El buen pastor, Robert De Niro 2006
Normalmente, cuando te bajas un DVD Screener cuentas con que se han colado por el audio las risas de los espectadores, si tuvieren lugar, y a lo peor sus toses, mugidos, berridos, gruñidos, segregación de espectoraciones, aullidos, hondos suspiros al expirar y demás banda sonora propia del ser humano que va hoy día a una sala de cine: el enfermo crónico terminal por antonomasia. Pero a lo gratis no se le mira el diente. Sin embargo, cuando en un DVD Screener a los tres cuartos de hora escuchas cómo la cabeza del senegalés que ha metido la cámara en el cine golpea contra el micrófono y rompe el hombre a roncar como un bendito, tal cual me ha ocurrido a mi con El Buen Pastor, te dices: Vaya, inequívoca señal, a esta película la van a calificar de lenta, tediosa y, por supuesto, pretenciosa.
Así es. El aspecto primordial por el que destaca esta película es por su ritmo, unánimemente calificado por quienes no les ha gustado el film como angustiosamente lento y, de propina, como una narración liosa por los flashbacks, recurso cinematográfico propio de progres, gafaspastas y demás gente que van de listos “porque no follan”. Todas las personas que sostienen este tipo de argumentos sobre El Buen Pastor merecen ser deportadas a Treblinka. La película es larga como una semana sin fútbol, pero en ningún momento aburre a las oropéndolas porque constantemente y de forma muy directa va soltando información. Los personajes son abundantes y desfilan por cuatro líneas de investigación del 11-M distintas: la infancia y juventud del protagonista, la II Guerra Mundial y meses posteriores, la preparación de Bahía de Cochinos y la consumación de la cagada de invasión y búsqueda de los chivatos que la malograron. En este sentido, parece mentira que la gente se queje de los saltos de una época a otra y al mismo tiempo de que la película es lenta. Digo yo que el problema sería si fuese rápida, que no te enterarías de nada. Pero no, el pueblo lo quiere todo, que como ovejas se les lleve por la cañada real, que no es tortuosa, y a buen ritmo, que no les gusta estar parados porque se aburren.
Lo cierto es que es imposible aburrirse si uno tranquilamente va a atando los cabos que se le están planteando. No es un enredo indescifrable. Todo va cayendo por su propio peso. No hay que haber leído a Cortazar, ni escuchar a Prokofiev, ni recitar a Góngora. Pero qué se le va a hacer. En cualquier caso, si por algo renquea la película, que a todas luces se ha filmado con intención de marcar un hito cinematográfico, es por no lograrlo. Puesto que determinadas situaciones o relaciones entre personajes no poseen la suficiente intensidad como para entusiasmar al espectador como en todo buen peliculón de treinta mil pares de cojones que se precie. Aunque en su descargo hay que señalar que Matt Daemon, el protagonista, está interpretando a una especie de autista que no dice palabra ni aunque le pillen los huevos con dos motorolos de 1991, cosa que extralimita las posibilidades de la obra, claro está.
El Buen Pastor es también una película de espías altamente novedosa. En primer lugar porque en ella no aparece Michael Caine. “Y ahora sale Michael Caine” lo adelantará en vano su cerebro cada cuarto de hora. Pero no, no sale el cabrón. A esta gran pérdida hay que añadirle el cambio de formato: la película no va de espías, sino más bien de funcionarios. No aparece aquí el típico espía que escapa por el alcantarillado de Barcelona de un Cobi que regala globos a los niños pero que resulta que es un agente del KGB al que el protagonista da muerte con un chicle-bomba que le dio un talibán en Yemen a cambio de una funda de cuero y terciopelo para llevar los dátiles de la merienda con un poco de estilo y caché. Encontraremos, por el contrario, a tipos grises, sin gracia, mileuristas y, en el caso del protagonista, hosco, adusto y vinagre a más no poder.
Resulta soprendente que Robert de Niro toda la pasta que ha ganado últimamente con sus películas alimenticias se la haya gastado en comprar en una subasta las gafas glam setenteras de Elton John, ponérselas a Matt Daemon y rodar una especie de historia de la CIA. Sobre todo porque la cosa al final le ha salido por 85 millones de dólares -aproximadamente la mitad de lo que ha costado el Hospital San Pedro de Logroño, que será uno de los más modernos de España, y unas siete toneladas de zapatos para Elton- que tal vez sea demasiado para un film sin naves, explosiones o mujeres en cueros. En todo caso, el resultado final puede que no sea el esperado por los que han aforado, pero qué duda cabe de que se trata de una buena película en la que se muestra lo perra e inquietante que es la vida en los servicios secretos. Tiene su rollito de trascendencia existencial en la relación paterno filial de Matt con su padre, con su justicia poética a gusto de la interpretación del consumidor, una intriga bien lograda y lo más bonito, a mi juicio, que es el heroísmo kantiano del protagonista, que llegado el momento hace lo que tiene que hacer diga lo que diga la socialdemocracia o su portera.
La elección de Matt Daemon como protagonista es uno de los puntos más conflictivos de la cinta ¿Lo hace bien? ¿mal? ¿regular? Cuesta creerse a un jefazo de la CIA con esa sonrisa Melrose Place, pero como no sonríe nada más que al principio, cuando sale vestido de mujer, tampoco da a lugar poner el grito en el cielo por el chico. Y de ser mala designación la suya, no sería el único punto débil, tanto personaje al final sí puede hacer que se te olvide alguno y no lo reubiques al final, cuando se forjan los destinos, por no hablar de lo contrario, es decir, otros, como Joe Pesci, haciendo de mafioso en un paso atrevidísimo en su carrera, sólo están para tomarse un té con Matt cuando se supone, o lo pide la lógica del espectador, que deberían entrar más en litigio ¿o si no para qué salen? ¿Para pellizcar el presupuesto? A ver si va a resultar De Niro un buen político pepero para Baleares. Otros, por su parte, como Fernando Torres, están que ni pintados en el papel de niño triste e inseguro que no trae más que desgracias. El acierto ahí es de Oscar. Una mano limpia a la otra, pensará Robert.
Chuflas en el guión a mi me salen tres o cuatro. Pero no son de alcance y una, por lo menos, se debe a que pasan de entrar en el asunto, aunque se hubiera agradecido. No abundaremos sobre ello para no desvelar media película. Así que, en resumen, señores, que no, que El Buen Pastor no es una puta mierda.
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Comentario de Andrés Boix (18/04/2007 17:46):
“El buen pastor” es una gran película. La prueba es que (aunque he de aclarar que yo esto lo digo desde la convicción moral que me proporciona que no se me hiciera larga en ningún momento) uno está encantado de la vida a pesar de los fallos a la hora de explicar algunas cosas, de la planicie de los personajes, de que Angelina Jolie no esté guapa, de que no se explote el filón cinematográfico que es la homosexualidad reprimida de la familia del protagonista que sólo sale a la luz en la tercera generación y los trastornos que supone en su vida personal y profesional este terrible secreto (especialmente cómo el último miembro de la saga, ya más liberado psicológicamente del sentimiento de culpa, pierda la autocontención que llevó a sus ancestros a una nunca bien ponderada prudencia), de que no se entienda nada sobre el carácter secreto de una sociedad que poco más y tiene como miembros a todos los que se cruzan por la calle con el protagonista…
Comentario de Álvaro (18/04/2007 18:07):
Precisamente ese comentario lo hizo mi mujer alrededor del tercer día y catorce horas diechiocho minutos de la película. Yo contesté, concretamente -lo recuerdo porque fue antes de ayer: Pues será porque son todos de la Universidad más cara y cojonuda, la elite.
No sé si te servirá
Comentario de laura_m (18/04/2007 23:24):
Yo creo que esta película tiene la estructura de una tragedia griega, y de lo que trata en realidad (el rollo del espionaje y la CIA es para despistar) es del viejo tema de la inexorabilidad del destino.
Tal y como veo yo la película, el autismo del protagonista, así como su carrera profesional y vida personal (si es que a lo que tiene ese pobre hombre se le puede llamar vida personal, o simplemente “vida”) deriva del trauma que le crea la muerte de su padre. Minutos antes de descerrajarse un tiro en la nuca, el tipo le larga un espích que ni el Magistral de Vetusta acerca de las horrísonas consecuencias que puede acarrearle a uno la mentira. Si mientes te morirás viejo, pobre y solo, y tú cadáver será derovado por tus gatos en el frío suelo de baldosa hidráulica de tu vivienda de protección oficial de Horcasitas, le dice el padre, ejerciendo aquí de Casandra. Y a continuación, sin tener siquiera la decencia de esperar los cuatro minutillos que hacían falta para que el chaval se fuera al jardín y no presenciase el espectáculo, va y se mata. Como para no tomárselo en serio.
A partir de ahí, Matt lo pone todo de su parte para evitar el horrible futuro que le han vaticinado. Así, se ve compelido a prescindir por el resto de sus días del don de la palabra (de boca cerrada no salen moscas) e incluso del uso de los músculos faciales (que ya se sabe que los ojos y gestos pueden ser también muy mentireiros), aterrorizado ante la idea de que si habla, igual se le escapa alguna pequeña trola o exageración, iniciándose así de forma imparable la secuencia de acontencimientos que lo condicirán a la miseria existencial total que le han predicho.
Creo que es ese mismo miedo el que le empuja a echarse una novia sorda, anticipándose probablemente a hipotéticos momentos de debilidad y caída en la tentación. Si alguna vez miento, parece decirse el protagonis, al menos esta tía no me oirá, que casi, casi es como no mentir. Por otro lado parece que el chico ya se barruntaba que terminaría trabajando en esto del espionaje, y no se me ocurre mejor esposa para un espía que una sorda, obligada por naturaleza a la discreción.
A pesar de todas estas precauciones, finalmente es derrotado por los diosecillos malignos que controlan estas coss del sino. Con la finalidad de echar un polvo con Angelina Jolie, se le escapa un “te quiero” que no siente, y niega a Cristo por tres veces, con lo que simultáneamente miente a Angelina, y engaña la novia sorda, y ahora para más inri, cornamentada. Y a partir de ahí… ya sabéis, la sorda le deja, se casa con una mujer a la que no ama, le sale un hijo con el cerebro afectado por el síndrome de alcohol fetal, y tiene un trabajo que a todas luces le causa estreñimiento y ardor de estómago crónicos.
Toma caso de profecía autocumplida, muy a lo Edipo o Segismundo.
Comentario de Andrés Boix (19/04/2007 09:51):
Muy bien visto. Lo de las sordas es otra cosa bastante interesante de la película. Que demuestra, además, lo sutiles que eran los tíos del KGB. ¡¡Para sacarle información en Berlín le ponen precisamente una sorda a su disposición!! Esa gente trabajaba bien.
Yo creo, además, que la decisión de eliminarla haciendo uso de su “estatuto privilegiado” no tiene nada que ver con que sospeche de ella. Es una forma brutalmente sencilla de evitarse problemas y borrar su mala conciencia (no por su mujer, que también es sorda, en el fondo, sino ante sí mismo, por esa demostración de debilidad). Luego va y sí, da la casualidad de que la tía es una espía soviética. A lo mejor esta férrea confianza en que cualquier muerte siempre demuestra, a posteriori, haber sido por una buena causa explica la tendencia del protagonista a provocar ajusticimientos mientras pone cara de que le parecen fatal.
Comentario de Iaura_m (19/04/2007 11:23):
Con respecto a la sorda taquimeca que le colocan de asistente… yo había entendido que en realidad no era sorda, sino que el audífono era un falso micro (o adminículo similar) pa la cosa del espiar.
Comentario de uno que tal (19/04/2007 11:59):
Buenos días!
Pues a mí, aunque me gustó casi todo el rato, la verdad es que me supuso un esfuerzo de atención y luego me fui con la sensación de haberme perdido algo, de no haberlo cogido todo… y creo que no fui el único, que hice la prueba del algodón al constatar como, al acabar, todos los espectadores íbamos pasando por el mostrador donde se apilaban los folletitos con la sinopsis…
En un peli así, que pretende tener un ambiente de misterio a base de situaciones oscuras, jetos ensombrecidos y diálogos escuetos y crípticos, la traducción es muy importante. Quiero decir, que seguramente hay mucha información que perdemos con la traducción y que, en casos como este, tan parcos en palabras, pues dicha tesitura consigue aumentar la confusión… a mí me sucedió, por ejemplo, en la escena de la iglesia de Berlín, cuando el ruso le dice a matt “los rusos le llaman Ulises” ¿A quién, pollopera? ¿A “usted”? ¿A “él”?… Yo tardé un buen rato en darme cuenta y, claro, cuando lo del telegrama pidiendo asilo, pues también un lío del carajo. No sé si a ustedes les pasó lo mismo…
Por lo demás, me consternó el personaje del hijo, con esa carita de Ivan Helguera, y me gustó mucho la parte de Londres -por cierto que tampoco entendí qué coño pretendían del abuelete “pseudofilonazi” aquel…-, aunque teniéndolo todo de cara, me hubiese encantado que apareciera por allí el bueno de Kim Philby, el “espía del siglo”, con todo su juego de espía a tres bandas. En fin…
Que tengan un buen día!
Comentario de Andrés Boix (19/04/2007 13:11):
Era una falsa sorda, sí, pero lo importante es que el protagonista creía que era sorda. A efectos de satisfacer su filia sexual es lo importante, ¿no?
Comentario de Álvaro (19/04/2007 13:46):
Lo de Ulises en la Iglesia me pasó igual, pero lo achaqué a la merma de mis facultades mentales propia de los periodos prolongados de residencia en España. Si no me equivoco, Ulises le dice a Matt que los rusos le llaman Ulises. Y luego que le llaman Madre. Y tú piensas pero esto qué cojones es.
Comentario de Jordi López (19/04/2007 17:51):
Lo de la iglesia es un lio con los pronombres personales, pero luego se aclara todo: “Madre” es Matt Damon y “Ulises” el ruso.
Yo tengo una incógnita más: en la última escena, cuando el esbirro de Ulises les pide a este y al Damon un dólar para comprar el souvenir, el Damon le da un billete de 1 dólar de estos que empleaban para comunicarse entre ellos… ¿significa esto que el sicario ruso era un contraespía para los yankees? ¿o es que me estoy pasando de listo?
Comentario de uno que tal (19/04/2007 18:50):
¿Qué ruso, exactamente? ¿El rubio? ¿El violinista al que le regalan el libro de Ulises? ¿El padrecito Stalin?
¿Quién era el que estaba con Matt en la iglesia, el rubio o el violinista… lo digo porque como el violinista por el telegrama le dice lo de los dedos, que le había contado en la iglesia…?
Y otro punto “oscuro”, a ver si me aclaráis… ¿Qué coño pinta el hijísimo -ese trasunto de Iván Helguera- en el Congo al final?
Al que me dé una respuesta chula, se la cambio por otra “creativa” sobre el papel del Joe Pesci!!!
Comentario de Álvaro (19/04/2007 19:01):
El dólar de las pelotas no sé qué signfica, para ser honestos.
Lo de la iglesia es que Ulises le dice a Matt: Los rusos te llaman Ulises (!)
Sospecho que Matt le está bendiendo enciclopedias a Joe Pesci.
Comentario de Marta Signes (19/04/2007 19:50):
El dólar significa que Matt ya está “pagando el favor” a los rusos.
POR CIERTO, que habrá que empezar ya de una vez la campaña por un foro para LPD que nos libere de este modelo jerárquico-vertical que tenéis montado.
Comentario de Jordi (20/04/2007 01:14):
Ulises: El ruso rubio. NOTA: Cuando están torturando al pobre espía Mironov, este dice: “Ulises es muy calculador. Está obsesionado con Mr. Wilson (Matt Damon)”. Esto demuestra que Ulises es el rubio.
Un detalle más que no me quito de la cabeza: cuando Ulises y Madre (Damon) se encuentran en la iglesia ante el coro del Niño Torres, el ruso le pregunta “Cuál es su hijo?” Cuando M.Damon le responde, el ruso le echa tres miradas al metrosex como diciendo “me quedaré con esa cara…igual me sirve de algo”.
Esto es lo que me gusta de esta peli: está plagada de pequeños detalles muy valiosos.
Otro pequeño detalle (para cerrar el debate de si la alemana era o no sorda de verdad): cuando están en la cama, él se da cuenta de que ella no es sorda porque le susurra algo a casi 6 metros de distancia, y ella lo oye. Lo que pasa es que ocurre tan rápido, que hay gente con la que he hablado que piensa que la mata por capricho.
En definitiva, un peliculón.
Comentario de Jordi (20/04/2007 01:17):
Para Marta: lo que no recuerdo muy bien es para qué servían los dólares. Se ve que son como una especie de sistema de comunicación, pero comunicación ¿para qué y con quién? Al principio leen el código del billete del niño del bus y dicen “nosequién está interesado”. ¿Estaban reclutando agentes para lo de Cochinos?
Ayuda, pliz.
Comentario de Señor de bigote con su señora enjoyada del brazo (20/04/2007 01:43):
Yo también oí los ronquidos. Ese hijoputa se quedó bien descansado, desde luego. Ahora que lo pienso quizá me influyó subconscientemente (como cuando oyes bostezos) y me hizo pensar que estaba ante un considerable ladrillo.
Y otra cosa, no nos confundamos de sorda. Está la novia sorda de la universidad y luego la dura de oído taquígrafa de Alemania, que son personajes distintos.
Comentario de Caesitar (20/04/2007 06:39):
Hola.
Veo que en LPD teneis un deseo irrefenable de llevar la contraria. Con Babel, con Lars von Trier( que no es que me gusten extraordinariamente ninguno de los dos, pero de ahí a decir que Babel defiende a los americanos y que Lars es sólo un ladrillo pretencioso, sin acordarse de Dogville, por ejemplo, dista bastante)
El Buen Pastor es un buen tostón. Tendrá la estructura de una tragedia griega o china, pero, si no recuerdo mal, esas tragedias incluían monólogos y escenas dramáticas donde uno descubría el sentir de los personajes y sentía empatía. Aquí los monólogos son muy muy silenciosos, ni cuando el protagonista decide no salvar a la novia de su hijo revelan qué piensa.
Es algo que me molesta del cine en general. Algún gurú del “séptimo arte” habrá dicho que hay que mostrar muchas escenas donde los personajes estén silenciosos, para darle más realismo y mostrar la profunda emotividad de ese momento. Yo personalmente lo encuentro exasperante( especialmente el cine japonés/ oriental, que abusa de ese recurso), ya que muchas veces es una excusa del director para no explicar bien porque ha ocurrido algo etc o simplemente pretende pasar por sofisticado o emotivo algo aburrido y facilón.
Nunca se sabe muy bien porque el protagonista se mete en la CIA; parece un poco incomprensible que un hombre interesado en la poesía y la literatura pase a ser un hombre frío, calculador, despiadado. Está mal construído y la película se resiente.
Comentario de Jordi López (20/04/2007 13:03):
Caesitar: “parece un poco incomprensible que un hombre interesado en la poesía y la literatura pase a ser un hombre frío, calculador, despiadado. Está mal construído y la película se resiente. ”
¿Qué tiene que ver la bondad con la cultura o la inteligencia? No lo entiendo. ¿Acaso uno no puede ser un capitalista despiadado, y a la vez disfrutar de las mejores óperas, por ejemplo?
Comentario de Caesitar (20/04/2007 16:01):
Jordi
Hombre, yo creo que tendemos a asociar ciertos atributos a alguien por sus intereses, y no es una asociación ilegítima. Una persona tan interesada en la poesía que la estudia como carrera en la universidad será una persona, creo, más emotivo, más proclive a los placeres estéticos. Y no digo que tenga que ser bondadoso, pero esa frialdad, esa inemotividad e impasibilidad, creo, no acaba de cuadrar. Por supuesto, puede ser un personaje más complejo, pero la película tendrá que revelar más detalles de su carácter o de su vida.
A tí, en general, te dio la sensación de que se entendía bien cuales eran los motivaciones del personaje, por qué se mete en la CIA, etc? Precisamente creo que es uno de los fallos que casi todo el mundo ha señalado, que nadie puede sentir empatía por el personaje principal, y eso se debe, creo yo, a que no comprendemos bien sus motivaciones, que es un personaje no especialmente bien construido, y como es el principal, acaba perjudicando a la película entera.
Comentario de Álvaro (20/04/2007 16:27):
Caesitar, es lo que le falta al film no sólo en ese sino en todos los aspectos, un poco de punch. La cosa se pone un poco caliente cuando le da unas palmatitas a Torres en la espalda tras volar la negra por los aires. ¡Qué buen momento cinematográfico para que se soltase un monólogo el jodido Matt! Pero ni por esas.
Comentario de Jordi López (22/04/2007 11:12):
Caesitar: “Una persona tan interesada en la poesía que la estudia como carrera en la universidad será una persona, creo, más emotivo, más proclive a los placeres estéticos”
No estoy de acuerdo. Eso es como decir que alguien que estudie historia antigua desearía vivir en un mundo regido por el Codigo de Hammurabi. No. Tú puedes estudiar una carrera por tres razones: por motivos económicos (“tiene salida”), porque te guste el tema y desees profundizar en él (tu teoría de que todos los estudiantes de poesía son sensibles) o bien porque aunque no tengas nada en común con la materia en cuestión, te atraiga estudiarla por curiosidad, como cuando vamos al zoo o como cuando un tío ve “Mujeres Desesperadas”… Creo que el personaje de Damon es el tercer caso.
Es cierto que es una película con muchos silencios, pero… ¿no creéis que en el cine actual se habla demasiado? Parece como si los guionistas considerasen al público como un púber al que hay que dárselo todo masticado, con el protagonista continuamente exponiendo en voz alta sus argumentos y pensamientos, cuando muchas veces con una mirada basta.
Creo que esta película va para clásico.
Comentario de Iaura_m (25/04/2007 21:20):
“¿no creéis que en el cine actual se habla demasiado? Parece como si los guionistas considerasen al público como un púber al que hay que dárselo todo masticado, con el protagonista continuamente exponiendo en voz alta sus argumentos y pensamientos, cuando muchas veces con una mirada basta.”
Sí, Jordi. Por eso una buena parte de los anuncios publicitarios tiene, en mi opinión, mayor calidad cinematográfica que las películas actuales.
Qué gran publicista hubiera sido John Ford.
Comentario de de ventre (26/04/2007 10:43):
leí hace mucho que la bondad de John Ford como director se debía en buena medida a su experiencia en el cine mudo, que le permitió dominar los silencios en sus pelis sonoras.
de todos modos, no me puedo imaginar un anuncio de calgón dirigido por John Ford. Maureen o’Hara saca la ropa (un ajado mono vaquero) de su lavadora y …
No, no puedo
j
Comentario de Iaura_m (26/04/2007 11:15):
Es que te has ido a unos extremos, de ventre, que así no vale. Pero imagínate la escena de Centauros del desierto, cuando la cuñada mira a un John Wayne que acaba de volver, mientras acaricia amorosísimamente el cuello de su guardapolvos (o el ala del sombrero, del detalle ya no me acuerdo). Ahí sí quedaría bien un “Patricks, para hombres que dejan huella” ¿Eh?
Comentario de Ksiaze (26/04/2007 15:37):
Buenas.
La película es un tostón de cabo a rabo, pero tiene un detalle impagable: al ruso fetén lo machacan y lo torturan hasta que al tío no le queda otra que tirarse por la ventana. Al ruso falso, sencillamente, lo devuelven a Rusia, y el pobre va deseperao: “ustedes no saben lo que me harán allí”.
Comentario de Regularizado (28/04/2007 16:31):
La película se hace larga, pero porque hay que mantener la atención al máximo todo el rato. Si 300 durase 3 horas, no machacaría tanto porque, total, para los tres diálogos donde hay que esforzarse un poco…
Eso si, te queda la intriga de “qué ha pasado aquí realmente”, y la Wikipedia (versión inglesa) te ayuda: el billete de un dolar del principio, que dice Mr. Wilson “Cardenal está interesado”, es el mismo que devuelve al ruso gordo al final de la peli, diciendo “Es un mandamiento cardinal ser generoso en democracia”. Con lo que el gordo era efectivamente un contraespia yankee que se encargará de tirar a la novia negra (o quizás no, la verdad es que la página de Wikipedia es casi tan compleja como la propia peli…)
Comentario de Manu (07/05/2007 15:08):
“Chau chau”? Vaya, qué lástima si es verdad que ya no nos vamos a descojonar con tus historias, Álvaro! O lo que se acabó es la exposición del travelo ese?
Comentario de tartamundos trotamudo (09/05/2007 13:38):
En mi copia también se escuchaban los ronquidos del sufrido piratón de cine.
A mi la peli sí me gustó, aunque creo que deberían haber cortado por aquí en algunos momentos y haber desarrollado más algunas otras cosas.
Comentario de víctor (11/05/2007 20:40):
Pues hemos visto todos el mismo screener de los ronquidos (hay un momento que pilla tal recontraflema que se asusta, se despierta a sí mismo y cesa de roncar).
Una cosa en concreto de las 537 que no he entendido. El espía fetén, el que se defenestra encebollado de tripi, dice tener dos hijos, Anatoli y Sergei. Pero luego, en el apartamento del falso Mironov (que al principio creí que era Clooney engordado), se muestra una foto familiar de éste con un hijito y una hijita. ¿P’al despiste?
Muy mal que de repente, por el morro, aparezca el hijo destinado en el Congo. Aunque también es verdad que si lo hubiesen dejado caer antes, se acababa el misterio de la habitación tropical. Esa parte queda chapucerilla.
Por cierto, buena venganza de De Niro cargando la mano en el mariconeo latente en los travestismos de ese personal tan wasp. ‘Nosotros tenemos a los EE UU, ustedes están de visita’ le dice Madre a Pesci. Sí, pero sois todas unas mariconas estreñidas.
Buenísimo el plano de los escoltas del fbi de Ulises (envueltos en humo, entre sombras, franelas cutrongas) en el auditorio donde canta la flor y nata de América.
Me habría gustado que durase un buen rato más.
Comentario de Álvaro (11/05/2007 21:13):
Yo he llegado a la conclusión de que le hubiera ido mejor a la historia rodar una serie en lugar de una película.
Por otra parte, es la primera vez que me gusta algo y por los comentarios me termina pareciendo una puta mierda. Normalmente partimos de la mierda hacia la irrisoria virtud.