustó, me entretuvo mucho un rato, pero me parece bastante pobre en líneas generales. Como la trayectoria del director. Eso sí, los hay más pobres y que me gustan todavía más. La serie b me encanta. El discurso de Alex es más de lo mismo pero con diferente cariz. El modelo, perpetuo; la esencia, la misma.

  19. Comentario de Manuel de la Fuente (15/02/2010 21:59):

    Bunnymen:

    Igualito que en Celda 211, que no todos los extras o secundarios son presidiarios de verdad. De todos modos, lo que Ford no hacía estrictamente era respetar las tribus, de tal manera que los navajos podían interpretar a cheyenes y cosas así.

    Álvaro:

    No he dicho nada de dijeras descalificativos de la gala. Y claro que está bien plantear alternativas, pero el tema que comentábamos es que tú decías que la alternativa funcionaría mejor que el modelo actual de gala, y yo no lo veo tan claro. En cuanto lo del discurso, yo sí que veo un fondo que cambia. González-Sinde ahora va de súper emocionada por la reconciliación de la Academia con Almodóvar, pero la verdad es que ella poco hizo o poco consiguió. Esa diferencia ya me parece importante: la diferencia entre una inepta demagoga y un tipo trabajador y osado.

  20. Comentario de Otis B. Driftwood (15/02/2010 22:40):

    “Esa diferencia ya me parece importante: la diferencia entre una inepta demagoga y un tipo trabajador y osado.”

    Yo quitaría lo de “demagoga”, que requiere cierta inteligencia de la que la mujer-alcachofa carece.

    Por demás, suscribo casi todo lo que dice Manuel (que, de hecho, hemos coincidido en post y casi al mismo tiempo). No digo que todo, porque él sabe que me gusta discutirle cosas, ladrón ;-)

  21. Pingback de Maketo power » Afganistán (15/02/2010 23:45):

    […] irakí contra el 80% de la población, era un facha, malo y todo lo demás de cuando en la gala de los Goya había motivo. Por contra, Zapatero -que no el florero de Defensa, que por no pintar más allá de […]

  22. Comentario de Andrés Boix Palop (LPD) (16/02/2010 06:58):

    Lo que parece claro es que la gala, al menos, fue un éxito de público. O eso, o que todos los chalados del país que os la visteis entera os estais pasando por aquí para comentarla.

  23. Comentario de Juan Carlos I (16/02/2010 09:27):

    Bueno, como representante de todos los españoles, procedo a opinar de oidas sobre una gala que no vi:

    Mi mayor preocupación fue ver en su momento como el Sistema Cine Español (recordemos, definido muy bien por alguien como “el despertar sexual de Maribel Verdú y Jorge Sanz, ante la atenta mirada de Gabino Diego, en el contexto de la guerra civil”, bueno, eso y los lloros tipo SGAE) habia engullido a Alex de la Iglesia. Me complace ver como Alex de la Iglesia se engulle al cine español más rancio.

    Porque Alex, pese a ser de Bilbao, siempre será un poco “satánico y de Carabanchel”

    Todavía al pasar por las torres KIO o el cartel de Schweppes de Gran Via me recorre un escalofrio, como cuando recorres Nueva York como el escenario de una pelicula.

  24. Comentario de Álvaro (16/02/2010 14:26):

    Igual estáis llamando Suárez a Arias Navarro. Una cosa que no me gustó nada fue el recurso de criticar desde su atalaya y de forma traicionera lo de nombrar a los padres y a las madres de los premiados. ¿No sería más lógico que el presidente, decidido a cambiar la naturaleza de la gala se lo hubiera comunicado previamente a todos los nominados antes de marcarse un golpe de efecto a su costa dejándoles en ridículo? Ah, es que es de Bilbao.

    Pero bueno, al margen de las discrepancias, preguntas incómodas:

    ¿Recibirá ahora Almodóvar Goyas en fila índia como un Amenábar cualquiera?

  25. Comentario de Karraspito for President (17/02/2010 03:47):

    Respondiendo a tu pregunta, Álvaro, y teniendo en cuenta que Almodóvar hace películas de decentes a extraordinarias y la extraña querencia de la Academia por premiar la basura, como la infame “La Soledad”, que todavía no he visto pero ya la mongoloide forma como está rodada (ellos lo llaman innovación, yo lo llamo mareo constante, mucha caradura a la hora de filmar y no enterarte de qué hostias está pasando en cada plano cuando los actores se salen de él, que es casi siempre) ya me da muy mala espina, teniendo todo eso en cuenta, decía, mucho tendrían que cambiar las cosas más allá de los discursos de mi paisano Álex para que se empezaran a premiar las películas buenas (que, además, en el caso del manchego marifloro son al mismo tiempo increíblemente comerciales).

  26. Comentario de Corocota (17/02/2010 11:44):

    Yo creo que la cosa salió medio bien. Lo malo es que el discurso reformista de Alex de la Iglesia y los propósitos de cambio (que se reducena “no politiqueemos que luego hay gente que nos coge manía y prefieren ir a ver Avatar) se los jodió Zapatero al día siguiente con la foto de marras (para mosqueo de buena parte de este país que se llama Ejpaña). Lo de Zapatero y su obsesión por las fotos empieza a asemejarle al enano de Amelie. (¿Se hará Obama una foto con los oscarizados al día siguiente de la gala?. Ummm, pudiera ser, aunque es posible que tenga mejores cosas que hacer, como bombardear Afganistan en colaboración con los paladines del mundo libre, Chacón incluída).

    El que ha ganado muchos enteros ha sido Luis Tosar, que no fue a la foto gubernanmental con la nada dudosa disculpa de que “tenía otras cosas mejores que hacer”. Así con dos cojones.

  27. Comentario de Igortron (18/02/2010 13:04):

    Estoy con Alvaro y muchos otros en que se debe cambiar a otra forma de hacer negocio. Si el cine es tecnología e industria ¿ tendremos que ponernos a la cola de las productoras (americanas las primeraS)que decidan que no es incompatible ver películas en el cine con bajarlas previo pago ?
    ¿Si cada vez se consume más cine porqué no se pone fácil e igual nos da por no tener que conseguirlo por otros medios? Todavía se piensan que hay que ir a comprar a los grandes almacenes de turno el DVD de marras que no se encuentra en más sitios.
    En fin, cuanto más tarden más costará que volvamos a verlos.

    De acuerdo, lo de Zapatero es de aurora Boreal.

  28. Comentario de Chuarkov (19/02/2010 10:44):

    lo que no es normal de Alex de la Iglesia es que critique el cine americano y se despida con la frase:

    Fuerza y Honor.

    Que yo sepa esa frase no es del cine español, si contamos dobladores puede ser pero…

    total que para mi son unos hipocritas y el presidente el primero.

    No es normal que les den las subvenciones que reciben… asi como van a hacer peliculas que les gusten a la gente, si la mayor parte de la inversión ya esta recuperada.

    lo dejo que me enciendo

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