Leones por corderos
Yo lo siento mucho, pero Leones por Corderos es una puta mierda. Bien es cierto que no es mierdosa. Si acaso, mierdecilla. Pero es que es muy puta. Reputa. Más puta que las gallinas. Veamos el porqué.
Hay un tema que en Estados Unidos es muy recurrente a la hora de hacer cine. El contar lo muy hueca y desgraciada que es la existencia de los norteamericanos. Hay desde auténticos tratados como pueden ser Vidas Cruzadas o Magnolia, a puro y duro género de explotación, como Hapiness, American Beauty, Ken Park, Juegos Secretos o Pequeña Miss Sunshine. Y en plan súper desparrame, o “los pobres también lloran”, mi favorita: Gummo. Por haber, ya hay hasta serie, Weeds. Dos temporadas, la primera adorable.
Se trata de mostrar una sociedad que cuando no se echa en brazos de la estupidez y lo banal por abulia intelectual, es egoísta e hipócrita ya que por dentro está llena de mierda tipo complejos, complejazos y expectativas frustradas. Nosotros, los europeos, que somos seres superiores, vemos estas películas y nos reafirmamos: Los yanquis están locos, grotescamente locos, nos dan puta pena a nosotros, que somos una civilización que va sobrada en todos los ámbitos civiles y culturales, no hay más que ver una gala de Eurovisión. Hombre, a mi, personalmente, me ocurre lo contrario. Veo ese modus vivendi californiano, con temperaturas agradables todo el año, sin nada que hacer y follándose a la madre de un amigo cuando no le llega a uno para esnifar Pegamin, y coño, me gustaría estar allí. Pero yo estoy equivocado. Lo asumo. Porque Estados Unidos no me parece una total casa de putas en manos de reverendos y Damians de la Profecía 3, ni Rusia un vertedero en manos de la mafia, ni China una dictadura comunista y capitalista abominable que aúna lo peor de ambos sistemas.
Sin embargo, estos tópicos son necesarios para que la gente vaya al cine. Antes se iba a ver un dramón, una de vaqueros o una de guerra, y ahora una de pero qué patanes son los gringos, o mira qué profundos e insondables dilemas morales se le ocurren a Clint Eastwood, o vaya con las multinacionales farmacéuticas que mataron al Ché reventándole los tímpanos con un picahielos para que no pudiera oir cómo se enganchaba con sus huesos y cartílagos la sierra eléctrica con la que se le estaba triturando para servirle con huevo y tomillo en steak tartar a la mesa de un obeso cerdo capitalista cabrón e hijo de puta. Y en esta línea se encuadra Leones por Corderos. Es una película de que la sociedad americana es muy hipócrita y se va por el sumidero moviendo las caderas junto a Britney Spears, pero llevándose por delante pueblos inocentes que hacen mierdas de cerámica, cestitas y esas cosas.
Su director, Robert Reford, la presentó así en Roma: “es un gesto de perdón por lo que nuestro país ha hecho los últimos seis años”. El gesto consiste en tres situaciones simultáneas que pretenden retratar los distintos elementos de la infamia: la “Guerra contra el terror”.
En una historia están los periodistas. Son pasotas que hacen de portavoces de la propaganda del gobierno sin reparar en ello porque lo que les importa es ponerle un logotipo guapo y una música impactante a la información sobre Irak para ganar audiencia.
En otra, los estudiantes. Patanes que, valgan o no, se inclinan por la espiral individualista de ganar pasta, meter la polla y pasarlo bien. Y a mi déjame en paz que todos los políticos son unos hijos de puta no quieras que me preocupen una mierda sus asuntos.
Del otro lado, en el eje narrativo, están los desfavorecidos americanos. Lumpen del que brotan flores de estercolero que son crucificadas por el sistema. El clavo de la mano derecha es el Gobierno (Tom Cruise), el de la izquierda, los medios (Meryl Streep) y el de ambos pies, los que “podrían hacer algo” pero están más ocupados mirándose el ombligo (un fulano).
La historia transcurre mediante conversaciones puras y duras. No hay más. Por eso a quien les preste atención le parecerá una película muy breve, y quien esté más acostumbrado a la acción saldrá del cine con las manos vacías. No son malos diálogos, en cualquier caso. Tienen sus hallazgos. Y en ciertos puntos incomodan. Sobre todo en el referente a los buenos de la película. Se trata de un negro y un mexicano que presentan un trabajo en el Master en el cual defienden, toma tomate ¡la mili obligatoria! Y qué mejor forma de dotarse de autoridad moral para enarbolar semejante idea que irse voluntarios a Afganistán.
El problema es que un principio de la izquierda de toda la vida -excepto de la catalana, la vasca y la acomodaticia en general- aquí se diluye en un mejunje de voluntarismo y legitimidad moral. Resulta que los mozos pobres que quieren ser veteranos del ejército ingresan en él para no tener deudas con la sociedad -la beca para estudiar es un crédito que tienen que devolver después- y así poder predicar sus ideas maravillosas que todo lo cambiarán “sin deberle nada a nadie” -el Ejército americano te paga la carrera universitaria, no como aquí, por cierto. Pero no aparece por ningún lado el hecho que muy bien mostró el sensacionalista Michael Moore, el de los parados de Louisiana enrolados en el ejército para poder ir a una gran superficie a consumir como el resto de sus compatriotas cuando no están volando en trocitos en algún lugar del mundo que ni conocen. Este aspecto se obvia, creo yo, porque Robértez lo que quiere es lanzar un mensaje a su país, a la manera que se hace en su país: mesianismo, heroísmo, mártires… para pedir el compromiso. No se invita a razonar, sino a compungirse.
Y ya está. No hay más. De repente, se acaba. La cosa se queda en parábola bíblica, un sermón. El final es abrupto. Se diría que abierto. Más abierto que Jenna Jameson. Demasiado abierto para lo que se ha puesto en el asador. Es muy triste que por el desinterés de la peña y por que la profesión periodística carezca de mecanismos efectivos de autocontrol unos pocos puedan respaldarse en una gran nación para defender sus intereses privados. Lo es, sí, pero de esta idea, a estas alturas, deberíamos partir, no llegar a ella. Que ya ha llovido. La infamia es, por tanto, pagar casi siete euros por ver esto.
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Comentario de Ksiaze (19/11/2007 21:08):
Menos mal que gracias a LPD yo me ahorro los míos. ¡Gracias!
Comentario de gpx (19/11/2007 22:12):
no te gustó ¿verdad?
Comentario de Caesitar (20/11/2007 11:24):
El análisis es sumamente estúpido. Y Ksiaze debería ser más crítico con LPD.
Álvaro parece ser una de esas personas empeñadas en demostrar lo contradictoria y maniquea que es la izquierda. Es una de esas personas que siempre tiene un contraejemplo( o apariencia de contraejemplo) para mostrar como se equivocan los “progres”. Como para el la ortodoxia es ser progre, esos ataques le hacen sentirse un enfant terrible.
Los estudiantes no se van a la Guerra de afganistan porque crean ardientemente en el servicio militar. Lo que se está denunciando es un sistema que obliga a ciertas personas a, que si quieren estudiar y prosperar, tengan que pasar por el ejército. Eso es porque las universidades, tanto públicas como privadas, son carísimas. Como verás, con ese tinglado no es necesario ni conscripción ni nada.
Sinceramente no sé qué has querido decir con lo de Michael Moore. Recuerdo que lo que decía, en Farenheit, era lo mismo: que el ejército está alimentado por las clases más desfavorecidas de la sociedad.
Es muy fácil hablar de patriotismo y honor, pero como se ve en la película, la gente con dinero parece invulnerable a esos sentimientos.
Hay una especie de prejuicio generalizado; que una película o una obra literaria no puede tener motivaciones ideológicos, sino sólo estéticas. Para mí, creo que la motivación puede ser perfectamente política, un sermón como tú lo llamas; lo importante es que se haga bien.
A mí me parece que hace un buen trabajo. Precisamene el tono displicente con el que hablas muestra hasta qué punto la gente puede conocer ciertas cosas y ser indiferente. Estas películas pueden volvernos a recordar con fuerza ciertas injusticias. Y no creo que algunos mensajes carezcan de originalidad o de fuerza; por ejemplo, el del Senador contra los medios de comunicación.
Por ejemplo, te causa mucha risa que Robert Redford dijera que la película era un gesto de perdón. Qué pasa, el perdón no puede ser una fuente de inspiración? No es cierto que Estados Unidos puede ser sentido como una fuerza muchas veces destructiva?
Claro, entonces caeríamos en el error europeo de criticar todo lo americano. Pero es que Robert Redford NO es europeo.
Me puedes decir cómo una película crítica con los USA podría evitar ese error? No creo que Redford piense que USA está siempre equivocado; habla de guerras en las que sí lo tiene. Y no es más importante que las críticas sean justas?
Es curioso, seguro que si pretendiera ser mucho más compleja la llamarías “pretenciosa”( otra de las críticas a lo “progre”).
Comentario de Ksiaze (20/11/2007 15:30):
Jo, al final hasta voy a tener que ver la dichosa película para formarme una opinión propia, con lo trabajoso que es eso. Pero, en saliendo Tom Crús ¿no basta ya para que sea una puta mierda?
Comentario de Álvaro (20/11/2007 15:31):
Caesitar,
Me jode que me consideres un enfant terrible empeñado en encontrar las contradicciones de la izquierda y su maniqueísmo. Primero porque no creo en la categorización absoluta de izquierda. Que sea un todo. Eso me suena a las columnas del ABC, especialmente abundantes y tediosas estos meses, en las que se hace referencia a “la izquierda” en términos que ya son como la guerra de los sexos. Por otro lado, yo me considero portador de ideas izquierdistas caducas y abandonadas de la mano de dios. Como la mili obligatoria. Y cuando, por ejemplo, sobre el derecho a la salud, veo todo un debate montado en torno a la figura de la Monarquía en Cataluña, con su quema de fotos, el mismo verano en el que les privatizan el Instituto Catalán de la Salud, con los médicos de sanidad pública peor pagados de España, SIN UNA SOLA MENCIÓN EN LOS MEDIOS pues lo denuncio. Y no por reírme de “la izquierda”, sino para cagarme en dios.
Sobre la película. Lo que digo de Michael Moore es lo que quiero decir, sin más. Es un sensacionalista y lo de los marines de Louisiana lo contó estupendamente bien. Los desfavorecidos son los que van a saltar en trocitos por los intereses de unos pocos. Sin mili obligatoria, la población que conforma el grueso de la opinión pública está al margen del problema. Su hijo no va a Iraq, sino a la universidad. El honor y el patriotismo, por supuesto, es de postín. Pero es que no concibo otro honor y patriotismo que no sean de postín. Me parecen conceptos huecos. Para mi están los derechos y las obligaciones. Y uno cumple con ellos por obligación, no por amor a la patria ni leches. Tienes derecho a que te obliguen. En este sentido, considero que la insumisión y la objeción de conciencia y todos esos movimientos enarbolados por la izquierda eran muy poco solidarios y muy poco de izquierdas. No en vano, fue Chemaría Aznar quien les dio el caramelito del ejército profesional, que muy bien se nutre en su mayoría de andaluces, extremeños, gallegos. Y ahora, inmigrantes también. No me quejo de esto por ser un enfant terrible, sino porque me da por el culo. A una persona de derechas normal que vea lógico que los que vienen de un ámbito con menor índice de educación, quien tenga menos recursos o venga de bolsas de paro endémicas se coja y se vaya al ejército. Contradicciones: cero. Donde se dan es en “la izquierda” que ha propiciado esa situación.
El negro y el mexicano en la película proponen esto mismo que yo digo. Y para poder defenderlo con supuesta coherencia se van voluntarios a la guerra. La pena es que la película a esto le dedica escasos seis segundos. Luego tenemos un cuarto de hora en el que hablan de que gracias al ejército no tendrán qeu devolver el préstamo de los estudios. Aparte de lo estrafalario del argumento, un poco cogido con alfileres en cuanto a su veracidad, no se ofrece una situación injusta, sino a unos mártires. Critico, precisamente, que la crítica no sea más contundente. Más cruda. Más como hizo Michael Moore. Esto es muy endeble.
No creo haber hecho ninguna gracia con lo del “perdón”.
Si fuera más compleja, lo mismo sería Syriana ¡horreur!
En fin, a mi la película, por si no se entiende, me dejó muy a medias. Hay un esbozo de crítica, algunos retratillos, pero nada de peso a estas alturas de la vida que nos sabemos todos la lección. Que se cuenten cosas nuevas o de forma diferente, aunque sea sobre lo mismo, es importante, digo yo, a la hora de valorar una película ¿o no?
Lo del Senador y los medios, en efecto, lo asocio a los “hallazgos” que tienen los diálogos.
Comentario de Caesitar (20/11/2007 17:27):
Bueno, la verdad es que soy un poco vehemente. Y por otro lado tampoco dejabas muy claro tu mensaje; esa crítica también la podía haber escrito una persona de derechas.
Ya sé que está es una página de humor y que probablemente hayas exagerado en el aspecto negativo. A mí, sin embargo, me ha molestado que dijeras que era una “puta mierda”.
No niego que hay películas que tratan los problemas de manera más sútil, que en esta película todo es explicado y nada mostrado. Es bastante panfletaria; pero precisamente yo reivindico la tradición panfletaria frente a todos esos literatos o cineastas preciosistas que dicen que en sus novelas o libros no hay ideas sino arte, que en el arte no debe haber ideas, lo que siempre bien a tantos artistas a los que nunca se les ocurre nada.
No sé, quizás ese día estaba más receptivo a la indignación o a la rebeldía política; quizás en otro momento hubiese detestado el sermón. A lo mejor el mejor consejo que se puede dar sobre esta película( A Kziasze, por ejemplo) es que se vea un día que tengas ganas de que te sermoneen un poco ;-)
Creo que estamos diciendo lo mismo sobre el ejército. Que sin servicio militar obligatorio las personas que acaban en las guerras suelen ser inmigrantes o gentes desfavorecidas. Mi comentario sobre honor y patriotismo está diciendo( aunque quizás no muy bien) lo mismo que tú: que son “great lies” como los llamaba Hemingway, que nadie jamás ha movido un dedo por ellos en abstracto, sino por dinero u obligados.
Sin embargo, cuestiono tu posición que la conscripción fuera tan igualitaria. Al fin y al cabo Bush o Dick Cheney fueron capaces de librarse de la conscripción en Vietnam, y no sé hasta qué punto era “aleatoria”. Y la conscripcción no permite que la gente que se opone a la guerra pueda hacerlo libremente. Y cuando ha habido gente que se ha negado a hacer el servicio militar, creo que había argumentos de peso para hacerlo, con independencia de que haya desembocado en ejércitos profesionales con todas las taras que estamos conociendo. Eso es así porque la igualdad no sería sólo económica, sino de obligación; uno tendría que combatir en la guerra que le ordenara el Gobierno.
A mi juicio, ir a una guerra debería ser decidido en referendum. Y si sale el sí, se debería reclutar de entre las personas que han votado afirmativamente, sin obligar a nadie( nunca podría haber poca gente porque entonces el no hubiese triunfado). De ese modo la gente se lo pensaría dos veces antes de apoyar aventuras bélicas.
Sobre lo del mejicano y del negro, yo no creo que se esté diciendo eso. No creo que cuando la película dice que el ejército te paga la universidad lo esté diciendo aprovándolo, no creo que Redford se propusiera hacer una campaña de reclutamiento! De hecho su personaje en la película dice que no le gusta la decisión que tomaron. Cuando mueren, yo creo que uno siente pena porque no han podido volver y realizar los estudios que querían; no son mártires de una guerra defendida; la película está criticando la guerra de Afganistán. Es curioso porque cuando yo salí de la película pensé que la crítica era la misma que la de Moore; tú sin embargo piensas que está diciendo lo contrario. Francamente, creo que la película no aprueba en ningún momento ese argumento; lo demuestra las críticas que hace la periodista, cómo ella intuye que están mandando a los soldados, con esa estrategia, a la muerte.
Esta película está pensada para el público americano. Quizás para nosotros este mensaje está trillado, pero para ellos no. Eso no sólo a los americanos. Cómo has dicho antes, si hubiera una película sobre la privatización del sistema catalán casi todos nos quedaríamos sorprendidos( yo no sabía nada).
Comentario de Eustaquio (20/11/2007 18:36):
A ver, con el ejército profesional “las clases altas” se libran de ir a la guerra, y con el servicio militar obligatorio “las clases altas” se libran de hacer el servicio militar. Por ahí no se arregla nada.
Y Caesitar, lo del referendum bien, yo también lo creo así, pero lo de: “sin obligar a nadie( nunca podría haber poca gente porque entonces el no hubiese triunfado)” me parece un argumento lamentable porque iguala el votar sí a una cosa con ir a dejarse matar por ello.
Y como que no. Si no fuese obligatorio (por el medio que sea) hoy en día “nadie” iría a hacerse matar por una bandera, un país o lo que sea. Afortunadamente el Siglo XIX ya pasó.
Saludos,
Comentario de Eustaquio (20/11/2007 18:39):
Perdón por lo de “argumento lamentable”, viéndolo escrito parece más ofensivo que lo que yo quería decir.
Comentario de Álvaro (20/11/2007 21:27):
Bueno, Caesitar, lo que ocurre es que no te has dado cuenta de que todas las críticas de estrenos de cartelera las inicio con la frase “es una puta mierda”.
Por otro lado, EE.UU lo suprimió por la que se le vino encima con Vietnam y porque el Ejército se le había convertido en una casa de putas del copón, con drogadicción, bandas, chunguez total.
El problema es, a mi juicio, que se confunden conceptos. Una organización deficiente de las FFAA y el servicio militar con su privatización. No sé si os suena de otros ámbitos de lo público.
Por otro lado, tampoco es una cuestión de evitar que “los parados vayan a morir a las guerras de los sucios capitalistas”. Es una cuestión de considerar que la militar no es una profesión como otra cualquiera y sí un deber colectivo. Aunque luego a las cosas chungas se envíe el lumpen sanguinario más chungo que tengamos, todo el mundo, del primero al último, tendía que hacer su servicio y si le toca viajar durante el periodo, pues a viajar. Que no nos cuenten milongas de preparación de la hostia específica y compleja, que en El Líbano alguno de los que palmó tenía 18 años desde hacía cuatro días.
Comentario de Caesitar (20/11/2007 23:06):
Eustaquio, precisamente la intención de mi propuesta es que la gente cobre conciencia de lo que es ir a la guerra. Es muy fácil decir que tal o cual guerra “sirve a nuestros intereses estratégicos”, pero si alguien tiene que ir a ella tendré mucho más presente los costes humanos de esa intervención. Como no encuentro ningún argumento para apoyar que deba morir un inmigrante enrolado en el ejército profesional antes que yo si yo apoyara una guerra… la cuestión es democratizar y universalizar los efectos de una decisión militar. Si uno apoya una guerra, la debe apoyar con todas sus consecuencias. Quizás entonces el número de guerras”preventivas”, “estratégicas” etc se reduce drásticamente.
Es muy fácil predicar desde un escaño o un periódico una Guerra cuando sus efectos no serán vividos por nadie que conozcamos.
Para mí sí es crucial que una persona pueda oponerse a ir a una guerra si no está de acuerdo. Y si esas personas son muy numerosas, eso es un claro signo de que esa guerra no debería haberse iniciado en ningún momento.
Habría algunas guerras, las de defensa básicamente, donde la gente sí estaría dispuesta a luchar. Y si aún en ese caso muestran apatía, y sólo en una guerra defensiva, podría haber conscripcción obligatoria.
Estos son algunas ideas, no pretendo resolver aquí y ahora un asunto tan complejo.
Comentario de popota (21/11/2007 00:33):
“Hay una especie de prejuicio generalizado; que una película o una obra literaria no puede tener motivaciones ideológicos, sino sólo estéticas. Para mí, creo que la motivación puede ser perfectamente política, un sermón como tú lo llamas; lo importante es que se haga bien.”
Plas, plas, plas.
“Es muy triste que por el desinterés de la peña y por que la profesión periodística carezca de mecanismos efectivos de autocontrol unos pocos puedan respaldarse en una gran nación para defender sus intereses privados. Lo es, sí, pero de esta idea, a estas alturas, deberíamos partir, no llegar a ella. Que ya ha llovido. La infamia es, por tanto, pagar casi siete euros por ver esto.”
Yo de esto discrepo. Esta idea, a estas alturas, es poco menos que revolucionaria.
Por otro lado y hablando de todo un poco: ¿Alguien puede decir el nombre de un pariente de algún miembro del gobierno socialista que fuera a la guerra de Irak-I, por no hablar de la parentela de los De La Rosa, Prado y Colón de Carvajal y compañía?
Saludos,
pep
Comentario de Álvaro (21/11/2007 00:44):
Yo no voy cantando saetas por ahí por culpa del ejército profesional. No me parece una maldición que se cierne sobre nuestro país. Sangrante me parece la privatización de la Sanidad y el abandono de la Atención Primaria. El ejército “profesional” es algo de lo que estoy en contra sin más. Inconforme como de que llueva y de la contaminación cuando no lo hace. Esto ocurre porque España es un país en el que astracanadas como lo de Iraq se dan fortuitamente. Es difícil que alguien vuelva a contravenir la lógica internacional de nuestro país y que cuente con un partido con unas condiciones disciplinarias muy particulares como le pasó a Aznar. Sin embargo, en EE.UU esta injusticia está a la orden del día en todo su esplendor. No en vano, un fascista militarista como Chomsky ha defendido la mili obligatoria para sorpresa de las izquierdas puras del mundo entero. Por eso señalo que Robert Reford pasa por encima de este asunto con la “insoportable levedad del ser” por bandera. Por otro lado, el planteamiento de que si una persona no quiere ir a “una guerra” tiene derecho a no ir me parece de una injusticia inabarcable. Heredero tal vez de los conceptos estéticos izquierdistas de la efervescencia ideológica de los sesenta. Afortunadamente, es una situación hipotética muy alejada de la praxis y no tiene lugar ni discutirla. Pero muchos desparrames actuales que tanto molestan a la izquierda pura, en cuanto a falta de compromiso, abducidos, pasotas, bohemios egoistas, tal y cual, tiene su origen por la misma regla de tres de derechos individuales ultrasuperlativos. Nadie me puede obligar a mi a barrer la cuadra de un cuartel. Pero como somos una sociedad que nada en la abundancia, nos lo podemos permitir. Es causa y consecuencia.
Comentario de Andrés Boix (21/11/2007 11:16):
A mí de la peli, que no he visto, así, desde lejos, lo que me asquea es eso de hacer valientes pelis contra la politica de Bush sólo cuando la mayor parte de la población de los EE.UU. se ha caído del caballo. Valiente valentía.
Comentario de Caesitar (21/11/2007 11:28):
Sigues insistiendo, Álvaro, en que la mili es parte de la “izquierda dura, la de verdad”, y que negarse a ella es parte de cierta cultura leve y hippie.
Estás pasando de puntillas por asuntos cruciales.
1) La instrucción militar, como muestra La Chaqueta Metálica y otras películas, es autoritaria, violenta, desagradable, repetitiva y aburrida. En países como España, donde las posibilidades de guerra real son mínimas, la mili sólo un instrumento para “disciplinar”, en el peor sentido de la palabra, a la juventud.
2) No soy heredero de ningunos conceptos estéticos de los años sesenta. Siempre ha habido gente opuesta a la Guerra, como Thoreau, que se negaba a pagar los impuestos por la Guerra Estados Unidos-Méjico y que escribió Civil Disobidience, o los Quakers, que se oponen a todas las guerras por principio, hasta Gandhi, Bertrand Russell etc. Sinceramente crees que en la Guerra de Irak, si no hubiera ejército profesional, tendría que haber ido todo aquel que fuera reclutado por el Ejército Español?
Tú insistes en que oponerse a una guerra defendida por el Estado, que es algo aparamente comunal, es una especie de egoísmo “burgués”, en contra de la verdadera izquierda. Creo que uno tiene derecho a esa discrepancia, y que sin duda es una forma de individualismo particularmente noble, perseguida, por cierto, por la derecha desde siempre.
Desconozco todas las opiniones de Chomsky, pero dudo que un anarquista convencido piense que el servicio militar obligatorio sea la solución final o ideal. Supongo que defiende que, dada la situación actual, sería algo más justo que los ejércitos profesionales.
Comentario de Caesitar (21/11/2007 11:33):
No entiendo la crítica de Andrés Boix.
Algunos crítican la película por ser excesivamente panfletaria. Ahora resulta que no lo era suficientemente.
Aunque una película puede ser crítica, el cine no debería ser la principal fuente de crítica de la sociedad civil. Al fin y al cabo el cine es algo estético además.
Sería contradictoria si Redford hubiese esperado a este momento a criticarlo, sin hacerlo antes. Conoce Andrés la trayectoria de las opiniones de Redford?
Las películas sobre la Guerra de Vietnam se hicieron todas después de que aconteciera. No veo que la gente ataque Apocalype Now o Full Metal Jacket por ello.
Comentario de Andrés Boix (21/11/2007 16:24):
No sé qué hizo Redford en concreto. O dejó de hacer. Pero todo Hollywood, en general, estuvo muy tapadito. De os artistas yanquis del momento, merecen mi admiración las Cipsi Dixies esas, de Tejas, de las que quemaron discos a saco. Pocos más.
Comentario de monster (21/11/2007 17:54):
No sé si es una crítica de cine, una crítica política o una reflexión sobre tendencias de los argumentos de películas de guerra o de robert redford. ¿La película es entretenida?, ¿tiene un conflicto que se va resolviendo, con giros inesperados? ¿es perfectamente previsible pero te identificas con los personajes?
La música y la fotografía ¿están acordes con lo que se cuenta?. Porque la película es de ficción ¿no?, no es un documental.
Es muy factible hacer un análisis de la visión que tienen los norteamericanos de sí mismos en base a argumentos de películas pero lo que piensen robert redford o clint eastwood creo que está bastante alejado de la realidad de la opinión de la mayoría de sus compatriotas. Y pronunciarse sobre si la película es buena o mala en base a las razones de sus protagonistas (a no ser que sea un obvio panfleto) no me parece demasiado objetivo. Hay una película muy mala donde los protagonistas justifican todo tipo de violencia y asesinatos y hacen que incluso su protagonista nos caiga simpático, El Padrino.
saludos
Comentario de Andrés Boix Palop (24/11/2007 14:43):
Vi anoche la película y me pareció que estaba bien. El profesor, eso sí, era quizá un poco peñazo. Se agradece, por lo demás, el metraje tradicional de 90 min, hoy en vías de extinción.
El final no lo veo demasiado abierto. Porque da igual que la decisión final sea una u otra. Lo que cuenta la peli, supongo, es que todos los días mucha gente tiene esa disyuntiva frente a sí, que unos toman un camino, que otros optan por el contrario. Y que cómo son nuestras sociedades depende de esa suma de decisioens individuales.
Comentario de intelestual (04/12/2007 14:10):
“Es una película de que la sociedad americana es muy hipócrita y se va por el sumidero (…) llevándose por delante pueblos inocentes que hacen mierdas de cerámica, cestitas y esas cosas.”
JAJAAJAAAA.
POr cierto amigo Álvaro, si te vale de consuelo, yo también soy de esos que ven una peli americana ambientada en la costa oeste o Florida (también me vale jagüai) y pienso, “que hijoputas encima de quemar el triple de petróleo que los demás a la mitad de precio, se lo pasan de puta madre”. Y luego entro en google earth y veo esas vastas extensiones de chalets con piscina donde viven los muy cabrones y me reafirmo en mi idea de que al antiamerikanismo-porrerismo no es más que envidia mala de los guarros que viven en Malasaña y por ahí, oliendo todo el día a meaos y cerveza derramada.