Martín Prieto

El reconvertido a la Cruzada antifelipista

Es este un gran periodista, qué duda cabe, y de señalada trayectoria. Comenzó su carrera en el diario El País, en donde pronto destacó por su afilada pluma y sus inquisitivos (que no inquisitoriales) comentarios. En la época gloriosa en que este periódico hacía, él solito, la Transición democrática (a base de cargarse los sucesivos gobiernos de la UCD), Martín Prieto, sin embargo, tomaba conciencia de clase, y se percataba de que la suya nunca podría ser la de la sinvergonzonería y la polanquización indiscriminada de la sociedad. Así, nos cuenta (desde su tribuna en El Mundo, naturalmente) cómo Polanco estaba deseoso, en el 23 – F, de apoyar el golpe, y sólo los periodistas de la redacción pudieron retenerle. A causa de estas y de otras decepciones (la escasa cultura de Polanco, como también nos cuenta M. Prieto, que le hacía presumir de su capacidad sexual, consistente en, a sus 50 años, “hacer 7 sin sacarla”), M. Prieto acabó saliendo de El País.

Sin embargo, la contaminación felipista había hecho su efecto, y así, cuando reaparece para la vida periodística, allá por 1994, se confiesa socialista, amigo personal de Felipe González incluso. Su intención al escribir en el diario El Mundo sería la de ejercer un cierto contrapeso a la corriente de opinión, al parecer mayoritaria en el periódico, que no acababa de ver claro aquello de que González no fuera un sinvergüenza corrupto jefe de una panda de asesinos. Pero rápidamente los hechos le harían abdicar de sus corruptos preceptos políticos y abrazar la causa del periodismo independiente. Y era lógico; un periodista íntegro como M. Prieto no podía quedarse callado ante las inconsecuencias socialistas, que tenían el objetivo último de disgregar España para vendérsela a los torvos catalanes, así que su discurso fue acercándose más y más al de Pedro J. Ramírez, alma mater de la rebelión contra el felipismo.

Y llegamos al episodio más turbio (mejor dicho; el único episodio turbio) de la trayectoria de nuestro hombre: en 1996, un comando terrorista llegó a Madrid con el objetivo de secuestrar a un personaje que se hubiera significado especialmente en la lucha contra el terrorismo. Rápidamente, seleccionaron a M. Prieto como objetivo, y lo secuestraron. Pedro J. Ramírez, siempre atento, se encargó personalmente de avisar al presidente Aznar de tal tesitura (sin duda, tendría que tocar todos los hilos a su alcance para conseguir el teléfono personal del Presidente del Gobierno).

En pocas horas, Madrid (y España, claro) bullía en torno a la terrible noticia; ¿se convertiría M. Prieto, mártir ya del periodismo independiente, en mártir (también) de la lucha contra el terrorismo? Afortunadamente, no fue así: a las pocas horas, el comando decidió liberar a M. Prieto, y este volvió a su casa sano y salvo. Hay quien dice que el comando en cuestión estaba formado por una sola persona, mujer para más señas, y es más: “mujer, mujer”, como le gustan al presidente (y también, indudablemente, al propio M. Prieto, por lo visto).

También hay quien dice que el comando en cuestión actuaba por horas, y que M. Prieto fue liberado al acabársele el crédito de la VISA. Sea como fuere, nosotros no ponemos en duda la integridad moral de nuestro periodista, máxime cuando con este secuestro un poco “Bartolínico”, si se me permite la expresión, M. Prieto trataba, indudablemente, de exorcizar sus mayores pesadillas: ¿Acaso no sería él capaz de hacer 7, e incluso 8, sin sacarla, como al parecer podían los polanquistas?

Ignoramos la respuesta a esta trascendental pregunta, pero sí sabemos que los maliciosos rumores, propalados por el felipismo, a propósito de su “vida alegre”, no hicieron mella en su ánimo e, imperturbable, M. Prieto siguió denunciando al felipismo desde su tribuna periodística. No podía ser de otra manera; al fin y al cabo, el ejemplo de su director, Pedro J. Ramírez, era demasiado palmario como para que él se dejara vencer por un mero asunto de faldas (o de corsés, no lo sabemos).russian translation websitepaint stores near me

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