Los increíbles

La imaginación de Pixar

Finalizado ya el año 2004, y pasadas estas agradables fiestas navideñas de comida comida comida y familia familia familia, echábamos un vistazo atrás y nos parecía injusto acabar el año como lo habíamos acabado. Era injusto que hubiésemos reseñado porquerías del calibre de “Lost in Translation” o “La Pasión de Cristo”, y no diésemos cuenta de lo que ha sido una grandísima alegría: la última de Pixar, “Los increíbles”. Para que en los futuros anales de la crítica cinematográfica online se constate, una vez más, nuestro acertado ojo a la hora de valorar las películas, teníamos que escribir sobre el producto de Pixar. Sin rendirnos a los oropeles de la fascinación antiyanqui de los pequeños cinefilitos que pueblan cualquier ciudad española ni, por supuesto, a la exaltación ciega de las películas comerciales y malas, vengan de donde vengan, teníamos que ser, una vez más, cronistas privilegiados de nuestra época. En nuestro buen gusto y buen hacer en la apreciación y escritura sobre la crítica cinematográfica y el cine, en un estilo y gustos estéticos que son una amalgama de los de Pauline Kael, Fassbinder y Truffaut, “Los increíbles” merecía este honor.
Porque, para empezar, no es exagerado decir que es ésta una de las mejores películas de superhéroes que se han hecho nunca. Ahora vendrá el purista y dirá que si el “Modesty Blaise” de Joseph Losey que, aunque no es de superhéroes sí es un cómic, o que si el “Popeye” de Robert Altman porque, al fin y al cabo, hay quien considera a Popeye como el primer superhéroe del tebeo… Nada, tonterías. Poco superhéroe digno hay en el cine. Y la culpa es de Tim Burton, que sentó las bases, con su primer Batman, de lo que había apuntado ya Richard Donner con Supermán: que para que una película de superhéroes triunfe hay que elegir a un actor insulso y crear un ritmo narrativo moderadamente aburrido. Ha habido alguna excepción a esta norma, como el caso de Hellboy, pero no han sido tampoco cosas del otro mundo.
Hasta que llegó Pixar y tomó como base una película que fue un taquillazo en Estados Unidos: “Spy Kids”. En esta cinta, un matrimonio de agentes especiales se veía atrapado en el cumplimiento de una misión, para lo cual tenían que necesitar del rescate de sus hijos. Con unos toques de humor muy especiales, “Spy Kids” era un producto muy entretenido y en absoluto moralizante.
Pues bien, llegó Pixar y se puso manos a la obra cogiendo los elementos de “Spy Kids” (la familia con atributos especiales, el papel destacado de los niños, el malo que se recluye en una isla remota), que se basan, a su vez, a diversos referentes no sólo cinematográficos sino provenientes de otros medios de expresión de la cultura popular (las novelas de Fu Manchú, por ejemplo). El punto de partida tiene, además, el ingenio burlón de Pixar: Una pareja de superhéroes se casa y, a instancias del gobierno, debe llevar una vida normal, ocultando sus habilidades especiales. Hasta que aparece un malo malísimo que secuestra al padre (Mr. Increíble), con lo que los hijos tienen que acudir a su salvación, con la ayuda de sus superpoderes.
La película, como es de rigor en estos casos, tiene dos partes. La primera hora supone el planteamiento de la historia, con la presentación de los personajes y la descripción de su vida monótona ceñida a los patrones de la familia norteamericana. La segunda parte se centra en la acción, con un ritmo frenético y apabullante que deja pequeñas a las películas de su género.
Y a pesar de que los personajes son de dibujos animados, el guión está muy bien trazado, con lo que sus caracterizaciones son perfectamente reconocibles para el universo de los lectores de tebeos de superhéroes:
– Mr. Increíble es el cabeza de familia. Es un tipo muy dinámico, sociable y simpaticón. A pesar de no militar en ninguna ONG para salvar las ballenas o impedir la fabricación de tubos de escape, es una persona que se desvive por la sociedad. Siempre dispuesto a ayudar con sus poderes, incluso encuentra tiempo para hacer de buen samaritano el día de su boda. No obstante, un buen día pierde la subvención del gobierno que le mantenía con sus ahorrillos por sus labores de beneficio a la comunidad y tiene que hacer lo que debería hacer cualquier directivo de una ONG cuando sucede esto: trabajar.
– Elastigirl. Es la esposa. Una mujer joven y exigente, que busca la integración en la comunidad. Para ello, no duda en reprimir la voluntad de su marido de volver a usar sus poderes para rememorar los viejos tiempos. Mientras su marido tiene todos los superpoderes generales (estilo Superman), Elastigirl, como su nombre indica, es una chica de goma, como el Reed de los Cuatro Fantásticos, o como Plastic Man.
– Frozone es un viejo amigo de la familia y es una especie de hombre de hielo. Es decir, es capaz de generar glandes bloques de hielo que no le suponen la más mínima inquietud al malo.
– Los niños son tres: Violet, Dash y Jack Jack. La primera es la adolescente acomplejada que consigue superar sus traumas cuando se acepta a sí misma (para lo cual, tener unos poderes de la leche pues como que ayuda bastante, la verdad). Los otros dos son los hijos varones (uno de ellos es un bebé) que también contribuyen lo suyo a la resolución de la trama.
Pero lo mejor es, como hemos dicho, el ritmo narrativo, que enseña al resto de películas cómo se tiene que hacer una buena peli de superhéroes. Ya está bien de tipos como Michael Keaton y de tostones pseudo-existencialistas en plan X-Men. Ni que los superhéroes fueran un libro de filosofía. Lo que hay que hacer es meter explosiones, puñetazos, poderes y mucho humor paródico. Y eso “Los increíbles” lo hace a la perfección.
Cosa diferente es el doblaje. Verán. Cuando reseñamos “Buscando a Nemo” ya destacamos este problema: que mientras en Estados Unidos se elige a las voces más competentes para las películas de dibujos, aquí, en España, se busca al famosillo de moda. Ese comentario parece que molestó a gente de la industria del doblaje, que pusieron en el foro de una página web de actores de doblaje el comentario, centrándose en una broma concreta (una referencia al acento de las tortugas australianas) para decir que no teníamos ni idea, que quiénes éramos nosotros para opinar, que si éramos unos… y esas cosas. Con un talante que descalificaba a quienes hacían las acusaciones obviando el carácter humorístico de este espacio, ahora va y resulta que los mismos que hacían estas acusaciones nos dan la razón, a la vuelta de los meses. Porque parece ser que ahora los dobladores españoles se quejan, según se puede leer por ahí (consulten en google si no lo creen), de que los famosos doblen películas. Una queja que aplaudimos, por cierto. Y han puesto una amplia lista de películas en las que hay voces de famosos que no son especialistas del doblaje. Y casi todas estas películas son de dibujos o infantiles: citan “Garfield”, “Shrek”, “Monstruos SA” o “El espantatiburones”. En la reseña de “Buscando a Nemo”, escribíamos:

Un auténtico desastre, mayor aún que el vomitivo doblaje de Cruz y Raya en “Shrek” o el de Santiago Segura en “Monstruos S.A.”

Esos mismos ejemplos son los que denuncian ahora. Y se quejan, por ejemplo, de que “El espantatiburones” esté doblada por Fernando Tejero (el de “Aquí no hay quien viva”) que, en opinión de esta gente, no está capacitado para poner el acento de rapero del original. ¿Quién es ahora el quisquilloso? ¿El de las tortugas australianas o el del rapero? Ahora los dobladores verán que nuestra queja era una reivindicación de la calidad del doblaje en España, reivindicación hecha por quienes no somos, ni mucho menos, apologistas de las versiones originales. En “Los increíbles” aparecen como dobladores Esther Arroyo, Ana Rosa Quintana o Carlos Herrera. Como decíamos al principio, la cruz y la responsabilidad de tener razón con razones nos lleva por estas bromas del destino.продвижение услуг через интернетrussian electronic dictionary


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