Eduardo Haro Tecglen
Viva la Revolución, ya que no pude pintar en el franquismo
Es decir, la Momia, o El niño republicano, como ustedes prefieran. Pese a los esfuerzos del Grupo PRISA para ocultarlo, ahí sigue nuestro hombre, soltando esputos en forma de columnas periodísticas que, inopinadamente, se encuentran en la sección de Televisión del diario El País. De entre la variada fauna de impresentables que pululan por el periodismo español, Eduardo Haro es uno de los mejores: él, al igual que otros, siempre está en posesión de la Verdad absoluta; lo reseñable de su caso particular es que Su verdad es enormemente original, a saber: la auténtica España es la España de la República que nos fue arrebatada por Franco; desde entonces nada será igual, porque la llegada de la democracia no ha supuesto cambio alguno, el tardofranquismo sigue instalado entre nosotros bajo la forma del felipismo, primero, y el aznarismo, después.
Desde esta perspectiva, Eduardo Haro era un candidato claro a instalarse en el diario El Mundo e incluso en la conspiración antimonárquica de Antonio García Trevijano, pero claro, Eduardo está dotado de una ética demasiado elevada como para andarse con componendas con estos personajillos tan sospechosamente demócratas como Pedro J. Ramírez o Jaime Campmany, así que sigue en el diario El País aterrorizando periódicamente a Polanco con las barbaridades que dice, porque naturalmente, para Eduardo estar en contra de cosas como la pena de muerte es síntoma claro de debilidad pseudodemócrata; la verdadera Democracia es la que tiene bien claro que lo único importante es la pureza intelectual e ideológica de sus miembros; los demás son prescindibles (él, el primero)
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