Los milagros de la Madre Maravillas
El servicio de documentación de La página definitiva ha trabajado duramente para poder ofrecerles una información tan rigurosa como acostumbramos. Bueno, vamos a decirles la verdad, nos hemos limitado a leer una noticia del diario El País de ayer Domingo. Somos periodistas, o eso queremos aparentar, así que no esperen documentación exhaustiva, fidelidad a los hechos ni nada por el estilo: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, ya lo saben (y nos ahorraremos una pasta en demandas).
Hechas las aclaraciones, vamos a entrar en materia. La Madre Maravillas es la fundadora de una versión mejorada de las Carmelitas Descalzas, orden fundada por nuestra Santa Teresa en 1592, para solaz y refugio de las precursoras del feminismo español. Ya saben la pasión del ser hispánico por el perfeccionismo y la pureza, así que no es de extrañar que algunos consideraran sabiamente, como la propia Madre Maravillas, que tanto Santa Teresa como la curia católica se habían vuelto excesivamente liberales para los tiempos que corren y convenía volver a las esencias. Como reacción a los judeomasones que dominaron el Concilio Vaticano II, la Madre Maravillas fundó su propia línea de las Carmelitas Descalzas, y los resultados fueron espectaculares. Pero vayamos por partes:
Vida (y milagros) de la Madre Maravillas:
Beatificada por Woyjtila, al igual que el Padre Escrivà de Balaguer, los paralelismos no terminan aquí, sino que son múltiples. La Madre Maravillas es una de las mayores aportaciones hispánicas al único y verdadero catolicismo (que, por otro lado, es casi exclusivamente hispánico, pero esa es otra). Observen algunos hechos relevantes de su vida:
– Nació en 1891, hija de familia noble, concretamente los Marqueses Luis Pidal y Cristina Chico. Como el Padre Escrivà, me permito añadir. Tras toda una vida de Santidad, muere en 1974. Poco después, moriría el Padre, y después toda España se sumergería en el más repugnante ateísmo (provisionalmente, esperamos).
– De pequeña, la Madre (por entonces, Hija) se ataba su larga melena a una viga y allí permanecía colgada, con el lícito fin de sufrir por Jesús. Bien pronto, a los cinco años, tomó la dura decisión de encerrarse en un convento de por vida. Aquí encontramos, bien pronto, como ven, el primero de una larga serie de milagros atribuidos a la Madre. Sólo una persona recta de espíritu, de voluntad firme y ajena a la Tentación sabría mantener su promera durante luengos años. Y sólo la intervención divina puede explicar que, ya a los cinco años, la Madre Maravillas tuviera esta presencia de ánimo.
– Pero no todo era sufrimiento para la Madre (si bien a través del sufrimiento llegaba el perdón y el placer santo): también tenía tiempo para algunos lozanos juegos infantiles, como aquél en que ató a dos burros por el rabo y los aguijoneó para que se despeñaran entre gritos de pavor. Por lo visto, con la Madre Maravillas todos intentaban alcanzar la santidad a través del sufrimiento, incluso las bestias.
– En 1919, a los veintiún añitos, profesa el voto de castidad, y en 1919 entra en el Carmelo de El Escorial. Bien pronto se percata del repugnante ateísmo que campa por sus respetos en la católica España, y así, en 1924, funda el primer monasterio de su Orden, el Cerro de los Ángeles. El propio Cristo fue quien le indicó el lugar adecuado con estas bellas palabras: “Aquí quiero que tú y esas otras almas escogidas de mi Corazón me hagáis una casa que tenga mis delicias. Mi Corazón necesita ser consolado. Este Carmelo quiero que sea el bálsamo que cure las heridas que me abren los pecadores”.
– Por si alguien pudiera dudar de la intervención divina en los múltiples milagros de la Madre Maravillas, aquí les reseñamos algunos de los más notables: el peruano Gregorio Morante, por ejemplo, consiguió, merced a la intervención de la Madre, que unos ladrones se apiadaran de él y no le robaran la cartera en un autobús; la argentina Yolanda Diéguez consiguió expulsar, con la milagrosa ayuda de la Madre Maravillas, a un molesto y ateo inquilino. Miles, millones de personas salvadas en el último momento de enfermedades incurables completan, por el momento, el catálogo de milagros de Maravillas.
Pensamiento y doctrina de la Madre Maravillas:
De gran hondura intelectual, fielmente católica y ajena al funesto liberalismo, la Madre Maravillas intenta expurgar el pecado del mundo merced al sufrimiento. Los cilicios y las flagelaciones, como no podía ser menos, están al orden del día, al igual que la oración constante, claro. Como ejemplo de hasta qué punto se sigue con rectitud la doctrina católica en lo concerniente a la condición femenina, sirva esta ilustrada frase de la Madre: “Déjate enseñar, déjate mandar. Déjate sujetar y despreciar. Y serás perfecta”. Las hermanas que sigan los preceptos de Maravillas serán eternamente felices y se salvarán. Para ello tan sólo tienen que ingresar en la Orden de las Carmelitas Descalzas, lo más pronto posible, y dedicarse a sufrir por Jesucristo el resto de sus vidas. Esto pudiera parecer incómodo, y de hecho sólo es accesible a las más Santas, pero la Salvación espera a las más válidas. Además, la propia Madre nos asegura que no es para tanto, y que en realidad el encierro es un placer indescriptible: “La celda parece el cielo. No puedo estar más contenta. Es una felicidad tan grande que no la puedo explicar. Hija, cada día serás más feliz”.
Sin duda, la Madre Maravillas tiene muchas más cosas que decir, pero lamentablemente no contamos con el meollo de su doctrina, contenida en la Vida de la Madre Maravillas, así que tendremos que pararnos aquí (confesamos la debilidad de nuestra fe). Sin embargo, sí que podemos echarle un vistazo a los resultados.
Getsemaní
Es una asociación de buenos sacerdotes católicos especializados en captar a jóvenes aspirantes a novicias, cuanto más jóvenes mejor (y no me sean malpensados), con el fin de que entren en la Orden de la Madre Maravillas al cumplir la mayoría de edad y contribuyan a expurgar el pecado a base de azotarse, cuanto más mejor, claro. Alguno podría pensar que estos sacerdotes buscan a chicas de 18 o más años. Nada más alejado de la realidad. A los dieciocho años, la mayoría de las chicas están perdidas para la religión, inmersas en el maremágnum de vicios y perversiones que nos ofrece la consumista sociedad moderna, y posiblemente sea demasiado tarde. Así que Getsemaní, siguiendo también en esto a la Madre Maravillas, comienza a adoctrinar a las chicas cuando entran en la adolescencia, a los catorce o quince años, para garantizar su pureza de espíritu y que puedan aportar toda la fortaleza de su fe ya desde el principio. De esta manera, la preparación es sólida desde el principio, con inefables comentarios de concienciación como el que sigue: “Soy una miserable pecadora, soy pequeña” (lo primero no lo sabemos, lo segundo es seguro, aunque no son tan pequeñas como la Madre Maravillas cuando adoptó la decisión de enclaustrarse en un convento).
Algunos socialcomunistas intentan atentar en la actualidad contra la pureza de la Orden, pero como no pueden quemar los conventos como en los tiempos de la Cruzada se limitan a denunciar a Getsemaní. Vano intento, esperamos. ¿Qué mayor muestra de libertad que consagrar tu vida entera a Cristo? ¿Qué mayor muestra de independencia que alejarse de los placeres mundanos y acercarse al Ungido? Nosotros pensábamos que el Opus Dei era insuperable como secta católica integrista, pero recientemente hemos visto la Luz y hemos podido comprobar que, en el seno de la Iglesia, el Opus es casi demasiado liberal. Valga como ejemplo de ello que, a fin de cuentas, la información sobre la Obra (aunque sea malintencionada) es abundante, y de la Madre Maravillas no hemos podido encontrar casi nada, lo cual es una pena. O quizás se trate de otro milagro más de la beata, que, consciente de nuestro perverso agnosticismo, ha evitado que tengamos acceso a lo más suculento de su doctrina.
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