Rocky Balboa (Sylvester Stallone, 2006)

Sentido y sensibilidad

El estreno de una película de Sylvester Stallone suele remover nuestros cimientos culturales más sólidos. La fuerza de sus películas es tan arrolladora que, desde hace treinta años, no sólo han hecho que todo el mundo hable de ellas, sino que se han convertido en catalizadores y símbolos de las épocas que han retratado. Stallone es un icono: lo fue en los años 70 (de la crisis económica y el desengaño de la política), en los 80 (de la recuperación de la confianza, el orgullo y los valores del individuo), en los 90 (del abandono y olvido de los de su generación por el empuje de los nuevos tiempos), y lo sigue siendo en el nuevo siglo, reivindicando su valía y resistiéndose a ser apartado, por motivos de edad, de un mundo que él ha ayudado a configurar.

Porque, reconozcámoslo, todos tenemos algo de Stallone en nosotros mismos. Cuando en los años 70 la gente se encaraba a sus diversas pesadillas colectivas (Watergate o el franquismo, por ejemplo), Stallone nos ofreció una película como Rocky, cargada de melancolía: su personaje era un hombre medio, del pueblo, que luchaba por abrirse un hueco en la sociedad, que hacía frente a las altas instancias y que sólo podía conseguir una victoria parcial, ya que al final no lograba derrotar a su adversario en el ring. Stallone inauguraba así su empeño consistente en que sus películas fueran continuos espejos en los que mirarnos y reflexionar sobre nuestra condición humana.

Y entonces llegó a sus manos una estupenda novela de David Morrell (que se ha traducido al español) titulada First Blood. La novela estaba protagonizada por John Rambo, un ex-combatiente del Vietnam al que la sociedad norteamericana le daba la espalda negándole una inserción en el mercado laboral y proyectando en él un sentimiento de culpa global por haber participado en una derrota. Stallone vio el potencial filosófico de la novela y, para su adaptación cinematográfica, prefirió cambiar (y mejorar, por supuesto) el final. En el libro, Rambo y el sheriff acababan matándose el uno al otro. Para su adaptación al cine, Stallone prefirió un mensaje más positivo: Rambo acababa en la cárcel y el sheriff sobrevivía. Así, Stallone optaba por mandar un mensaje de esperanza al otorgar un atisbo de redención y de prosperidad en la sociedad.

Rambo fue, a partir de ese momento, un auténtico héroe para el pueblo norteamericano y, como no podría ser de otra manera, para el mundo occidental. En la secuela, Rambo se enfrentaba a cualquier tipo de ojos rasgados o a cualquier burócrata que se le pusiera por delante: así trazaba una bella metáfora al exterminar a los dos especímenes humanos con mayor capacidad de reproducción. Pero donde Rambo nos descubría su lado más humano era en la tercera película, que aparecía dedicada al pueblo de Afganistán, y en la que ayudaba al pueblo afgano para combatir al enemigo invasor. Con una sensibilidad propia de un artista para anticiparse a los acontecimientos, Stallone ya supo ver en los 80 la importancia de ponerse de lado de los afganos oprimidos. Si no fuera combatiente, Rambo sería, como vemos, un afilado columnista de Le Monde Diplomatique.

Pero ya nos centraremos en Rambo el año que viene, que para entonces está anunciado el estreno de la nueva entrega del veterano guerrillero. Destaquemos algunos de los hitos cinematográficos de Stallone para comprender más la magnitud de un monumento cultural como Rocky:

– Stallone fue el auténtico precursor del cine de musculosos. De todos es sabidos que el cine clásico estadounidense es muy pudoroso y que, por ejemplo, siempre ha omitido las escenas de sexo. Lo mismo pasaba con los músculos: estaba mal visto enseñar los torsos masculinos musculosos. Cuando alguna película se había atrevido (como Picnic, de Joshua Logan y con William Holden), el escándalo había sido de aúpa. Stallone ayudó de una manera decisiva a introducir la modernidad en el cine, a romper el tabú de lo políticamente correcto, a combatir la dictadura moralista y a eliminar los tapujos de una sociedad que se miraba demasiado el ombligo.

– A diferencia de otras muchas estrellas del cine, Stallone nunca se ha encasillado en un personaje: se ha encasillado en dos. Que es (no por obvio es menos importante subrayarlo) el doble de lo que pueden decir la mayoría de las estrellas cinematográficas, desde Douglas Fairbanks hasta Macaulay Culkin. Sus éxitos han ido, además, a la par, de tal manera que siempre será recordado tanto por Rocky como por Rambo.

– Stallone siempre ha explorado nuevos géneros cinematográficos, firmando obras de referencia para análisis posteriores. Ahí quedan películas como Máximo riesgo, una gran película sobre el rescate en montañismo, o Yo, el Halcón, una de las mejores películas de pulsos de la Historia del Cine.

– En este sentido, tenemos que recordar que Stallone ha trabajado con algunos los mejores directores de todos los tiempos, como John Huston en Evasión o victoria. Eso le permitió labrarse una reputada carrera como guionista y director, ya que en los años 70 realizó unas cuantas grandes películas (Paradise Alley, por ejemplo). En contra de lo que opinan sus detractores, nunca ha perdido el gusto por contar historias, por el cine de calidad. Ahí tenemos su papel en Cop Land o su puesta al día de un clásico con Get Carter.

– Su espíritu independiente, su convicción en la necesidad de la libertad creativa, le han supuesto algunos problemas con la censura. Para la realización de la cuarta parte de Rambo, se las vio con la censura del ejército norteamericano y tuvo que tirar el primer guión a la papelera, puesto que en él se desarrollaba la historia de Rambo liquidando a Bin Laden, y el ejército se opuso al entender que ese guión ridiculizaba a la institución al presentar a un solo hombre cumpliendo una misión que ha fracasado hasta el momento. El ejército no supo ver el poder simbólico de la historia y prefirió quedarse en la anécdota.

Todos estos hitos (y más) le han granjeado un respeto absoluto por parte de millones de espectadores que, generación tras generación, han sabido apreciar fielmente su arte. Y lo hacen con continuas muestras de apoyo. La última prueba es la sexta entrega de Rocky, en la que Stallone ha vuelto sobre el personaje con el que despegó su carrera, el que le proporcionó el mayor éxito y prestigio (Oscars incluidos). Stallone ha decido callar las voces de quienes le critican sin piedad, y para ello nos ha ofrecido un epílogo sensible y emotivo para su personaje. No quería una película más, y por eso no la ha titulado Rocky VI, sino que tenía la voluntad de reordenar el universo de Rocky y ofrecer nuevos matices a su personaje. Y lo consigue en Rocky Balboa.

La experiencia de ver Rocky Balboa en una sala grande nos devuelve al espíritu de las proyecciones pioneras, al entusiasmo del público de las películas de los Lumière: en las cintas de Stallone, la gente aplaude cada gesto, ríe, llora, eructa, sigue las peripecias de su héroe. En esta ocasión, Rocky ha colgado definitivamente los guantes, se ha cansado de pelear ya con negros y comunistas y es dueño de un restaurante en el que deleita la cena de sus clientes relatándoles sus gestas. Hasta que un día decide que quiere volver a sentirse útil y concierta un combate de exhibición con el campeón del mundo (unos treinta años más joven que él), un evento que levanta una importantísima expectación.

Stallone ahonda en esta película en su retrato de Rocky. Es un boxeador sensible, bondadoso, ignorante como un niño (en un momento dice que Jamaica está en Europa), que ayuda siempre a los más necesitados. Acude regularmente al cementerio para visitar la tumba de su mujer (que había muerto de cáncer unos pocos años antes), intenta comunicarse con su hijo, un joven agobiado por la larga sombra de su padre, y ayuda a una mujer a salir adelante. Pero sin afán de sexo, ojo, porque Rocky es un caballero. Para mostrar este retrato, Stallone se ha inclinado en esta ocasión por el control total de su película, ya que, aparte de interpretarla, la ha escrito y dirigido, en un alarde de dominio del producto cinematográfico que no se veía desde Chaplin.

En definitiva, Stallone ha rendido cuentas con su tiempo entregando una película exquisita y sencilla. Rocky no es un marrullero que pelea a las primeras de cambio, es un tipo que dialoga (ahí está su encuentro con el follonero del bar) y que boxea de una manera limpia, en un combate dominado por la deportividad y las buenas maneras: al final, Rocky le da las gracias a su rival por la oportunidad concedida y se marcha del cuadrilátero para no quitarle protagonismo a su oponente.

Rocky Balboa es una película simpática, elegante, en la que Stallone, en lugar de hacer apología de la violencia, se decanta por un mensaje positivo de paz, de buen rollo. La prueba está en los títulos de crédito finales, en los que se muestra a niños, ancianos y jóvenes jugando a ser Rocky, imitándole en la famosa secuencia del entrenamiento subiendo las escaleras. En un género, el del cine de boxeo, que se ha caracterizado por mostrar de forma sistemática la corrupción (en películas como Fat City, Más dura será la caída o The Set-up) y que, como mucho, había dejado alguna película amable en tono de comedia (Gentleman Jim o Jugando a tope), cuando no había sido una vía para profundizar en las constantes del autor de turno (Scorsese con Toro salvaje o Eastwood con Million Dollar Baby), en un género dominado por estas directrices, es saludable ver la película de un maestro, Stallone, dispuesto a seguir marcando las dinámicas culturales. Amistad, sensibilidad y sensatez, todo ello alejado de los clichés turbios que sólo pretenden reflejar una sociedad en decadencia. La sabiduría de Stallone nos aporta un nueva lectura: queda mucho futuro por vivir, desde el respeto entre todos. La sabiduría de un clásico.

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  1. Comentario de Guillermo López (17/01/2007 00:37):

    “A diferencia de otras muchas estrellas del cine, Stallone nunca se ha encasillado en un personaje: se ha encasillado en dos”. Desternillante. Felicidades

  2. Comentario de intelestual (17/01/2007 08:21):

    NO sabéis apreciar una de las más grandes escenas del cine, cuando rocky utiliza la táctica de dejar al rival inflarle a hostias para así cansarle y tomarse cumpida venganza una vez que él, con la cara como si le hubiera picado un millón de abejas y el hígado inflamado al doble de su tamaño estuviera descansadito, eso sí.

    Deberían aprender esos tácticos malos de fútbol. La clave está en cansar al rival a base de dejarle atacar y que se cansen las piernas disparando a puerta con potencia hasta que el partido vaya más o menos 20-0. En ese momento sólo hay que tomar la iniciativa y machacarles.

  3. Comentario de Swampling (17/01/2007 10:42):

    Quizás demasiado irónico, cuando se muera Stallone los del mundo no podrán copiar y pegar este artículo para su necrológica, destila sarcasmo por los cuatro costados, hasta Pedro J lo pillaría.

    Eso sí, hay algunas cosas que, no sé si el señor de la Fuente se las creerá o no, pero son verdades como puños, porque el cine también tiene que entretener y todo el mundo tiene derecho a entretenerse, y no por el hecho de que te gusten las películas de acción uno se convierte en un ser inferior. Basta ya de snobismos y pongamos fin a la dictadura de unos críticos que nos intentan imponer sus repipis gustos, Manuel de la Fuente el primero de ellos.

  4. Comentario de jardiel (17/01/2007 11:21):

    Y que decir de:
    “así trazaba una bella metáfora al exterminar a los dos especímenes humanos con mayor capacidad de reproducción.”
    que bueno, macho.

    lo único que se echa en falta es una reseña de joyas escondidas del autor como “tango y cash”o aquella del polvo en la ducha con la stone(actriz que como stallone posee un coeficiente intelectual superior a la media, dios los cria…)

  5. Comentario de emigrante (17/01/2007 11:56):

    Y siempre creí que los precusores del culto al músculo fueron las películas de romanos: Hércules, Maciste, Sansón, Espartaco…

  6. Comentario de Alemania (17/01/2007 14:27):

    Genial, realmente muy bueno el análisis. Y, quizás me paso de listo, pero creo que Manuel no está siendo irónico, al menos no todo el tiempo. Precisamente por eso pienso que el artículo está bordado, no le falta ni el humor ni el fino hilar que le corresponde a LPD.

    No sé qué tal aguantará el paso del tiempo Rocky, pero hace poco estuve viendo trozos de Acorralado y la verdad es que la película está bordada. Es difícil ver hoy en día guiones como el de la primera Rambo, con golpes tan directos y frases tan bien colocadas, y con un protagonista de puta madre.

  7. Comentario de alvaro (17/01/2007 16:07):

    Intelestual, si no me equivoco, esa táctica la empleo Alí contra Foreman en El Zaire. Para más huevos, el pobre Foreman, no sólo se cansó para luego ser noqueado, sino que tuvo que aguantar como centenas de millar de negros aborígenes gritaban “Alí bomba ye” (Alí mátalo).

  8. Comentario de El pajero (17/01/2007 16:18):

    Sino recuerdo mal Álvaro, una vez comparaste a Million Dollar Baby con Rocky, ¿es verdad o me estoy haciendo una paja mental?

  9. Comentario de Andrés Boix (17/01/2007 17:14):

    Creo que Alemania está en lo cierto, con lo que ojito a lo que hace “El Mundo”.

    Felicidades por esta serie de excelentes críticas.

  10. Comentario de Pablo (17/01/2007 19:29):

    Hola, soy bloguista -“Inmarcesibilitudes”, parido por LPD- y de Madrid. Llevo 15 años practicando boxeo al más alto nivel en mi gimnasio de barrio. Como comenta Andrés en su artículo, De Juana no quiere salir de la cárcel porque me tiene miedo.

    Quería pues decir que la saga Rocky tiene, desde luego, algunos méritos. No sólo el calzón con la bandera americana. (Pero Rambo es Rambo; Rambo es otra cosa). Sin embargo, Rocky inaugura para el cine un modo absolutamente irreal de narrar el boxeo que sí tiene algunos tímidos precedentes pero no tantos como fueron los múltiples siguientes, inspirados de Rocky.

    El comentario de intelestual es muy acertado.

    Cabría describir la frustración del niño que todos fuimos al ver un combate de boxeo “de verdad”… Rocky inaugura esa superchería que sólo con muchísimo esfuerzo ha llegado, en el cine, a domeñarse. Nada más.

  11. Comentario de chupacadabra (17/01/2007 20:31):

    Ma-gis-tral. Ya era hora de que alguien con predicamento le echase huevos y dijese bien alto lo que muchos nos callamos por no liarla: “Yo el Halcón es una de las mejores películas de pulsos de la historia del cine”.

    La de arena: ¿Por qué la omisión al teniente Cobretti? No lo entiendo. Es la piedra angular de la carrera de SS. Aparte de que nos devolvió la dignidad a quienes cultivamos el look ‘rayban de espejo + palillei eterno en la comisura’, no recuerdo un final ‘chico-chica-en-moto-hacia-el-crepúsculo’ más bonito. (Aceptamos Brigitte Nielsen como ‘chica’, espero.)

  12. Comentario de chupacadabra (17/01/2007 20:42):

    ‘Y siempre creí que los precusores del culto al músculo fueron las películas de romanos: Hércules, Maciste, Sansón, Espartaco…’

    Mmm… Sí y no, amigo emigrante, sí y no. Lo que dice Manuel es que a los americanos les daba repeluco enseñar el torso oleaginoso. La tesis tiene su lógica si recordamos que en ‘Espartaco’ por ejemplo, tuvieron que echar mano de otras razas de virilidad más manifiesta. ¿Escena de los gladiadores en el gimnasio? ¿La recordamos? Pues bien, aquel plexo como el sistema solar de grande y reluciente, a cuyo lado Ivan Drago parecía un fan de los Planetas, no era de otro que del insigne navarro plusmarquista mundial de javalina don Miguel de la Quadra-Salcedo. Y así todo.

  13. Comentario de jardiel (17/01/2007 22:53):

    y en breve el estreno de “el ekipo ja”, hotra razion de zine i kultura de la vuena.

  14. Comentario de trailers (17/01/2007 22:54):

    Ardo en deseos de leer la crítica de “El Ekipo Ja”

  15. Comentario de de ventre (18/01/2007 19:49):

    a mí cop land me gustó mucho, pero mi favorita de stallone es demolition man

    la única de rocky que vi fue la II (o la III,bueno, la que salía M.A.BARRACUS) y era infumable.

    había un borrachín de mi pueblo cuya gracia principal cuando se tomaba unas copas era gritar “adriaaan” con acento americano. a la gente le parecía divertido las 50 primeras veces. nunca lo entendí hasta que alguien me explico que eso salía en rocky I (o II, o bueno, en el semental italiano).

    y esa es mi reflexión sobre el tema, perdonad pero es que estoy haciendo tiempo hasta la hora de salir del curro.

    j

  16. Comentario de Ksiaze (18/01/2007 21:45):

    La crítica es, desde luego, magistral. De lo mejor que se ha visto en esta página en bastante tiempo (salvando lo del discurso navideño del Lehendakari).
    Por otra parte, quizás LPD debería ir pensando en abrir una subsección de cine sobre el género de pulsos. Luego se podría abrir una votación para que los lectores elijan sus películas preferidas

  17. Comentario de Molamás (19/01/2007 13:36):

    ” siempre ha explorado nuevos géneros cinematográficos, firmando de obras de referencia para análisis posteriores. Ahí quedan películas como Máximo riesgo …”
    Al Cesar lo que es del Cesar, la cronología del cine de montañismo es mas o menos la que sigue, y en ella “Máximo riesgo” es un honroso exponente que introduce unos imponentes efectos especiales digitales por vez primera en el género.
    Pelicula Director Prota
    -“Horizontes perdidos” 1937 Frank Capra (Ronald Colman)
    -“The mountain” 1956 Edward Dmytryk (Spencer Tracy)
    -“The Eiger Sanction” 1957 Clint Eastwood (el mismo)
    (en español se tituló, ¡¡cágate!!, “Licencia para Matar”)
    -“Maximo Riesgo” 1993 Renny Harlin (S.S.)
    -“Siete años en el Tibet” 1997 JJ Annaud (el que le come el coño ala Jolie)
    -“Limite Vertical” 2000 Martin Campbell (Cris O’Donnell)

    Por cierto, que pedazos de directores, salvo Campbell, aunque ahora esté de moda), han tocado el tema,
    comprobad la filmografía de cada uno de ellos.

  18. Comentario de todo sobre Astorga (22/01/2007 01:26):

    La gran pregunta es:

    ¿Por qué Rocky Balboa solo se entrena cuando llueve?

    Añadiendo eso estaríamos hablando de un artículo redondo.

  19. Comentario de Pablo (22/01/2007 19:54):

    Magnífico el comentario sobre la lluvia. Y los métodos de entrenamiento estúpidamente rudimentarios. Toda da mucha GRIMA. Esa forma de arrearle a las reses colgadas, esa nueva forma de curar jamón. Es lamentable.

    Sí, lo relevante, lo esencial, es que las películas de Rocky dan vergüenza ajena. Es como cuando vas a comprar a un supermercado y te ponen música disco y te da vergüenza que los demás vayan a pensar que tus movimientos están digitados por los compases.

    Desde luego, es una película que hay que ver solo. Ahora bien, ni siquiera estoy hablando de ir solo al cine. No. Aconsejo esperar a que salga en DVD y vérsela en casa, con tres copas de vino en el cuerpo.

    A Rocky lo dobla el mismo energúmeno que dobla a Robert de Niro, ¿verdad?

    Cuando le meten ostias en el lado paralizado de su cara, ¿las siente?

    Lo que Manolo ha escrito está muy bien. Muy ameno, muy inteligente, muy eLePenDente. Lástima que no sea una crítica de cine. Entonce, dinos, Manolo, ¿qué te ha parecido la película?

  20. Comentario de Pablo (22/01/2007 20:40):

    sin ironía por favor.

  21. Comentario de Carlos Fabra (23/01/2007 12:42):

    Me se cae la lágrima…

  22. Comentario de Cinerama (24/01/2007 00:28):

    En mi Blog “Noches de Cine” tengo uan critica mas acertada para esta pelicula… y esperad, que la secuela de Rambo esta por caer…

  23. Comentario de tartamundos trotamudo (24/01/2007 16:19):

    Absolutamente genial esta frase: “A diferencia de otras muchas estrellas del cine, Stallone nunca se ha encasillado en un personaje: se ha encasillado en dos.”

    Y muy fino el sarcasmo.

  24. Comentario de tartamundos trotamudo (24/01/2007 16:23):

    El comentario 22 me recuerda al que hacía el personaje del crítico cinematográfico que salía en la extinta web “La Mandíbula”, creada en su momento por los geniales Faemino y Cansado.

    “No está mal, pero yo lo hubiera hecho mejor”.

  25. Comentario de cinéfago (26/01/2007 14:40):

    Es indignante comprobar que “Rocky Balboa” no está nominada a los Oscars.

  26. Comentario de Alfredo M-G (28/01/2007 20:05):

    Cito de la crítica del Fotogramas de este mes, perpetrada por Fausto Fernández y sin asomo de ironía, que va en serio el tipo:

    “Marcando distancia del combate final, noqueando con miradas y gestos tímidos, el tacto del realizador, su pulso, me da por fin la razón: si hay un cineasta clásico vivo ese es, sin duda, Sylvester Stallone”.

    Por cierto que esta crítica empieza con la frase: “Todos somos Rocky”.

  27. Comentario de Rafs (08/02/2007 15:25):

    Yo soy un fanático rockista desde los 5 años cuando mi padre mi inculcó la más ferrea moral mediante las proyecciones de la saga rocky y star wars en video mitshubishi de dos cabezales. Mi favorita es ROCKY III porque en los 80s tener a sly y m.a. en la misma peli y sonando el eye of the tiger es insuperable.
    con el paso de los años no he rebajado un apice mi integrismo balboista aunque reconozco que la obra maestra es la primera, no en vano fue la peli favorita de frank capra para los oscar del 76 y elogio repetidas veces a sly.

    los de principios de los 80s o somos de sly,o de suarseneger o yan clod vandan. no perdais la perpendicularidad detras de ninguno que no se suscriba en ninguno de estos tres grupos

  28. Comentario de Krahn (14/02/2007 00:16):

    A mi el rollo que intelectuales somos y como nos reimos de las peliculas del vulgo ya me está empezando a cansar. Aparte de pelis autocomplacientes sobre temas serios, es necesario ver tambien pelis divertidas, de hostias, con momentos absurdos y cosas asi, como Rocky Balboa.

    Así que por favor dejad de chuparos las pollas los unos a los otros con tanta coba.

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